Páginas

lunes, 29 de noviembre de 2010

HACED EL BIEN



Haced el bien


San Juan de Dios se hizo popular en toda Granada. Él iba con unos morrales y unas ollas gritando por las calles: “Hagan el bien, hermanos”. Las gentes salían a la puerta de sus casas y le regalaban cuanto les había sobrado de la comida del día. 

Al volver cerca de medianoche se dedicaba a hacer aseo en el hospital, y a la madrugada se echaba a dormir un rato debajo de una escalera.

¿QUÉ ÁRBOL VAS A PONER ESTA NAVIDAD?


Autor: Laureano López, L.C | Fuente: Catholic.net
¿Qué árbol vas a poner esta Navidad?
Decorar el árbol tiene el sentido de una gran esperanza, la de la redención, la de sentirse amado por Dios.
  


Es tradición decorar árboles en este periodo del año. Sin embargo, la forma de hacerlo para los ateos y los cristianos es muy diferente.


¿Qué puede esperar cada uno de ellos en esta navidad?

El árbol del conocimiento

Margaret Downey, presidente de “Atheism Alliance International”, junto con un grupo de miembros librepensadores, han preparado en Filadelfia un hermoso pino que adornaron con portadas de libros. El árbol del conocimiento: “The knowledge tree”. Esta iniciativa buscaba expresar su amor al conocimiento y su amor al periodo invernal.

André Frossard, ateo, escéptico e indiferente, hijo de un marxista que llegó a ser secretario general del partido comunista en Francia, se declaraba un ateo perfecto. Él comentaba: “Dios no existía. El cielo estaba vacío y la tierra era una combinación de elementos químicos. Era el ateo perfecto, no porque negaba la existencia de Dios, sino porque simplemente ni siquiera me ponía el problema de la existencia de Dios”. Para Frossard, adornar un árbol del conocimiento durante la navidad no tendría sentido. Dice, contando su experiencia: “vivíamos una navidad sin recuerdos religiosos, una navidad que no era fiesta de nadie. Dios no existía”. Antes de su conversión, por una gracia especial de Dios, la navidad no tenía un sentido. “Los hombres éramos una fraternidad de huérfanos que no teníamos un padre en común como las religiones tradicionales”.
La visión atea afronta este periodo sin una esperanza o con expectativas meramente humanas. Por ello, se adornan árboles pensando sólo en lo terreno. Por el contrario, la visión cristiana ofrece otra perspectiva desde la cual se puede vivir esta Navidad. Los árboles navideños tienen otro simbolismo que se manifiesta con una esperanza más plena, más profunda.


El árbol de la vida

Los cristianos no somos huérfanos y, en Jesucristo, somos hermanos. Para los creyentes, Cristo es el árbol de la vida y todos aquellos que creen en Él, viven unidos a Él y participan de la vida. Entonces la Navidad, el árbol, la fiesta, tienen el sentido de una esperanza más grande, la de la redención, la de sentirse amados por Dios.

El Papa Benedicto XVI lo recordó en su reciente encíclica: “No es la ciencia la que redime al hombre. El hombre es redimido por el amor. La gran esperanza del hombre sólo puede ser Dios, el que nos ha amado y que nos sigue amando hasta el extremo” (Spe Salvi nn. 26-27).

La Navidad es la fiesta de la encarnación. Para nosotros, continúa el Papa: “Dios es el fundamento de la esperanza, el Dios que tiene un rostro humano y que nos ha amado hasta el extremo. Su amor es para nosotros la garantía de que existe aquello que esperamos en lo más íntimo de nuestro ser: la vida que es realmente vida” (Spe Salvi n. 31).

En esta preparación para la Navidad, cada uno de nosotros es responsable de poner su árbol y de adornarlo con aquello que llene mejor los deseos profundos de su corazón.

EL AGUA BENDITA

El agua bendita
Autor:  Padre Guillermo Ortiz SJ.


Cuanta sed. Sed de la tierra reseca que para brotar
y dar flores y frutos necesita del agua simple y esencial...

Viene el agua copiosa y el campo reverdece y rebosa de abundante cosecha. ¿Cómo pueden salir tantos colores y sabores de la tierra simplemente fecundada por el agua incolora, insabora?
Y los hombres y también los animales se abrevan en las fuentes, los ríos, las vertientes, los manantiales del campo y la montaña.

Del costado abierto de Cristo mano sangre y agua. Y el agua del costado de Cristo purifica y fecunda el corazón del hombre reseco y árido de amor. El Agua de Dios ablanda el corazón del hombre y lo fecunda, lo esponja, la hace capaz del amor y la vida que sólo puede dar el Agua de Dios. Puede brotar entonces la flor de la sonrisa, la calidez de la caricia y el abrazo, los frutos de caridad... Por esto muchos hombres y mujeres se abrevan en el Agua de Dios, que después de la resurrección de Jesús brota fecunda en la pila bautismal de nuestros templos, como un manantial, como una fuente inagotable y desbordada.

En esta Fuente la familia puede hacer a sus niños hijos de Dios por el bautismo. Y muchos, bautizan también sus casas, sus cosas, sus trabajos y sus días, con el sacramental del agua bendita.

Bendita sea el agua pura de la lluvia, pero más bendita sea el Agua de Dios, el agua del Bautismo y el agua bendita, que fecunda por dentro el corazón del hombre. Bendita sea el agua que brota del Corazón abierto de Jesús.
Permitinos, Jesús, beber con abundancia de la fuente de tu Corazón.

EL PENSAMIENTO DEL DÍA


¿Está alguno entro vosotros aflijido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas.

 Santiago 5:13