FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 19
LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA
“Jesús nos ha dado así mismo en el santísimo Sacramento, permitiéndonos recibirlo cada día. La Eucaristía nos une realmente a Dios y es nuestro paraíso”. (San José Marello)
La Santísima Eucaristía era verdaderamente el polo de atracción de los sentimientos del Marello.
Entre otras cosas exigía que el altar en que se conserva el santísimo Sacramento fuera cuidado con el máximo orden y par esto no escatimaba gastos.
“La gente, - decía de él-, al ingresar al templo debe captar en seguida donde habita Jesús Sacramentado.”
Todavía clérigo se había hecho propagador de la comunión frecuente: lo que en aquel tiempo era algo raro, por algunas ideas rigurosas que circulaban también en los seminarios e institutos religioso: ideas que exigían una forma equivocada de respeto a la Eucaristía.
José Marello, todavía clérigo había sido cuestionado por unos superiores por su manía presuntuosa de recibir con frecuencia la comunión.
Como sacerdote fue apasionado divulgador de la Santa Misa.
En el mes de febrero de1887 la ciudad de Asti fue sacudida por un temblor. Mientras él en la capilla de santa Chiara estaba celebrando la misa y estaba por repatir la comunión un sacudon alarmo a los fieles: estos asustado se echaron a correr hacia las puertas el miedo y el griterío eran grandes: el canónigo Marello se quedó parado ante el altar, sereno y tranquilo.
- Calma, calma, - repetía-, no tengan miedo. Salgan; como quieran, pero con calma. Estamos siempre en las manos de Dios.
Y tranquilamente termino la misa. El no olvidaba que Jesús en la Eucaristía es una persona viva.
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