Páginas

jueves, 27 de diciembre de 2018

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 27 DE DICIEMBRE



LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
27 de Diciembre



Creo que en estos días de Navidad todos deseamos en lo más recóndito de nuestro corazón que siempre sea Navidad: los niños por sus juguetes, los comerciantes por sus ventas, los adultos por el ambiente de alegría que respiran en sus hogares.

Y sin embargo, podemos decir con verdad que eso está en nuestras manos, que somos nosotros los que tenemos la virtud de hacer que todos los días sean Navidad, todos los días del año; y entonces, ¡qué hermoso sería el año entero!


P. Alfonso Milagro

PAPA FRANCISCO DESPIDE Y DESTACA LABOR DEL EX DIRECTOR DE L’Osservatore Romano


El Papa despide y destaca labor del ex Director de L’Osservatore Romano
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Alan Holdren / ACI Prensa





El Papa Francisco agradeció al ex Director Responsable de L’Osservatore Romano, Giovanni Maria Vian, al concluir su cargo tras once años de “generosa dedicación y de grande responsabilidad”.

Con una carta difundida por la Oficina de Prensa de la Santa Sede el 27 de diciembre, el Santo Padre expresó su “gratitud por el amor y la solicitud que él puso en el cumplimiento de tal importante tarea”.

El Papa recordó que su predecesor, Benedicto XVI, llamó a Giovanni Maria Vian a realizar este servicio en este “ámbito así delicado e importante para la Santa Sede” trabajo que desarrolló “con competencia” y que ha sido apreciado por su “cualificada profesionalidad, sostenida por su ejemplar adhesión al Magisterio y a su coherente compromiso cristiano”.

Especialmente, el Pontífice le agradeció por su “valiosa colaboración y constante disponibilidad que ha demostrado en el esfuerzo por promover la actuación de las reformas” en particular, en el ámbito de la comunicación.


“Realmente estoy agradecido por su fidelidad al informar la palabra del Papa”, subrayó.

Además, la misiva destacó que Vian como estudioso de la historia de la Iglesia y también a través de su experiencia como profesor de Filología Patrística, ha dado “una contribución válida para aumentar la calidad de la información y dar amplio espacio a aquellas voces que merecen una escucha atenta en la comunidad eclesial”.

De este modo, el Papa destacó que “la conciencia de haber dedicado sin ahorrar toda su energía en el trabajo confiado” le infundan “alegría y paz” además de saber que podrá contar con su apoyo en la oración y el consejo.

Al finalizar, el Santo Padre invocó “gracias y consolaciones” sobre él y sus seres queridos, le expresó su “cercanía fraterna” y lo confió a la especial protección de la Virgen Inmaculada, a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, además de impartirle su Bendición Apostólica.

El pasado 18 de diciembre, el Vaticano anunció que el Papa nombró al periodista Andrea Monda como Director Responsable de L’Osservatore Romano y al periodista Andrea Tornielli como Director Editorial del Dicasterio para la Comunicación.

Andrea Monda es escritor y ensayista está casado y tiene un hijo. Nació en Roma el 22 de marzo de 1966. Se licenció en Derecho en la Universidad de La Sapienza de Roma. También obtuvo en la Pontificia Universidad Gregoriana la licenciatura en Ciencias Religiosas.


Trabajó durante algunos años en la Oficina Legal de la Agencia Tributaria del Ayuntamiento de Roma, en nombre de un instituto bancario.

Desde el año 2000 es profesor de religión y, desde hace una década, imparte seminarios sobre cristianismo y literatura en la Pontificia Universidad Lateranense y en la Pontificia Universidad Gregoriana. Colabora en las secciones culturales de diferentes periódicos, entre los que cabe citar “Avvvenire” y “La Civilità Cattolica”, donde escribe reseñas.

Por su parte, el Prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paolo Ruffini explicó que “el nombramiento del Director Editorial y del nuevo Director de L’Osservatore Romano son dos pasos importantes en el proceso de reforma de los medios de comunicación vaticanos”.

Con Andrea Monda L’Osservatore Romano “podrá continuar emprendiendo nuevos proyectos en su historia secular. El diario de la Santa Sede es uno de los pilares de nuestra comunicación, llamado a implicarse cada vez más en el proceso de integración del sistema informativo vaticano”, remarcó.

JUAN, EJEMPLO DE RELACIÓN CON DIOS


Juan, ejemplo de relación con Dios
San Juan, de carácter apasionado, como nosotros hombres de este siglo del progreso, de las prisas.


Por: P. Juan J. Ferrán | Fuente: Catholic.net 




San Juan, el hijo del Zebedeo, de carácter apasionado, puede ser para nosotros hombres de este siglo del progreso, de las prisas, de los valores contantes y sonantes, un ejemplo de relación con Dios.

“Él, recostándose sobre el pecho de Jesús.....” Es sólo una frase tal vez. Lo hizo para preguntarle a Cristo quién es el traidor a sugerencia de Pedro. Pero indudablemente indica una familiaridad enorme entre Cristo y él. Esta escena habla de intimidad, de relación cordial, de confianza, de cercanía, de amor. Se da dentro de un contexto difícil, que es la traición de Judas. Sin embargo, encontramos a dos corazones que se comprenden, que vibran por lo mismo, que en ese momento sufren juntos. Es comprensible un corazón tan sensible en un temperamento apasionado como el de Juan?

“Es el Señor” . Estamos en el lago de Tiberíades. Un personaje se dirige al grupo de apóstoles y discípulos que se han pasado la noche pescando, sin lograr nada. Ninguno lo reconoce, hasta que Juan dice: “Es el Señor”. No se trató de una mera intuición. Más bien, se trata del amor que facilita a quien ama descubrir al Amado apenas por nada. ¡Qué fácil es cuando se ama a Dios encontrar a Dios en tantas cosas de la vida: un paisaje, una nevada, un acontecimiento, los ojos de un niño! ¡Qué complicado, en cambio, cuando la falta de amor oscurece la razón y todo se hace problema! No veo a Dios, no siento a Dios, no toco a Dios, dicen muchos.

“No cabe temor en el amor” . Partiendo del santo temor de Dios, la relación con Dios no puede estar basada únicamente en el temor. El amor expulsa el temor, y la relación con Dios debe estar permanentemente regida por esta realidad. Aun cuando Juan, al igual que los demás discípulos, contemplaban a Cristo y se asombraban ante sus milagros y hechos, lo que habitualmente gobernaba la relación mutua era la confianza y la cercanía. Cristo era para ellos el rostro humano de Dios, la certeza de un Dios que les amaba, la seguridad de un Dios que quería estar cerca de ellos.

En mi escala de valores existenciales, vitales, reales Dios debe ocupar afectiva y efectivamente el primer lugar. No basta creer en Dios ni acudir a Él en los momentos difíciles de la vida. En el día a día, en la toma de decisiones, en los planes a corto, mediano y largo plazo, Dios debe estar presente comprometiendo mi libertad, mi tiempo, mi inteligencia, mi ser entero. Y todo ello, partiendo de una conciencia sobre la necesidad perentoria de Dios en orden a construir la vida, el futuro, la felicidad. Hasta que no me convenza de que sin Dios mi proyecto de vida es imposible, no podré entregarme a Él como causa primera de todo lo que yo anhelo, persigo, quiero y busco en lo más profundo de mi propio corazón.


Mi relación personal con ese Dios debe abandonar los cotas frías y lejanas del raciocinio, de la sospecha, de una falsa madurez, para adquirir los tonos cálidos y cercanos de la confianza, del corazón, del gozo. Tengo que llegar a experimentar a Dios como Padre y Amigo. El hombre tiene que hacerse como niño para entrar en el Reino de los Cielos, para relacionarse con Dios en la humildad y en la sencillez, y para gustar y sentir las cosas de Dios. La oración tiene que dejar de ser árida, seca, distante para ser una relación de corazón a corazón. Sólo de esa forma la vida espiritual se impregnará de cordialidad. Cuando se llegue a sentir el gusto por las cosas de Dios, entonces realmente Dios habrá llegado a ser Alguien para nosotros.

También en mi día a día las cosas de Dios tienen que ir tomando su sitio y su lugar. No me puede fallar la oración diaria, la vida sacramental, la presencia de Dios, el sentido de Dios en las cosas que realizo. Dios debe bajar a mi vida y encarnarse en lo cotidiano: en el trabajo hecho por Él, en la vida de oración en familia, en el recuerdo de Dios en los misterios de gozo y de dolor de mi existencia. Dios debe obligarme a organizar mi tiempo a mediano y largo plazo para que nunca me falle el alimento espiritual por improvisación o descuido. Dios debe motivar mi voluntad en las decisiones difíciles y complicadas, y ser mi fuerza en los momentos de tentación. En fin, Dios debe serlo todo para mí. Entonces seré como "árbol plantado a la vera del agua, que junto a la corriente echa sus raíces. No temerá cuando viene el calor y estará su follaje frondoso; en año de sequía no se inquieta ni se retrae de dar fruto" (Jer 17, 8).

En la vida hay pocas verdades esenciales, pero sin duda una de ellas es la afirmación sin discusión posible sobre la prioridad de Dios en mi quehacer cotidiano. Dios quiso ser parte esencial de mi felicidad y no renuncia a ello por nada. Siempre que la humanidad colectivamente ha pasado por una época de alejamiento de Dios, de abandono de la fe, de rechazo de los valores del espíritu, automáticamente ha caído en una serie de aberraciones que resultan denigrantes. Basta para ello recordar esa descripción tan dura del mundo sin Dios que nos relata S. Pablo en la carta a los Romanos (1, 18-28). En cambio, las épocas de fe siempre han traído consigo la paz, el sosiego, el gozo.

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 27 DE DICIEMBRE 2018


Lecturas de hoy San Juan. Apóstol y evangelista
Hoy, jueves, 27 de diciembre de 2018



Primera lectura
Comienzo de la primera carta del apóstol san Juan (1,1-4):

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos: la Palabra de la vida (pues la vida se hizo visible), nosotros la hemos visto, os damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba con el Padre y se nos manifestó. Eso que hemos visto y oído os lo anunciamos, para que estéis unidos con nosotros en esa unión que tenemos con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto, para que nuestra alegría sea completa.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 96,1-2.5-6.11-12

R/. Alegraos, justos, con el Señor

El Señor reina, la tierra goza, 
se alegran las islas innumerables. 
Tiniebla y nube lo rodean, 
justicia y derecho sostienen su trono. R/.

Los montes se derriten como cera 
ante el dueño de toda la tierra; 
los cielos pregonan su justicia, 
y todos los pueblos contemplan su gloria. R/.

Amanece la luz para el justo, 
y la alegría para los rectos de corazón. 
Alegraos, justos, con el Señor, 
celebrad su santo nombre. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,2-8):

El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto.»
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy jueves, 27 de diciembre de 2018
José María Vegas, cmf


Testigos de lo que hemos visto y oído

Martirio significa testimonio, y ese testimonio puede exigir en ocasiones el sacrificio de la propia vida. Pero esta forma de testimonio extremo no es lo frecuente. Y, sin embargo, el cristiano, que ha reconocido la presencia del Mesías en el niño nacido en Belén, tiene que estar siempre dispuesto a llegar a ese extremo. El discípulo amado, que la tradición ha identificado con el evangelista San Juan, nos enseña un camino de testimonio radical, que no llega al derramamiento de sangre, pero que no implica una entrega menor de la propia vida. El ver, oír y palpar con las propias manos indican una extraordinaria cercanía a Cristo. Y se trata de un ver, oír y palpar la Palabra que se ha hecho carne. El primer paso para poder dar un testimonio vital y radical es acercarse a esa Palabra, escucharla, contemplarla y ponerla en práctica. Son formas de oír, ver y tocar que están al alcance de todos nosotros, no sólo de lo que convivieron con el Jesús histórico. Haciéndolo así nos unimos, por medio de la tradición de toda la Iglesia, a los discípulos de primera hora, y participamos plenamente en su alegría. Se trata de la alegría de la Resurrección. Como aquellos primeros discípulos, oímos el testimonio de María Magdalena, corremos al sepulcro y somos capaces de ver en los signos de muerte el triunfo de la vida, de palpar, gracias a la fe, la victoria de la Resurrección.

Y así, los que hemos visto, oído y palpado no podemos no transmitirlo con palabras y con el testimonio de nuestra vida. El que da testimonio hoy es el discípulo amado, cuya identidad cierta sigue siendo un misterio. Pero ello nos permite a cada uno de nosotros ponernos en el lugar del discípulo amado, porque ¿qué hemos visto, oído y palpado, sino la manifestación del extremos amor de Dios, que se ha encarnado en la humanidad de Cristo, nacido en Belén, y ha entregado su vida en la cruz y resucitado para la salvación de todos?

Saludos cordiales, 
José M. Vegas CMF