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jueves, 19 de enero de 2017

EL BUEY Y EL MOSQUITO


El buey y el mosquito



La gente tiene a menudo una imagen inflada de sí mismo: desea con ardor que los resultados de su actuación estén a la altura de la efigie que tienen de su persona. Y, como es raro que se dé esa adecuación, la gente reacciona entre frustrada y resentida. Estamos al borde de la locura, metidos en la neblina de la alucinación (Larrañaga).

En el cuerno de un buey se posó un mosquito. Luego de permanecer allí largo rato, al irse a su vuelo preguntó al buey si se alegraba de que por fin se marchase. El buey le respondió: —Ni supe que habías venido, ni lo notaré cuando te vayas. Esopo.

Según santo Tomás de Aquino, Cristo nos recomendó por encima de todo la humildad, por esta razón: porque con ella se anula el principal impedimento para nuestra santificación. Todas las demás virtudes derivan de ella su valor. Sólo a ella le concede Dios sus gracias, y las retira cuando ella desaparece.


* Enviado por el P. Natalio

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