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domingo, 24 de noviembre de 2019

FELICIDAD EN EL CORAZÓN


Felicidad del corazón



“No profieran palabras inconvenientes; al contrario, que sus palabras sean siempre buenas, para que resulten edificantes cuando sea necesario y hagan bien a aquellos que las escuchan” (Efesios 4, 29). San Francisco de Sales escribió: “El trato cortés y delicado es la crema de la caridad”. Que este mensaje oriente cada día tu conducta.

Nunca la dicha y la maldad se vieron juntas. El daño que causemos a los demás se volverá contra nosotros. Fíjate en lo que te ocurre cuando, por ejemplo, lastimas a un compañero con una frase grosera. Al poco rato reflexionarás en lo que dijiste; comprenderás que has procedido mal; preferirías haberte expresado de otro modo. Sólo tienes un medio para librarte de la pena: buscar a la persona que has ofendido y pedirle disculpa por tus palabras. Mayor será tu amargura si empleas la violencia contra alguien. Te dolerá más a ti, pues te dolerá en el alma. Te durará más el sufrimiento, porque la conciencia te recordará tu crueldad por meses y años. Ser bueno es la primera condición para sentirte feliz.

La buena convivencia comienza por el respeto. Respetas a una persona cuando la tienes por lo que es: un ser humano con toda su dignidad. Una forma distinguida de respeto es el trato cortés y urbano. Las reglas fundamentales de la cortesía son bien simples: alabar lo bueno de los otros, suprimir los reproches, dar importancia a los demás y prestarles atención.



* Enviado por el P. Natalio

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