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martes, 23 de septiembre de 2014

LOS GRUPOS DE ORACIÓN DEL PADRE PÍO DE PIETRELCINA


Grupos de Oración del Padre Pío de Pietrelcina


“La oración es la mejor arma, es la llave que abre el corazón de Dios”. Aconsejó la oración insistente “ya que la insistencia pone de manifiesto la fe”. "Lo que falta a la humanidad” - repetía con frecuencia el Padre Pío- “es la oración”

El Padre Pío oró durante muchos años, por la mañana, al mediodía y al atardecer, con los miles de peregrinos que llegaban cada día al Santuario de Nuestra Señora de las Gracias, en San Giovanni Rotondo, y, para secundar las llamadas a la oración  del papa Pío XII, después de la Segunda Guerra Mundial, promovió, a partir del año 1947, los Grupos de Oración, que muy pronto se extendieron por todo el mundo y para los que celebró su última Misa y a los que impartió su última bendición el 22 de septiembre de 1968, pocas horas antes de su muerte y que  definió como:

La idea de los “Grupos de Oración” la mantuvo el Padre Pío como ayuda al mundo que sufre. Su corazón deseaba mucho más, al fundar los “Grupos de Oración” veía una corriente de oraciones, extendiéndose cada vez más y abrazando a tantos otros corazones,  que lograse aunar a todos los hermanos que sufren, a todo necesitado corporal.

A la muerte del Beato Padre Pío, en 1968 los Grupos eran 726, número que se ha multiplicado y a la fecha son cientos y miles de miembros en todo el mundo.


Juan Pablo II un dí­a después de la Beatificación del padre Pío dijo:

"En cuanto a los grupos de oración quiso que fueran faros de luz y de amor en el mundo. Deseaba que muchas almas se le asociaran en la oració: «Orad -decía-, orad al Señor conmigo, porque todo el mundo tiene necesidad de la oración. Y todos los días, cuando vuestro corazón más sienta la soledad de la vida, rogad, rogad junto con el Señor, porque también Dios necesita de nuestra oración». Su intención era crear un ejército de orantes, de personas que fueran "levadura" en el mundo con la fuerza de la oración. Y hoy toda la Iglesia le está agradecida por esta preciosa herencia".

Es por ello que los Capuchinos de México-Texas junto con un grupo de fieles queremos continuar esta obra que es el centro de su enseñanza, y así­, a través de los grupos de oración estemos unidos a toda la Iglesia para colaborar en la obra Redentora de Cristo.

El centro de nuestra espiritualidad quiere ser la misma que impulsó la vida del padre Pí­o: "Amor a Marí­a y a la Eucaristí­a para la Salvación del Mundo".

Actualmente ya existen algunos grupos de oración del padre Pí­o en México que siguen su propia dinámica, y a través de esta página queremos ir ofreciendo material de apoyo que pueda servir para un conocimiento más profundo de la vida del padre Pío y su espiritualidad.



EL LEGADO DEL PADRE PÍO:
LOS GRUPOS DE ORACIÓN

Los Grupos de Oración surgieron gracias a la intuición del Padre Pío de Pietrelcina, en vista de las necesidades espirituales de nuestra época. El propósito de ellos es cooperar en la realización del Reino de Dios, según las enseñanzas de Jesús, quien reiteradamente ha insistido en la necesidad de la Oración y nos ha indicado el modo. Los Grupos desean obrar obedeciendo a las repetidas invitaciones que, en tal sentido, han sido formuladas por los Sumos Pontífices y por la Jerarquía Eclesiástica, según la tradición expresada admirablemente por los Concilios Ecuménicos y especialmente por el Concilio Vaticano II.

Los Grupos se proponen seguir los principios generales de la espiritualidad franciscana del Padre Pío: Plena e incondicional adhesión a la doctrina de la Iglesia Católica, guiada por el Papa y por los Obispos. Obediencia al Papa y a los Obispos, cuyo portavoz, dentro del Grupo, es el Sacerdote Director Espiritual, nombrado por el Obispo.

Oración con la Iglesia, por la Iglesia y en la Iglesia, con la Participación activa en la vida litúrgica y sacramental, vivida como vértice de la íntima comunión con Dios. Reparación a través de la participación de los sufrimientos de Cristo, según las enseñanzas de San Pablo. Caridad activa e laboriosa en el alivio de los que sufren y de los necesitados, como actuación práctica de la caridad hacia Dios.

Los Grupos de Oración están constituidos por fieles que se proponen poner en práctica la invitación de Jesucristo a la oración, confirmada por los Sumos Pontífices; son establecidos en una Iglesia o en un oratorio por el Ordinario del lugar o, por lo menos, por él aprobados, y allí se reúnen periódicamente, bajo la guía del Director Espiritual, para rezar y para invitar a otras personas a la oración, en comunión con la Jerarquía Eclesiástica y de acuerdo con las orientaciones espirituales indicadas por el Padre Pío de Pietrelcina. Los miembros de los Grupos cuidarán con esmero la propia formación espiritual, asistiendo a las reuniones dedicadas a profundizar la doctrina católica y llevarán a cabo el apostolado promoviendo iniciativas particulares de evangelización, en plena adhesión y realización de la acción pastoral de la Iglesia particular y local.
Pueden ser miembros de los Grupos de Oración tanto los laicos como los sacerdotes y los religiosos.

A los Grupos de Oración se encomiendan las siguientes intenciones generales:
-La Iglesia, el Papa, los Obispos, las Vocaciones Eclesiásticas y Religiosas, la santificación del Clero, el fervor de la vida cristiana, la conversión de los pecadores y de los ateos, los enfermos, especialmente los incurables, los ancianos y otras intenciones relativas a las necesidades contingentes de la Iglesia y de la Sociedad.
-Los adherentes a los Grupos se dedicarán a la oración de reparación y, siguiendo la enseñanza del apóstol Pablo, ofrecerán sus sufrimientos participando de la Pasión de Cristo, Redentor del mundo.

-A fin de que las oraciones sean más gratas a Dios, los miembros de los Grupos de Oración efectuarán obras de penitencia y de reparación y tratarán de ser un ejemplo en la aceptación de los sufrimientos y de los sacrificios inherentes al propio estado y a la práctica sincera de la vida cristiana. En particular se dedicarán a las obras de caridad, especialmente con los enfermos, los ancianos y los segregados.

“Llegaré a la puerta del cielo, pero no entraré hasta que todos mis hijos espirituales no hayan entrado” dijo el Padre Pío. Si quieres ser su hijo espiritual, no tienes más que tomar su legado y hacerlo propio. El te estará esperando en las puertas del Cielo cuando llegues allí.

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