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martes, 5 de marzo de 2019

LECTURAS DE HOY MIÉRCOLES DE CENIZA, 6 DE MARZO 2019


Lecturas de hoy Miércoles de Ceniza
 Hoy, miércoles, 6 de marzo de 2019


Primera lectura
Lectura de la profecía de Joel (2,12-18):

AHORA —oráculo del Señor—,,
convertíos a mí de todo corazón,
con ayunos, llantos y lamentos;
rasgad vuestros corazones, no vuestros vestidos,
y convertíos al Señor vuestro Dios,
un Dios compasivo y misericordioso,
lento a la cólera y rico en amor,
que se arrepiente del castigo.
¡Quién sabe si cambiará y se arrepentirá
dejando tras de sí la bendición,
ofrenda y libación
para el Señor, vuestro Dios!
Tocad la trompeta en Sion,
proclamad un ayuno santo,
convocad a la asamblea,
reunid a la gente,
santificad a la comunidad,
llamad a los ancianos;
congregad a los muchachos
y a los niños de pecho;
salga el esposo de la alcoba
y la esposa del tálamo.
Entre el atrio y el altar
lloren los sacerdotes,
servidores del Señor,
y digan:
«Ten compasión de tu pueblo, Señor;
no entregues tu heredad al oprobio
ni a las burlas de los pueblos».
¿Por qué van a decir las gentes:
«Dónde está su Dios»?
Entonces se encendió
el celo de Dios por su tierra
y perdonó a su pueblo.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 50,3-4.5-6a.12-13.14.17

R/. Misericordia, Señor: hemos pecado

V/. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R/.

V/. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti sólo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R/.

V/. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R/.

V/. Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R/.


Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,20–6,2):

HERMANOS:
Actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él.
Y como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice:
«En el tiempo favorable te escuché,
en el día de la salvación te ayudé».
Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,1-6.16-18):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial.
Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.
Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 6 de marzo de 2019
 Edgardo Guzman, cmf


Queridos amigos y amigas:

Con el miércoles de Ceniza iniciamos el tiempo de Cuaresma. La Palabra de Dios de la liturgia cuaresmal tiene como objetivo prepararnos para el misterio Pascual de la muerte y resurrección de Jesús. Como señala el Papa Francisco en el mensaje de Cuaresma para este año: «El camino hacia la Pascua nos llama precisamente a restaurar nuestro rostro y nuestro corazón de cristianos, mediante el arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual».

El gesto que caracteriza este día es la imposición de la ceniza, en su sentido bíblico significa arrepentimiento y perdón, va acompañado de la expresión: «Convierte y cree en el Evangelio». Este pórtico de entrada a la Cuaresma es una apremiante llamada al cambio para abrir nuestro corazón a la alegría del Evangelio. La vida cristiana es un proceso constante de conversión por la presencia transformante del misterio de Dios que se nos revela en Jesús. Un año más se nos invita a vivir este itinerario de preparación como un don gratuito de la misericordia del Señor.

Las practicas cuaresmales del ayuno, la oración y la limosna tienen una rica tradición bíblica y teológica. El profeta Joel en la primera lectura señala que el Señor espera una «conversión de todo corazón», un cambio interno, una conversión sincera. No bastan los maquillajes o la practica externa de algunos ritos. El ayuno al que apelan los profetas es para dejarnos tocar por la misericordia y el perdón del Señor. Es lo que pide el salmista: «Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con un espíritu firme». En este sentido, el ayuno no es solo dejar de comer alimentos externos, es «aprender a cambiar nuestra actitud con los demás y con las criaturas».

En el Evangelio de Mateo se nos advierte de no vivir una religiosidad para ser vistos por los demás, de la mera apariencia o para creernos superiores. Al contrario, «la exhortación de Jesús quiere incidir en las formas de vivir una espiritualidad en lo concreto de la vida. Se enuncian las tres formas típicas de la religiosidad judía (Tb 12,8): limosna, oración y ayuno, y se matiza la novedad de la praxis del cristiano, la recta intención al practicarlas; en definitiva, la necesidad de dar un sentido profundo al seguimiento de Jesús en la vida ordinaria». La llamada de la conversión de la Cuaresma no se puede reducir a un simple moralismo, es algo más, se trata de encarnar el misterio Pascual en nuestras vidas, de vivir en el horizonte de la resurrección.

Que el ritmo especial de estos días nos ayude a ir fraguando nuestro corazón para moldearlo según el corazón de Dios. Nuestras vidas no cambiarán a golpe del cincel de nuestro voluntarismo. La conversión del corazón es una gracia a pedir. Que este tiempo de Cuaresma sea un tiempo propicio, una nueva oportunidad, para entrar en silencio y con discreción a desenmascarar nuestro yo egoísta para reubicar nuestra vida desde los valores del Evangelio.

Al iniciar este itinerario cuaresmal hacemos nuestra la oración del Papa Francisco: «pidamos a Dios que nos ayude a emprender un camino de verdadera conversión. Abandonemos el egoísmo, la mirada fija en nosotros mismos, y dirijámonos a la Pascua de Jesús; hagámonos prójimos de nuestros hermanos y hermanas que pasan dificultades, compartiendo con ellos nuestros bienes espirituales y materiales. Así, acogiendo en lo concreto de nuestra vida la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, atraeremos su fuerza transformadora también sobre la creación».

¡Buen y fructífero inicio de Cuaresma!

Fraternalmente, Edgardo Guzmán, cmf. 
eagm796@hotmail.com

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