domingo, 24 de abril de 2016

QUÉ LLEVAS AHÍ DENTRO?


¿Qué llevas ahí dentro?
La curiosidad innata del ser humano, que algunos vamos perdiendo con el paso de los años.


Por: Arturo Guerra | Fuente: Catholic.net 




Un joven que trabajaba en una escuela aparecía todos los días por la puerta principal con una misteriosa caja de plástico entre sus manos. A juzgar por el gesto que hacía mientras la transportaba, no se trataba de una caja ligera.

Tampoco era pequeña porque parecía capaz de contener cinco balones de fútbol. Al inicio, los chavales de la escuela sólo miraban un tanto intrigados aquella caja con señor. Pero como la escena se repetía día tras día, la curiosidad de algunos niños se desbordó y comenzaron las preguntas:

"Oye, ¿qué llevas ahí dentro?"

En ocasiones, la operación transporte coincidía con la hora del recreo de los chavales. Entonces aquel joven tenía que ir con más cuidado. Acentuando el gesto, esquivaba magistralmente, a diestra y siniestra, chavales de todos los tamaños. Era entonces cuando, sobre todo los más pequeños, que corrían como almas en pena rumbo a su anhelada hora del patio, se detenían y le preguntaban. Él, sin alterar un ápice su gesto de esfuerzo prolongado, les decía que ahí dentro había una ardilla viva, y que la debía llevar a la cocina para que la asaran. El revuelo quedaba servido. Los niños se olvidaban de que tenían prisa por llegar al patio.

"¡Ala!" -espetaba una niña de gafas, quedando boquiabierta al final de su frase.
"¡A ver, enséñamela!" -pedía un chico. "¡Abre la caja!" -exigía amablemente el de más allá. "¿Por dónde respira?" -inquiría el listo de la clase.

Otros pocos, mayores, los que no habían preguntado nada, miraban escépticos la caja, al señor y a los chavales, y seguían su camino.

Cuando aquel señor, horas después, salía de la escuela con la misma caja, al ser interrogado, respondía que llevaba ya la ardilla asada.

El pobre portador de la caja, en medio de aquellos barullos, a duras penas les convencía de que le dejaran seguir su camino y de que la caja no podía abrirla porque, si lo hacía, la ardilla viva se escaparía, o la ardilla asada se enfriaría, según fuese el caso.

Quitando a los escépticos, los chicos, en cuestión de segundos, se compadecían del triste destino de aquella infeliz criatura. Una chica se preguntaba con amargura si no sería la misma ardilla que había visto el domingo pasado en un bosque al que le llevó su padre. Otros ponían a trabajar a marchas forzadas su imaginación para hacer posible el rescate de aquel animalejo que viajaba en caja contra su voluntad. Otros, que tenían madera de periodista, corrían a contar a gritos a sus amigos la espectacular noticia. Una primicia.

Sí, es la curiosidad innata del ser humano. Esa que algunos vamos perdiendo con el paso de los años. Pero es esa curiosidad al natural la que sigue explicando la fruición con la que abrimos un regalo insospechado o una carta inesperada.

Aquellos chavales aguantaron muy pocos días sin lanzarse a descifrar el enigma de la caja misteriosa. El corazón humano busca siempre, así de sencillamente, los motivos de las cosas. La verdad y la belleza nos interpelan con toda su simplicidad a través de los actos, personas y cosas donde se reflejan. No necesitan ellas departamento de marketing.

Es la misma curiosidad la que en ocasiones nos interpela cuando observamos un comportamiento especialmente elocuente. En el caso del comportamiento auténticamente cristiano, lo que puede llamar la atención es ese caminar por el mundo, diario, sin aspavientos, con el tesoro de la fe en el corazón del caminante cristiano. Bastaría llevarlo siempre. A todos lados. No dejarlo nunca en casa. Sin presumirlo vanidosamente, pero sin esconderlo. Día tras día. Quizá al inicio nadie diga nada. Pero tarde o temprano, habrá gente que empezará a preguntarse en su interior: ¿de dónde le viene a éste su integridad, su alegría, su ímpetu, su sencillez? ¿Por qué se le ve tan seguro, tan coherente? ¿Por qué ayuda tan desinteresadamente a los demás? ¿Cómo es que sabe ser feliz en medio del sufrimiento? ¿Por qué vive sin complicaciones? ¿Por qué hace tal cosa si hoy en día nadie lo hace? En resumen, querrán decirle: "Oye, ¿qué llevas ahí dentro, en tu corazón?" Y entonces podrá responderles que lleva a Cristo, o que Cristo le lleva a él.

Es cierto, ante la respuesta, algunos mirarán escépticos y seguirán su camino. Pero otros se sentirán interpelados. Sentirán una chispa que Alguien ha encendido en sus corazones. Así ha funcionado la transmisión de la fe de generación en generación. Es la fuerza del testimonio. Ya lo cuchichearon intrigadas las primeras opiniones públicas al entrar en contacto con los cristianos: "Mirad cómo se aman". Y cuando esto no es cuchicheado, preguntémonos si no será que estamos fallando en lo más esencial del cristianismo: el Amor a Dios y al prójimo.

Y en cuanto a los escépticos del caso de la ardilla, se les podría invitar a visitar el horno de la cocina de aquella escuela en la que una ardilla, cada día, de lunes a viernes, es asada.

BUENOS DÍAS!!


sábado, 23 de abril de 2016

EL EVANGELIO DE HOY: SÁBADO 23 DE ABRIL 2016


Todo lo que pidan en mi nombre, yo lo haré
Pascua


Juan 14, 7-14. Pascua. La invitación del Señor a encontrarse con Él se dirige a cada uno de ustedes, en cualquier lugar o situación en que se encuentre. 


Por: Miguel Ángel Andrés | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Juan 14, 7-14
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. Le dice Felipe: Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Le dice Jesús: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: Muéstranos al Padre? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré. 

Oración introductoria
Dios Padre, te pido por intercesión de tu Hijo Jesucristo, que me des la sabiduría y la fortaleza para dejar que el Espíritu Santo actúe en mí, para que esta oración sea un diálogo personal con tu Hijo Jesucristo, que me quiere decir lo mucho que me amas.

Petición
Señor, aumenta mi fe para vivir siempre como hijo tuyo.

Meditación del Papa Francisco
Y cuando uno de los discípulos de Jesús le preguntó: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”, el Maestro respondió: “Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre”. La invitación del Señor a encontrarse con Él se dirige a cada uno de ustedes, en cualquier lugar o situación en que se encuentre. Basta «tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él. Todos somos pecadores, necesitados de ser purificados por el Señor. Pero basta dar un pequeño paso hacia Jesús para descubrir que Él nos espera siempre con los brazos abiertos, sobre todo en el Sacramento de la Reconciliación, ocasión privilegiada para encontrar la misericordia divina que purifica y recrea nuestros corazones.
Sí, queridos jóvenes, el Señor quiere encontrarse con nosotros, quiere dejarnos "ver" su rostro. Me preguntarán: "Pero, ¿cómo?". También Santa Teresa de Ávila, desde pequeña decía a sus padres: “Quiero ver a Dios”. Después descubrió el camino de la oración, que describió como “tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”. Por eso, les pregunto: ¿rezan? ¿Saben que pueden hablar con Jesús, con el Padre, con el Espíritu Santo, como se habla con un amigo? Y no un amigo cualquiera, sino el mejor amigo, el amigo de más confianza. Prueben a hacerlo, con sencillez. Descubrirán lo que un campesino de Ars decía a su santo Cura: Cuando estoy rezando ante el Sagrario, “yo le miro y Él me mira”.(S.S. Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2015).
La invitación del Señor a encontrarse con Él se dirige a cada uno de ustedes, en cualquier lugar o situación en que se encuentre. Basta «tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él » (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 3).Todos somos pecadores, necesitados de ser purificados por el Señor. Pero basta dar un pequeño paso hacia Jesús para descubrir que Él nos espera siempre con los brazos abiertos, sobre todo en el Sacramento de la Reconciliación, ocasión privilegiada para encontrar la misericordia divina que purifica y recrea nuestros corazones. (Homilía de S.S. Francisco, 17 de febrero de 2015).
Reflexión
"La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre" (Gaudium et Spes 1) El Santo Padre describe al cristiano como un hombre que camina hacia la casa del Padre. Esta meta es la que explica y rige todo su obrar.

¡Queremos ver al Padre! Con esas palabras el cristiano recorre la vida como un verdadero hijo de Dios, como hombre resucitado. De ahí nace un caminar alegre y lleno de esperanza. Bajo ese deseo los mártires pudieron soportar los más atroces tormentos. Y está claro el porqué, pues no es sólo un deseo humano noble y bueno, sino una ayuda continua del Espíritu Santo. Como dicen algunos cantos, él es la mano de Dios que cura al hijo enfermo cuando éste lo necesita, consuela al afligido, fortalece al débil y cuida al que ya avanza por la vía que conduce al cielo.

Cristo, con su muerte y resurrección, nos ha donado y asegurado esta esperanza y esta asistencia. No divaguemos más en nuestro caminar. Vayamos a la oración y pidamos al Padre que nos permita vivir con el deseo de llegar a Él al final de la vida, amparados por su misericordia y guiados por su Espíritu de Amor.

Propósito
Orar para pedir la gracia de demostrar mi gratitud a Dios por su infinito amor,

Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, porque no sólo me has hecho miembro de tu familia, sino que me permites tener una relación íntima con Jesucristo. La transformación de mi vida, en clave del amor, nunca la podré lograr sin tu gracia, sin la acción del Espíritu Santo en mi vida, por eso hoy te quiero ofrecer el propósito de orar, de orar mucho, para ser dócil a tu gracia.

UN DÍA DE ACCIÓN



Un día de acción



“Saluda con gozo y agradecimiento el don inapreciable de este nuevo día. Trata con ternura cada hora porque no retornará jamás. Elude con empeño todo aquello que mata el tiempo. No escuches a labios ociosos, ni te quedes donde hay manos inactivas” (Mandino). Valiosos consejos para no ser presa de la holgazanería que frustra tus propósitos y aleja tus mejores metas.

Ningún trabajo es insignificante, ninguna tarea es despreciable, cualquier ocupación merece que pongamos todas nuestras fuerzas y nuestra creatividad en ella, como lo hizo Jesús en Nazaret, gastando en ello casi toda su juventud. Nuestro trabajo puede ser vivido con una gran profundidad espiritual si lo realizamos a la luz del trabajo de Jesús en su vida oculta (P. Víctor Fernández).

El trabajo honrado y responsable nos libera del aburrimiento, de entregarnos a los vicios, y nos proporciona los recursos para remediar nuestras necesidades fundamentales. Es una bendición de Dios. Trabaja con gusto y acabarás sintiendo gusto por el trabajo. “El que no quiera trabajar, que no coma”, escribió san Pablo a los de Tesalónica. Que tengas un día de acción.


* Enviado por el P. Natalio

QUERIDA Y RESPETABLE SEÑORA


Querida y respetable Señora....
Estoy escribiendo a la mujer más maravillosa del mundo. Y esto me hace temblar de regocijo, amor y respeto


Por: P. Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net 




Querida y respetable señora, queridísima madre:

Sé que estoy escribiendo a la mujer más maravillosa del mundo. Y esto me hace temblar de regocijo, de amor y de respeto. Cuántas mujeres en el mundo, queriendo parecerse a ti, llevan con orgullo santo el dulce nombre de María. Cuantas iglesias dedicadas a tu nombre.

Tú eres toda amor, amor total a Dios y amor misericordiosísimo a los hombres, tus pobres hijos. Eres el lado misericordioso y tierno del amor de Dios a los hombres, como si tu fueses la especie sacramental a través de la cual Dios se revela y se da como ternura, amor y misericordia.

Estoy escribiendo una carta a la Madre de Dios: Esa es tu grandeza incomparable.
Eres la gota de rocío que engendra a la nube de la que Tú procedes. Me mereces un respeto total, al considerar que la sangre que tu hijo derramará en el Calvario será la sangre de una mártir, será tu propia sangre; porque Dios, tu hijo, lleva en sus venas tu sangre, María.

Pero el respeto que me mereces como Madre de Dios se transforma en ímpetu de amor, al saber que eres mi madre desde Belén, desde el Calvario, y para siempre, y por eso después de Dios me quieres como nadie. Yo sé que todos los amores juntos de la tierra no igualan al que Tú tienes por mí. Si esto es verdad, no puedo resistir la alegría tremenda que siento dentro de mi corazón.

Pero ese amor es algo muy especial, porque soy otro Jesús en el mundo, alter Christus.
Tú lo supiste esto antes que ningún teólogo, desde el principio de la redención.
No puedo creer que me mires con mucho respeto. Para ti un sacerdote es algo sagrado.

Agradezco a tu Hijo, al Niño aquél, maravilla del mundo, que todavía contemplo reclinado en tus brazos, su sonrisa, su caricia y su abrazo que quedaron impresos a fuego en mi corazón para siempre.

Oh bendito Niño que nos vino a salvar.
Oh bendita Madre que nos lo trajiste.

Contigo nos han venido todas las gracias,
por voluntad de ese Niño.

Todo lo bueno y hermoso que me ha hecho,
me hace y me hará feliz, tendrá que ver contigo.

Por eso te llamamos con uno de los nombres más entrañables: Causa de nuestra alegría.

He sabido que tu Hijo dijo un día: "Alegraos más bien de que vuestros nombres estén escritos en el cielo" Sí. Escritos en el cielo por tu mano, Madre amorosísima. Cuando dijiste sí a Dios, escribiste nuestros nombres en la lista de los redimidos. Y esta alegría nos acompaña siempre, porque Tú también como Jesús estás y estarás con nosotros todos los días de nuestra vida.

¡Qué hermosa es la vida contigo, junto a ti, escuchándote, contemplando tus ojos dulcísimos y tu sonrisa infinita. También como a Dios, yo te quiero con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas.

Sigo escribiendo mi carta a la que es puerta del cielo. ¡Cómo he soñado desde aquel día,
en que experimenté el cielo en aquella cueva, en vivir eternamente en ese paraíso! Junto a Dios y junto a ti, porque eso es el cielo. La puerta de la felicidad eterna, sin fin, tiene una llave que se llama María. Cuanto anhelo ese momento en que tu mano purísima me abra esa puerta del cielo eterno y feliz.

Oh Madre amantísima, eres digna de todo mi amor, por lo buena que eres, por lo santa, santísima que eres, la Inmaculada, la llena de gracia, por ser mi Madre, por lo que te debo: una deuda infinita, porque, después de Dios, nadie me quiere tanto, por tu encantadora sencillez.

Yo sé, Madre mía, que, después de ver a Dios, el éxtasis más sublime del cielo será mirarte a los ojos y escuchar que me dices: Hijo mío, Y sorprenderme a mí mismo diciendo: Madre bendita, te quiero por toda la eternidad.

Oh Virgen clementísima, Madre del hijo pródigo. -Yo soy el hijo pródigo de la parábola de tu hijo- que aprendiste de Jesús el inefable oficio de curar heridas, consolar las penas, enjugar las lágrimas, suavizar todo, perdonar todo. Perdóname todo y para siempre, oh Madre.

Bellísima reina, Madre del amor hermoso, toda hermosa eres, María. Eres la delicia de Dios, eres la flor más bella que ha producido la tierra. Tu nombre es dulzura, es miel de colmena. Dios te hizo en molde de diamantes y rubíes Y después de crearte, rompió el molde. Le saliste hermosísima, adornada de todas las virtudes, con sonrisa celestial... Y cuando Él moría en la cruz, nos la regaló. Por eso, Tú eres toda de Jesús por derecho. y toda de nosotros por regalo.

Todo tuyo y para siempre,

EL CHEQUE


El cheque



Un hombre de negocios estaba lleno de deudas y no encontraba ninguna salida para su situación. Sus acreedores estaban sobre él, el teléfono no paraba de sonar con demandas de pago que no podía hacer.

Un día fue al parque y se sentó sobre un banco preguntándose si valía la pena vivir así, o si lo que debía hacer era darse por vencido y declararse en bancarrota. Fue entonces cuando un anciano con cara amigable se acercó caminando hasta donde él estaba y le dijo: “¿Te sucede algo, verdad?”

El hombre de negocios, en su desesperación, le contó todos sus problemas. “Creo que puedo ayudarte”, dijo el anciano y buscó en sus bolsillos y sacó la chequera. Le peguntó al hombre cómo se llamaba y extendió un cheque que puso en su mano. “Toma el dinero y encuéntrame aquí en un año a partir de hoy para regresármelo”. Dicho esto se dio vuelta y desapareció tan rápido como había llegado.

El hombre de negocios vio en sus manos un cheque por 1.000.000 de dólares firmado por John D. Rockefeller, quien era por entonces uno de los hombres más ricos del mundo. “Mis problemas se terminaron” lloró el hombre. “Ahora puedo pagar mis deudas”.

Se mantuvo diciéndose a sí mismo que debería usar el cheque, pero en lugar de eso, decidió guardarlo en un lugar seguro y tratar de resolver sus problemas económicos por su propia cuenta. El hecho de saber que podría usar el cheque en cualquier momento, le daba una  gran determinación para encontrar una forma de salvar su negocio. Con un optimismo renovado, el ejecutivo negoció sus tratos de una mejor manera y extendió los términos de pago. Además cerró varias ventas grandes.

Después de algunos meses, se encontraba libre de deudas y haciendo dinero nuevamente…

Exactamente un año después, él volvió al parque con el cheque intacto. A la hora acordada, el anciano apareció. Pero justo cuando el ejecutivo estaba a punto de entregarle el cheque en su mano y contarle su exitosa historia del último año, una enfermera llegó corriendo para agarrar al anciano.

“Estoy tan contenta de encontrarlo” dijo ella. “Espero que no lo haya molestado. Él siempre se escapa de la casa de reposo y le dice a la gente que es John D. Rockefeller” y se lo llevó con ella de regreso al hogar de ancianos.

El sorprendido ejecutivo se quedó allí totalmente sorprendido y aturdido. Durante un año había estado negociando, comprando y vendiendo, convencido de que tenía un millón de dólares detrás de él. De repente comprendió que no había sido el dinero, real o imaginario, lo que había cambiado su vida. Fue su recién descubierta autoconfianza lo que le dio el poder de lograr lo que no había hecho antes.

RECUERDA: Algunas veces la mejor respuesta está dentro de ti, si tan solo encuentras el sentido de la confianza en ti mismo.

PAPA FRANCISCO SORPRENDE Y CONFIESA A 16 ADOLESCENTES EN PLAZA SAN PEDRO












Papa Francisco sorprende y confiesa a 16 adolescentes en Plaza San Pedro - 23 abril 2016
Por Alvaro de Juana



 (ACI).- El Papa Francisco ha sorprendido esta mañana al confesar en la Plaza de San Pedro a algunos adolescentes que participan desde hoy y hasta el próximo lunes del Jubileo de los Adolescentes con motivo del Año de la Misericordia.

Más de 60.000 adolescentes llenan estos días Roma para asistir a diversos eventos. Hoy comenzaron la jornada con una peregrinación a la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, desde el Castillo de San Angelo, atravesando la Via della Conciliazione para llegar a la Plaza de San Pedro.


Allí, la famosa y monumental columnata se transformó en un improvisado confesionario en el que los adolescentes podrán acudir al sacramento de la penitencia gracias a 150 sacerdotes que se alternarán a lo largo del día y de la tarde.


Francisco apareció en la Plaza de San Pedro ante la sorpresa de los miles de adolescentes y turistas que en ese momento se encontraban allí.

El Papa se sentó en una de las sillas dispuestas para que los sacerdotes confesaran y administró el Sacramento de la Reconciliación a 16 adolescentes entre las 11:30 y las 12:45 hora local. Estuvo acompañado de cerca por el Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, Mons. Rino Fisichella, además de por importantes medidas de seguridad.


Los miles de adolescentes no dudaron en inmortalizar el momento con sus smartphones, tablets y cámaras de fotos.

Esta tarde continuarán la jornada en el Estadio Olímpico de Roma, donde tendrá lugar una gran fiesta con música y testimonios. Algunos grupos provenientes de distintas diócesis contarán su experiencia y compromiso en la pastoral juvenil. Mañana participarán a las 10:30 hora local en la Santa Misa presidida por el Pontífice en la Plaza de San Pedro.

CRECER MISERICORDIOSOS COMO EL PADRE, JUBILEO DE LOS JÓVENES - ROMA


Crecer misericordiosos como el Padre
Jubileo de los jóvenes

60.000 adolescentes se dan cita en Roma para participar en el Jubileo de los chicos y las chicas


Por: Oficina de Prensa de la Santa Sede | Fuente: http://press.vatican.va 




Vaticano, 22 de abril de 2016

Más de 60.000 adolescentes de todo el mundo acudirán a Roma del 23 al 25 de abril para participar en el Jubileo de los chicos y las chicas, cuyo lema es “Crecer misericordiosos como el Padre”. Serán tres días de oración, confesión y peregrinación a la Puerta Santa pero también de fiesta y compartición en el Año de la Misericordia, según informa el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización que facilita también el link al que se puede acceder para prepararse al evento http://www.gmg2016.it/giubileo-dei-ragazzi/sussidio/ .

El sábado, 23, la jornada se abrirá con la peregrinación a la Puerta Santa que comenzará con la procesión de los jóvenes desde Castel Sant'Angelo a lo largo de la Vía della Conciliazione para llegar a la Plaza de San Pedro. La columnata de Bernini se transformará entonces en el “abrazo” del Padre que los adolescentes podrán experimentar gracias a los más de 150 sacerdotes que, en diversas lenguas, se alternarán ininterrumpidamente desde las 9.30 a las 17.30 para administrar el Sacramento de la Reconciliación.

Por la tarde, al final del recorrido jubilar dentro de la basílica que concluirá con la profesión de fe sobre la tumba de Pedro, los chicos y chicas se desplazarán al Estadio Olímpico donde se ha organizado una fiesta a la enseña de la música y los testimonios que se abrirá a las 20.30 y en la que participan personalidades del mundo del cine, del deporte y de la astronomía.

El domingo, 24 de abril, la santa misa presidida por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro, representará el fulcro de este gran evento jubilar. La jornada proseguirá con la visita a las tiendas de la Misericordia montadas con motivo de esta peregrinación en siete plazas del centro histórico de Roma (San Silvestre, Plaza de España, San Salvador in Lauro, Santa María en Trastevere, Santa María en Vallicella-Iglesia Nueva, Plaza Pía en Castel Sant'Angelo y la zona de la terraza del Pincio) en las que, desde el sábado al lunes, se narrarán a los peregrinos y a los ciudadanos de Roma testimonios de obras de misericordia espiritual y corporal.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: SÁBADO 23 DE ABRIL 2016


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS 
Abril 23



Tú te fías de todos y, con no poca frecuencia, te ves desilusionado; otros no se fían de nadie y viven en un continuó sobresalto; habrá que buscar un justo equilibrio.

El equilibrio consistirá en confiar en aquellos que han merecido tu confianza, de quienes estás moralmente seguro de que no recibirás una infidelidad.

Pero mira que los demás también observarán contigo esta misma norma: se confiarán en tí, siempre y cuando tú merezcas que ellos se fíen de tí, depositen en tí su confianza; esa confianza hay que saberla ganar y conservar.

Perder la confianza de los demás puede llegar a constituir para tí una verdadera crisis; perder la confianza que tienes en los otros puede producirte no pocos sinsabores; tú recogerás lo que siembres, te darán lo que des, recibirás lo que merezcas.

Y si, en algún caso, no eres correspondido, siempre te quedará la satisfacción de haber sido como debías ser.

Antes que en nadie, debemos poner nuestra confianza en el Señor, pues sabemos que Él nunca nos va a fallar. “Acerquémonos confiadamente al trono de gracia a fin de alcanzar misericordia y encontrar la gracia de un auxilio oportuno” (Heb 4,16)


* P. Alfonso Milagro

SABÍAS QUE? VESTIMENTA DEL PAPA


viernes, 22 de abril de 2016

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 22 DE ABRIL 2016



Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida
Pascua


Juan 14, 1-6. Pascua. Vivamos con la sencillez de quien sabe que todo lo recibe de Aquél a quien ama. 


Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6
«No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino». Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.

Oración introductoria
Señor, sosteniéndome con tu gracia me das la vida y, porque me amas, quieres mostrarme el camino, la verdad y el estilo de vida que me puede llevar a la felicidad. Ilumina mi oración, aparta la distracción para que pueda experimentar tu presencia y tu cercanía.

Petición
Jesús, quiero ser dócil a tus inspiraciones, ¡ilumíname!
Meditación del Papa Francisco
Hoy me quiero centrar en la acción que el Espíritu Santo realiza en la guía de la Iglesia y de cada uno de nosotros a la Verdad. Jesús mismo dice a sus discípulos: el Espíritu Santo "les guiará en toda la verdad", siendo él mismo "el Espíritu de la Verdad".
Vivimos en una época en la que se es más bien escéptico con respecto a la verdad. Benedicto XVI ha hablado muchas veces de relativismo, es decir, la tendencia a creer que no hay nada definitivo, y a pensar que la verdad está dada por el consenso general o por lo que nosotros queremos. Surge la pregunta: ¿existe realmente "la" verdad? ¿Qué es "la" verdad? ¿Podemos conocerla? ¿Podemos encontrarla? Aquí me viene a la memoria la pregunta del procurador romano Poncio Pilato cuando Jesús le revela el sentido profundo de su misión: "¿Qué es la verdad?". Pilato no llega a entender que "la" Verdad está frente a él, no es capaz de ver en Jesús el rostro de la verdad, que es el rostro de Dios. Y sin embargo, Jesús es esto: la Verdad, la cual, en la plenitud de los tiempos, "se hizo carne", que vino entre nosotros para que la conociéramos. La verdad no se aferra como una cosa, la verdad se encuentra. No es una posesión, es un encuentro con una Persona.  (S.S. Francisco, catequesis del 15 de mayo de 2013)
Comunicar el amor misericordioso del Señor. ¡Esta es nuestra misión! También a nosotros nos han dado la “lengua” del Evangelio y el “fuego” del Espíritu Santo, porque mientras anunciamos a Cristo resucitado, vivo y presente en medio de nosotros, calentamos el corazón de los pueblos acercándoles a Él, camino, verdad y vida.(Homilía de S.S. Francisco, 24 de mayo de 2015).
Reflexión
Cuando alguien ama a una persona y la ve en problemas, lo primero que le viene a la mente es: "no te preocupes, yo te ayudaré" ¿Cuánta alegría siente el corazón, al escuchar estas palabras? Mucha paz da que el hombre sienta el apoyo de aquel que ama, además porque se nos presenta como una ayuda querida.

Esto es lo mismo que Cristo ha visto en sus discípulos. "No se turbe vuestro corazón", les ha dicho y continúa a decírnoslo cada día. Él es la Paz, la Bondad, la Felicidad. Él nos dará los consuelos necesarios en los momentos de mayores dificultades en nuestra vida.

Cristo quiere que le pidamos la gracia de la paz del alma, de la tranquilidad de la vida, de la sencillez con la que viven los niños, despreocupados de todo, metidos sólo en lo que están haciendo en ese momento. Las dificultades se presentarán, pero si tenemos a Cristo, que es la Paz, será más fácil sobrellevarlas.

Vivamos con la sencillez de quien sabe que todo lo recibe de Aquél a quien ama, y le cuida en todo momento.

Diálogo con Cristo 
No soy católico por seguir unos mandamientos o creer en una doctrina, sino por seguir a una persona, que me ama. Jesús, quiero ocupar esa habitación que con tanto amor has preparado para mí. No permitas que sea indiferente a esta maravillosa verdad. Ayúdame a permanecer siempre cerca de Ti, por la frescura y la delicadeza de la vida de gracia, por los momentos de oración y por la fidelidad a las inspiraciones del Espíritu Santo.

Propósito
Ayunar de pesimismo para crecer en la esperanza de que, con Cristo, puedo ser santo.

ESTAMPAS CON JACULATORIAS A JESÚS




LAS DOS ALFORJAS


Las dos alforjas



En la base de tu crecimiento armónico como persona está el conocimiento de ti mismo, de tus fortalezas y debilidades. Con un ojo en tus virtudes para conservarlas y darles brillo, y con el otro ojo en tus fragilidades para neutralizarlas, afronta con esperanza y firmeza esa labor cotidiana de llegar a realizar el proyecto de Dios sobre tu vida. Una fábula sobre este tema:

Según una fábula, Zeus colocó dos alforjas a cada ser humano: una sobre el pecho y otra, atrás a la espalda. Los hombres, sin excepción, han puesto en la alforja que está a la vista los defectos de las personas conocidas, mientras los defectos propios en la alforja que tienen en la espalda. Por eso somos expertos en debilidades ajenas, y analfabetos en las propias fallas.

El conocimiento de ti mismo es llave de sabiduría, porque desde tu realidad personal puedes crecer y superarte. Epitecto, filósofo griego, escribió que “La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos, la cosa más fácil, hablar mal de los demás”. Conocerte es encontrarte con tus límites y también con tus logros y fortalezas. Ten un tiempo para evaluarte.


* Enviado por el P. Natalio

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: VIERNES 22 DE ABRIL 2016


Los cinco minutos de Dios
Abril 22



Es ilusión planear mucho y no hacer nada; es reprobable no planear nada y no hacer nada; tampoco se puede aceptar el hacer algo sin antes haberlo planeado.

Quizá sea más prudente planear algo y luego realizar éso que se ha planeado; si planeas más de lo que puedes llegar a hacer, te sentirás decepcionado; si haces más de lo que planeas podrás equivocarte y por ello sentirte humillado.

Vivir sin hacer nada es no ser hombre; vivir haciendo las cosas sin planearlas, sin pensarlas, no es obrar conforme corresponde a un hombre; solamente el hombre que está lanzado a la acción, pero a una acción pensada y planeada, es el que obra racionalmente, como corresponde a todo hombre.

Vivir pensando solamente en esta vida, es tener muy cortas aspiraciones y visión muy limitada; vivir pensando su trascendencia en el sentido de lo que obramos, es ser prudente y ser cristiano.

No te contentes con ser hombre; trata de vivir como cristiano.
“Les rogamos y les exhortamos en el Señor Jesús, que vivan conforme a lo que han aprendido de nosotros sobre la manera de comportarse para agradar a Dios, y hagan mayores progresos todavía” (1 Tes 4, 1). Dios nos dio a conocer su voluntad en cierto momento decisivo de nuestra vida, que seguramente recordaremos siempre; aprendimos a conocer a Dios; ahora debemos vivir en conformidad con aquel conocimiento y en un continuo progreso.


* P. Alfonso Milagro

SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO!!!


LA GENTE SE MUERE DE TRISTEZA


La gente se muere de tristeza
Estoy desengañado de Dios. ... es que no lo conoces. Puedes estar de los demás, de la vida, pero no de Dios.


Por: Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net 




Hay una gran insatisfacción en la gente porque muchos desean ser alguien en la vida, desean hacer algo grande, desean ser felices y valer para algo, pero sienten que siguen siendo mediocres, que sueñan en lo grande, pero realizan lo vulgar, lo pequeño.

Piensan que la felicidad es muy raquítica y además pasajera, y poco profunda. Sienten que no sirven para nada, y así abunda el tipo insatisfecho, harto, hastiado. Yo quiero más, mucho más, no puedo seguir igual, si mi vida va a ser como hasta hoy, ya me harté, no la quiero.

Hay gente enferma del espíritu, enferma de gravedad, gente que se cree incurable. Hay enfermedades crónicas, habituales, por las constantes recaídas en el vicio, en el pecado, en la mediocridad.

Hay gente desengañada de si misma; han intentado tantas veces cambiar y no lo han logrado que piensan no tener remedio. Podríamos decir, "intenta otra vez, aun no lo has intentado con todas tus fuerzas".

Cuentan de Gengis kan, el gran conquistador de China, que después de una gran derrota, estaba en su tienda mirando con los ojos al horizonte, y por el hilo de la tienda, subía una hormiguita tratando de llegar a la cima; al no conseguirlo, caía una y otra vez al suelo, pero volvía a intentarlo y así la décima vez, logró por fin su objetivo, que era llegar a la cima de la tienda. Gengis kan, aprendió la lección de la hormiguita, volvió a intentarlo y se hizo el conquistador de China.

Estoy desengañado de Dios. Si piensas así, es que no lo conoces. Puedes estar desengañado de los demás, de la vida, pero no de Dios. ¿Sabías tú, que la vida sonríe, a quien sonríe a la vida?. Los años insatisfechos por la vaciedad de la vida, por esa mediocridad que les produce nauseas, son una insatisfacción muy aprovechable. Malo si estuvieras tranquilo. De una gran insatisfacción pueden surgir grandes cosas.

Los hay atormentados, por dudas, por remordimientos, por el egoísmo, por miedo a la vida. Los hay temerosos de enfrentarse a Dios y reconocer que han sido hipócritas, cuentistas, habladores. Tienen miedo de enfrentarse a si mismos, de ver su vida manchada, mediocre, vacía. Ellos que se tienen en un concepto tan alto, que son admirados, tienen que reconocer que son tan miserables y pequeños.

Puede el hombre sentirse enfermo, desengañado, insatisfecho, atormentado, temeroso, pero no importa, repito, no importa si quiere cambiar. El día que un hombre desea cambiar, desea con toda su alma un cambio radical en su vida, es un gran día, y ese gran día puede llegar en cualquier momento.

Vacío, rencor, tristeza, desesperanza, son los virus que están enfermando y matando, más que el cáncer y el sida, a los jóvenes y hombres de nuestro tiempo.

BUENOS DÍAS!!


jueves, 21 de abril de 2016

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 21 DE ABRIL DEL 2016


Si me conoces a mi conoces al Padre
Pascua


Juan 13, 16-20. Pascua. Reconocer lo que soy y como soy, bendiciendo a Dios con el gozo profundo del alma. 


Por: Oscar Lomán | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Juan 13, 16-20
Después que Jesús lavó los pies a sus discípulos les dijo: En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís. No me refiero a todos vosotros; yo conozco a los que he elegido; pero tiene que cumplirse la Escritura: El que come mi pan ha alzado contra mí su talón. Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo Soy. En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado.
Oración introductoria
Gracias, Señor, por esta oportunidad que me das para hacer oración. Gracias, Dios mío, por el don de la vida, de mi familia y de tu amistad. Te pido que me des la gracia de permanecer fiel a tu amor y a tu palabra. Tú, Jesús mío, conoces mi fragilidad y por eso te suplico que me ayudes a ser un cristiano auténtico. Yo quiero acogerte, Señor, en mi corazón y en mi vida para ser tu amigo fiel, sobre todo, en los momentos de dificultad.

Petición
Jesucristo, dame la gracia de ser fiel a tu amistad. No permitas que la cruz, el sufrimiento, los problemas, el mundo o mi egoísmo me separen de ti.

Meditación del Papa Francisco
Los Doce eligieron colaboradores, a quienes comunicaron el don del Espíritu que habían recibido de Cristo, por la imposición de las manos que confiere la plenitud del sacramento del Orden. De esta manera, a través de la sucesión continua de los obispos, en la tradición viva de la Iglesia se ha ido transmitiendo este tan importante ministerio, y permanece y se acrecienta hasta nuestros días la obra del Salvador.
En la persona del obispo, rodeado de sus presbíteros, está presente entre vosotros el mismo Jesucristo, Señor y Pontífice eterno. Él es quien, en el ministerio del obispo, sigue predicando el Evangelio de salvación y santificando a los creyentes mediante los sacramentos de la fe; es Cristo quien, por medio del ministerio paternal del obispo, agrega nuevos miembros a la Iglesia, su Cuerpo; es Cristo quien, valiéndose de la sabiduría y prudencia del obispo, guía al pueblo de Dios, a través de su peregrinar terreno, hasta la felicidad eterna.
Recibid, pues, con alegría y acción de gracias a nuestro hermano que, nosotros obispos, con la imposición de las manos, hoy agregamos al colegio episcopal. Debéis honrarlo como ministro de Cristo y dispensador de los misterios de Dios, a él se ha confiado dar testimonio del Evangelio y administrar la vida del espíritu y la santidad. Recordad las palabras de Jesús a los Apóstoles: “Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado”. (Homilía de S.S. Francisco, 30 de mayo de 2014).
Es doloroso constatar cuando se cree que solo algunos tienen necesidad de ser lavados, purificados no asumiendo que su cansancio y su dolor, sus heridas, son también el cansancio y el dolor, las heridas de toda una sociedad. El Señor nos lo muestra claro por medio de un gesto: lavar los pies y volver a la mesa. Una mesa en la que Él quiere que nadie quede fuera. Una mesa que ha sido tendida para todos y a la que todos somos invitados. (Homilía de S.S. Francisco, 27 de septiembre de 2015).


Reflexión 
En este pasaje evangélico, el Maestro, nos invita entrañablemente a ser fieles a su amor, a no dejarle sólo, a no fallarle. Judas es aquél de quien el Señor dijo: «El que come mi pan ha alzado contra mí su talón». Ese apóstol no abrió su corazón a Jesús de par en par, no creyó en el Hijo de Dios y prefirió el camino del egoísmo y del amor propio. Ser fiel a Jesucristo significa creer en Él cuando la sombra de la cruz se acerca a las puertas de nuestra vida. Creer en el Señor es acoger a quienes Él envía.

Nos encontramos en la última cena. Un ambiente de familia e intimidad llena la sala del banquete. La luz vacilante de las velas nos invita al silencio y la contemplación.

Hace tan sólo unos instantes, el Maestro ha lavado los pies a sus discípulos. Grande lección de humildad y servicio. Los apóstoles no terminan de creérselo. Después de este acto de servicialidad Jesús les invita a servir a los demás como Él se los acaba de enseñar. Pero el Maestro aún no termina la lección y añade: “En verdad, en verdad os digo: no es más el siervo que su amo, ni el enviado más que el que le envía. Sabiendo esto, dichosos seréis si lo cumplís”.

¡Qué bien enseña Jesús! Nos enseña la verdadera humildad. Tan sencillo como ponerse en su sitio. La humildad no es ir todo tímido, hablando en voz baja, timorato, desconfiado. ¡Nada de eso! Muy bien decía santa Teresa de Jesús: "Dios es suma Verdad, y la humildad es andar en verdad, que lo es muy grande no tener cosa buena de nosotros, sino la miseria y ser nada; y quien esto no entiende, anda en mentira". Es decir, ponerse en su puesto. Sé que soy una criatura débil, pues me pongo en mi lugar. Esto no quiere decir que no aceptemos las virtudes que tenemos, porque sería ofender al que nos las regaló.

La Santísima Virgen María lo supo intuir muy bien. Por eso, en el Magnificat, María reconoce las maravillas que ha obrado el Señor en Ella. Se reconoce como criatura que ha recibido unos dones de Dios especialísimos, sin dejar de vivir la humildad. Yo no me imagino a María timorata y desconfiada. Todo lo contrario, me la imagino más alegre que unas castañuelas, pero con la alegría profunda del alma. María tenía que ser alegre porque un santo triste es un triste santo.

Propósito
No ensordezcamos nuestro corazón cuando Él nos pide ser sus enviados.

Diálogo con Cristo
Ayúdame, Señor mío, a vivir cada momento de mi existencia de cara a ti. Si alguna vez te he fallado u ofendido quiero pedirte perdón a través del sacramento de la reconciliación. Estoy dispuesto a levantarme y a seguir luchando porque te amo y quiero que estés al centro de mi vida. Te reconozco, Dios mío, como mi Señor y Creador. Lejos de ti, Padre Santo, a dónde puedo ir. Apartado de tu gracias qué sentido y qué valor puede tener mi vida. Ayúdame a perseverar en la fe hasta el final.

CULTIVA LA PACIENCIA


Cultiva la paciencia



Las buenas relaciones humanas en el hogar y fuera del hogar necesitan un clima de aceptación mutua, de comprensión y compasión, y en especial de paciencia. Es una faceta del amor. San Pablo en el magnífico himno al amor en 1ª Corintios 13, dice que “el amor es paciente”. La paciencia es difícil. Aquí tienes una anécdota para motivarte a cultivar esta indispensable virtud.

Un muchacho que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos. Cada vez que se impacientara, clavaría un clavo detrás de la puerta. El primer día, el muchacho clavó 37 clavos. Y a medida que controlaba su genio, añadía cada vez menos clavos en la puerta. Descubrió que era más fácil controlar sus arrebatos que fijar clavos en la puerta. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Entonces el padre, le pidió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo por fin decir a su padre que no había más clavos en la puerta. Su padre lo felicitó y fueron a ver la puerta. Le dijo: "Has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos. Cada vez que tu pierdes la paciencia, dejas cicatrices como las que aquí ves".

¿No has comprobado que una palabra dura dicha en un acceso de ira te trajo semanas de amargura? Un refrán tibetano afirma: “la paciencia en un momento de enojo te evitará cien días de dolor”. Por la mañana pídele al Señor toda la paciencia que necesites. Dile “Concédeme hoy fortaleza, paciencia y serenidad. Que nada ni nadie me perturbe”. Que así sea.



* Enviado por el P. Natalio
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