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lunes, 9 de julio de 2018

ARGENTINOS CLAMAN POR LA VIDA Y RENUEVAN CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN DEL PILAR


Argentinos claman por la vida y renuevan consagración a la Virgen de Luján 
Redacción ACI Prensa




Una multitud de fieles participó este domingo 8 de julio en una Misa en la que renovaron la consagración de Argentina a su patrona, la Virgen de Luján, y en la que clamaron por el respeto a toda vida humana ante la amenaza de la legalización del aborto en el país.

El pasado 14 de junio la Cámara de Diputados de Argentina aprobó el proyecto de ley del aborto por 129 votos contra 125. El texto ahora debe ser debatido por el Senado.


La iniciativa permite el aborto libre hasta la semana 14 de gestación; y hasta los nueve meses de embarazo bajo las causales de violación, riesgo de vida y salud de la madre e inviabilidad fetal. Asimismo, no contempla la objeción de conciencia.

En la Misa que este domingo presidió Mons. Oscar Ojea, Obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal de Argentina (CEA), participaron miles de jóvenes y familias, que comenzaron a llegar al Santuario Mariano de Luján desde el sábado por la noche.


Una “ola celeste” se formó alrededor de la basílica, donde muchos jóvenes portaron los pañuelos de ese color con la frase “Salvemos las dos vidas”, el lema con el que muchos argentinos defienden el derecho a vivir de los niños por hacer y sus madres.

“Convocados por nuestra Madre hemos venido desde muchos rincones del país para ponernos bajo su mirada en este momento tan delicado para nuestra Patria. Estamos perplejos y doloridos ante la posibilidad de que se sancione la ley de despenalización del aborto”, dijo Mons. Ojea en su homilía.

“Sería la primera vez que se dictaría en la Argentina y en tiempos de democracia, una ley que legitime la eliminación de un ser humano por otro ser humano”, lamentó.

El Obispo explicó luego que “la Virgen conoce este desamparo y esta tristeza, los conoce por experiencia propia al pie de la cruz”.

“Allí, Jesús la hizo Madre de todos los hombres y ante esta querida imagen de Luján que ha sabido recibir las penas y las alegrías de todo el pueblo argentino a lo largo de su historia, queremos encontrar en su tierna mirada el calor de hogar, la serenidad del corazón, la luz de la sabiduría y las fortalezas necesarias para aportar lo mejor de nosotros en este momento”, agregó.

Tras destacar que la vida “es puro don de Dios, y por eso es sagrada”, el prelado precisó que “no somos sus dueños. Somos administradores de este gran bien. Ella es el bien primero y fundamental, un bien que está más allá de nosotros. Un bien que no ‘fabricamos’ aunque tengamos la maravillosa posibilidad de transmitirlo cooperando con el Creador”.

También agradeció a “tantas madres que han sabido superar circunstancias muy complejas optando por cuidar y defender al niño que llevan consigo”.

“Los varones no podemos sentir en nuestro cuerpo la presencia de otro ser humano que crece. No podemos experimentarlo en nosotros. Son las mujeres las que nos transmiten este coraje y esta entrega por el compromiso corporal que tienen con la vida y por su cercanía con ella”.

El presidente de la CEA también alentó a que le pidan a la “Virgencita aprender a ser servidores de la vida, es decir a crear circunstancias aptas para su venida y su desarrollo. Aquellos que decimos que defendemos la vida desde  la concepción hasta su término natural pasando por todas las etapas de su crecimiento, no podemos quedarnos en enunciados y en palabras”.

“Es necesario encontrar soluciones nuevas y creativas para que ninguna mujer busque recurrir a  un desenlace que no es solución para nadie”, resaltó.

“En este Santuario se han depositado los secretos del corazón de tantas personas, especialmente de tantas madres que han encontrado descanso en la mirada misericordiosa de María. Volvamos a detenernos ante esa mirada y pidámosle que nos de su bendición”.

Para concluir, Mons. Ojea exhortó a pedirle a la Virgen que “a través nuestro mire a todos los hogares del país, especialmente a nuestros jóvenes, a nuestros niños y niñas que crecen en el vientre de sus madres y que son nuestra mayor riqueza, nuestro mayor tesoro”.

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