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sábado, 6 de abril de 2013

APARICIONES DE JESÚS A SUS DISCIPULOS - EL EVANGELIO DE HOY

Autor: Omar López | Fuente: Catholic.net
Apariciones de Jesús a sus discípulos
Marcos 16, 9-15. Pascua. El cristiano es, en la Iglesia y con la Iglesia, un misionero de Cristo enviado al mundo.
 
Apariciones de Jesús a sus discípulos
Del santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15

Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

Oración introductoria

Dios mío, creo en Ti, pero necesito aumentar mi fe porque la incredulidad y la dureza de corazón, que recriminas en tus discípulos, están también presentes en mi vida cotidiana, cuando se presentan los problemas, cuando la exigencia de cumplir tu voluntad se ve superior a las propias fuerzas o cuando no comprendo o acepto las dificultades. Ilumina esta oración para que tu luz y tu verdad me lleven a predicar tu Evangelio.

Petición

Señor, aparécete en mi oración, o dame la humildad de saber que me escuchas, aunque no «sienta» nada.

Meditación de SS Benedicto XVI

El Concilio Vaticano II lo indicó con claridad y el Magisterio posterior lo confirmó con fuerza. Esto exige adecuar constantemente estilos de vida, planes pastorales y organización diocesana a esta dimensión fundamental de ser Iglesia, especialmente en nuestro mundo en continuo cambio. Y esto vale también para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, como también para los Movimientos eclesiales: todos los componentes del grande mosaico de la Iglesia deben sentirse fuertemente interpelados por el mandato del Señor de predicar el Evangelio, para que Cristo sea anunciado en todas partes. Nosotros los pastores, los religiosos, las religiosas y todos los fieles en Cristo, debemos seguir las huellas del apóstol Pablo, quien, "prisionero de Cristo por los paganos", trabajó, sufrió y luchó para llevar el Evangelio en medio de los paganos sin ahorrar energías, tiempo y medios para dar a conocer el Mensaje de Cristo».(Benedicto XVI, 26 de enero de 2012).

Reflexión

Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe. (1 Co, 15,14). Desde la primera generación cristiana la Iglesia se reconoce en esta expresión de San Pablo. El problema que se ha siempre presentado es aquél de cómo interpretar esta verdad central del credo. ¿Quiere decir que ha resucitado verdaderamente, es decir, que vive por siempre en su cuerpo y no solamente como simple manera espiritual?

Es esto lo que afirma la Escritura y la fe de la Iglesia. La resurrección en cuanto tal, es decir, el acto por el cual Dios glorifica a Jesús, es inaccesible y se puede alcanzar sólo por la fe. Por eso es importante que este hecho no huya de la búsqueda histórica. Es inimaginable la primera predicación cristiana, sin la experiencia pascual de los apóstoles que testimonian que Jesús se ha manifestado muchas veces antes de la muerte. Sólo esta verdad da un significado auténtico y trascendental a la propia existencia, la ilumina y la hace vivir con optimismo. La resurrección de Cristo es vida para los difuntos, perdón para los pecadores, gloria para los santos. Todo tiene razón de existir con la resurrección de Cristo y el mismo dolor se transforma.

Propósito

Ser testigo de Cristo con un comentario o una buena acción, aunque me cueste.

Diálogo con Cristo

Jesús, no podré ser un testigo auténtico de tu resurrección si primero no logro amar a cada uno de mis hermanos con el mismo amor con que Tú los amas. Dame una caridad como la tuya: total, generosa, desinteresada, que sólo busque el bien de los demás y acepte a todos por igual, sin poner límites y sin hacer acepciones entre las personas. Esto se dice fácil, pero para lograrlo, necesito convertirme en una persona que haya hecho la experiencia de tu amor en su propia vida, por medio de la vida sacramental, la oración y mi ayuda a los demás.

¿Sabes... te amo?

  ¿Sabes... te amo?

        Un día cuando desperté no había luz, todo estaba
        obscuro. Las luces y las estrellas se encontraban
        lejos. Me vi sola y un par de lágrimas me
        hicieron compañía. Caminé, camine... mis rodillas y
        manos sangraban por las caídas, mis ojos no alcanzaban
        a ver nada, mi llanto era un diluvio de dolores, las
        cuales la luz no traspasaba. Lloré, lloré... caminé y
        caí, una... y otra vez; Caí y ya no pude levantarme
        más. El cansancio y la tristeza actuaron en mí. Y
        profundamente dormí...

        ¡LEVÁNTATE¡
        Al instante desperté y un viento cálido me acarició.

        ¡LEVÁNTATE!!.
        ¡¡YO YA CAI POR TI TRES VECES!! 

        Alcé la cara y busqué con desesperación. Fue inútil,
        mis ojos estaban cegados y nada distinguían. La voz se
        oyó con ternura, cargada de amor muy cerca de mí.
        " Levántate, dame tu mano, tú no me has buscado con el
        corazón, no te asustes, yo soy el que ha velado tu
        sueño, el que ha secado tus lágrimas y tus heridas las
        he curado, ese corazón tan roto lo he pegado, anda
        siéntate acércate, ¡Te amo!" No sé como, pero de pie
        me puse. Nada me dolía, ya no había pesar en mi alma.
        Mis ojos... mis ojos ¡veían!. Levanté la cara y ahí,
        cerca de mí estaba Él. Era un hombre de mirada más
        dulce que la miel, y la sonrisa más hermosa que he
        visto, me extendía los brazos...

        -" Ya no necesitas caer, ya no necesitas llorar, si
        estás herido, sólo, búscame, yo estoy cerca de ti
        siempre...".

        Comprendí que nunca estuve sola ,alguien me observaba,
        me cuidaba, ¡estaba junto a mí!...

        ¡LEVÁNTATE¡, ¡LEVÁNTATE¡.
        YO HE DADO LA VIDA POR TI, HE VENCIDO A LA MUERTE VAMOS, EL CAMINO LO HE ABIERTO, NO TEMAS YO IRÉ JUNTO
        A TI, ¿SABES?... TE AMO.

CON MARÍA, EN LA PUERTA DE LA MISERICORDIA

Autor: María Susana Ratero | Fuente: Catholic.net
Con María, en la puerta de la Misericordia
La Misericordia de Jesús tiene una fiesta para honrarla especialmente, pero toda la vida para disfrutarla.
 
Con María, en la puerta de la Misericordia

Mañana es la fiesta de la Misericordia. En la silenciosa semipenumbra de la Parroquia, te contemplo en tu imagen de la Inmaculada Concepción.

- Perdona Madre, que no haya podido escribir nada para la fiesta de la Misericordia... quizás el año que viene..

- ¿Por qué quieres esperar tanto, hija mía?

Desde la ternura de tu Corazón Inmaculado te acercas al mío, tan lento para comprender...

- Hija, la Misericordia de Jesús tiene una fiesta para honrarla especialmente. O sea, tienes un día para festejarla, pero toda la vida para disfrutarla, si quieres, claro. Acercarte a ella, animar a otros a que lo hagan, no tiene una fecha fija en el Calendario...

- Perdona Madre... entonces, enséñame a acercarme a la Misericordia, que no sé bien como se hace eso...

- ¿Qué es, exactamente, lo que no sabes?

- Bueno... perdona la torpeza de mi razonamiento, pero.. si la Misericordia, digamos, tuviese un lugar físico, como ir a tal o cual lado... bueno, seria mas fácil. Como si fuera un gran jardín con una puerta. Solo bastaría con saber donde esta la puerta...

Me miras serenamente y dices...

- Ven, sígueme...

- ¿Adónde, madre?- ¡Que inútil pregunta! Si tu me dices que te siga, ¿Para qué preguntar dónde? Si siempre me llevas al Corazón de tu Hijo...

- Pues... a la puerta del jardín-susurras bajito para no lastimar el silencio de la mañana...

Bueno, no voy a negar que mi imaginación dibujó cien jardines majestuosos en un segundo. Delineaba en mi cabeza un largo trayecto por lugares desconocidos... Pero nada de eso sucede. El trayecto es corto y el lugar por demás conocido.

Solo unos pocos pasos, desde tu imagen hasta... el confesionario...

-¿Querías conocer la puerta de la Misericordia?. Pues aquí la tienes.

No atino yo a reaccionar, mucho menos a preguntar, por lo que tu ternura infinita comienza a explicarme...

- Verás. Este sencillo y pequeño lugar tiene una profundidad que no puedes comprender totalmente. A esta pequeña puertecita se acerca el alma cargada de pecados, angustia, tristeza y dolor. Aquí, el corazón se muestra sin disfraces, tal como es. Aquí, cada hijo mío viene confiado a pedir perdón, un perdón que necesita, que ansía. Un perdón que le ha sido prometido desde las entrañas de la Misericordia, a cambio de un sincero arrepentimiento.

- Ay Madre, cuantas veces la pequeña puertecita del confesionario se abrió para mí. Infinidad de veces mi alma, llena de culpa y vergüenza por tantos pecados, hallo paz al recibir el perdón que tu Hijo, a través del sacerdote, me regalaba...

- A través del sacerdote, tú lo has dicho. Por eso, es que no debes renunciar a la posibilidad de la confesión sólo porque el sacerdote no te agrada, no le conoces y todos los etcétera imaginables. Mira, para que me comprendas mejor, nos quedaremos un momento aquí, y apreciarás por ti misma, los perfumes del jardín de la misericordia.

El silencio de la mañana es interrumpido por un rumor de pasos. El sacerdote se acerca al confesionario y queda allí, en espera. Algunas personas van entrando a la Parroquia y los bancos van poblándose lentamente.

- Mira con atención -me sugiere María.

Mi corazón aprecia entonces una lluvia de rosas en espera, rodeando el confesionario.

- ¿Qué es eso, Madre?-mientras pregunto, mis pulmones se llenan del perfuma más exquisito que haya conocido jamás.

- Esos pétalos en espera, representan la Misericordia de Jesús aguardando un alma que venga por ella. Acércate más.

Sin que el sacerdote lo note, me acerco hasta él. El paisaje ha cambiado y el hombre se halla sentado a la puerta de un vastísimo jardín. Sus manos se hallan inundadas de pétalos. Mientras reza en silencio, de su aliento sale el perfume indescriptible de la misericordia. Pero allí se queda, no se extiende ni un centímetro.

- ¡Madre, corre, dile a esas personas que vengan!. Mira sus almas, Madrecita, están tristes, agobiadas, doloridas..... Si tan sólo pudieran ver esto, Madre, correrían agolpándose frente al confesionario, para inundarse del Amor derramado en perfumes eternos.

Pero ¿qué digo? Si yo misma miles de veces estuve en el lugar de mis hermanos. Mil veces, como ellos, me quedaba arrodillada en el banco, cargando tanto peso en el alma que apenas si podía rezar. Mil veces deje los pétalos en espera, mil veces no bebí de la fuente del Amor...”Ni bien pueda, me confieso””Cuando halle a tal o cual cura me confesare” ”Hoy no lo siento, cuando lo sienta lo haré” ¡Que desperdicio, Madrecita, que desperdicio!.

- Presta atención, hija mía, a lo que ahora te mostrare.

Una señora se acerca al confesionario. Se arrodilla lentamente y recibe el saludo del sacerdote.

En ese momento los pétalos comienzan a rodearla. A medida que confiesa sus faltas, una lluvia de luz y perfume desciende a su alma. Cuando reza el Pésame, se oyen los trinos de los pájaros del jardín, en una melodía única que jamás podría interpretar instrumento alguno. El sacerdote le da su bendición, unos ángeles se acercan... la señora se levanta y mira hacia el Sagrario. En ese momento Jesús, sentado en el lugar del sacerdote, sale del pequeño recinto del confesionario y la abraza. Su alma se halla ahora en estado de gracia, hermosa, casi con alas, y totalmente perfumada.

- Señora, jamás pensé... ¡Oh Señora!. Quiere decir que todo lo que me has mostrado en esa buena mujer, ¿También ha sucedido conmigo hace un rato, cuando me confesé?

- Claro, hija, claro. Pero aun no hemos visto todo el jardín. Te he mostrado la puerta.Te has acercado a ella, por lo que ahora, te es permitido entrar.

- ¿Entrar?¿Por cuánto tiempo?

- Por el que tu quieras...

Reconozco que mi capacidad de asombro se agota enseguida contigo, Madre. Pero tu, que renuevas en mi corazón todas las cosas, me darás mas asombro para poder seguirte.

Comienza la Misa. Cada palabra del sacerdote llega a mi corazón. Pero no me faltan las involuntarias distracciones, pues mi corazón, humano e inconstante, se escapa corriendo tras cuanto pensamiento pasa cerca de él. Pero tu paciencia, Madre, que supera infinitamente mi pobreza, una y otra vez, lo trae a mí.

Llega el momento de la Comunión.

- Mira el jardín -me dices.

Veo a la misma señora del confesionario acercarse a comulgar. Un inmenso jardín la rodeaba y su alma, extasiada de gozo, abrazaba al Maestro, hecho Pan Eucarístico.

Pero el jardín no es constante. No todas las personas salen envueltas en pétalos y perfumes.

- ¿Porqué Madrecita, no a todos les es mostrado el jardín?

- Porque no todos lo han buscado, hija. Algunos se han acercado a recibir a Jesús con el alma demasiado cargada de pequeñas faltas. Otros han ido como por costumbre. El maestro golpea una y otra vez la puerta del corazón, pero éste se halla tan ocupado encargándose de sus propios asuntos, que no escucha el llamado. Y allí queda Jesús, casi una hora, esperando y esperando... Hasta que decide irse. Sus manos, que estaban llenas de Misericordia, hecha pétalo y perfume de eternidad, ahora quedan cargadas de las espinas del olvido, que tanto le lastiman.

Poco a poco intento comprender. El sacerdote me da la Comunión, y la misericordia de Dios me abraza. La disfruto en silencio, pero me queda una gran tristeza por mis hermanos.

Si mi corazón disfruta de un abrazo de la Misericordia, es por su bondad, no por mis méritos. Pero algo me resta por comprender.

- Madre, si ahora estoy en el jardín de la misericordia ¿por qué no permanezco en él?

- Pues, porque te dejas engañar por el espejismo del pecado y te sales, seducida por el canto de las sirenas.

- ¿Por qué Jesús no cierra las puertas, para que no pueda yo salir?

- Porque respeta tu libertad. Recuerda que ese es uno de los regalos más bellos que te ha dado, pero el más difícil de disfrutar. Tu libertad se viste con extraños disfraces. Digamos que es como una gran ola del mar y tu, una tabla. Dejas que te arrastre donde quiera, o te trepas a la tabla, como el deportista, y la dominas...

Me quedo en silencio. Sigo sintiendo en el alma la compañía de Jesús Sacramentado. Tengo mucho para meditar... Mucho para aprender y sobre todo, muchísimo más que agradecer...

La misa ha terminado. Camino lentamente hacia la salida del templo. Paso frente al confesionario... Parece solitario, pero no... no lo está. Tu, Madre querida, me has enseñado a ver, tras esa sencilla y pequeña puerta, el jardín de la eterna misericordia. Dame la gracia, Madre, de grabar en mi alma tus enseñanzas, de reconocer mis pecados y de acercarme, en cada oportunidad, a las puertas del jardín de la infinita misericordia, o sea, al Sagrado Corazón de Jesús.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • María Susana Ratero.



    NOTA de la autora: "Estos relatos sobre María Santísima han nacido en mi corazón y en mi imaginación por el amor que siento por ella, basados en lo que he leído. Pero no debe pensarse que estos relatos sean consecuencia de revelaciones o visiones o nada que se le parezca. El mismo relato habla de "Cerrar los ojos y verla" o expresiones parecidas que aluden exclusivamente a mi imaginación, sin intervención sobrenatural alguna."

    RISOTERAPIA

    Risoterapia
    Autor:  Juan Jesús Priego


            Reír es una actividad de lo más saludable. Según el psicólogo estadounidense William Fry, «cinco minutos de risa equivalen a 45 minutos de ejercicio físico. Reír aumenta la capacidad pulmonar, ayuda a la circulación de la sangre, da un masaje vibratorio a todo el cuerpo, aleja temores, elimina toxinas y potencia el sistema inmunológico». Una buena carcajada hace tanto bien como ir a dar una vuelta a trote ligero al parque Tangamanga.

            La risa alivia el ansia, saca de la depresión (de la prisión), reduce el estrés, aminora el cansancio, vuelve menos espesa la bruma que nos hace verlo todo negro y aumenta el gozo de vivir.

            El llanto, como se sabe, es hijo de la impotencia; cuando sentimos que el mundo nos viene demasiado grande, tan grande que nos aplasta, lloramos: llorar es confesar que no podemos. En cambio, la risa es un grito de victoria; sólo los liberados ríen, es decir, aquellos que reconocen haber podido. John Moned, filósofo de la Universidad de South Florida, dice que «la primera vez que el hombre rió debió ser como un gesto de alivio después de haber pasado por algún peligro». Sí, seguramente así debió haber sido. Como en los buenos chistes, que antes hay que oírlos para reírlos, la risa viene siempre después. Es un gesto de liberación, una especie de «¡uf!» que suele exhalar el cuerpo cuando el peligro se ha ido.

            Para Peter L. Berger, el famoso sociólogo de la religión, la risa es un anticipo de la vida redimida. Reímos porque de alguna manera nos consideramos salvados, porque la amenaza de la muerte ha sido abolida, porque el peligro ha quedado atrás. La risa es una garantía de la salvación, una especie de sacramento de la hilaridad que reinará en el cielo.

            Tan saludable es la risa que William Fry ha decidido crear con ella un método de curación llamado risoterapia. Esto significa que muy pronto empezarán a multiplicarse los maestros y los libros que nos invitarán a reír a carcajada abierta como una manera de conservarnos sanos. Cosa que, siendo sincero, ya no me gusta tanto, porque me parece que si le quitamos a la risa su gratuidad, eso que los filósofos llamarían su incondicionalidad, de la risa no queda nada. La verdad es que no me imagino a alguien riéndose solo, o desternillándose a carcajadas frente a otro únicamente para relajar sus maltrechos pulmones.

            Imagine que vamos usted y yo por una calle de la ciudad y que de repente empiezo a ejecutar la terapia que me haya impuesto el risoterapeuta o como se llame el especialista de esta nueva «ciencia». Usted podría pensar, por ejemplo: «Vaya, después de todo no soy tan desagradable como había pensado que era (en el fondo, todos, en algún momento, hemos pensado que acaso éramos desagradables); miren cómo se ríe este señor por lo que acabo de decirle. En mi próxima reunión de trabajo volveré a contar esta anécdota aprovechando que no es tan mala, a juzgar por ver la gracia que ha ocasionado». En el fondo usted se alegraría por haberme hecho pasar un buen rato. Pues bien, ¿qué sentiría si le confesara que no es ni su persona ni sus historias lo que me han hecho doblar de risa sino la necesidad de poner en práctica el ejercicio número 14, según el cual entre las 10:29 y las 11:45 debo reírme por lo menos 2 minutos?

            La risa debe ser, ante todo, la celebración del otro. La celebración de su palabra y de su presencia. Pero si la celebración se convierte en un pretexto para la disminución de mi estrés o para el fortalecimiento de mi sistema inmunológico, entonces la risa queda transformada en uno de los recursos de mi egoísmo, es decir, en una burla.

            A mi entender, la verdadera risoterapia, o curación a través de la risa, tendría que ser aquella que nos invite a alegrarnos de vivir, de estar contentos por habitar un mundo que es gobernado por Dios con amor y cuidado, por ser eternos, por haber sido redimidos y estar rodeados de seres a los que podríamos encontrar y querer.

            La risa, para que sea de veras curativa, tiene que ser una risa profunda, nacida –como dijo Berger- de la convicción de que el mundo está en orden y de que somos amados en él. Y si de la meditación de lo que todo esto significa brota una sonora carcajada, mejor que mejor.

    HACIA LA PERFECCIÓN

    Hacia la perfección
         
            · Sólo podemos dar a los demás lo que tenemos dentro de nosotros.

            · Asume el compromiso personal de hacer lo que quieras y de querer lo que hagas. ¡Hoy!

            · En cada uno de nosotros hay sitio para el amor. Sólo debemos dejarlo entrar.

            · Nada es de tu propiedad, y cuanto antes te des cuenta de ello, más estarás en condiciones de conectar con el portentoso principio de la abundancia.

            · Contempla cada obstáculo como si éste constituyera una oportunidad.

            · Cuando aparezca un problema, abórdalo con serenidad y úsalo para aprender algo.

            · El conocimiento es la aceptación silenciosa de lo que es.

            · Perdonar es ejercer la facultad de dar amor en las circunstancias más difíciles.

            · El acto de dar es la clave del perdón.

            · Sólo recibimos aquello que permitimos que entre.

    PAPA FRANCISCO -

     

    PAPA FRANCISCO

    ''Veo a Francisco igual que en la parroquia, pero ahora con más gente''

    El padre Guillermo conoció al entonces padre Bergoglio en el año 1977 cuando era provincial de la Compañía de Jesús de Argentina. Durante todos estos años ha seguido en contacto con él. Ahora el padre Guillermo trabaja en la sección española de Radio Vaticana y ha contado a ZENIT algunas anécdotas que recuerda de aquellos años y sus impresiones sobre el papa Francisco. 

    ¿Cuándo conoció al padre Bergoglio?
    --Padre Guillermo: Yo le conocí cuando era provincial de los jesuitas argentinos. La compañía se divide en provincias que en muchos casos coinciden con los países, ahora la provincia es argentina-uruguaya. En aquel momento era sólo argentina. En julio del año 1977, él estaba en Buenos Aires y viajó a Córdoba como provincial. Yo lo vi para pedirle que quería entrar en la Compañía de Jesús; cuando uno quiere ser jesuita tiene que dirigirse al provincial. Ahí lo conocí, una persona muy afable, una persona con la que se podía hablar perfectamente sin ninguna dificultad. Como a mi me faltaba todavía un año y medio para terminar los estudios, me dijo "si me repites esto mismo dentro de un tiempo ahí veremos porque en este tiempo pueden pasar muchas cosas". Me invitó a compartir la misa que el tenía que celebrar.
    En enero del 79 entré en la Compañía de Jesús, era su último año como provincial. Algunas veces celebraba la misa en el noviciado, también presidía las celebraciones más importantes que teníamos que era cuando le veíamos. Y los domingos iba al recreo del noviciado que teníamos con la gente que ya estaba en el Máximo, los filósofos y teólogos.

    ¿Cómo recuerda al padre Bergoglio de aquellos años?
    --Padre Guillermo: En diciembre del 79 él termina como provincial. El cargo de provincial dura 6 años y después se puede ir a una misión o tener cualquier destino. En su caso, al terminar como provincial empezó como rector y formador en el Colegio Máximo. Algo muy importante es que al mismo tiempo, en el año 80 designan parroquia a la capilla que había empezado a funcionar al final del Colegio Máximo. Eran unas 10 hectáreas, en aquel tiempo porque ahora ya no existe ese terreno. El frente del Colegio Máximo Universidad de Filosofía y Teología, donde también nosotros hacíamos Humanidades; en la parte de atrás había un galpón que se dedicaba a guardar el alimento para los animales. Cuando yo entré en el 79 me destinaron a trabajar en esos barrios pobres que dan a la parte de atrás del Máximo, donde daba este galpón que ya había empezado a funcionar como capilla. Poco a poco se fue convirtiendo en una iglesia y al poco tiempo, siendo él ya rector del Máximo, le nombran también párroco. Fue el primer párroco de esa iglesia, de una parroquia de los barrios obreros de San Miguel y unos 30.000 habitantes.

    Para mi es muy importante haberle tenido como rector y formador, en ciertos tiempos como director espiritual también. Esto fue hasta el año 1984 que estuve en el Colegio Máximo. Por eso ha sido muy importante para mí la parte pastoral, lo que nosotros estamos viviendo ahora con esta invitación de Francisco a salir, ir al encuentro de la gente sin barreras, como lo vive él. El no ha venido con secretario, tampoco lo tenía allá.

    Recuerdo una anécdota con un chico que yo conocía en Buenos Aires, un chico que había estado metido en la droga y que escuchaba el programa de radio en el que yo trabajaba allá, me vino a visitar y quedamos de vez en cuando para charlar. Pasó un tiempo en el que no le ví y un día nos encontramos por la calle y me dijo: "He estado con el cardenal Bergoglio". Me contó que una vez pasó por la Curia, porque era cartero, y le dejó una nota porque quería hablar con él. A los pocos días, estaba en su día de descanso y estaba durmiendo y su papá le dijo que tenía un llamado telefónico, pero él no tenía ganas de responder porque estaba en su día libre, pero su papá le dijo que era el cardenal Bergoglio. Ese día el mismo cardenal Bergoglio marca el número que este chico le había dejado y él habla directamente para preguntarle cuando quiere venir a la Curia.

    En su opinión, ¿qué es lo que más caracteriza a Francisco?
    --Padre Guillermo: El es así, una persona abierta y siempre ha tenido esto de la atención con el otro a partir de una profundo encuentro con el Señor, una persona muy espiritual, de mucha oración. Esto que está repitiendo ahora, lo que dijo en la Misa Crismal, esa invitación a salir de sí, esa idea de que el pastor tiene que tener olor a oveja. Es una cosa que lo hemos vivido siempre lo que hemos trabajado con él, con una atención muy particular a la gente. A nosotros nos envió como estudiantes a ir a buscar chicos para el catecismo y a visitar enfermos. Teníamos el sábado por la tarde y el domingo por la mañana para ir a visitar a la gente, aunque aún no fuéramos sacerdotes, pero nos invitaba a salir para conocer a la gente. Y era una preocupación no solamente religiosa sino social porque el fundó en ese tiempo un comedor para  niños donde iban muchos chicos, y en el tiempo en el que nosotros crecíamos en cantidad en el colegio Maximo, él se preocupó de conseguir algunas vacas, chanchos (cerdos), ovejas que con eso podíamos tener carne.
    En ese tiempo no había becas como hubo después, entonces nosotros cuidábamos a los animales. Comíamos mucha verdura pero los chicos del comedor sí comían carne, para un argentino la carne es muy importante y él se preocupaba por eso.

    También recuerdo que allí teníamos un lavarropas, donde dejábamos la ropa sucia y él lo preparaba con el jabón y nos avisaba cuando ya estaba lista para que la colgáramos. Mientras tanto nosotros estábamos estudiando. Él por la tarde pasaba para dar de comer a los cerdos. El hacía todo esto con naturalidad, no estaba separado el aspecto espiritual de las cosas cotidianas. Cuando nosotros el domingo volvíamos de las visitas a la gente, él era el que había preparado la comida.

    ¿Qué sintió cuando lo vio aparecer en la ventana de la Loggia?
    --Padre Guillermo: Él ha sido siempre una persona muy particular, muy capaz, una persona de gobierno. Siempre entendí que el como obispo era persona de peso y también entre los cardenales. Hablé con él el sábado anterior al cónclave. Cuando el venía a Roma, yo sabía donde vivía y como tenía que pasar por la Vía de la Conciliación, en vez de llamarle y molestarle le salía al encuentro en la calle.
    Como en los programas de Radio Vaticana en español tenemos más de 20 países, eran alrededor de 25 cardenales. No podíamos entrevistar a unos cardenales sí y a otros no. Además sé que él no suele dar entrevistas así que no quería molestarle. Pero el sábado anterior al cónclave quise saludarlo y estuvimos un 15 minutos caminando. Ese día me impactó su serenidad y humor, hablando de distintas cosas. Hablamos de cosas para reír y de cosas serias, pero él tuvo siempre la misma serenidad y alegría. Hablamos bastante de lo que decían los medios. Y él siempre con la misma paz, una solidez en el modo de moverse y actuar, en las cosas que se dicen, que vienen de una profunda paz interior que sé que el cuida mucho.
    Siempre pensé que era una cosa posible, pero por el motivo de la edad, 76 años ya cumplidos yo pensé que no podría ser. Pero como jesuita, por nuestro voto de obediencia al papa, y en Radio Vaticana que somos la voz del papa, tenía que prepararme para cualquier persona.
    Teníamos varias lenguas durante el cónclave, una hora y media de transmisión en los momentos en los que podía haber fumata, aparte de lo que son nuestros programas. Tenemos 91 minutos diarios de producción en distintos horarios. Además cuando hay una actividad especial del papa, hacemos crónicas que van por otros canales para las emisoras que nos retransmiten. Por lo tanto, teníamos que hacer la crónica de la elección del papa. Yo había decidido que para nuestra lengua, en el momento que tuviéramos fumata blanca, yo iba al estudio y hacíamos la retransmisión hasta que apareciera el papa y un poco más después. Ese día no esperaba que llegara la fumata blanca y trabajábamos con una carpeta con información de todos los cardenales. Cuando vimos la fumata blanca comenzamos la retransmisión. Cuando apareció Tauran y dijo Jorge Mario, yo ahí no pude transmitir más, no coordinaba las ideas... sentí algo en el pecho. Después, gracias a Dios, como pasó un tiempo hasta que el salió a la ventana, me aparté, salí del micrófono, porque no podía reaccionar porque estaba muy emocionado. Empezó a hablar en italiano y me hacían señas para que tradujera, pero yo no pensaba, porque veía un conocido, entendía lo que decía y no me daba cuenta que tenía que traducir. Cuando él se apartó de la ventana puede ya reaccionar e hice una síntesis de lo que había dicho.
    Lo que vimos ahí en pocos segundos fue muy significativo de su persona, después escribí un texto titulado "Francisco es así". Ha sido una emoción muy grande. Estos días estoy trasmitiendo las celebraciones, las homilías... y estoy viendo lo mismo que veía en la parroquia pero con más gente.
    Por lo tanto, ¿estas primeras semanas de Francisco son una continuación de lo que ha sido como sacerdote, obispo y cardenal?
    --Padre Guillermo: No tengo ninguna dificultad en verlo como párroco de Roma, o párroco del mundo, porque el siempre se ha visto como sacerdote. Cuando se presenta como nuevo obispo de Roma, se pone al mismo nivel que los demás obispos. Es obispo de Roma pero además preside en la caridad.
    Cuando era cardenal le gustaba que le llamasen padre, se presentaba como sacerdote. Una vez que fui a saludarlo, pero el recepcionista me dijo "el padre está retrasado 2 o 3 minutos y pide que le disculpes". Yo le contesté que por supuesto sin problema esperaba, pero le dije "pero no le llame padre, él es cardenal", y me dijo: "pero es que él se enoja si le llamamos cardenal o monseñor".
    Cuando uno está con él, se vive alguien que hace presente a Jesucristo, invita a celebrar a Cristo vivo. Salir de la sacristía para ir al encuentro de la gente. El usaba el subterráneo, él creó la vicaría para las Villas Miserias, como un espacio distinto para atender especialmente. Él después de las 6 de la tarde todos los días salía para ir a acompañar a alguno de los sacerdotes, mientras el sacerdote hacía su visita al volver, muchas veces se encontraba con que el obispo Bergoglio le había hecho la cena. También acompañaba por las noches a sacerdotes enfermos. Estos gestos hablan de este 'salir'.
    La respuesta a esta forma de hacer de Francisco ha tenido ya una respuesta impresionante. 60.000 personas en el Regina Coeli del Lunes del Ángel, la Misa Pascual con casi 300.000. Esto es una respuesta. De Argentina me llaman y me escriben para contarme que hay gente que está volviendo a la Iglesia después de un tiempo de lejanía. Una persona me ha contado que estaba peleada con el cura y había dejado de rezar y ahora me ha dicho "con Francisco me he dado cuenta que una cosa no tiene que ver con la otra, he vuelto a rezar".

    ¿Cuál considera que es el lado más jesuita de Francisco?
    --Padre Guillermo Siempre me ha llamado la atención en él, no sólo ahora, su capacidad para poner detrás de cualquier cosa de la que habla la espiritualidad ignaciana, en la estructura del pensamiento, en la cuestión afectiva que es muy importante en los Ejercios Espirituales. El tiene ya en su manera de pensar, sentir y actuar la espiritualidad ignaciana. He compartido en estos días con otros jesuitas que no le conocían, y me han dicho que en sus homilías ven la espiritualidad ignaciana.

    ¿Ha tenido ya ocasión de saludarlo desde que es papa?
    --Padre Guillermo: Sí, he tenido ocasión de saludarlo dos veces. El sábado de la audiencia con los periodistas, que para mí fue muy importante, y el domingo pasado, al hacer las crónicas desde el Aula de las Bendiciones, al lado desde donde se hace la bendición Urbi et Orbi. Ahí nuevamente estuve con él, incluso me dio saludos para mi madre. El día de la audiencia le di el dibujo de una nena de siete años que luego me enteré por otro sacerdote que lo tiene en su escritorio de Santa Marta. Le entregué también estampas del Cura Brochero, que es nuestro próximo beato, que será beatificado el 14 de septiembre. Yo sé que él es devoto del Cura Brochero y así puede tener y dar estampas suyas.