martes, 24 de marzo de 2020

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MIÉRCOLES 25 DE MARZO DE 2020, LA ANUNCIACIÓN DEL ÁNGEL A MARÍA


Lecturas de hoy Miércoles de la 4ª semana de Cuaresma
 Hoy es: Anunciación del Señor (25 de Marzo)
“ Hágase en mi según tu palabra ”




Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 7, 10-14; 8, 10b
En aquellos días, el Señor habló a Acaz y le dijo:
«Pide una signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».
Respondió Acaz:
«No lo pido, no quiero tentar al Señor».
Entonces dijo Isaías:
«Escucha, casa de David: ¿no os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, porque con nosotros está Dios».



Salmo
Sal 39, 7-8a. 8b-9. 10. 11 R/. 
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios,
entonces yo digo: «Aquí estoy». R/.

«-Como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas. R/.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes. R/.

No me he guardado en el pecho tu justicia,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos 10, 4-10

Hermanos:
Es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.
Por eso, cuando Cristo entró en el mundo dice:
«Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas,
pero me formaste un cuerpo;
no aceptaste holocaustos
ni víctimas expiatorias.
Entonces yo dije: He aquí que vengo
-pues está escrito en el comienzo del libro acerca de mi-
para hacer, ¡oh, Dios!, tu voluntad».
Primero dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, ni holocaustos, ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la ley.
Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad».
Niega lo primero, para afirmar lo segundo.
Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.


Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque “para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra».
Y el ángel se retiró.



Reflexión del Evangelio de hoy
El Señor os dará una señal


Los intereses partidistas y políticos llevan a Asaz, rey de Judá, a querer aliarse con los asirios y a no hacer caso al profeta Isaías. Aunque el profeta insiste en que pida a Dios un milagro, Asaz se mantiene en sus trece diciendo que él no pondrá a prueba al Señor. Una manera de decir: No cuento con Él, con su ayuda.

Isaías había insistido: Pídele una señal, ya sea abajo en lo más profundo o arriba en lo más alto; es decir, en cualquier lugar Dios puede enviarte una señal de su presencia y de lo que Él quiere que veas y descubras. Solo hace falta pedírselo con fe y esperar. Porque si se pierde la esperanza -tentación que todos tenemos- estamos desconfiando de Dios.

Isaías persiste e insiste. “Escuchad. El Señor os dará una señal: La joven está encinta y va a tener un hijo, al que pondrá por nombre Enmanuel”. Ese nombre es muy significativo: Dios con nosotros. Y es en ese niño en el que habrá que poner la esperanza de un nuevo amanecer para el pueblo; y, por supuesto, para cada uno de nosotros. Las primitivas comunidades cristianas vienen en este texto una clara prefiguración de lo que había de ser y ya era, Jesús: Dios con nosotros.

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad
Poner en el Señor, una vez más, toda la esperanza porque Él escucha nuestro grito. Él nos salva, impide hundirnos, nos da firmeza al caminar por sus sendas.

Descubrir su voluntad no es fácil, pero no podemos dejarnos arrastrar por la impaciencia. Hay que tener los ojos, la mente y el corazón muy abiertos y disponibles para vislumbrar lo que Él desea de cada uno. Por eso, no hemos de cejar en la súplica, para que no nos niegue -que no lo hará- su ternura y compasión.

He aquí que vengo para hacer tu voluntad
Cambiar la antigua forma de pensar y de agradar a Dios es uno de los propósitos del autor, judío converso al cristianismo, de esta carta. Al autor mismo le costaba este cambio de actitud y de forma de pensar. Él había sido sacerdote cumplidor de la ley antigua.

Dar paso a la nueva forma de concebir el encuentro con Dios, suponía dar un giro total a su corazón y a su mente. Era la conversión, la orientación nueva que Dios pedía. Dejar atrás los sacrificios rituales, las ofrendas y holocaustos, no era tarea fácil. Había que descubrir, como actitud primera, cuál podía ser la voluntad de Dios para nosotros y, después, ponerla en práctica. Cuesta cambiar de mentalidad -a mí el primero-, pero hay que intentarlo.

Hágase en mi según tu palabra
Lucas es un artista en el arte descriptivo de lo que pudo ser aquel encuentro silencioso entre Dios y una muchacha orante, confiada. ¡Qué bien hilvana textos, qué bello tejido nos muestra en aquella anunciación llena de recato, encanto y silencio interior! Fra Angelico ha contribuido tanto o más que Lucas a ayudarnos a imaginar aquel encuentro entre María y el ángel Gabriel, que significa en hebreo “Dios es mi fortaleza”.

La sorpresa de María tuvo que ser enorme. ¡Como para no sorprenderse; ella es sincera: no ha conocido varón! Pero Dios actúa más allá de nuestras ignorancias, dudas y sorpresas. Sorprenderse, asombrarse, es comenzar a entender, decía Ortega y Gasset. Y María comenzó a entender… y quizá comprendió que desde ese momento, “la cosa, que empezó en Galiliea”, no iba a ser fácil para ella. Gusto de citar a M. Legaut cuando dice en una de sus meditaciones:

Lo esencial no se enseña. Se revela a cada uno en lo íntimo, como una anunciación que la esperanza murmura. Sólo lo descubre aquél que secretamente tiene una gran intuición, y a menudo desde que se es joven.

Porque ahí está la clave: en la intuición juvenil, en la intimidad de uno mismo, en la esperanza murmuradora, susurrante. Ahí es donde se descubre lo esencial. Y así lo descubrió María.

Todo parece poético y bello; sin duda, lo es. Pero queda el final trágico de este evangelio de Lucas, donde pone de manifiesto que “para Dios nada hay imposible”. Cierto. La respuesta de María es bella, pero trágica. “he aquí la esclava (la disponible) del Señor. Hágase en mí según tu palabra”. Respuesta juvenil confiada, decidida, sin pensarlo mucho, como casi toda decisión juvenil. Pero el evangelio termina: “Y la dejó el ángel”. El ángel se retiró y la dejó sola. Nunca más volvió a tener “anunciaciones”, ni consuelos interiores.

Ahí, a mi parecer, está la gran tragedia de aquella escena: en el abandono posterior, en el silencio siguiente que fue muy largo y duro para María. Nunca más el que era “fortaleza de Dios” (Gabriel) se le hizo presente. Triste final de la anunciación. Inicio de un caminar de fe y confianza hasta llegar a los pies de la cruz, con muchos días de confusión e incertidumbre con aquel Hijo de sus entrañas. ¿Para esto vino el ángel, para dejarme sola, sin nada más que la fe a la que asirme, sin más consuelo que un Hijo entre mis brazos que pronto se marcharía a anunciar él mismo el reino de Dios y que tan mal terminó…? ¿No hubiera sido mejor…?

No sabemos lo que hubiera sido mejor. Pero lo cierto es que gracias a ella, nosotros hemos conocido al Salvador.



Fr. José Antonio Solórzano Pérez
Fr. José Antonio Solórzano Pérez
Casa San Alberto Magno (Madrid)

LA ANUNCIACIÓN DEL ÁNGEL A LA VIRGEN MARÍA, 25 DE MARZO


La Anunciación del Ángel a la Virgen María
25 de marzo


Fuente: Archidiócesis de Madrid




Solemnidad
Martirologio Romano: Solemnidad de la Anunciación del Señor, cuando, en la ciudad de Nazaret, el ángel del Señor anunció a María: Concebirás y darás a luz un hijo, y se llamará Hijo del Altísimo. María contestó: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. Y así, llegada la plenitud de los tiempos, el que era antes de los siglos el Unigénito Hijo de Dios, por nosotros los hombres y por nuestra salvación, se encarnó por obra del Espíritu Santo de María, la Virgen, y se hizo hombre.

La última fase de toda la apoteosis salvadora comenzó en Nazaret. Hubo intervenciones angélicas y sencillez asombrosa. Era la virgen o pártenos del Isaías viejo la destinataria del mensaje. Todo acabó en consuelo esperanzador para la humanidad que seguía en sus despistes crónicos e incurables. Los anawin tuvieron razones para hacer fiesta y dejarse por un día de ayunos; se había entrado en la recta final.

La iconografía de la Anunciación es, por copiosa, innumerable: Tanto pintores del Renacimiento como el veneciano Pennacchi la ponen en silla de oro y vestida de seda y brocado, dejando al pueblo en difusa lontananza. Gabriel suele aparecer con alas extendidas y también con frecuencia está presente el búcaro con azucenas, símbolo de pureza. Devotas y finas quedaron las pinturas del Giotto y Fra Angélico, de Leonardo da Vinci, de fray Lippi, de Cosa, de Sandro Botticelli, de Ferrer Bassa, de Van Eyck, de Matthias Grünewald, y de tantos más.

Pero probablemente sólo había gallinas picoteando al sol y grito de chiquillos juguetones, estancia oscura o patio quizá con un brocal de pozo; quizá, ajenos a la escena, estaba un perro tumbado a la sombra o un gato disfrutaba con su aseo individual; sólo dice el texto bíblico que "el ángel entró donde ella estaba".

Debió narrar la escena la misma María a san Lucas, el evangelista que la refiere en momento de intimidad.

Así fue como lo dijo Gabriel: "Salve, llena de gracia, el Señor es contigo". Aquel doncel refulgente, hecho de claridad celeste, debió conmoverla; por eso intervino "No temas, María, porque has hallado gracia ante de Dios; concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo a quien pon-drás por nombre Jesús. Éste será grande: se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará por los siglos sobre la casa de Jacob y su reino no tendrá fin". La objeción la puso María con toda claridad: "¿Cómo será esto, pues no conozco varón?" No hacía falta que se entendiera todo; sólo era precisa la disposición interior. "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que nacerá será llamado santo, Hijo de Dios".

Luego vino la comunicación del milagro operado en la anciana y estéril Isabel que gesta en su sexto mes, porque "para Dios ninguna cosa es imposible".

Fiesta de Jesús que se encarnó -que no es ponerse rojo, sino que tomó carne y alma de hombre-; el Verbo eterno entró en ese momento histórico y en ese lugar geográfico determinado, ocultando su inmensidad.

Fiesta de la Virgen, que fue la que dijo "Hágase en mí según tu palabra". El "sí" de Santa María al irrepetible prodigio trascendental que depende de su aceptación, porque Dios no quiere hacerse hombre sin que su madre humana acepte libremente la maternidad.

Fiesta de los hombres por la solución del problema mayor. La humanidad, tan habituada a la larguísima serie de claudicaciones, cobardías, blasfemias, suciedad, idolatría, pecado y lodo donde se suelen revolcar los hombres, esperaba anhelante el aplastamiento de la cabeza de la serpiente.

Los retazos esperanzados de los profetas en la lenta y secular espera habían dejado de ser promesa y olían ya a cumplimiento al concebir del Espíritu Santo, justo nueve meses antes de la Navidad.

¡Cómo no! Cada uno puede poner imaginación en la escena narrada y contemplarla a su gusto; así lo hicieron los artistas que las plasmaron con arte, según les pareció.

IMÁGENES DE LA ANUNCIACIÓN DEL ÁNGEL A MARÍA, 25 DE MARZO








LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MARTES 24 DE MARZO DE 2020


Lecturas de hoy Martes de la 4ª semana de Cuaresma
Hoy, martes, 24 de marzo de 2020




Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (47,1-9.12):

EN aquellos días, el ángel me hizo volver a la entrada del templo del Señor.
De debajo del umbral del templo corría agua hacia el este —el templo miraba al este—. El agua bajaba por el lado derecho del templo, al sur del altar.
Me hizo salir por el pórtico septentrional y me llevó por fuera hasta el pórtico exterior que mira al este. El agua corría por el lado derecho.
El hombre que llevaba el cordel en la mano salió hacia el este, midió quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta los tobillos. Midió otros quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta las rodillas. Midió todavía otros quinientos metros y me hizo atravesar el agua, que me llegaba hasta la cintura. Midió otros quinientos metros: era ya un torrente que no se podía vadear, sino cruzar a nado.
Entonces me dijo:
«¿Has visto, hijo de hombre?»,
Después me condujo por la ribera del torrente.
Al volver vi en ambas riberas del torrente una gran arboleda. Me dijo:
«Estas aguas fluyen hacia la zona oriental, descienden hacia la estepa y desembocan en el mar de la Sal, Cuando hayan entrado en él, sus aguas serán saneadas. Todo ser viviente que se agita, allí donde desemboque la corriente, tendrá vida; y habrá peces en abundancia. Porque apenas estas aguas hayan llegado hasta allí, habrán saneado el mar y habrá vida allí donde llegue el torrente.
En ambas riberas del torrente crecerá toda clase de árboles frutales; no se marchitarán sus hojas ni se acabarán sus frutos; darán nuevos frutos cada mes, porque las aguas del torrente fluyen del santuario; su fruto será comestible y sus hojas medicinales».

Palabra de Dios


Salmo
Sal 45,2-3.5-6.8-9

R/. El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob

V/. Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar. R/.

V/. Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora. R/.

V/. El Señor del universo está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (5,1-16):

SE celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos.
Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice:
«¿Quieres quedar sano?».
El enfermo le contestó:
«Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado».
Jesús le dice:
«Levántate, toma tu camilla y echa a andar».
Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar.
Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano:
«Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla».
Él les contestó:
«El que me ha curado es quien me ha dicho: “Toma tu camilla y echa a andar”».
Ellos le preguntaron:
«¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?».
Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, a causa del gentío que había en aquel sitio, se había alejado.
Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice:
«Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor».
Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado.
Por esto los judíos perseguían a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy martes, 24 de marzo de 2020
José Luis Latorre, cmf



Queridos.

Las lecturas de hoy nos ofrecen dos imágenes muy hermosas: el torrente de agua cada vez más abundante que mana del santuario de Dios y que a su paso todo lo transforma en vida, y la piscina de Siloé que cura a los enfermos que pueden sumergirse en ella. Dos imágenes que simbolizan la sobreabundancia de vida que procede Dios y de Jesús, el Hijo de Dios.

El Evangelio nos presenta a un paralítico que es curado treinta y ocho años después por el poder de la Palabra de Jesús y no por haber entrado en la piscina. Este hombre se curó por haber entrado en contacto con el Señor; y le curó de la parálisis y de algo peor “el pecado” que nos desconecta de Dios y de su proyecto, y es causa de otras parálisis personales: el egoísmo, el odio, el rencor, la envidia, la injusticia… que nos destruyen como personas.

Cuando Jesús sale al encuentro del paralítico se interesa primero por su voluntad “¿quieres?”. Después pronuncia su palabra poderosa que le pone en pie. Dios, en Jesús, se ha acercado a los enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, a los deseosos de sanar, de caminar, de anunciar, de cuestionar el mundo que los quiere postrados. El hecho de que Jesús ordene al paralítico curado que cargue con su camilla en sábado lo introduce en un ámbito nuevo, en el que lo importante no es saber qué trabajos puede hacer en sábado, sino liberar a las personas de todo aquello que les paraliza y les impide ser felices y vivir con dignidad y libertad. Por eso Jesús se opone con fuerza y valentía a que el pecado, las críticas o la legislación lo bloqueen en su proyecto de vida, de resurrección y salvación.

Al hombre de hoy, y de siempre, sentado en los límites de la esperanza sin poder comprometerse con la vida, desilusionado de los demás y con frecuencia también de la religión, es al que Cristo viene a buscar allí donde se encuentre, paralizado por el sufrimiento, el pecado o por las distintas circunstancias de la vida. A este hombre Jesús le pregunta sencillamente “¿Quieres curarte? Y si como el paralítico le dice “Señor, no tengo a nadie que me eche una mano”, oirá de Jesús “Levántate y echa a andar”. No son los ritos vacíos o alguna agua milagrosa la que cura, sino el poder de la Palabra de Jesús que recrea, rompe las ataduras que nos aprisionan, y sobre todo nos libera del pecado y sus consecuencias. Jesús en el corazón del hombre es “el surtidor de agua que salta hasta la vida eterna”, como él mismo le dijo a la Samaritana. La presencia de Jesús transforma el corazón de las personas y las hace vivir con ilusión y esperanza. Por eso el hombre vive en plenitud cuando Dios está en él.

José Luis Latorre

Misionero Claretiano

OREMOS POR LOS SACERDOTES FALLECIDOS A CAUSA DEL CORONAVIRUS


Más de 50 sacerdotes muertos en Italia por coronavirus
Redacción ACI Prensa





La epidemia de coronavirus COVID-19 sigue causando estragos entre el clero italiano, sobre todo en las diócesis del norte de Italia.

Según datos facilitados al periódico de la Conferencia Episcopal Italiana, Avvenire, la cifra asciende ya a más de 50 sacerdotes fallecidos por causa del coronavirus en 20 días. La mayoría de ellos son sacerdotes mayores de 70 años. Desde el viernes 20 de marzo han fallecido 10 sacerdotes.

De los sacerdotes fallecidos, 20 son de la Diócesis de Bérgamo, 6 de la Diócesis de Parma, 4 son de la Archidiócesis de Milán, 4 de la Diócesis de Cremona, 4 de la Diócesis de Lodi, 3 de la Diócesis de Pesaro, 2 de la Diócesis de Piacenza-Bobbio y 2 de la Diócesis de Brescia.

Asimismo, en las Diócesis de Nuoro, Pavía, Trento, Bolzano-Bressanone, Reggio Emilia-Guastalla, Casale Monferrato, Tortona, Salerno-Campagna-Acerno, Vallo della Lucania ha fallecido 1 sacerdote en cada una.

De los sacerdotes fallecidos hasta el momento, el más joven es el P. Sandro Brignone, de 45 años, de la Diócesis de Salerno. En cambio, el más anciano es el P. Mario Cavalleri, de 104 años, de la Diócesis de Cremona.






Fraile franciscano es el primer fallecido por coronavirus Washington DC
Redacción ACI Prensa
Hermano John Sebastian Laird-Hammond / Crédito: Cortesía del Monasterio Franciscano de Tierra Santa en América




Un fraile franciscano es la primera víctima mortal conocida del coronavirus (COVID-19) en la capital de Estados Unidos, Washington DC (oficialmente el Distrito de Columbia).

El hermano John-Sebastian Laird-Hammond fue hospitalizado con el virus la semana pasada y murió el viernes 20 de marzo, informó el Washington Post.

El fraile, que también era diácono permanente, había residido en el “Monasterio Franciscano de Tierra Santa en América” desde la década de 1980 hasta septiembre de 2019, dijo a CNA -agencia en inglés del Grupo ACI- el 22 de marzo el P. Larry Dunham, superior del monasterio.

Laird-Hammond, de 59 años, había estado luchando contra la leucemia durante años, dijo el P. Dunham, y había estado viviendo temporalmente solo para concentrarse mejor en sus tratamientos contra el cáncer.


El P. Dunham enfatizó que Laird-Hammond no estaba en el monasterio cuando contrajo COVID-19.

“Cuando me informó por mensaje de texto que estaba en el hospital y que los médicos inicialmente sospechaban de COVID-19, fue un completo shock. Que él sea la primera muerte por coronavirus en el Distrito solo nos entristece más por todas las víctimas de esta terrible plaga”, dijo el sacerdote. 

El alcalde de Washington, Muriel Bowser, anunció la primera muerte del Distrito relacionada con el virus el viernes, pero no reveló su identidad.

Laird-Hammond era el secretario de la junta directiva del monasterio, según el sitio web de la institución religiosa. El fraile había estado dirigiendo las operaciones diarias del monasterio como gerente comercial durante los últimos 14 años, dijo el P. Dunham al Washington Post.

El religioso había sido aprobado recientemente para ser transferido a un convento en Nueva York, donde iba a participar en los esfuerzos de recaudación de fondos para misiones en América Central, según el medio local.

El P. Dunham dijo que antes de aceptar la nueva asignación, el fraile decidió tomar “un pequeño permiso para ausentarse” y así tratar mejor su leucemia. 

“Sería como un enfoque y una vida completamente nueva para él. Esa fue su nueva tarea que nunca se materializó”, dijo el P. Dunham al Washington Post.

El Priorato de la Orden de los Frailes Menores, los franciscanos, ha tenido la misión de apoyar a los cristianos en Tierra Santa y servir como custodios o guardianes de los lugares sagrados de Tierra Santa desde 1342. El monasterio franciscano en Washington DC está afiliado directamente con esa misión.

Hasta este 23 de marzo de 2020 el estado de Washington DC tiene 2.221 casos confirmados de COVID-19.

Un sacerdote en la Diócesis de Yakima (Washington) fue el primer sacerdote estadounidense que recibió un diagnóstico de COVID-19 el 15 de marzo. Un segundo sacerdote estadounidense, el P. Stephen Planning, SJ, presidente de la escuela secundaria Gonzaga College de DC, anunció esta semana que también tiene el virus. En Italia, al menos 30 sacerdotes hasta ahora han muerto por el coronavirus.

El recuento global de casos confirmados del coronavirus COVID-19 en todo el mundo ahora supera los 300.000.





Sacerdote con coronavirus renuncia a respirador para salvar vida de joven
Redacción ACI Prensa



Un sacerdote de 72 años con coronavirus falleció hace unos días en Italia luego de haber renunciado al respirador que necesitaba para que se lo dieran a un paciente más joven.

Se trata del P. Giuseppe Berardelli, de Casnigo, en la diócesis italiana de Bérgamo, la más golpeada por el COVID-19. El respirador al que renunció había sido comprado por la comunidad parroquial a la que servía.


“Don Giuseppe murió como sacerdote. Y me conmueve profundamente el hecho que él, arcipreste de Casnigo, haya renunciado para destinarlo a alguien más joven que él”, expresó un operador sanitario de la casa de reposo San Giuseppe al periódico "Araberara".

El P. Berardelli falleció en el hospital de Lovere.

“Era un sacerdote que escuchaba a todos, sabía escuchar, quienquiera que se dirigía a él sabía que podía contar con su ayuda”, afirmó Clara Poli, por años alcaldesa de Fiorano, y que destacó que gracias al presbítero, junto a otro sacerdote, se llegó a abrir un centro de ayuda para las familias. “Cuando se le veía pasar era siempre alegre y lleno de entusiasmo. Ha regalado paz y alegría a nuestra comunidad”, expresó.

El P. Giuseppe Berardelli nació el 21 de agosto de 1947 en Fonteno  (Italia). Fue ordenado sacerdote el 30 de junio de 1973. Desde que el coronavirus llegó a Italia han fallecido más de 50 sacerdotes en la península.


PAPA FRANCISCO AGRADECE EJEMPLO DE HEROICIDAD DE QUIENES CUIDAN ENFERMOS DE CORONAVIRUS


Papa Francisco agradece ejemplo de heroicidad de quienes cuidan enfermos de coronavirus
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco agradeció el ejemplo de heroicidad de médicos, enfermeros y sacerdotes que cuidan a los enfermos de coronavirus COVID-19.

Así lo indicó el Santo Padre al inicio de la Misa celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta en la mañana de este 24 de marzo.

“He recibido la noticia que en estos días han fallecido algunos médicos, sacerdotes, no sé si algún enfermero, pero se han contagiado, han recibido el mal porque estaban al servicio de los enfermos”, dijo el Papa.

En esta línea, el Pontífice pidió “recemos por ellos y por sus familias” y agradeció a Dios “por el ejemplo de heroicidad que nos dan al cuidar a los enfermos”.


En estos días han fallecido médicos, sacerdotes y muchos enfermeros se han contagiado, porque estaban al servicio de los enfermos. Agradezco a Dios el ejemplo de heroicidad que nos dan cuidando de los enfermos. #OremosJuntos por ellos y por sus familias.

Luego en su homilía, el Santo Padre reflexionó en el pasaje del Evangelio de San Juan que describe cuando Jesús curó al paralítico que había esperado ayuda durante 38 años.

En esta línea, el Papa Francisco advirtió sobre el pecado de la pereza que el diablo “puede usar para aniquilar nuestra vida espiritual” y dijo que “la tristeza es la semilla del diablo” por lo que animó a recordar que el agua del Bautismo “es símbolo de nuestra fuerza”.

“Pensemos en el agua, esa agua que es un símbolo de nuestra fuerza, de nuestra vida, el agua que Jesús usó para regenerarnos, el Bautismo. Y pensemos también en nosotros, si alguno de nosotros tiene el peligro de resbalar en la pereza, en este pecado ‘neutral’: el pecado de lo ‘neutro’. Es esto, ni blanco ni negro, nadie sabe lo que es. Y es un pecado que el diablo puede usar para aniquilar nuestra vida espiritual y también nuestra vida como personas”, señaló el Papa.

Oración de la comunión espiritual

Antes de finalizar la Misa, el Papa rezó en voz alta la oración de la “comunión espiritual” para que todos los que no pueden recibir sacramentalmente la Eucaristía en este período de confinamento, debido al coronavirus, puedan recitarla también en su corazón: “Jesús mío, creo que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo por encima de todas las cosas y te deseo en mi alma. Ya que no puedo recibirte sacramentalmente ahora, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Como ya has venido, te abrazo y me uno a Ti. No permitas que nunca me separe de Ti”.

Por último, el Santo Padre rezó en silencio ante el Santísimo Sacramento y después impartió la bendición eucarística.

¡QUÉDATE EN CASA!






lunes, 23 de marzo de 2020

LA ESCALERA DE SAN JOSÉ


La escalera de San José




En la ciudad de Santa Fe, Nuevo México (Estados Unidos), existe un viejo templo conocido como Capilla de Loreto.

En ella se encuentra una bella escalera cuya construcción es atribuida por la piedad tradicional al mismísimo San José.

En 1898 la capilla sufrió una reforma y se construyó un techo nuevo, pero se olvidaron de colocar una escalera para subir al Coro. Las monjas a cargo del templo buscaron a los carpinteros de la región y a todos le resultaba difícil hacer una escalera para una capilla tan pequeña.

Entonces rezaron una novena a San José para pedir una solución. Según cuenta la "leyenda", en el último día de la novena, apareció un hombre con un burro y una caja de herramientas. Se ofreció a construir la escalera, pero exigió que se cerraran las puertas y no se revelara su identidad.

Una vez que la escalera estuvo construida, cuando se debería realizar el pago del servicio, el hombre desapareció sin dejar rastro. Las hermanas pusieron anuncios en el periódico local y lo buscaron alrededor de la región, sin encontrar ninguna noticia o información sobre el carpintero desconocido.

En ese momento las hermanas se dieron cuenta de que el hombre podría haber sido la persona de San José, enviado por Jesús, debido a varios sorprendentes elementos:

- Es misterioso cómo la escalera permanece en pie, siendo de tipo caracol y sin tener un soporte central. De hecho, sólo un lado tiene un soporte metálico que se añadió después, y este hecho no resuelve la esencia de la incógnita. Se dice que los ingenieros y los arquitectos no han podido descubrir la física detrás de esta obra.

- La madera utilizada no es la región, y nadie sabe cómo llegó allí.

- No se utilizó ni un solo clavo en la escalera, sólo clavijas de madera.

- La escalera tiene 33 escalones, la edad de Jesucristo al ser crucificado.

Lo cierto es que un gran número de artículos y programas de televisión se le dedicaron a ella y sus "misterios". La capilla, hoy desacralizada y convertida en museo, recibe un promedio de 200 ceremonias de casamiento al año y cientos de turistas.

INSTRUCCIONES PARA EL ALMA


Instrucciones para el alma



En estos tiempos de pandemia, en que muchos nos vemos confinados a permanecer en nuestros hogares por la cuarentena impuesta para frenar la expansión del virus, estas son valiosas instrucciones para tener en cuenta y hacer más llevaderos los días...

Transforma tu casa en el mejor lugar del mundo. No tendrás otro lugar mejor en estos días.

No te desesperes. No entres en pánico. No tengas miedo. Todo pasará.

No te abandones. Báñate. Perfúmate. Ponte lindo y linda para verte vos y para que te miren los que conviven con vos.

Mira el cielo cada mañana y cuántas veces puedas, con sol o con estrellas.

Lee mucho. La poesía es útil para la emergencia y una buena novela te acaricia el alma.

Escucha música siempre y no te avergüences de poner varias veces esa canción que tanto te gusta.

Sal a tu patio, tu balcón o tu terraza. Abre las ventanas y respira hondo: estás vivo. 

Disfruta de una buena película en tu televisor.

Recuerda que la radio es una fiel compañía y no te pide mucho.

Anímate a dibujar y pintar, bailar y estudiar como siempre quisiste y no tuviste tiempo.

Anímate a cocinar inventando un plato que lleve tu marca y tu gusto.

Mira al otro y a la otra con la que convives y hazle todos los gustos que te sean posibles, procura que se sienta bien, que sonría al menos cinco veces al día, serás actor, payaso, filósofo; ser compañero en las malas, es ser el mejor compañero, la mejor compañera.

No recibas visitas de nadie, aunque te duela.

Tu casa es tu refugio y el mío y el nuestro. No te sientas solo. ¡Estamos igual!

¡Un abrazo a la distancia!

¿PARA QUÉ SIRVEN LOS CURAS?


¿Para qué sirven los curas?



Los curas sirven para servir.
Lo decía el padre a su hijo seminarista: como una escoba, hijo mío, como una escoba, siempre dispuesta a ser utilizada, pero sin esperar recompensa alguna; gastándose una vez y otra, pero sin esperar que la coloquen en una vitrina. Los curas han aprendido bien las palabras del Maestro: “Yo no he venido a ser servido, sino a servir” (Mc 10,44). Un cura que no sirve, no sirve.

Los curas sirven para perdonar.
Antes que maestros y liturgos son testigos de la misericordia divina. En un mundo violento y dividido, ellos son portadores del diálogo y del perdón. Están siempre ahí, como casa de acogida. Abren sus puertas cada día para escuchar confidencias, para quitar cargas, para devolver la alegría y la esperanza.

Los curas sirven para iluminar.
Son portadores de la Palabra de Dios, que tratan de explicar y de vivir. Cuando nos cegamos con los espejismos y seducciones del mundo, ellos nos recuerdan las Bienaventuranzas. Cuando nos movemos a ras de la tierra, ellos nos señalan el cielo.  Cuando nos quedamos en la superficie de las cosas, ellos nos descubren la presencia de Dios en todo.

Los curas sirven para interceder.
El sacerdote prolonga la mediación de Jesucristo. Por eso es llamado pontífice, constructor de puentes entre el cielo y la tierra. Habla a Dios de los hombres y habla a los hombres de Dios. Decía San Juan de Ávila: “Relicarios somos de Dios, casa de Dios, y, a modo de decir, criadores de Dios... Esto, padres, es ser sacerdotes: que amansen a Dios cuando estuviera enojado con su pueblo, que tengan experiencia de que Dios oye sus oraciones y tengan tanta familiaridad con ÉL”

Los curas sirven para amar.
Reservan su corazón para amar del todo a todos. Quieren ser para todos, amigos, padres y hermanos. Un amor liberado y agrandado. Un amor gratuito y oblativo, como antorcha que se va gastando poco a poco.

Los curas sirven para hacer presente a Jesucristo.
Todo sacerdote está llamado a ser otro Cristo. El sacerdote está para repetir las palabras y los gestos de Jesús, para continuar sus pasos y desvelar su presencia, para prolongar y actualizar su amor generoso. Y esto a dos niveles: el sacramental y el de la vida.

Los curas sirven para ser al alma del mundo.
En un mundo sin espíritu, ellos son el alma, la luz, la sal y el perfume. Sin el sacerdote todo sería un poco más feo y oscuro. “Sacerdote no es el que se limita a hacer cosas, sino a hacer santos” (G. Rovirosa). Es verdad que, en cierta medida, a todo cristiano se le puede aplicar cuanto llevamos dicho, pero el sacerdote tiene vivencias y urgencias especiales. Gracias hermanos sacerdotes, por vuestra “inútil” luminosidad. Manda Señor, sacerdotes, esos hombres tan raros que sólo sirven para servir.



*Fr. Nelson M. OP

EL PAPA FRANCISCO SEÑALA LOS 3 ELEMENTOS QUE DEBE TENER UNA ORACIÓN VERDADERA


El Papa señala los 3 elementos que debe tener una oración verdadera
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




El Papa Francisco explicó, durante la Misa celebrada este lunes 23 de marzo en Casa Santa Marta, cuáles son los tres elementos que debe tener una oración para que sea efectiva: fe, perseverancia y valentía.

En primer lugar, la fe. El Santo Padre explicó que muchas veces la oración se limita a la repetición mecánica de unas palabras, pero esa oración “no viene de la fe, del corazón. O es una fe débil”.

“La fe en la oración. Rezar con fe, tanto cuando rezamos fuera, como cuando venimos aquí (a la capilla), y el Señor está ahí (en el Sagrario). ¿Tengo fe o es sólo un hábito? Estemos atentos en la oración, caer en la costumbre sin la conciencia de que está el Señor, que estoy hablando con el Señor, y que Él es capaz de resolver el problema. La primera condición para una oración verdadera es la fe”.

La segunda condición es la perseverancia. “Algunos piden y luego, como no viene la gracia… No tienen esa perseverancia, porque, en el fondo, no tienen necesidad, o no tienen fe. Y Jesús mismo nos enseña la parábola de aquel señor que va junto al vecino a pedir pan por la noche. La perseverancia al llamar a la puerta. O la viuda con el juez injusto: insiste, insiste, insiste. Perseverancia”.

El Papa explicó que “fe y perseverancia van juntos. Porque si tienes fe, tú estás seguro de que el Señor te dará aquello que pides. Y si el Señor te hace esperar: llama, llama, llama. Al final el Señor da la gracia. Pero esto el Señor no lo hace para hacerse el interesante o porque diga que mejor esperemos. No. Lo hace por nuestro bien, para que nos tomemos las cosas en serio. Tomarnos en serio la oración. No como papagayos: bla, bla, bla y nada más”.

“El mismo Jesús nos reprende: ‘No seáis como los paganos que creen en la eficacia de la oración y en las palabras, en muchas palabras’. No. La perseverancia y la fe”.

La tercera cosa que Dios quiere en la oración es la valentía. “Alguno puede pensar: pero, ¿hace falta valentía para rezar? Para estar delante del Señor, hace falta. La valentía de estar ahí, pidiendo, y avanzando, incluso casi, casi, no quiero decir una herejía, como amenazando al Señor”.

Esa es la misma valentía que mostró Moisés “cuando Dios quería destruir el pueblo y a él hacerlo jefe de otro pueblo. No: ‘Yo con el pueblo’. Valentía. La valentía de Abraham, cuando negocia la salvación de Sodoma. Y si fuesen 30, si fuesen 25, si fuesen 20… Ahí, valentía”.

“Esta virtud de la valentía es muy necesaria”, subrayó el Pontífice. “No sólo para las acciones apostólicas, también para la oración”.


“Fe, perseverancia y valentía. En estos días que es necesario rezar cada vez más, pensemos si nosotros rezamos así: con fe de que el Señor puede intervenir, con perseverancia y con valentía. El Señor no decepciona, nos hace esperar, se toma su tiempo, pero no decepciona. Fe, perseverancia y valentía”, concluyó el Papa Francisco.

A continuación, el Evangelio comentado por el Papa Francisco:

Juan 4:43-54
43 Pasados los dos días, partió de allí para Galilea.
44 Pues Jesús mismo había afirmado que un profeta no goza de estima en su patria.
45 Cuando llegó, pues, a Galilea, los galileos le hicieron un buen recibimiento, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.
46 Volvió, pues, a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había un funcionario real, cuyo hijo estaba enfermo en Cafarnaúm.
47 Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir.
48 Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis.»
49 Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo.»
50 Jesús le dice: «Vete, que tu hijo vive.» Creyó el hombre en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino.
51 Cuando bajaba, le salieron al encuentro sus siervos, y le dijeron que su hijo vivía.
52 El les preguntó entonces la hora en que se había sentido mejor. Ellos le dijeron: «Ayer a la hora séptima le dejó la fiebre.»
53 El padre comprobó que era la misma hora en que le había dicho Jesús: «Tu hijo vive», y creyó él y toda su familia.
54 Esta nueva señal, la segunda, la realizó Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.
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