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lunes, 11 de julio de 2011

CIERRO SUAVEMENTE LAS PUERTAS...


Cierro suavemente las puertas... 



Cierro suavemente la puerta a todas las distracciones exteriores y me encuentro con Dios en el silencio de mi ser.

En el silencio se renueva mi conciencia de Dios y de los dones que Él me ha brindado.

En silencio, recibo el don de paz y lo acepto ahora en mi vida. La paz es la copa que presento para que sea colmada con todas las bendiciones que estoy dispuesto a recibir.

En silencio recibo el don de la guía. Me  colma, me rodea e ilumina mi camino. Avanzo, viviendo y marchando bajo la maravillosa luz reveladora de Dios.

En silencio recibo el don de la curación. Ahora la curación brota desde lo más profundo de mí. Estoy sano, bien y fuerte.

En silencio reclamo los dones que me ha dado Dios y digo: "Te agradezco, Señor, la paz, la guía y la curación".

"Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto". Mateo 6, 6 

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