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lunes, 3 de diciembre de 2018

COMO UN PADRE


Como a un padre




La oración que haces al comenzar la jornada y al terminarla, es la expresión de tu amor y confianza en Dios. Entre estos dos momentos, si amas de verdad a Dios con toda el alma y con todas las fuerzas, como dice la Palabra, de alguna manera el recuerdo amoroso del Señor te acompañará en las variadas tareas de tu jornada.

El abuelo preguntó al nietecito si rezaba las oraciones de la noche. — ¡Oh, sí!,  respondió el niño. — ¿Rezas también por la mañana?, siguió preguntando el abuelo. — ¿Para qué?, contestó el niño, en el día no tengo miedo. Así obramos muchos de nosotros: recurrimos a Dios, como se recurre al médico, cuando lo necesitamos. Entonces lo invocamos diciéndole: "Padre nuestro". Ya que le damos ese nombre, deberíamos acudir a él no sólo cuando lo necesitamos, sino también para manifestarle, como Padre que es, nuestras alegrías, nuestra gratitud, nuestras penas, nuestras preocupaciones, nuestros deseos.

“Uno puede orar en las calles, oficinas, escuelas, como así también en el recogimiento de la propia habitación o en medio de multitudes. Pero de poco sirve orar por la mañana, si se vive el resto del día como un ateo. La verdadera oración moldea la vida y una vida auténtica exige la oración” (A. Carrel). Que la oración cada vez gane más espacio en tus jornadas.
* Enviado por el P. Natalio

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