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lunes, 9 de mayo de 2016

MEDITACIÓN Y EL EVANGELIO DE HOY LUNES 9 DE MAYO 2016


Texto del Evangelio (Jn 16,29-33): 

En aquel tiempo, los discípulos dijeron a Jesús: «Ahora sí que hablas claro, y no dices ninguna parábola. Sabemos ahora que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por esto creemos que has salido de Dios». Jesús les respondió: «¿Ahora creéis? Mirad que llega la hora (y ha llegado ya) en que os dispersaréis cada uno por vuestro lado y me dejaréis solo. Pero no estoy solo, porque el Padre está conmigo. Os he dicho estas cosas para que tengáis paz en mí. En el mundo tendréis tribulación. Pero ¡ánimo!: yo he vencido al mundo».

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«¡Ánimo!: yo he vencido al mundo»
Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala 
(Sant Hipòlit de Voltregà, Barcelona, España)


Hoy podemos tener la sensación de que el mundo de la fe en Cristo se debilita. Hay muchas noticias que van en contra de la fortaleza que querríamos recibir de la vida fundamentada íntegramente en el Evangelio. Los valores del consumismo, del capitalismo, de la sensualidad y del materialismo están en boga y en contra de todo lo que suponga ponerse en sintonía con las exigencias evangélicas. No obstante, este conjunto de valores y de maneras de entender la vida no dan ni la plenitud personal ni la paz, sino que sólo traen más malestar e inquietud interior. ¿No será por esto que, hoy, las personas van por la calle enfurruñadas, cerradas y preocupadas por un futuro que no ven nada claro, precisamente porque se lo han hipotecado al precio de un coche, de un piso o de unas vacaciones que, de hecho, no se pueden permitir?

Las palabras de Jesús nos invitan a la confianza: «¡Ánimo!: yo he vencido al mundo» (Jn 16,33), es decir, por su Pasión, Muerte y Resurrección ha alcanzado la vida eterna, aquella que no tiene obstáculos, aquella que no tiene límite porque ha vencido todos los límites y ha superado todas las dificultades. 

Los de Cristo vencemos las dificultades tal y como Él las ha vencido, a pesar de que en nuestra vida también hayamos de pasar por sucesivas muertes y resurrecciones, nunca deseadas pero sí asumidas por el mismo Misterio Pascual de Cristo. ¿Acaso no son “muertes” la pérdida de un amigo, la separación de la persona amada, el fracaso de un proyecto o las limitaciones que experimentamos a causa de nuestra fragilidad humana?

Pero «sobre todas estas cosas triunfamos por Aquel que nos amó» (Rom 8,37). Seamos testigos del amor de Dios, porque Él en nosotros «ha hecho (...) cosas grandes» (Lc 1,49) y nos ha dado su ayuda para superar toda dificultad, incluso la muerte, porque Cristo nos comunica su Espíritu Santo.



Fuente: http://evangeli.net/evangelio

MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 9 - MADRE DE JESUCRISTO


MAYO, MES DE MARÍA
Noveno día: Explicación de las letanías


Mater Christi

Madre de Jesucristo. ¿Hay un título más glorioso, para María, que ser la Madre de Jesucristo, cuya gloria y majestad se derraman sobre ella? Porque adorando a Jesucristo como Rey de reyes y Amo soberano del universo, ¿no se debe honrar a su Santísima Madre como la Reina gloriosa del cielo y de la tierra? Y si Betsabé, e otro tiempo, obtuvo tanta gloria por ser la madre de Salomón, ¡qué honor, qué gloria no le corresponde a María, la Madre de Jesucristo, que es el Hijo de Dios y Dios mismo!

Mater divinae gratiae

Madre de la divina gracia ¿Se podrá dudar que María fue la Madre de la divina gracia, después de que fue elevada a la dignidad de Madre de aquél que es el autor de todas las gracias, y después que el arcángel Gabriel, el enviado del altísimo, la saludó llena de gracia? No, ciertamente; porque es en vista de esta plenitud que la Iglesia le aplica esas palabras del Eclesiástico: En mí está toda la gracia, y que los santos Padres la compararon con el mar, por ser el mar el reservorio y la fuente de todas las aguas de la tierra, lo mismo que María es el tesoro y el canal de todas las gracias del cielo.

Ejemplo

Un gran pecador se encontró un día con San Bernardo, lamentando la multitd de sus pecados. “Es imposible que Dios me conceda su persona y su gracia”. El santo Doctor le respondió lleno de compasión: “Tranquilícese usted, hijo mío, no tiene ninguna razón para desesperar”. Tome, lea. El santo le hizo leer el pasaje de la Escritura en que el Ángel dice a María: “No temas porque has encontrado gracia delante de Dios (Luc I, 30). ¿Comprende esas palabras? Preguntó el santo. María encontró gracia. Hijo mío, usted sabe que se puede encontrar cosas que otros han perdido. Así, no tarde no tema, apúrese en recurrir a la Madre de Dios y dígale : “ He perdido la gracia y tú la has encontrado, devuélvemela reconciliándome con tu Hijo, y leugo que haya recuperado esta gracia, guárdame por miedo a que la pierda de nuevo”. El pobre pecador repitió confiado, se prosternó delante de la imagen de la Virgen, rogó a la Madre de la gracia divina, hizo penitencia y muruó bendiciendo el nombre de su celeste protectora.

Pidamos a la Santísima virgen una gracia abundante por nuestro progreso en las virtudes de nuestra condición


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACi Prensa

DAR TESTIMONIO DE LA MISERICORDIA DE DIOS


Dar testimonio de la misericordia de Dios
Es importante y necesario dar testimonio de la misericordia de Dios para vivir como verdaderos discípulos de Jesucristo.


Por: P. Johan Pacheco




(RV).- “Paz a ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo” (Jn 20, 21), dijo Jesucristo a sus discípulos enviándolos a ser anunciadores de su Divina Misericordia, capacitando así bajo la acción del Espíritu Santo la obra misionera de los apóstoles.

En la actualidad también se perciben puertas cerradas, como en aquella ocasión estaban los discípulos por miedo. Es un llamado para el bautizado, anunciar la Divina Misericordia siendo testigos de la paz que Cristo dona con la resurrección y viviendo la pascua con el deseo firme de la reconciliación.

En la bula Misericordiae Vultus el Papa Francisco recuerda las palabras de San Juan Pablo II que motiva “la urgencia de anunciar y testimoniar la misericordia en el mundo contemporáneo: Ella está dictada por el amor al hombre, a todo lo que es humano y que, según la intuición de gran parte de los contemporáneos, está amenazado por un peligro inmenso. El misterio de Cristo... me obliga al mismo tiempo a proclamar la misericordia como amor compasivo de Dios, revelado en el mismo misterio de Cristo. Ello me obliga también a recurrir a tal misericordia y a implorarla en esta difícil, crítica fase de la historia de la Iglesia y del mundo” (n. 11).

Hoy sigue siendo necesario implorar la misericordia de Dios, y dar testimonio de ella. Luego del encuentro de los discípulos con Jesús (Jn 20, 19-31), ellos empezaron a tener vida en Él, anunciando su palabra e imitando sus obras; ser testigos de la misericordia de Dios significa vivir como verdaderos discípulos y misioneros de Jesucristo.    

LAS DOS CORONAS


Las dos coronas



San Maximiliano Kolbe, desde pequeño, tuvo una gran devoción a la Virgen María. San Luis María Grignon de Monfort afirma: “Cuando el Espíritu Santo encuentra a María en un alma, se siente atraído irresistiblemente hacia ella y en ella hace su morada. A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María”. Una anécdota significativa del Padre Kolbe.

Una vez que Maximiliano hizo una travesura, su madre lo reprochó con severidad: “Niño mío… ¡Quién sabe lo que será de ti!”. Después, ella no pensó más, pero observó que el hijo había cambiado por completo. A menudo se retiraba ante un altarcito escondido en un rincón y rezaba llorando. Esto la preocupó: “¿Te pasa algo?, le preguntó. ¡Has de contar todo a tu mamita!”. Muy emocionado le dijo: "Mamá, cuando me reprochaste, pedí mucho a la Virgen me dijera lo que sería de mí. Entonces se me apareció llevando dos coronas: una blanca y otra roja. Me miró con cariño y me preguntó si quería las dos coronas. La blanca significaba la pureza y la roja que sería mártir. Contesté que las aceptaba... Entonces la Virgen me miró con dulzura y desapareció".

Atestigua la madre del Padre Kolbe: “El cambio extraordinario en la conducta del niño fue para mí una clara señal de que todo era verdad. Él tenía plena conciencia, y al hablarme, con el rostro radiante, indicaba la deseada muerte de mártir”. Este fascinante encuentro de Maximiliano con la Virgen María fue el manantial de su santidad y apostolado. No olvides que los santos son obras maestras de Dios. ¿Por qué no lees una vida por año?



* Enviado por el P. Natalio

QUIÉN ES EL ESPÍRITU SANTO Y CÓMO ACTÚA EN MI VIDA? PREGUNTA EL PAPA A CADA CRISTIANO


¿Quién es el Espíritu Santo y cómo actúa en mi vida?, pregunta el Papa a cada cristiano
Por Alvaro de Juana



(ACI).- Pocos días antes de la Fiesta de Pentecostés, el Papa dedicó la homilía de la Misa en la Casa Santa Marta a hablar del Espíritu Santo y explicar cómo obra en cada persona si de verdad se le recibe.

El Papa comentó las lecturas de la liturgia del día y dijo que muchos aseguran haber “aprendido del Catecismo” que el Espíritu Santo está “en la Trinidad” pero luego no saben “nada más sobre el Espíritu Santo”.

“El Espíritu Santo es el que mueve la Iglesia, es aquél que trabaja en la Iglesia, en nuestros corazones, es el que hace de cada cristiano una persona distinta a la otra, pero de todos juntos hace una unidad”.

“Es aquél –continuó- que lleva adelante, abre las puertas de par en par y te invita a dar testimonio de Jesús”.

Francisco siguió diciendo: “Es aquél que en nosotros nos enseña a mirar al Padre y a decirle: ‘Padre’. Nos libra de esa condición de huérfano a la que el espíritu del mundo nos quiere llevar”.

“El Espíritu Santo es el protagonista de la Iglesia viva. Es aquél que trabaja en la Iglesia”, repitió una vez más. Pero hay un peligro: “que cuando no vivimos esto, cuando no estamos en lo alto de esta misión del Espíritu Santo” reduzcamos “la fe a una moral, una ética”.

Por ello, uno no debe cumplir solo los mandamientos: “esto se puede hacer, esto no se puede hacer, ‘¡hasta aquí sí, hasta allá no! Y de ahí a la casuística y a una moral fría”.

El Papa advirtió entonces que el cristianismo “no es una ética: es un encuentro con Jesucristo”. Y es el Espíritu Santo “el que me lleva a este encuentro con Jesucristo”, añadió.

“Pero nosotros, en nuestra vida, tenemos en nuestro corazón el Espíritu Santo como un ‘prisionero de lujo’: no dejamos que nos impulse, no dejamos que nos mueva. Hace todo, sabe todo, sabe recordarnos qué ha dicho Jesús, sabe explicarnos las cosas de Jesús”.

Y “sólo el Espíritu no sabe hacer una cosa: cristianos de salón. ¡Esto no lo sabe hacer!”, advirtió el Pontífice. “No sabe hacer ‘cristianos virtuales’, y no virtuosos. Él hace cristianos reales, Él se encarga de la vida real así como es, con la profecía de leer los signos de los tiempos, y nos lleva adelante así”.

“Es el gran prisionero de nuestro corazón. Decimos: ‘es’ la tercera Persona de la Trinidad  y terminamos ahí…”, denunció.

En la homilía, aseguró que esta semana “nos hará bien reflexionar sobre qué hace el Espíritu Santo en mi vida” y preguntarse si nos “ha enseñado el camino de la libertad”.

El Espíritu que está en cada uno, “me impulsa a ir fuera: ¿tengo miedo?”. “¿Cómo es mi valentía, la que me da el Espíritu Santo para salir de mí mismo, para testimoniar a Jesús?”. E incluso: “¿Cómo es mi paciencia ante las pruebas? Porque también la paciencia la da el Espíritu Santo”.

“En esta semana de preparación a la Fiesta de Pentecostés pensemos: ‘¿De verdad lo creo o es una palabra, para mí, el Espíritu Santo?’. Y busquemos hablar con Él y decir: ‘Se que Tú estás en mi corazón, que Tú estás en el corazón de la Iglesia, que Tú llevas adelante la Iglesia, que Tú haces la unidad entre nosotros, pero siendo diferentes cada uno de nosotros, en la diversidad de todos nosotros…’. Decirle todas estas cosas y pedir la gracia de aprender –pero en la práctica, en mi vida– qué hace Él. Es la gracia de la docilidad a Él: ser dócil al Espíritu Santo”. 


Lectura comentada por el Papa:
Primera lectura

Hechos 19:1-8
1 Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó las regiones altas y llegó a Efeso donde encontró algunos discípulos;
2 les preguntó: «¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando abrazasteis la fe?» Ellos contestaron: «Pero si nosotros no hemos oído decir siquiera que exista el Espíritu Santo.»
3 El replicó: «¿Pues qué bautismo habéis recibido?» - «El bautismo de Juan», respondieron.
4 Pablo añadió: «Juan bautizó con un bautismo de conversión, diciendo al pueblo que creyesen en el que había de venir después de él, o sea en Jesús.»
5 Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús.
6 Y, habiéndoles Pablo impuesto las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar.
7 Eran en total unos doce hombres.
8 Entró en la sinagoga y durante tres meses hablaba con valentía, discutiendo acerca del Reino de Dios e intentando convencerles.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, LUNES 9 DE MAYO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Mayo 9



Por más que no lo quieras, en tu vida no podrás nunca prescindir del dolor; el dolor es una realidad que no depende de nosotros; se nos hace presente, queramos o no queramos; incluso se nos hace encontradizo cuando menos lo queremos.

Pero si no podemos evitar el dolor, está en nuestras manos el saberle dar un sentido u otro, el adoptar frente a él una y otra posición, muy distinto por cierto una de otra.

Si al sufrir te enojas y protestas, con ello nada bueno consigues; solamente aumentas el sufrimiento y haces daño tanto a tu cuerpo como a tu espíritu en tus relaciones con Dios.

Si al sufrir aceptas el sufrimiento, le das un verdadero sentido, lo conviertes en algo positivo, eficiente, salvador y redentor de tí y de los demás;  con ello te estás dignificando.

Si al sufrir llegas a aceptar con amor el sufrimiento, será porque ya te has acercado a Dios y has llegado a comprender que no es posible amar sin sufrir, ni sufrir sin amar.

“El sacrificio del justo es aceptado y su memorial no caerá en el olvido; glorifica al Señor con generosidad y no mezquines las primicias de tus manos” (Eclo 35,6-7) El justo ha de convertir el mero dolor en auténtico sacrificio ofrecido al Señor con amor y por amor.


* P. Alfonso Milagro

23 CONSEJOS A LOS MATRIMONIOS QUE QUIEREN SER SANTOS


23 Consejos a los matrimonios que quieren ser santos
En primer lugar tomad conciencia de que el Santo Matrimonio no es cosa vuestra


Por: Padre Francisco Javier Domínguez




De la Carta del Apóstol San Pablo a los romanos (12,9-12): Que vuestra Caridad no sea una farsa; aborreced lo malo y apegaos a lo bueno. Como buenos hermanos, sed cariñosos unos con otros, estimando a los demás más que a uno mismo. En la actividad, no seáis descuidados; en el espíritu, manteneos ardientes. Servid constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres; estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración.

1. En primer lugar tomad conciencia de que el Santo Matrimonio no es cosa vuestra. Es Dios el que os necesita unidos para hacer un gran bien en este mundo. Es Dios el que cuenta con cada uno de vosotros y por ello nunca os faltará su gracia para vivirlo conforme a los planes que Dios tenga para vosotros. No sois dos, sois tres. Y Dios es el centro. Siempre que lo quitéis del centro, el mundo se pondrá en su lugar y vuestro Santo Matrimonio peligrará.


2.El contraer Matrimonio es una llamada que Dios os hace a la SANTIDAD. Es decir, una gran responsabilidad. Tenéis que ser desde vuestro matrimonio luz del mundo y sal para la tierra. Vuestro mundo y vuestra tierra en primerísimo lugar será vuestro hogar, los hijos… Los que se acerquen a vuestro hogar tienen que llevarse la luz de Dios, vuestra oración, el amor, el perdón… Tenéis que ser TESTIGOS de Cristo muerto y resucitado.

3.Para ser un matrimonio Santo es importantísimo que seáis un hombre y una mujer de oración, personas profundamente metidas en el Corazón de Cristo. Y personas profundamente acostumbradas al sacrificio, a la abnegación, al saber bajar la cabeza, saber ceder por el otro, saber bajar la cabeza por que haya paz en el hogar. Evitar siempre la división del hogar. El demonio siempre quiere cargarse la unidad familiar, por ello luchad por ella con uñas y dientes.

4.Sed muy transparentes el uno con el otro, no guardaros nada. Todos somos humanos e imperfectos. Nunca escandalizaros por las meteduras de pata que ha podido hacer el otro. En las mismas circunstancias cualquiera podría haber caído también. Hay que saber perdonar y esperar. Cada uno tiene su tiempo de maduración, de darse cuenta de las cosas. Hay que tener MISERICORDIA ante las pobrezas del otro. Por ello NO TARDAR en buscar un padre espiritual para vuestro matrimonio, un sacerdote de buena doctrina que os ayude a crecer, a madurar y a ser mejores cristianos; y que lo tengáis disponible para confesaros en cualquier momento que lo necesitéis.

5.Ponte muchas veces en el lugar del otro. No pienses solo en ti. Piensa en las necesidades del otro antes que en las tuyas. Cada uno tiene que ser el último para que el matrimonio sea feliz. Y estad siempre dispuestos a cargar con las cargas del otro.

6.Confesaros con un sacerdote como muy tarde una vez al mes, y si podéis todas las semanas mucho mejor. En la Confesión Dios derrama una gracia muy especial y da os da luz y fuerza para caminar por el bien.

7.Compartid juntos un paseo, una película en el cine, una cena, una conversación… Pero solos. Cuando tengáis hijos dejadlos de vez en cuando con los abuelos o con unos buenos amigos. Tened tiempo para vosotros. Interesaos por vuestras cosas. Vuestras luchas, vuestras ilusiones, vuestros sufrimientos, vuestras alegrías… es muy importantes que las compartáis. En el matrimonio hay que hablar mucho. Cuando se deja de hablar de lo que llevamos dentro el amor se debilita. En cambio la ilusión por sorprender al otro, por saber que le gusta, que le ocurre… Es buena tierra para un Matrimonio Santo.

8.Estad muy unidos por la fe. Y nuestra fe se alimenta de muchas maneras, pero especialmente en la Santa Misa Dominical. No faltéis nunca juntos a la Santa Misa, y sentaros juntos. No haced como esos matrimonios que ya no se quieren y se sientan cada uno en una esquina de la iglesia. Vosotros juntos. Para juntos alimentaros de la Palabra y de la Eucaristía.

9. Todas las mañanas de rodillas ante Dios, haced la señal de la Cruz y poned vuestra familia bajo la protección de la Trinidad Santísima. Besad el suelo y decid: Serviam (Te serviré Señor). Haced el ofrecimiento de obras. Y pedid el auxilio de la Virgen y el acompañamiento de vuestros ángeles de la guarda. Poneros agua bendita.

10. Que no haya una noche que os vayáis a la cama sin daros un beso, hacer examen de conciencia y rezar tres Ave María en Cruz que son prenda de salvación eterna y además lo ofrecéis por la Pureza, la conversión de los pecadores y la Salvación del mundo. Y no os vayáis nunca a dormir enfadados. Antes de ir a dormir todos en el hogar deben estar Reconciliados y en la Paz del amor. Rociad la cama y vuestras frentes con agua bendita.

11. Es muy importante que al menos una vez a la semana vayáis juntos al Sagrario, y allí de rodillas frente al Señor, postrados ante Dios, pedid que se fortalezca vuestro matrimonio, pedidle perdón por si no le estáis dando toda la gloria que tenéis que darle con vuestra unión, encomendad a vuestros hijos, a vuestras familias… Y terminad con esta oración: Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo.Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman. Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la Conversión de los pobres pecadores. Te pido en especial: Por el Papa y sus intenciones, por nuestro Obispo y sus intenciones, por todos los hogares de Marismillas, por nuestro párroco y sus intenciones…Y tras rezar un ratito, llevaros vuestros nuevos testamentos (de la misma edición) y leed al menos un capitulo abierto al azar.

12. Todos los Domingos al atardecer ante un pequeño altar en vuestro hogar donde haya una Biblia, un Crucifijo, Agua Bendita y una fotografía de la Virgen, haced vuestra consagración y la de toda la familia al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María. Invocad al Espíritu Santo sobre vuestro hogar. Y pedid la protección de la Santísima Trinidad sobre vuestra familia. Los sábados rezad juntos frente a la fotografía de la Virgen una Salve.

13. Cada día rezad del Santo Rosario en familia. Este será el arma más poderosa para vuestro matrimonio y vuestra familia. El demonio os tentará con mil líos, problemas, cansancio… Pero ahí os lo jugáis todo. Aunque sea un solo misterio, ni un día desde que os caséis dejad de rezar el Santo Rosario.

14. Recordad que lo más importante en el hogar es la unión del matrimonio. Si vosotros no os queréis vuestros hijos no serán felices, si vosotros no os perdonáis vuestro hijos no serán felices…Vuestros hijos tienen que ver que os amáis, que os dais un abrazo de vez en cuando, que tenéis palabras de respeto y cariño entre ustedes, que os preocupáis el uno del otro. No martiricéis a vuestros hijos con la frialdad. Los pollitos tienen que crecer en el calor del hogar, y el calor del hogar es el cariño, la comprensión.

15. Que nunca os vean vuestros hijos mentir, hablar con brusquedades, decir palabras feas… Vosotros seréis los maestros de vuestros hijos, y si no sois buenos maestros creareis pequeños monstruitos llenos de odios y rencores. Si os ven perdonar ellos perdonaran, si os ven amar ellos amaran… Y nunca pongáis a los hijos en contra del otro, eso es una locura que trastorna a los niños. Los padres tienen que ser una sola educación, una sola directriz, un solo plan… Las deliberaciones en la intimidad. A los hijos razones claras y firmes.

16. Nunca hablad con vuestras respectivas familias de vuestros problemas o situaciones matrimoniales, ni con los amigos. Las cosas del matrimonio y el hogar, en casa se queda. Si no, luego corre peligro la unión del matrimonio con el resto de familia y amigos. La familia y los amigos son para quererlos no para desahogarnos con ellos sobre los problemas de la intimidad del hogar. Tened un padre espiritual que os ayude en los problemas.

17. Sed un matrimonio generoso. No pongáis medios anticonceptivos en vuestra relación conyugal, que eso pone muy triste al Señor. Asesoraros sobre los medios naturales. Y además, Dios bendice a las familias con cada hijo que llega. No tengáis miedo, sed valientes y Dios os recompensará. Nunca os faltará lo necesario. Rezad y ofreced muchos sacrificios para que se dejen de cometer los abortos, que son crueles asesinatos que dañan mucho el corazón del Señor y la Virgen.

18. La Salvación de vuestro hogar se juega en gran parte en que seáis un hombre y una mujer de Dios, nunca dejéis de rezar por la conversión de cada uno de los que formáis el hogar.

19. Que siempre crezcan vuestros hijos sabiendo que sus padres ejercitaban la caridad con los más pobre, los enfermos… los más débiles. Bendecid siempre la mesa antes de comer: SEÑOR BENDICE ESTOS ALIMENTOS Y A QUIENES LOS HAN PREPARADO, DALE PAN A LOS QUE TIENEN HAMBRE Y DANOS HAMBRE DE TI A LOS QUE TENEMOS PAN. POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR. AMÉN.

20. Sed positivos, alegres. No critiquéis. Amad a vuestros enemigos y perdonadlos con el perdón del Señor.

21. En la circunstancias difíciles, cuando las cosas cuestan sacrificio… Ofrécelo al Señor y a la Virgen: Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores, por las benditas almas del purgatorio, por la santidad de los sacerdotes, por las familias cristianas y en reparación por los pecados cometidos contra tu Sagrado corazón y el Inmaculado Corazón de María.

22. Cuando nos faltan las fuerzas para llevar a acabo algún trabajo, alguna penitencia, alguna abnegación: POR TU GRACIA SEÑOR Y CON LA FUERZA DE TU ESPÍRITU SANTO… Que yo pueda hacer tal cosa, que yo pueda soportar esa otra…

23. Recordad que cada día en esta tierra nos estamos jugando el cielo o el infierno, no tenemos más tiempo que el que pasemos en esta tierra para decidir donde pasaremos toda la eternidad.