Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net El primero es el último de todos | |
Marcos 9, 30-37. Tiempo Ordinario. Si quieres ser el primero, pon primero a Dios luego a los demás. | |
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará» Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué estaban discutiendo por el camino?» Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos». Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: «El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado» Oración introductoria ¡Ven, Espíritu Santo! No permitas que me distraiga en esta oración. Dame la fe, la esperanza y el amor para entender lo maravilloso de esta invitación que me haces a estar contigo, para transformar mi corazón de modo que busque servirte sin apegos, sin buscar reconocimiento ni poniendo límites egoístas a lo que tu gracia puede hacer. Petición Señor, ayúdame a ser el último y el servidor de todos, especialmente en mi familia. Meditación del Papa Francisco A pesar de las palabras de Cristo, los discípulos piensan que es mejor detenerse. Y al mismo tiempo comenzaron a discutir entre ellos "cómo organizar la Iglesia". Es más, Santiago y Juan fueron a Jesús a pedirle la función de jefe de gobierno. Pero también los demás discutían y se preguntaban quién de ellos era el más importante en esa Iglesia que querían organizar. Cristo estaba ante el cumplimiento de su misión mientras sus discípulos discutían sobre otro proyecto, otro punto de vista de la Iglesia. Hoy el peligro es ceder a la tentación de un cristianismo sin cruz. Un cristianismo a mitad de camino. Nosotros queremos el triunfo ahora sin ir por la cruz. Un triunfo mundano, un triunfo razonable. El triunfalismo en la Iglesia paraliza a la Iglesia. El triunfalismo de nosotros cristianos paraliza a los cristianos. Una Iglesia triunfalista es una Iglesia a mitad de camino. Una Iglesia que se contentara con estar bien organizada, con todas las oficinas, todo en su lugar, todo bonito, eficiente, pero que renegara a los mártires sería una Iglesia que sólo piensa en los triunfos, en el éxito; que no tiene el estilo de Jesús: la norma del triunfo a través del fracaso. El fracaso humano, el fracaso de la cruz. Y esta es una tentación que todos nosotros tenemos. (S.S. Francisco, 7 de junio de 2013, homilía en misa matutina en capilla de Santa Marta). Reflexión ¿Servir a los demás si queremos ser los primeros? Parece una locura. ¡Qué lección tan dura nos está dando Cristo en este evangelio! Cristo es el primero de entre todos los hijos de Dios. Él es de quien se puede resumir su vida: "pasó haciendo el bien". Nada lo hizo por su propia cuenta, todo por la salvación de los hombres, sus hermanos. Servir a los demás es el centro del cristianismo. Lo decían los paganos del siglo I: "¡Mirad cómo se aman y cómo están dispuestos a morir unos por otros!" Éste es el secreto del primer puesto, la caridad para con todos. Si quieres estar en el primer puesto olvídate de ti mismo y piensa en hacer feliz a la persona que encuentras a tu derecha, y cuando ella ya lo sea, procura con la de la izquierda. Sigue así hasta que todas las personas a tu alrededor sean verdaderamente felices. No te preguntes tanto si tú eres feliz, más bien pregúntate si son felices los que viven a tu alrededor. Entonces, cuando los veas a todos felices, te inundará una felicidad desconocida hasta entonces. No es una locura el servir a los demás. Si eres cristiano es porque quieres imitar a Cristo, tu maestro y señor, que murió para salvarte de la muerte. Si Él pudo, ¿por qué tú no? Propósito Ofrecer una sonrisa para demostrar el amor de Dios a los niños que me encuentre. Diálogo con Cristo Señor, dame la gracia de vivir entregado para que el mayor número posible de personas lleguen a conocer tu amor en profundidad; que gaste mi vida para que muchos otros lleguen a gozar de tu amistad. Quiero ser el primero en ponerme al servicio de los demás, a fin de ejercer un influjo positivo, ser guía de los demás dentro de mi ambiente para ayudar a otros a hacer la experiencia personal de Cristo. |
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