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sábado, 20 de octubre de 2018

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 20 DE OCTUBRE 2018


Lecturas de hoy Sábado de la 28ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, sábado, 20 de octubre de 2018


Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,15-23):

Yo, que he oído hablar de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mi oración, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia, como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 8,2-3a.4-5.6-7a

R/. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos

Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
Ensalzaste tu majestad sobre los cielos.
De la boca de los niños de pecho
has sacado una alabanza. R/.

Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado,
¿qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R/.

Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,8-12):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy sábado, 20 de octubre de 2018
 CR


Queridos amigos y amigas:

No es lo mismo seguir a Jesús en espacios y tiempos tranquilos que seguirlo en condiciones de amenaza y persecución. Algunas palabras de Jesús sólo comienzan a ser inteligibles cuando experimentamos dificultades a causa de su nombre; por ejemplo, las que leemos en el evangelio de hoy. ¿Qué significa ponerse de parte de Cristo delante de los hombres? ¿Cómo dar testimonio de él sin arrogancia pero también sin temor al ridículo, sin falsos pudores, sin vergüenza?

A veces los creyentes podemos dar la sensación de que, en el fondo, no creemos lo que decimos creer. Cuando se presentan las ocasiones de decir una palabra clara, o de realizar un gesto oportuno, nos retiramos por temor a ser tildados de ... ¿de qué? Esto les sucede a menudo a muchos cristianos famosos que se mueven en el terreno de la política, de la economía, de la ciencia, de las artes, del deporte. No es que vivan su fe con discreción: es que la viven de manera vergonzante, a escondidas, como si temieran perder relieve social por manifestarse humildemente seguidores de Cristo.

Pero no sólo los famosos. Este temor puede asaltarnos a todos nosotros. Si así fuera, significaría que estimamos en muy poco nuestra fe. O que preferimos la aceptación social a la autenticidad de manifestar lo que somos.

Cuando nos dejamos llevar por el temor no dejamos espacio al Espíritu Santo. Cuando hablamos nosotros, no permitimos que el Espíritu nos enseñe "lo que tenemos que decir". El resultado es una tranquilidad personal aparente y una ocasión perdida para el evangelio.

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