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sábado, 23 de abril de 2016

EL CHEQUE


El cheque



Un hombre de negocios estaba lleno de deudas y no encontraba ninguna salida para su situación. Sus acreedores estaban sobre él, el teléfono no paraba de sonar con demandas de pago que no podía hacer.

Un día fue al parque y se sentó sobre un banco preguntándose si valía la pena vivir así, o si lo que debía hacer era darse por vencido y declararse en bancarrota. Fue entonces cuando un anciano con cara amigable se acercó caminando hasta donde él estaba y le dijo: “¿Te sucede algo, verdad?”

El hombre de negocios, en su desesperación, le contó todos sus problemas. “Creo que puedo ayudarte”, dijo el anciano y buscó en sus bolsillos y sacó la chequera. Le peguntó al hombre cómo se llamaba y extendió un cheque que puso en su mano. “Toma el dinero y encuéntrame aquí en un año a partir de hoy para regresármelo”. Dicho esto se dio vuelta y desapareció tan rápido como había llegado.

El hombre de negocios vio en sus manos un cheque por 1.000.000 de dólares firmado por John D. Rockefeller, quien era por entonces uno de los hombres más ricos del mundo. “Mis problemas se terminaron” lloró el hombre. “Ahora puedo pagar mis deudas”.

Se mantuvo diciéndose a sí mismo que debería usar el cheque, pero en lugar de eso, decidió guardarlo en un lugar seguro y tratar de resolver sus problemas económicos por su propia cuenta. El hecho de saber que podría usar el cheque en cualquier momento, le daba una  gran determinación para encontrar una forma de salvar su negocio. Con un optimismo renovado, el ejecutivo negoció sus tratos de una mejor manera y extendió los términos de pago. Además cerró varias ventas grandes.

Después de algunos meses, se encontraba libre de deudas y haciendo dinero nuevamente…

Exactamente un año después, él volvió al parque con el cheque intacto. A la hora acordada, el anciano apareció. Pero justo cuando el ejecutivo estaba a punto de entregarle el cheque en su mano y contarle su exitosa historia del último año, una enfermera llegó corriendo para agarrar al anciano.

“Estoy tan contenta de encontrarlo” dijo ella. “Espero que no lo haya molestado. Él siempre se escapa de la casa de reposo y le dice a la gente que es John D. Rockefeller” y se lo llevó con ella de regreso al hogar de ancianos.

El sorprendido ejecutivo se quedó allí totalmente sorprendido y aturdido. Durante un año había estado negociando, comprando y vendiendo, convencido de que tenía un millón de dólares detrás de él. De repente comprendió que no había sido el dinero, real o imaginario, lo que había cambiado su vida. Fue su recién descubierta autoconfianza lo que le dio el poder de lograr lo que no había hecho antes.

RECUERDA: Algunas veces la mejor respuesta está dentro de ti, si tan solo encuentras el sentido de la confianza en ti mismo.

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