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miércoles, 9 de septiembre de 2015

CONSEJOS PARA LA ECONOMÍA DEL HOGAR


Consejos para la economía del hogar
La práctica de virtudes y valores para enseñar en el hogar a fomentar el ahorro
Por: Francisco Gras 




La vida en la familia tiene que estar presidida, entre otras cosas, por la práctica de las virtudes y valores humanos de los padres, para que su ejemplo refuerce las enseñanzas a los hijos.

Virtudes y valores humanos que deben quedar reflejadas en los ingresos, gastos, ahorros y objetivos financieros que tenga la familia. Éstos tienen que ser irremediablemente muy claros y realistas, y estar debidamente plasmados por escrito en un plan para conseguirlos, que puede denominarse “Plan 125”, es decir, a 1, 2 y 5 años vista, e irlo controlando y adecuando mensual o anualmente, para en su caso, modificar también las metas u objetivos previstos.


La familia debe contar con un presupuesto de ingresos, fijos y variables, previsibles en el tiempo y en las circunstancias. La posibilidad de tener otros ingresos adicionales, o de mejorar los actuales estará en función de:

Que los dos cónyuges puedan trabajar a tiempos totales o parciales, sin olvidar el tiempo necesario para la educación de los hijos, su propia formación profesional y el equilibrio entre ingresos y calidad de vida.

Que uno o los dos cónyuges trabajen más horas.
Trabajar desde la casa para ahorrar los costos de transporte y comidas fuera del hogar.

Formación de un negocio trabajado desde la casa a tiempo total o parcial, en función de los conocimientos y plan de vida previsto.

La mejor manera de aumentar los ingresos para poder cumplir los objetivos previstos es asumiendo el costo económico y el sacrificio dedicado a obtener una mejor formación académica, realizando un programa de educación continua o certificaciones para conseguir trabajos mejor retribuidos.

Es una decisión que requiere el profundo análisis de las características de cada persona, en relación con sus posibilidades, cualidades, reservas económicas, capacidad de endeudamiento, situación de la economía, lugar donde se vive, y sobre todo, de la viabilidad del proyecto, etcétera.

Los cónyuges deben considerar los tipos de gastos calculados en cada fecha prevista y balanceados con los ingresos y sus fechas, para tomar decisiones.

Gastos fijos o variables obligatorios (las deudas en tarjetas de crédito o de hipotecas de interés variable, es un concepto prioritario en muchos casos).

Gastos fijos imprescindibles.

Gastos variables opcionales.

Gastos extraordinarios opcionales (compra de libros, aparatos que mejoren la capacidad educativa de los hijos).

Gastos extraordinarios imprevistos (hacer un remanente para casos de enfermedades, accidentes, aumento de estudios, etcétera).

Lo ideal es que solamente haya una cuenta bancaria, donde queden reflejados todos los gastos e ingresos, desechando esa mala costumbre de algunos cónyuges, de tener cuentas bancarias, ingresos y gastos separados, haciéndose cada uno responsable de administrarlos. Los bancos facilitan resúmenes de cuentas mensuales, con el desglose de todos los gastos realizados, lo que ayuda muchísimo a compararlos con los presupuestos.

La política sobre la inversión de los ahorros familiares debe consultarse con los expertos, pues hay muchos conceptos a tener en cuenta, que algunas veces marcan las prioridades. Por ejemplo, la disminución de impuestos con el pago de intereses hipotecarios, prepararse para la jubilación, beneficiarse de los incentivos que ofrecen las empresas con los planes de ahorros para la jubilación, para los estudios universitarios de los hijos, la compra de acciones, prepararse para los estudios de los hijos, disponibilidad inmediata para emergencias, riesgos asumidos, rentabilidad, seguridad, etcétera.

Las tarjetas de crédito, solamente se deberían utilizar para casos de emergencia y siempre de común acuerdo entre los cónyuges, para evitar el consumismo que acarrea tantos males. Previamente a utilizar la tarjeta de crédito, tiene que haber un plan sobre la forma de pagar lo gastado. Los gastos, preferentemente, deberían ser hechos por medio de tarjetas de débito, para no poder pasarse de los límites que cada uno se impone.

Gastar menos debería ser una prioridad familiar cuando la diferencia entre los ingresos, gastos y ahorros previsibles en las fechas indicadas no permite seguir llevando el modelo de vida que utiliza la familia, o no se pueden cumplir los objetivos familiares previstos.

Todas las acciones que la familia tome tendrán que ser pasadas por la criba de ese presupuesto de ingresos, gastos y ahorros mencionados, para adecuar sus acciones de forma que converjan en los fines propuestos.

Ya se han terminado las épocas donde se gastaba según se quería sin ningún miramiento y cuando la diferencia se cargaba a la tarjeta de crédito, esperando a que algún día pudiera pagarse. Ahora todos quieren que esta crisis pase cuanto antes, para volver a lo de antes, a los felices tiempos de los gastos descontrolados. No para actuar de acuerdo con lo aprendido de los derroches realizados.

Virtudes y valores humanos, que los padres deberán practicar e inculcar a sus hijos, para conseguir los objetivos propuestos: Abnegación. Aceptación Arrepentimiento. Austeridad. Autodisciplina Disciplina. Coherencia. Colaboración. Compromiso. Constancia Control. Cooperación Desprendimiento Disposición. Ejemplo. Esfuerzo Familia. Fortaleza. Generosidad Habito Humildad. Moderación Mortificación. Orden. Paciencia. Prevención. Responsabilidad. Sacrificio. Sencillez. Templanza. Trabajo, etcétera. La práctica de estas virtudes y valores humanos serán una buena herramienta, para romper las malsanas costumbres o perniciosos hábitos, que impiden a las familias alcanzar los objetivos previstos.

Padres e hijos deben estar completamente al corriente, según sus edades, de todas las decisiones que se tomen. Cada uno debe hacer lo que mejor sepa en beneficio de la familia y tiene que asumir la responsabilidad que voluntaria u obligatoriamente le corresponda.

Entre todos tienen que darse soporte, para poder llevar a efecto lo que hayan acordado, que aunque en un principio alguien disienta, después de que han llegado a un acuerdo, todos tienen que luchar en equipo para conseguirlo.

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