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martes, 10 de abril de 2012

OPTAR POR ENTENDERSE...


  Optar por entenderse
Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD  



        Martín Scorsese hizo una bellísima película sobre la soledad del desamor. La tituló: “Alicia ya no vive aquí”, una frase que en la vida real se da en tantos matrimonios rotos. “El amor es eterno mientras dura”, escribió el gran Vinicius de Moraes en una lúcida tarde de efímera pasión carioca. Para algunos la eternidad es cuestión de días, meses o, a más echar, de algún año. En muchos matrimonios abundan las infidelidades, malos tratos, pleitos conyugales que poco a poco van apagando el amor.

        Pero, ¿qué es el amor? Marilyn Monroe dijo, en cierta ocasión, que amor era lo que sentía cuando alguien le ponía en el dedo una sortija de un millón de dólares.

        Por supuesto, no nos referimos al amor basado en el interés, en el dinero, en el poder o en la fama, sino al amor verdadero que existe en las personas que se comprometieron a quererse y ayudarse en las buenas y en las malas.

        Para mantener vivo este amor es necesario relacionarse. El éxito en el matrimonio depende, en gran parte, de una buena comunicación, mediante la cual la pareja se pueda abrir totalmente. Cuando falla ésta, porque algo no funciona bien, aparecen los problemas y se         Apoyarse en Dios

        Autor:  Padre Eusebio Gómez Navarro OCD

              

        Un sabio dijo: “Dadme un punto de apoyo y levantaré el mundo”.

                    Pues eso que no logró Arquímedes, lo han conseguido los santos plenamente. El Omnipotente les ha dado un punto de apoyo: Él mismo. Y por palanca, la oración, que abrasa en fuego de amor. De esta manera han movido el mundo, y lo siguen moviendo y levantando todos los santos que viven en la tierra (Santa Teresita del Niño Jesús).

                    Hay que hacer de Dios el punto de apoyo para cambiar y mover el mundo. Quien cree en Él, quien vive en su presencia, quien ora, tiene esa fuerza que brota de Dios. Quien ama a Dios desea estar con Él.

                    Dios está siempre presente. El Dios de la Biblia es un Dios cercano, próximo (Sal 118; 150). Dios, que ha creado al ser humano, no lo abandona (Gn 17; Ex 3,12). Su presencia va acompañada de signos: en un viento suave (Gn 3, 8), en la tormenta, en el fuego, en el viento (Ex 20,18)...

                    Al llegar la plenitud de los tiempos Dios se hace presente en su Hijo Jesús, Dios-Hombre. “Muchas veces y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas. En estos últimos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo” (Hb 1,1-2). Nunca Dios había estado tan presente (Lc 1,28-35). El mismo Jesús promete estar siempre con nosotros (Mt 28,20).

                    Dios se hace presente de distintas maneras:

                    – Presencia cósmica. La presencia de Dios en el mundo es una presencia inmensa, infinita. Así se expresa Santa Teresita al descubrir la presencia de Dios: “Nunca olvidaré la impresión que me causó el mar. Lo estaba contemplando fijamente. Su majestad, el bramido de sus olas, todo hablaba a mi alma de la grandeza y de la omnipotencia de Dios”. Y San Juan de la Cruz nos habla de la hermosura de todo lo creado, porque es huella del Creador.

– Presencia significante. Dios nos habla a través de su palabra y de los acontecimientos de cada día. Así se expresa el Concilio Vaticano II: “En esta revelación Dios invisible, movido de amor, habla al ser humano como amigo, trata con él para invitarle y recibirle en su compañía” (DV 2).

Dios está presente en su Palabra, en los sacramentos, en cada ser humano, en la comunión. El creyente por la fe descubre su presencia.

San Juan de la Cruz invita a descubrir a Dios: “Aprenda el espiritual a estarse en advertencia amorosa de Dios, con sosiego de entendimiento aunque le parezca que no se hace nada...”.

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