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lunes, 30 de septiembre de 2013

NO HAY QUE RENDIRSE


No hay que rendirse

Esta historia parece un chiste, bueno, en realidad lo era, pero deja un gran mensaje:

Se cuenta que en una ocasión dos locos decidieron escaparse del manicomio, para lograr su propósito tenían que volar unas diez paredes que protegían el hospital psiquiatrico. Para ellos eso no sería problema alguno, estaban resueltos a escaparse.
Al emprender la travesía se desarrolla la siguiente acción:
Juan ( llamaremos a uno ) le pregunta a Pedro ( el otro ) al brincar la primera pared, que si estaba cansado, a lo que Pedro respondió que no. Juan insistió en su pregunta y le recordó que, en caso afirmativo podrían devolverse.

- No has escuchado que te dije que no, estoy dispuesto a escaparme de aquí, no soporto más seguir encerrado - contestó Pedro.
Al escuchar la respuesta Juan prosiguió el camino.
La misma escena se repite cada vez que vuelan una pared, mientras ambos siguen firmes su viaje hacia la libertad.
Cuándo solo les falta una pared para alcanzar la libertad se desarrolla nuevamente el mismo diálogo:

- Pedro, estás cansado - , le pregunta Juan a su compañero.
- Sí - , contestó Pedro con ojos brotados y sudores de corredor de campo y pista.
- Ah pues vamos a devolvernos! - le gritó Juan.
A lo que Pedro sin reparo alguno contestó.
- Sí, vamos a devolvernos, porque estoy muy cansado y falta mucho por llegar -
Y de esa manera, ambos locos decidieron dar marcha atrás y recorrer el largo camino porque se sentían cansados, sin pensar que solo les faltaba un pequeño esfuerzo más para alcanzar la libertad.

El cuento parece simple, pero encierra una gran enseñanza.
Cuántas veces hemos emprendido una carrera para alcanzar alguna meta. Durante la misma hemos puesto todo nuestro esfuerzo y empeño en lograrla, sin embargo, cuando aparecen los obstaculos en el camino y casi se nos agotan las fuerzas, entonces decidimos dar marcha atrás y echar por la borda todo el trabajo que hemos realizado sin detenernos a pensar que con un esfuerzo más lo logramos.

Jesús dijo: "El que toma el arado y mira hacia atrás no es digno del reino de los cielos"

Con esta historia tienen mucho sentido las palabras de Jesús, pues no seríamos dignos no porque el no quisiera, sino porque nosotros mismos nos rendimos.

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