Dos amigos y un oso
Autor: Padre Justo López Melús
La historia está llena de gestos de generosidad. Abundan los casos de personas, de amigos, que habiendo podido salvarse prefirieron esperar a su amigo, ayudarle a salvarse, aun a riesgo de perecer ellos también... Dos amigos atravesaban un bosque, cuando de pronto apareció ante ellos un oso en actitud amenazadora. Uno de los amigos huyó rápido y se subió a un árbol, sin preocuparse del compañero.
El otro no encontró medio mejor que tirarse en tierra, quedándose inmóvil y sin respirar, fingiéndose muerto. Llegó el oso, le lamió un buen rato y, creyéndole muerto, se marchó. Cuando el oso desapareció acudió el amigo que se había subido y le preguntó: «Cuando el oso se acercó parecía que te estaba hablando. ¿Qué te dijo?». «Me ha dicho solamente una cosa: que no me fíe nunca de los amigos como tú».
La historia está llena de gestos de generosidad. Abundan los casos de personas, de amigos, que habiendo podido salvarse prefirieron esperar a su amigo, ayudarle a salvarse, aun a riesgo de perecer ellos también... Dos amigos atravesaban un bosque, cuando de pronto apareció ante ellos un oso en actitud amenazadora. Uno de los amigos huyó rápido y se subió a un árbol, sin preocuparse del compañero.
El otro no encontró medio mejor que tirarse en tierra, quedándose inmóvil y sin respirar, fingiéndose muerto. Llegó el oso, le lamió un buen rato y, creyéndole muerto, se marchó. Cuando el oso desapareció acudió el amigo que se había subido y le preguntó: «Cuando el oso se acercó parecía que te estaba hablando. ¿Qué te dijo?». «Me ha dicho solamente una cosa: que no me fíe nunca de los amigos como tú».
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