Autor: Andrés Pérez Apablaza | Fuente: Catholic.net Recompensa a los que dejan todo por Jesús | |
Marcos 10, 28-31. Tiempo Ordinario. No tengamos miedo. Optar por Cristo siempre será la mejor empresa de nuestra vida. | |
En aquel tiempo Pedro se puso a decirle a Jesús: Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido» Jesús dijo: Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros. Oración introductoria Señor, gracias por darme la oportunidad de estar contigo en esta oración. Aunque me prometes retribuir el ciento por uno, hoy me conformo con poder experimentar tu cercanía para que mi corazón pueda amarte como al único totalmente amable; mi inteligencia pueda creer en Ti como en él único que no engaña y mi libertad pueda elegirte a Ti como lo único que colma mis ansias y anhelos. Petición Señor, dame el don de saber orar y encontrarme contigo en esta oración. Meditación del Papa Francisco Pedro le pregunta: "Está bien, ¿y nosotros? Nosotros hemos dejado todo por Ti. ¿Cuál será el salario? ¿Cómo será el premio?". La respuesta de Jesús, tal vez, es un poco irónica: pero sí, también tú y todos vosotros que habéis dejado casa, hermanos, hermanas, madre, hijo, campos, tendréis el ciento por uno de esto. Sin embargo les advierte que deberán afrontar la persecución, descrita como el salario o la paga del discípulo. El cristiano sigue a Jesús por amor, y cuando se sigue a Jesús con amor, la envidia del diablo hace muchas cosas. El espíritu del mundo no tolera esto, no tolera el testimonio. Pensad en la Madre Teresa, considerada como una figura positiva que hizo tantas cosas hermosas por los demás... El espíritu del mundo nunca dice que la beata Teresa todos los días, muchas horas, estaba en adoración; nunca. Reduce la actividad cristiana al hacer un bien social. Como si la existencia cristiana fuese una pintura, un barniz de cristianismo. Pero el anuncio de Jesús no es un barniz, penetra en los huesos, va directo al corazón; va al interior y nos cambia. Y esto, el espíritu del mundo no lo tolera; y por ello vienen las persecuciones. (S.S. Francisco, 28 de mayo de 2013, homilía en misa matutina en la capilla de Santa Marta). . Reflexión Hoy es Pedro quien se gloría de haberlo dejado todo. Cuando antes todos se espantaban de las palabras del Señor: quién podrá salvarse. Tan duras les resultaban las palabras de Maestro cuando decía que ningún rico se salvaría. Ellos no eran ricos. Pero bien que entendieron las palabras de Cristo. Con mucho o con poco se es rico, esto es, todo hombre se apega a las cosas. Pedro, hablando más con el espíritu que con la carne, dice bien: "lo han dejado todo y le siguieron". Jesús le responde, esperando que sus oidores entiendan también como antes el fondo de sus palabras: "recibirán el ciento por uno". Cierto que les habla de cosas, de bienes que aumentarán. Cierto que para ello han de hacer una opción radical por Él, una opción que no es despreciar las cosas sino desapegarse de ellas para apegarse a Dios y amar en Dios esas cosas que han dejado, con un amor rectificado por la experiencia de Cristo. Es más, el que haya logrado experimentar la plenitud liberalizadora de la opción radical por Cristo, no sentirá gusto sino sólo en Dios. Y las creaturas, tan bellas como su Hacedor, serán los medios para mejor amarle y servirle. Pero entre las cosas que se nos prometen está una poco agradable, poco comprensible: las persecuciones. Se nos prometen persecuciones como premio por el seguimiento de Cristo. ¿Quién, en efecto, está libre de las cruces de esta vida? ¿Quién en esta tierra ha vivido sin sufrir algo? Nadie. Todos somos pasto de las fieras del egoísmo de nuestros hermanos. Y sin embargo Cristo nos promete estos sufrimientos por Él. ¡Qué extraño regalo! Muy extraño. Pero extraño es para el que no ama. Es una locura sufrir por Cristo si no se le tiene. Quien lo tiene lo da todo porque lo ama. Quien sufre por alguien amado crece, se enaltece, siente que recibe más de lo que ha podido dar. Pero también sabe que esos padeceres no son eternos. Eterna será la Gloria junto a Cristo en el cielo. Y por eso lo sufre todo, se deja querer por Jesús plenamente. No tengamos miedo. Optar por Cristo siempre será la mejor empresa de nuestra vida. Hay que vivirlo para comprenderlo. Propósito Desprenderme de alguna posesión material para ayudar a un necesitado. Diálogo con Cristo Señor auméntame la fe, auméntame mi amor a Ti, porque cuando hay fe sincera y amor verdadero, nada ni nadie será más importante en mi vida que el cumplir tu voluntad. Permite que sea tu discípulo y misionero para hacer partícipes a los demás de tu amor, de esa felicidad que sólo Tú puedes dar. |
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