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lunes, 4 de abril de 2016

LAS HORMIGAS DÉSPOTAS



Las hormigas déspotas



Es generalizada la baja estima que el político tiene hoy día en la opinión pública de casi todo el mundo. “Todo es política”, dice mucha gente desilusionada, queriendo insinuar que todo es arreglo, coima, privilegios. Sin embargo, los políticos, por su vocación, están para asumir las mayores responsabilidades en la promoción de la dignidad humana. Una fábula al respecto.

Quedó constituido el gobierno con las cien hormigas más grandes y fuertes que se encontraron en el hormiguero. Pero pronto sucedió que estas señoras ya no quisieron trabajar, dejando que sus compañeras más débiles reventaran bajo el peso abrumador de cargas enormes. Y como eran más grandes, también pidieron más comida, obligando a las hormigas pequeñas a traérsela, y tantas fueron al fin las exigencias de estas pocas señoras haraganas y vividoras, que la multitud de las hormigas pequeñas empezó a resistirse. Se negaron a trabajar, se juntaron amenazadoras, y como eran muchas, pronto consiguieron imponer una justa repartición de las cargas, a cada una según sus fuerzas (G. Daireuax)

La función pública debe realizarse con espíritu de servicio. El cristiano que actúa en política ha de trabajar con desinterés, no buscando la propia utilidad, ni la de su partido, sino el bien de todos y de cada uno, y, por tanto, y en primer lugar, el de los más desfavorecidos. A todos nos toca el desafío de revalorizar la Política como arte de la convivencia humana.


* Enviado por el P. Natalio

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