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lunes, 7 de febrero de 2011

PREPÁRATE PARA LA FIESTA


Autor: Sebastián Rodríguez, LC | Fuente: Catholic.net
Prepárate para la Fiesta
La ceremonia más importante: la Santa Misa



Prepárate para la Fiesta
¡Cómo nos llama la atención el tiempo que algunas mujeres dedican preparándose para ir a una fiesta o a una boda! Bueno, por más impresionante que sea esa preparación, podemos aprender mucho de ellas para asistir a la ceremonia más importante: la Santa Misa.

¿Cómo debe ser nuestra preparación? Si una mujer no se arregla para una fiesta estará nerviosa y no lo pasará bien: “¿me veo bien?, ¿es bonito mi vestido?, ¿estoy bien peinada?” Lo mismo pasa con la Misa: si no nos preparamos espiritualmente ¿cómo la vamos a aprovechar?

Podemos ver algunos puntos prácticos que ayuden a disfrutar de nuestro compromiso dominical. Lo primero, aunque parezca obvio, es asistir a Misa. Está claro que nadie valora una fiesta sin participar en ella.

Lo segundo es la preparación personal que hagamos algunos minutos antes de entrar a la Iglesia. Uno sabe a lo que va, pero el ser humano es como un ventilador. Cuando apagamos uno de esos aparatos, ellos dejan de girar poco a poco. Lo mismo nosotros. Si estamos haciendo los mil y un pendientes justo antes de ir a Misa y entramos cuando el sacerdote esté besando el altar, seguramente estaremos desconcentrados los 10 primeros minutos: “¿cerré bien mi casa?, ¿cómo resolveré este problema?, ¿hice bien en tomar esa decisión?, ¿está mi amigo en la Iglesia?” Por el contrario, si formamos el hábito de llegar 5 minutos antes, dejaremos tiempo para la oración y ese ventilador se irá consumiendo poco a poco, ayudándonos a dejar de lado todas nuestras preocupaciones y a entrar de lleno desde el primer segundo.

Un tercer punto práctico es poner atención y centrarnos en lo que estamos haciendo. Si meditamos en lo que va diciendo el sacerdote, nuestras respuestas serán de corazón, pues sabremos qué es lo que estamos recitando. Meditar en el acto de pedir perdón al inicio de la Misa, luego en el Gloria, en las lecturas, ver qué nos quiere decir el padre durante la homilía, meditar en el Credo, en el ofertorio y en la Consagración (lo más importante)… y así con cada parte de la Celebración Eucarística.

Un último consejo es estudiar. Aún no se ha inventado otro método para aprender sobre algo. Hay muchos libros que nos hablan sobre la Misa y nos ayudan a entender sus partes. Así estaremos más atentos y entenderemos mejor qué es lo que va pasando.

Si seguimos estos consejos, sentiremos necesidad de dar gracias a Dios por habernos invitado a la fiesta más grande de la semana.

Lamentablemente la fiesta es corta, ocupa sólo el 0.59% del tiempo de la semana. Pero si nos damos cuenta del gran misterio que pasa en ese momento (Dios mismo baja a la tierra para que lo podamos recibir), aprovecharemos cada Misa como si fuera la única que tengamos en nuestra vida.

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