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miércoles, 21 de abril de 2021

LA EXPERIENCIA DE DIOS ES UNA FUGAZ SENSACIÓN DEL AMOR VERDADERO



 LA EXPERIENCIA DE DIOS ES UNA FUGAZ SENSACIÓN DEL AMOR VERDADERO


La vida con Dios es vida de amor verdadero que se experimenta en unos instantes sublimes de luz interior, pero que dejan huellas imborrables de eternidad en el corazón del hombre; la condición básico para tener esa experiencia divina es vivir con normalidad la propia existencia, esto es, amar y ser amado, dar y recibir agradecidamente, servir y ser servido humildemente, aceptar y ser aceptado bondadosamente, respetar y ser respetado honradamente, ser alegría y sonrisa equilibradamente, en resumen, ser tú mismo.

Toda persona libre, inteligente y reflexiva es capaz de vivir la experiencia de Dios, incluso al margen de cualquier religión, lo único necesario es tener la mente y el corazón abiertos, libre de cualquier prejuicio, es decir, una persona de «limpio corazón»: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios». En efecto, una auténtica experiencia de Dios no es de gente privilegiada o selecta, sino de los que acogen el don de Dios con gratitud y gratuidad. No hay reglas ni métodos, ni fórmulas prediseñadas, menos estructuras o estrategias, pues, Dios se revela a quien quiere, como quiere y donde quiere; por tanto, toda persona es potencialmente capaz de tener la experiencia de Dios.

Al final, nada ni nadie existe ni existiría sin Dios, esto no se trata de libertad sino de subsistencia del ser, es decir, en Dios nos movemos y existimos. Ahora bien, es otra cosa, la respuesta positiva o negativa que pueda dar cada individuo, ahí es cuando talla nuestro libre albedrío, por eso, hay personas que se dicen ser: creyentes o no creyentes. Lo cual, no agrega ni quita, absolutamente, en nada a la existencia de Dios.

Dios por amor crea el universo, por amor da la vida, y por amor nos ofrece la Vida Eterna; queda en el hombre descubrir esa presencia divina en su propia existencia, sabiendo que esa experiencia espiritual es tan fugaz e instantánea, como una sombra de luz, pero que deja huellas de eternidad para la vida. Nunca te dejes arrebatar de tu vida la auténtica espiritualidad: vivir con Dios, por Dios y para Dios. Sé tú mismo cada día.


 (Marcos) 25/02/2018


+ P. Marcos Trujillo Reaño OSJ


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