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sábado, 12 de febrero de 2011

LOURDES...


LOURDES...

¡Lourdes!
Rincón de cielo en este suelo,
Todo el cuerpo llora en ansias de consuelo
Célica fuente de salud y calma
Y se sonríe el alma.

Como blanca paloma que reposa
Al borde de su nido de amores,
La Virgen de la Gruta, milagrosa
se muestra entre flores.

Floración de los besos de Maria,
Madre Virgen del Dios omnipotente;
La eterna noche se transforma en día
A su ruego clemente.

Por eso cuelgan de la Gruta santa.
Las promesas del triste y del dolor;
Y, en sublime concierto, todo canta
Las gracias del Señor.


Ginés Perald

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