La mariposa azul
La persona responsable responde por sus actos. Por eso piensa antes de actuar y mide sus consecuencias. Sabe que tiene que responder de sus propios actos ante su conciencia, ante la familia, ante la sociedad y ante Dios. La responsabilidad consiste en cumplir con perseverancia el propio deber, sin vacilar, sin miramientos.
Dos niñas durante sus vacaciones fueron a donde vivía un gran sabio para aprender de él. El filósofo respondía todas las preguntas con seguridad. Las traviesas niñas decidieron inventar una pregunta que él no supiera responder. Una de ellas apareció un día con una linda mariposa azul. “¿Qué vas a hacer?” Preguntó la hermana. “Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta” “Si dice que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva la apretaré y la aplastaré. Es imposible acertar”. Las dos chicas fueron a ver al sabio, que meditaba. -“Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio, ¿está viva o muerta?”. Con mucha calma el sabio sonrió y respondió: “Depende de ti… Ella está en tus manos.”
Así es nuestra vida, nuestro presente y nuestro futuro. No debes de culpar a nadie cuando algo falle: somos nosotros los responsables por aquello que conquistamos (o no conquistamos). Nuestra vida está en nuestras manos. Dios nos la dio, como la mariposa azul… Nos toca a nosotros escoger qué hacer con ella.
* Enviado por el P. Natalio
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