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domingo, 29 de octubre de 2023

ORACIONES POR LOS FIELES DIFUNTOS - 2 DE NOVIEMBRE



Oración por los Fallecidos

Dios de misericordia y de amor,

ponemos en tus manos amorosas a nuestros hermanos.

En esta vida Tú les demostraste tu gran amor;

y ahora que ya están libres de toda preocupación,

concédeles la felicidad y la paz eterna.

Su vida terrena ha terminado ya;

recíbelos ahora en el paraíso,

en donde ya no habrá dolores, ni lágrimas ni penas,

sino únicamente paz y alegría con Jesús, tu Hijo,

y con el Espíritu Santo para Siempre.

Amén


Oración por un ser querido Difunto

Dios mío, te has llevado la persona que más amaba en este mundo; pero tú lo has querido así, cúmplase en todo tu santísima voluntad.

El gran consuelo que me queda es la esperanza de que tú la hayas recibido en el seno de tu misericordia, y que te dignarás algún día unirme con él (ella).

Si la entera satisfacción de sus pecados lo(la) detienen aún en las penas sin que haya ido todavía a reunirse contigo, yo te ofrezco por él (ella) todas mis oraciones y buenas obras, principalmente mi resignación ante esta pérdida; haz, Señor, que esta resignación sea entera y digna de ti.

Amén.


Oración por Todos los Difuntos

Dios todopoderoso, por la muerte de Jesucristo, tu Hijo, destruiste nuestra muerte; por su reposo en el sepulcro santificaste las sepulturas y por su gloriosa resurrección nos restituiste la vida a la inmortalidad.

Escucha nuestra oración por aquellos que muertos en Cristo y consepultados en él, anhelan la feliz esperanza de la resurrección.

Concede, Señor de vivos y muertos, a cuantos en la tierra te conocieron por la fe, alabarte sin fin en el cielo.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Amén.

Oración por las Almas del Purgatorio

Oración propia de la Novena

Padre misericordioso, en unión con la Iglesia Triunfante en el cielo, te suplico tengas piedad de las almas del Purgatorio.

Recuerda tu eterno amor por ellas y muéstrales los infinitos méritos de tu amado Hijo. Dígnate librarles de penas y dolores para que pronto gocen de paz y felicidad. Dios, Padre celestial, te doy gracias por el don de perseverancia que has concedido a las almas de los fieles difuntos.

Amable Salvador, Jesucristo.

Eres el Rey de reyes en el país de la dicha.

Te pido que por tu misericordia oigas mi oración y liberes las almas del Purgatorio, en particular, de...

Llévalas de la prisión de las tinieblas a la luz y libertad de los hijos de Dios en el Reino de tu gloria.

Amable Salvador, te doy gracias por haber redimido las pobres almas con tu preciosísima Sangre, salvándolas de la muerte eterna.

Dios Espíritu Santo, enciende en mí el fuego de tu divino amor.

Aviva mi fe y confianza, acepta benignamente las oraciones que te ofrezco por las almas que sufren en el Purgatorio.

Quiero aplicar los méritos de esta devoción en favor de toda la Iglesia Sufriente y en especial por mis difuntos padres, hermanos, hermanas, bienhechores, parientes y amigos.

Atiende mi plegaria para que podamos reunirnos en el Reino de tu gloria.

Dios Espíritu Santo, te doy gracias por todos los beneficios con que has santificado, fortalecido y aliviado a estas benditas almas y en especial por consolarlas en los actuales sufrimientos con la certeza de la felicidad eterna.

Que pronto se unan contigo y oigan aquellas benditas palabras que las llaman al hogar del Cielo:

"¡Vengan, los Bendecidos por mi Padre! Tomen posesión del Reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo" (Mt 25, 34).


Oración por los Padres Difuntos

¡Oh Dios! Nos mandaste honrar padre y madre.

Por tu misericordia, ten piedad de mi padre (madre) y no recuerdes sus pecados.

Que yo pueda verlo (la) de nuevo en el gozo de eterno fulgor.

Te lo pido por Cristo nuestro Señor.

Amén.

Oración por los Familiares en el Purgatorio


¡Oh Buen Jesús!

El dolor y sufrimiento de los demás conmovía siempre tu corazón.

Mira con piedad las almas de mis queridos familiares del Purgatorio.

Oye mi clamor de compasión por ellos y haz que aquellos a quienes separaste de nuestros hogares y corazones disfruten pronto del descanso eterno en el hogar de tu amor en el cielo.

Amen.


Oracion por los Difuntos

¡Oh Dios! Nuestro Creador y Redentor, con tu poder Cristo conquistó la muerte y volvió a Ti glorioso.

Que todos tus hijos que nos han precedido en la fe (especialmente N...) Participen de su victoria y disfruten para siempre de la visión de tu gloria donde Cristo vive y reina contigo y el Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Dales, Señor, el descanso eterno.

Brille para ellos la luz perpetua.

Descansen en paz.

Amén.

María, Madre de Dios, y Madre de misericordia, ruega por nosotros y por todos los que han muerto en el regazo del Señor.

Amén.




PAPA FRANCISCO: LOS SANTOS NO SON HÉROES INIMITALES, TODOS PODEMOS REFLEJAR EL AMOR DE DIOS


 Papa Francisco: Los santos no son héroes inimitables, todos podemos reflejar el amor de Dios

El Papa aconseja hacer la señal de la cruz para recordar el amor de Dios que nos envuelve

Crédito: Vatican Media  - Por Almudena Martínez-Bordiú

29 de octubre de 2023 / 06:16 AM


Tras la Misa de clausura del Sínodo de la Sinodalidad, el Papa Francisco se asomó a la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano para dirigir la oración del Ángelus, donde explicó que todos estamos llamados a ser una “gota” que refleja el amor de Dios, al igual que los santos. 

Ante los fieles que le escuchaban desde la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco reflexionó sobre el Evangelio del día, donde Jesús indica el “gran mandamiento del amor”: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.

El Papa Francisco remarcó que esto muestra que “Dios siempre nos precede” y que es en sus brazos donde aprendemos a amar. “Todo comienza a partir de Él”, subrayó. 

En este sentido, explicó que el amor a Dios está vinculado al amor al prójimo. “Significa que, amando a los hermanos, nosotros reflejamos, como espejos, el amor del Padre. 

“Reflejar el amor de Dios, aquí está el centro de la cuestión; amarle a Él, a quien no vemos, a través del hermano, a quien vemos”, señaló. 

A continuación, recordó que “un día, una periodista preguntó a santa Teresa de Calcuta si creía que estaba cambiando el mundo con  lo que hacía, y ella le respondió: ‘¡Yo nunca pensé en cambiar el mundo! Solamente intenté ser una gota de agua limpia en la que pudiera brillar el amor de Dios’”. 

“Así fue  como ella, tan pequeña, pudo hacer tanto bien: reflejando, al igual que una gota, el amor de Dios. Y si, a veces, mirándola  a ella y a otros santos, llegamos a pensar que son héroes inimitables, pensemos en esa pequeña gota y recordemos que también nosotros estamos llamados a reflejar el amor de Dios en el mundo”. 

Explicó que esto se puede lograr “dando el primer paso, como Dios  hace con nosotros: sin esperar a que otros se muevan, sin esperar a que el mundo, la sociedad y la Iglesia cambien, sin  esperar ni pretender reconocimientos”. 

“Pensando en el amor de Dios que siempre nos precede, podemos  preguntarnos: ¿soy agradecido al Señor, que es el primero en amarme? ¿Me encuentro con Él cada día para dejar que  me transforme?”.

“¿Intento reflejar su amor? Es decir, ¿me esfuerzo por amar a mis hermanos y hermanas,  especialmente a los más débiles, a los que se equivocan, a los que me hacen daño? ¿Quito de mi corazón, con la ayuda  de Dios, las pátinas opacas del egoísmo, del resentimiento, de la rigidez, del apego a las cosas, de lo que me impide  reflejar con claridad el amor del Padre?”, preguntó el Papa Francisco. 

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 29 DE OCTUBRE DE 2023


 

Domingo 30 (A) del tiempo ordinario

Domingo 29 de octubre de 2023



1ª Lectura (Éx 22,20-26): Así dice el Señor: «No oprimirás ni vejarás al forastero, porque forasteros fuisteis vosotros en Egipto. No explotarás a viudas ni a huérfanos, porque, si los explotas y ellos gritan a mí, yo los escucharé. Se encenderá mi ira y os haré morir a espada, dejando a vuestras mujeres viudas y a vuestros hijos huérfanos.

»Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita contigo, no serás con él un usurero, cargándole intereses. Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás antes de ponerse el sol, porque no tiene otro vestido para cubrir su cuerpo, ¿y dónde, si no, se va a acostar? Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo».



Salmo responsorial: 17

R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza; Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.

Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoco al Señor de mi alabanza y quedo libre de mis enemigos.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca, sea ensalzado mi Dios y Salvador. Tú diste gran victoria a tu rey, tuviste misericordia de tu Ungido.

2ª Lectura (1Tes 1,5c-10): Hermanos: Sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro bien. Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la palabra entre tanta lucha con la alegría del Espíritu Santo. Así llegasteis a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya. Desde vuestra Iglesia, la palabra del Señor ha resonado no sólo en Macedonia y en Acaya, sino en todas partes.

Vuestra fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la acogida que nos hicisteis: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.

Versículo antes del Evangelio (Jn 14,23): Aleluya. El que me ama cumplirá mi palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada, dice el Señor. Aleluya.

Texto del Evangelio (Mt 22,34-40): En aquel tiempo, cuando oyeron los fariseos que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en grupo, y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?». Él le dijo: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente’. Éste es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas».




«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón (…). Amarás a tu prójimo como a ti mismo»

Dr. Johannes VILAR

(Köln, Alemania)



Hoy, nos recuerda la Iglesia un resumen de nuestra “actitud de vida” («De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas»: Mt 22,40). San Mateo y San Marcos lo ponen en labios de Jesucristo; San Lucas de un fariseo. Siempre en forma de diálogo. Probablemente le harían al Señor varias veces preguntas similares. Jesús responde con el comienzo del Shemá: oración compuesta por dos citas del Deuteronomio y una de Números, que los judíos fervientes recitaban al menos dos veces al día: «Oye Israel! El Señor tu Dios (...)». Recitándola se tiene conciencia de Dios en el quehacer cotidiano, a la vez que recuerda lo más importante de esta vida: Amar a Dios sobre todos los “diosecillos” y al prójimo como a sí mismo. Después, al acabar la Última Cena, y con el ejemplo del lavatorio de los pies, Jesús pronuncia un “mandamiento nuevo”: amarse como Él nos ama, con “fuerza divina” (cf. Jn 14,34-35).

Hace falta la decisión de practicar de hecho este dulce mandamiento —más que mandamiento, es elevación y capacidad— en el trato con los demás: hombres y cosas, trabajo y descanso, espíritu y materia, porque todo es criatura de Dios.

Por otro lado, al ser impregnados del Amor de Dios, que nos toca en todo nuestro ser, quedamos capacitados para responder “a lo divino” a este Amor. Dios Misericordioso no sólo quita el pecado del mundo (cf. Jn 1,29), sino que nos diviniza, somos “partícipes” (sólo Jesús es Hijo por Naturaleza) de la naturaleza divina; somos hijos del Padre en el Hijo por el Espíritu Santo. A san Josemaría le gustaba hablar de “endiosamiento”, palabra que tiene raigambre en los Padres de la Iglesia. Por ejemplo, escribía san Basilio: «Así como los cuerpos claros y trasparentes, cuando reciben luz, comienzan a irradiar luz por sí mismos, así relucen los que han sido iluminados por el Espíritu. Ello conlleva el don de la gracia, alegría interminable, permanencia en Dios... y la meta máxima: el Endiosamiento». ¡Deseémoslo!

A DIOS LO QUE ES DE DIOS - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 29 DE OCTUBRE DE 2023

A DIOS LO QUE ES DE DIOS


La trampa que tienden a Jesús está bien pensada: «¿Es lícito pagar tributos al César o no?». Si responde negativamente, lo podrán acusar de rebelión contra Roma. Si acepta la tributación, quedará desacreditado ante aquellas gentes que viven exprimidas por los impuestos, y a las que él tanto quiere y defiende.

Jesús les pide que le enseñen «la moneda del impuesto». Él no la tiene, pues vive como un vagabundo itinerante, sin tierras ni trabajo fijo; no tiene problemas con los recaudadores. Después les pregunta por la imagen que aparece en aquel denario de plata. Representa a Tiberio, y la leyenda decía: «Tiberius Caesar, Divi Augusti Filius Augustus». En el reverso se podía leer: «Pontifex Maximus».

El gesto de Jesús es ya clarificador. Sus adversarios viven esclavos del sistema, pues, al utilizar aquella moneda acuñada con símbolos políticos y religiosos, están reconociendo la soberanía del emperador. No es el caso de Jesús, que vive de manera pobre pero libre, dedicado a los más pobres y excluidos del Imperio.

Jesús añade entonces algo que nadie le ha planteado. Le preguntan por los derechos del César y él les responde recordando los derechos de Dios: «Pagadle al César lo que es del César, pero dad a Dios lo que es de Dios». La moneda lleva la imagen del emperador, pero el ser humano, como recuerda el viejo libro del Génesis, es «imagen de Dios». Por eso nunca ha de ser sometido a ningún emperador. Jesús lo había recordado muchas veces. Los pobres son de Dios; los pequeños son sus hijos predilectos; el reino de Dios les pertenece. Nadie ha de abusar de ellos.

Jesús no dice que una mitad de la vida, la material y económica, pertenece a la esfera del César, y la otra mitad, la espiritual y religiosa, a la esfera de Dios. Su mensaje es otro: si entramos en el reino, no hemos de consentir que ningún César sacrifique lo que solo le pertenece a Dios: los hambrientos del mundo, los subsaharianos abandonados que llegan en las pateras, los «sin papeles» de nuestras ciudades. Que ningún César cuente con nosotros. 


Evangelio Comentado por:

José Antonio Pagola

Gruposdejesus.com

Mt (22,15-21)