LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Enero 18
Cuando nacemos, no somos todavía del todo hombres, al menos no somos los hombres que debemos ser, que luego llegaremos a ser.
Tenemos dos nacimientos. ¿Cuándo es nuestro segundo nacimiento? Cuando llegamos a tomar conciencia, no de lo que somos, sino de lo que debemos llegar a ser; no de lo que deseamos, sino de lo que debemos desear llegar a ser.
Al fin y al cabo, el hombre se hace a medida que va haciendo, que se va esforzando por ser lo que debe ser; si el joven es el producto del niño, el hombre es el producto del joven; en ese sentido el niño es el padre del hombre.
No nos hacemos viejos cuando ya hemos vivido cierto número de años, sino cuando vamos perdiendo el entusiasmo de nuestro ideal.
Santos llegan a ser, no los que comenzaron, sino los que continuaron y continuaron continuando; los que nunca se cansaron de continuar.
De poco te servirá entregarte al servicio de Dios si no perseveras en él, si te encuentras con Cristo, pero luego te alejas de Él. El encuentro ha de ser definitivo, para ya nunca volverse a separar. “El que pone la mano en el arado y mira hacia atrás no sirve para el Reino de Dios” (Lc 9,62)
* P. Alfonso Milagro
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