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domingo, 24 de enero de 2016

JESÚS ES MI FUERZA


Jesús es mi fuerza



En una leprosería del Extremo Oriente, había un joven enfermero que era la admiración de todos por su alegría contagiante y por su espíritu de servicio y de caridad para todos sin excepción. Se llamaba Marcos Vang. Él había sido leproso y, una vez curado, había querido quedarse para ayudar a tantos leprosos que necesitaban ayuda.

Un día, un cierto personaje chino visitó la leprosería, acompañado de la Madre Superiora, y se fijó en la sonrisa brillante de Marcos, que estaba curando las llagas purulentas de un enfermo. La religiosa le dice al visitante: Eso lo hace todos los días y con una cara de alegría que contagia a todos. Entonces, el personaje chino le pregunta con curiosidad:

— Muchacho, ¿por qué estás siempre alegre en medio de tanto sufrimiento y de tantos leprosos, que tienen la carne medio podrida?
— Jesús es mi fuerza. Yo comulgo todos los días.

Y, mientras se retiraba del jardín, la religiosa le iba explicando al visitante qué era eso de comulgar y quién era Jesús, el amigo que nunca falla y nos da la fuerza necesaria para seguir viviendo, aun en medio de las mayores dificultades de la vida.



* Enviado por el P. Natalio

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