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viernes, 11 de febrero de 2022

HOY LA IGLESIA CELEBRA LA 30° JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO - 11 DE FEBRERO



Hoy la Iglesia celebra la 30ª Jornada Mundial del Enfermo

Redacción ACI Prensa

 Crédito: ACI Prensa



Este 11 de febrero, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, la Iglesia celebra la 30ª Jornada Mundial del Enfermo bajo el lema “Sean misericordiosos así como el Padre de ustedes es misericordioso”. 

En su mensaje, el Papa Francisco recuerda que hace treinta años San Juan Pablo II instituyó la Jornada Mundial del Enfermo “para sensibilizar al Pueblo de Dios, a las instituciones sanitarias católicas y a la sociedad civil sobre la necesidad de asistir a los enfermos y a quienes los cuidan”. 

Y animó a que esta Jornada “pueda ayudarnos a crecer en el servicio y en la cercanía a las personas enfermas y a sus familias”.

En relación con el lema de esta jornada, el Papa anima a “volver la mirada hacia Dios “rico en misericordia” que siempre mira a sus hijos con amor de padre, incluso cuando estos se alejan de Él”. 

En ese sentido, el Papa recuerda que “el testigo supremo del amor misericordioso del Padre a los enfermos es su Hijo unigénito”; y por eso se pregunta por la atención “particular” de Jesús hacia los enfermos, “hasta tal punto que se convierte también en la obra principal de la misión de los apóstoles, enviados por el Maestro a anunciar el Evangelio y a curar a los enfermos”. 

Y explica que “cuando una persona experimenta en su propia carne la fragilidad y el sufrimiento a causa de la enfermedad, también su corazón se entristece, el miedo crece, los interrogantes se multiplican; hallar respuesta a la pregunta sobre el sentido de todo lo que sucede es cada vez más urgente”. 

Recuerda el Papa en su mensaje “a los numerosos enfermos que, durante este tiempo de pandemia, han vivido en la soledad de una unidad de cuidados intensivos la última etapa de su existencia atendidos, sin lugar a dudas, por agentes sanitarios generosos, pero lejos de sus seres queridos y de las personas más importantes de su vida terrenal”.

Por eso destacó “la importancia de contar con la presencia de testigos de la caridad de Dios que derramen sobre las heridas de los enfermos el aceite de la consolación y el vino de la esperanza, siguiendo el ejemplo de Jesús, misericordia del Padre”. 

“La invitación de Jesús a ser misericordiosos como el Padre adquiere un significado particular para los agentes sanitarios. Pienso especialmente en los médicos, los enfermeros, los técnicos de laboratorio, en el personal encargado de asistir y cuidar a los enfermos, así como en los numerosos voluntarios que donan un tiempo precioso a quienes sufren”, aseguró. 

Por eso el Papa Francisco animó a los agentes sanitarios y les recordó que “su servicio al lado de los enfermos, realizado con amor y competencia, trasciende los límites de la profesión para convertirse en una misión”. 

“Sus manos, que tocan la carne sufriente de Cristo, pueden ser signo de las manos misericordiosas del Padre. Sean conscientes de la gran dignidad de su profesión, como también de la responsabilidad que esta conlleva”; apuntó. 

“El enfermo es siempre más importante que su enfermedad y por eso cada enfoque terapéutico no puede prescindir de escuchar al paciente, de su historia, de sus angustias y de sus miedos. Incluso cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar, siempre es posible consolar, siempre es posible hacer sentir una cercanía que muestra interés por la persona antes que por su patología. Por eso espero que la formación profesional capacite a los agentes sanitarios para saber escuchar y relacionarse con el enfermo”, afirmó el Papa .

En esta Jornada Mundial del Enfermo, el Papa Francisco también animó a centrar la atención en los centros de asistencia sanitaria. “A lo largo de los siglos, la misericordia hacia los enfermos ha llevado a la comunidad cristiana a abrir innumerables “posadas del buen samaritano”, para acoger y curar a enfermos de todo tipo, sobre todo a aquellos que no encontraban respuesta a sus necesidades sanitarias, debido a la pobreza o a la exclusión social, o por las dificultades a la hora de tratar ciertas patologías. En estas situaciones son sobre todo los niños, los ancianos y las personas más frágiles quienes sufren las peores consecuencias” ,recordó el Papa. 

Recordó el trabajo de “muchos misioneros, misericordiosos como el Padre, acompañaron el anuncio del Evangelio con la construcción de hospitales, dispensarios y centros de salud”; de las que dijo “son obras valiosas mediante las cuales la caridad cristiana ha tomado forma y el amor de Cristo, testimoniado por sus discípulos, se ha vuelto más creíble”. 

Por eso subrayó la importancia de “las instituciones sanitarias católicas” porque “son un tesoro precioso que hay que custodiar y sostener; su presencia ha caracterizado la historia de la Iglesia por su cercanía a los enfermos más pobres y a las situaciones más olvidadas”. 

“En una época en la que la cultura del descarte está muy difundida y a la vida no siempre se le reconoce la dignidad de ser acogida y vivida, estas estructuras, como casas de la misericordia, pueden ser un ejemplo en la protección y el cuidado de toda existencia, aun de la más frágil, desde su concepción hasta su término natural”, subrayó el Papa Francisco. 

En el mensaje, el Papa también recordó que “a lo largo de estos treinta años el servicio indispensable que realiza la pastoral de la salud se ha reconocido cada vez más. Si la peor discriminación que padecen los pobres, y los enfermos son pobres en salud, es la falta de atención espiritual, no podemos dejar de ofrecerles la cercanía de Dios, su bendición, su Palabra, la celebración de los sacramentos y la propuesta de un camino de crecimiento y maduración en la fe”. 

Por eso insistió en que “la cercanía a los enfermos y su cuidado pastoral no sólo es tarea de algunos ministros específicamente dedicados a ello”, sino que “visitar a los enfermos es una invitación que Cristo hace a todos sus discípulos”. 

El Papa Francisco encomendó a todos los enfermos a la Virgen, para que “unidos a Cristo, que lleva sobre sí el dolor del mundo, puedan encontrar sentido, consuelo y confianza” y oró por “todos los agentes sanitarios para que, llenos de misericordia, ofrezcan a los pacientes, además de los cuidados adecuados, su cercanía fraterna”. 

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