FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 14
¡OH, LA CORRESPONDENCIA!
“Si hablando, escribiendo y meditado cosas bonitas, nuestra alma se embellece y mejora, ¿para qué no escribir, hablar y meditar siempre…?”. (San José Marello)
¡Quizás los ecónomos y tesoreros no se encontraran de acuerdo con José Marello sobre el valor de la correspondencia! Pero José de seminarista y de sacerdote tenía una muy grande estima de la correspondencia. Tenemos una parte de su rico epistolario con los amigos, especialmente durante las vacaciones.
En realidad podía haber sido un epistolario más rico, si los amigos hubieran tenido el miso amor a la correspondencia o hubieran conservado las cartas que José les escribía. Pero ya se sabe cómo andan las cosas. Hay quienes conservan celosamente las cartas y hay quienes apenas las han leído las destruyen de inmediato. Vean como escribía a un amigo sobre el valor de la correspondencia.
- ¡que magnifica cosa es la correspondía! Nos hace pasar horas divinas: nos une espiritualmente con los más queridos amigos, nos da ocasión para expresar con alegría las dulces suaves palabras de la amistad; nos ofrece traspasar a otros todos los sentimientos, todos los latidos de nuestro corazón.
Usemos con frecuencia de este buen mensajero que es la correspondencia. Sirvámonos de ella para comunicarnos unos con otros, gozos y dolores, para reír y para llorar juntos para poner común nuestras esperanza, nuestros temores, para reforzar nos con mutuos estímulos en el arduo camino de la virtud.
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