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viernes, 12 de marzo de 2021

APRENDER DEL ÁGUILA

 


Aprender del águila

Para criar hijos responsables, es bueno aprender del águila.

 


La razón por la cual el águila construye su nido con hierbas, plumas y espinas, es muy sencilla. Cuando el aguilucho ha llegado a cierta edad y tiene condiciones para valerse por sí mismo, la madre saca del nido las plumas y las hierbas, de modo que solo quedan las espinas para que incomoden a la criatura.

El aguilucho ya no tiene confort, entonces las espinas le obligan a buscar una mejor casa.

Ahí entra el águila madre: desde determinado punto de altura lanza a su hijo y empieza a enseñarle a volar. Lo arroja, el aguilucho extiende las alas, pero todavía no puede sostener el aleteo, el viento le gana, y empieza a caer.

La madre lo observa y desciende a su rescate; lo toma con las patas, nuevamente lo sube y repite la operación, lo vuelve a lanzar. Y así, hasta que la criatura aprenda.

Una vez que aprende ya está apto para emprender su propio rumbo.

Las águilas no apañan la dependencia. Las águilas no mantienen a hijos ociosos: o vuelas o vuelas.

Nada es casualidad, nada ocurre por accidente y todo es superable. Hay un principio fundamental que es: todo lo que usted está viviendo, es por lo que ha creído, incluso las personas que le rodean. Usted atrae y aleja a personas que tienen que ver con lo que ud. está creyendo y quien está “siendo”. 

Zig Ziglar decía: “no puedes volar como un águila si estás rodeado de pavos”. Su manera de pensar y de actuar, en gran parte la define su propio entorno. ¿En qué ambiente vive? ¿Rodeado de personas que le aportan o le restan? Es un ciclo interminable.

Esto es la suma de muchos factores pero cada uno somos responsables de lo que nos sucede, de las personas que conocemos, de las oportunidades que nos generamos. Todo cambia cuando usted cambia y deja de atraer a ciertas personas y circunstancias para atraer a otras. Así es como vamos creciendo, evolucionando y nos podemos dar cuenta de qué tal vamos en este examen llamado “vida”.

 

Para cerrar bien los ciclos, recuerda:

1. Agradece la experiencia. Todo problema vino a enseñarte una lección, no a acabar contigo.

2. Agradécele al espejo. Agradece a esa persona por venir a hacer consciente lo inconsciente.

3. No ames por necesidad o te volverás adicto a la compañía e incapaz de ser feliz solo. 

4. No pierdas tus días pensando en lo que no fue, en tus errores o en lo mal que te trata la vida. El pesimismo atrae lo negativo.

5. No vivas siendo víctima, las víctimas no tienen poder, no asumen su vida.

6. No desperdicies la vida intentando desesperadamente ser aceptado.

7. No desistas. Sigue tu sueño, tu sueño no debe depender de la aprobación de alguien más.


¿Por qué te quedas encerrado cuando la puerta está totalmente abierta? Lo que se va, tenía que irse. Lo que no funciona, no era para ti. Cada uno de tus fracasos es una lección más, te ayudará a construir un futuro de éxito, si tienes la suficiente autoestima para no dejar de intentarlo.

¡Mírate! ¡Estás vivo! Tus ojos ven, tu corazón late, tus manos se mueven y generan cosas geniales.

Hazte responsable. Deja a los otros en paz con ellos mismos. No esperes que te traigan flores. Sé tu propio jardín y ahí posaran las mariposas, no tendrás que correr tras ellas.

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