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jueves, 30 de marzo de 2017

HE DEFRAUDADO AL SEÑOR? PAPA FRANCISCO NOS PREGUNTA


Papa Francisco invita a preguntarse en Cuaresma: ¿He defraudado en algo al Señor?
Por Álvaro de Juana
Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 30 Mar. 17 / 04:47 am (ACI).- En la homilía del Papa Francisco en la Misa de Santa Marta, el Papa Francisco pidió a los fieles preguntarse si han defraudado a Dios y si son esclavos de algunos ídolos que lo alejan de Él.

Las palabras del Santo Padre se centraron en esta ocasión en el “sueño y la desilusión de Dios” y al comentar la lectura del Libro del Éxodo recordó que el pueblo le “traiciona” y así Dios “comienza a sentirse defraudado”.

Se trata del pasaje de la Biblia en el que Dios llama a Moisés para entregarle las Tablas de la Ley, pero mientras, el pueblo “no tuvo paciencia” y fabrica un becerro de oro. Un dios “para divertirse” con el que se “olvidaron de Dios que los salvaba”.

“Olvidar a Dios que nos ha creado, que nos ha hecho crecer, que nos ha acompañado en la vida: esta es la desilusión de Dios. Y muchas veces en el Evangelio, Jesús en las parábolas, habla de aquel hombre que planta una viña y después falla, porque los operarios la quieren para ellos”.

“¡En el corazón del hombre siempre existe esta inquietud!”, exclamó. “No está satisfecho de Dios, del amor fiel. El corazón del hombre está siempre dirigido a la infidelidad. Y esta es la tentación”, añadió.

Dios, “por medio de un profeta, reprobará a este pueblo” que “no es constante, no sabe esperar, se ha pervertido”.

“Dios se desilusiona: la infidelidad del pueblo. Y también nosotros somos pueblo de Dios y conocemos bien como es nuestro corazón y cada día tenemos que retomar el camino para no irnos lentamente hacia los ídolos, hacia las fantasías, hacia la mundanidad, hacia la infidelidad”.

“Creo que hoy nos hará bien pensar en el Señor defraudado: ‘Dime Señor, ¿te sientes defraudado por mí?’. Seguro que en algo sí, pero pensad y haceros esta pregunta”, dijo en la homilía.

Sin embargo, Dios “tiene un corazón tierno, un corazón de padre”. Por ello, invitó a pensar “si Dios llora por mi” y “si yo me he alejado del Señor”.

“¿Cuántos ídolos tengo que no soy capaz de quitarme de encima y que me esclavizan? Esa idolatría que tenemos dentro. Y Dios llora por mí”.

“Pensemos hoy en esta desilusión de Dios que nos ha hecho para el amor y sin embargo nosotros vamos a buscar amor, bienestar, pasarlo bien en otros lugares y no en Su amor”, pidió.

“Si nos alejamos de este amor que nos ha criado. Y este es un pensamiento de Cuaresma. Nos hará bien. Y esto hacerlo todos los días; un pequeño examen de conciencia: ‘Señor, sabes que has tenido muchos sueños sobre mí, yo sé que me he alejado, pero dime dónde, cómo, para regresar’. Y la sorpresa será que Él siempre nos espera, como el padre del hijo pródigo, que lo vio venir desde lejos porque lo esperaba”.

Lectura comentadas por el Papa: 

Primera lectura

Éxodo 32:7-14
7 Entonces habló Yahveh a Moisés, y dijo: «¡Anda, baja! Porque tu pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto, ha pecado.
8 Bien pronto se han apartado el camino que yo les había prescrito. Se han hecho un becerro fundido y se han postrado ante él; le han ofrecido sacrificios y han dicho: "Este es tu Dios, Israel, el que te ha sacado de la tierra de Egipto."»
9 Y dijo Yahveh a Moisés: «Ya veo que este pueblo es un pueblo de dura cerviz.
10 Déjame ahora que se encienda mi ira contra ellos y los devore; de ti, en cambio, haré un gran pueblo.»
11 Pero Moisés trató de aplacar a Yahveh su Dios, diciendo: "¿Por qué, oh Yahveh, ha de encenderse tu ira contra tu pueblo, el que tú sacaste de la tierra de Egipto con gran poder y mano fuerte?
12 ¿Van a poder decir los egipcios: Por malicia los ha sacado, para matarlos en las montañas y exterminarlos de la faz de la tierra? Abandona el ardor de tu cólera y renuncia a lanzar el mal contra tu pueblo.
13 Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a los cuales juraste por ti mismo: Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo; toda esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestros descendientes, y ellos la poseerán como herencia para siempre.»
14 Y Yahveh renunció a lanzar el mal con que había amenazado a su pueblo.

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