Haced el bien
San Juan de Dios se hizo popular en toda Granada. Él iba con unos morrales y unas ollas gritando por las calles: “Hagan el bien, hermanos”. Las gentes salían a la puerta de sus casas y le regalaban cuanto les había sobrado de la comida del día.
Al volver cerca de medianoche se dedicaba a hacer aseo en el hospital, y a la madrugada se echaba a dormir un rato debajo de una escalera.
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