Páginas

viernes, 23 de abril de 2021

NUESTRO AMOR POR DIOS

 


Nuestro amor por Dios

 

El amor de los hombres hacia Dios tiene su origen, su progreso y su perfección en el amor eterno de Dios hacia los hombres; así siente unánimemente la Iglesia, nuestra Madre, la cual, con un celo ardiente, quiere que reconozcamos que nuestra salud y los medios de llegar a ella provienen únicamente de la misericordia del Salvador, a fin de que lo mismo en la tierra que en el Cielo, a Él solo sea dada la honra y la gloria (1 Tim., 1, 17). ¿Qué tienes que no hayas recibido?, dice el divino Apóstol (1 Cor 4, 7), hablando de los dones de ciencia, de elocuencia y de otras cualidades semejantes de los pastores de la Iglesia; y si lo has recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieses recibido? Todo es, pues, cierto, lo hemos recibido de Dios, pero muy particularmente hemos recibido de Él los bienes sobrenaturales del santo amor. Pues si los hemos recibido, ¿por qué pretendemos atribuirnos la gloria de ellos?

Y a la verdad, si alguno quisiera alabarse por haber hecho algún progreso en el amor de Dios: ¡Oh hombre miserable! —le diríamos—; tú yacías en el lecho de tu iniquidad, sin que te quedaran fuerzas ni vida para levantarte... y Dios, por su infinita bondad, acudió en tu ayuda, diciéndote: Abre la boca de tu atención, y Yo te saciaré plenamente (Ps. 80, 11); Él mismo puso sus dedos entre tus labios y entreabrió tus dientes, lanzando dentro de tu corazón su inspiración santa, que tú has recibido; después, recobrado ya el sentido, continuó con diferentes movimientos y medios fortaleciendo tu espíritu, hasta que finalmente derramó en él su caridad como tu vital y perfecta salud.

Dime, pues, ahora, miserable: ¿qué has hecho tú en todo esto de que te puedas alabar? Tú has dado tu consentimiento, es cierto; el movimiento de tu voluntad ha seguido libremente al de la divina gracia. Pero todo esto, ¿qué otra cosa es sino recibir la operación divina, y no resistir a ella?; ¿y qué hay en esto, que tú no hayas recibido? ¿Si hasta has recibido la misma recepción de que te glorías y el consentimiento de que te alabas? Porque, dime: ¿no confesarás que, si Dios no te hubiese prevenido, tú no hubieses jamás sentido su bondad, ni, por consiguiente, consentido a su amor? ¿Cómo? ¡Si ni siquiera hubieras tenido un solo pensamiento bueno! (2 Cor 3, 5).

Su movimiento, pues, ha dado el ser y la vida al tuyo; y si su liberalidad no hubiese animado, excitado y provocado tu libertad con sus poderosos y suaves llamamientos, tu libertad hubiera permanecido siempre inútil para tu salud. Es cierto que tú has cooperado a la inspiración consintiendo; mas he de advertirte, si por ventura lo ignoras, que tu cooperación ha nacido de la operación de la gracia y de tu libre voluntad juntamente, más de tal modo, que, si la gracia no hubiese prevenido y llenado tu corazón con su operación, jamás hubiese él podido ni querido prestar cooperación ninguna a ella.

Pero, dime de nuevo, hombre vil y abyecto, ¿no obras como un ridículo, cuando crees tener parte en la gloria de tu conversión, porque no has rechazado la inspiración? ¿No es presunción ésta propia de ladrones y de tiranos, pensar que dan la vida a alguno porque no se la quitan?; ¿y no es una impiedad propia de demente furioso pensar que tú hayas dado a la inspiración divina su santa eficacia y actividad, porque no se la has quitado con tu resistencia? No podernos impedir los efectos de la inspiración, pero tampoco dárselos: ella trae su fuerza y su virtud de la bondad divina, que es su origen, y no de la voluntad humana, que es su término.


(San Francisco de Sales - “Tratado del amor de Dios”)

EL CAMINO DE LA VIDA TIENE SUS COLORES



 EL CAMINO DE LA 

VIDA TIENE SUS COLORES


Aceptar el camino de la vida es vivir con todos sus colores; la vida no es monótona ni homogénea, la vida tiene variedad y es heterogénea. La belleza de la naturaleza esta en la variedad, así los mismo, la vida es bella en la diversidad. Cada uno experimenta en sí las diferentes etapas de la vida, unas muy buenas, otras buenas, algunas regulares, también malas. La experiencia es la mejor maestra de nuestro existir, pero una experiencia sin sabiduría ni inteligencia se convierte en limitación. En efecto, la vida está cargada de muchas experiencias y muchos conocimientos.

Vivir en esta vida es tener variedad de experiencias, unas que dependen exclusivamente de uno mismo, otras de circunstancias y personas de tu entorno. Cuando una situación buena o mala es vivida por ti puedes tener control de la situación; pero si la realidad está fuera de ti y los agentes de una experiencia mala o buena son otros, poco a nada puedes controlar. En este sentido, la vida va discurriendo entre luces y sombras, entre el bien y el mal, entre verdades y falsedades, entre calumnias y difamaciones, entre media verdades y mentiras, entre el éxito y el fracaso. Al final triunfa lo que se hace con MUCHO AMOR Y ENTREGA TOTAL.

El camino de la vida tiene sus colores que en conjunto de la historia personal manifiestan el ser íntimo de la persona, y va dejando huellas en los demás. Nadie conoce tu intimidad, la gente conoce lo que expresas y manifiestas, sólo eso existe para la sociedad, lo que nunca salió de tu mente o de tu corazón no existirá más que sólo para ti. Si quieres adornar la historia de tu vida de múltiples colores, vive la vida del cada día con mucho amor, con mucha fe, con mucha esperanza: AMA TU VIDA PORQUE ES LA ÚNICA VIDA QUE DIOS TE HA REGALADO, SI NO LA VIVES TÚ NADIE VIVIRÁ POR TI  (Marcos). 14/6/2016


+ P. Marcos Trujillo Reaño OSJ

25 LIBROS CATÓLICOS QUE NO PUEDEN FALTAR EN TU BIBLIOTECA

 


25 libros católicos que no pueden faltar en tu biblioteca

La lectura amplía nuestros horizontes, alimenta nuestro espíritu y nos ayuda a ponerle palabras a nuestro mundo interior. Pero ¡ojo! no cualquier lectura.


Por: Luisa Restrepo | Fuente: catholic-link.com



Una de las mejores experiencias en la vida consiste en terminar un buen libro.  La lectura amplía nuestros horizontes, alimenta nuestro espíritu y nos ayuda a ponerle palabras a nuestro mundo interior. Pero ¡ojo! no cualquier lectura.

Tan grande es el provecho que causan los libros buenos, cuanto es grande el daño que causan los libros malos; así como aquellos han sido con frecuencia causa de conversión de muchos pecadores, así estos causan la ruina de muchos jóvenes. San Alfonso María de Ligorio

Tan necesaria, quizás, como la oración es la lectura para la vida espiritual. Escribe San Bernardo: «La lectura espiritual nos prepara para la oración y para la práctica de las virtudes» y luego añade, a modo de conclusión «la lectura y la oración son las armas con que se vence al demonio y se conquista el cielo». Ayuda muchísimo reservar un tiempo en nuestro día y alejarnos de las distracciones, con el fin de leer libros que aumenten nuestro conocimiento y comprensión de la fe. ¡Podemos ponernos como meta leer al menos tres libros al año! Para ayudarte en esta resolución, el equipo de Catholic-Link ha compilado una lista de lecturas espirituales de autores diversos para que te animes a leer, no solo uno, sino varios

 


1. La Biblia católica (¡Por supuesto!)

2. El Combate Espiritual, Lorenzo Scupoli.

3. Ortodoxia, G.K. Chesterton.

4. La Cena del Cordero, Scott Hahn.

5. La paz interior, Jacques Philippe.

6. Cinco Panes y Dos Peces, Card. Francisco Xavier Nguyen Van Thuan.

7. Cartas del diablo a su sobrino, C. S. Lewis.

8. El silencio de María, Ignacio Larrañaga.

9. Testigos de esperanza, Card. Francisco Xavier Nguyen Van Thuan.

10. Jesucristo, Karl Adam.

11. Confesiones, San Agustín.

12. La libertad interior, Jacques Philippe.

13. El arte de aprovechar nuestras faltas, José Tissot.

14. Jesús de Nazaret, Benedicto XVI.

15. Introducción a la vida devota, San Francisco de Sales.

16. Florecillas, San Francisco de Asís.

17. Las glorias de María, San Alfonso María de Ligorio.

18. Historia de un alma, Santa Teresita del Niño Jesús.

19. En las fuentes de la alegría, San Francisco de Sales.

20. Llamados a la vida, Jacques Philippe.

21. Un fuego que enciende otros fuegos, San Alberto Hurtado.

22. Discernimiento de los espíritus, Juan B. Scaramelli.

23. La amistad espiritual, San Elredo de Rievaulx.

24. El pozo de Jacob, Segundo Galilea.

25. Introducción a la vida de oración, Romano Guardini.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 23 DE ABRIL DE 2021

 



 Lecturas de hoy Viernes de la 3ª semana de Pascua

Hoy, viernes, 23 de abril de 2021




Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (9,1-20):

EN aquellos días, Saulo, respirando todavía amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al sumo sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, autorizándolo a traerse encadenados a Jerusalén a los que descubriese que pertenecían al Camino, hombres y mujeres.

Mientras caminaba, cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz celestial lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía:

«Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?».

Dijo él:

«¿Quién eres, Señor?».

Respondió:

«Soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, entra en la ciudad, y allí se te dirá lo que tienes que hacer».

Sus compañeros de viaje se quedaron mudos de estupor, porque oían la voz, pero no veían a nadie. Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Lo llevaron de la mano hasta Damasco. Allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber.

Había en Damasco un discípulo, que se llamaba Ananías. El Señor lo llamó en una visión:

«Ananías».

Respondió él:

«Aquí estoy, Señor».

El Señor le dijo:

«Levántate y ve a la calle llamada Recta, y pregunta en casa de Judas por un tal Saulo de Tarso. Mira, está orando, y ha visto en visión a un cierto Ananías que entra y le impone las manos para que recobre la vista».

Ananías contestó:

«Señor, he oído a muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus santos en Jerusalén, y que aquí tiene autorización de los sumos sacerdotes para llevarse presos a todos los que invocan tu nombre».

El Señor le dijo:

«Anda, ve; que ese hombre es un instrumento elegido por mí para llevar mi nombre a pueblos y reyes, y a los hijos de Israel. Yo le mostraré lo que tiene que sufrir por mi nombre».

Salió Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y dijo:

«Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció cuando venías por el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno de Espíritu Santo».

Inmediatamente se le cayeron de los ojos una especie de escamas, y recobró la vista. Se levantó, y fue bautizado. Comió, y recobró las fuerzas.

Se quedó unos días con los discípulos de Damasco, y luego se puso a anunciar en las sinagogas que Jesús es el Hijo de Dios.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 116,1.2


R/. Ir al mundo entero y proclamad el Evangelio


Alabad al Señor, todas las naciones,

aclamadlo, todos los pueblos. R/.


Firme es su misericordia con nosotros,

su fidelidad dura por siempre. R/.



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (6,52-59):


EN aquel tiempo, disputaban los judíos entre sí:

«¿Cómo puede este darnos a comer su carne?».

Entonces Jesús les dijo:

«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.

Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre».

Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.


Palabra del Señor



«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros»

Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch

(Salt, Girona, España)


Hoy, Jesús hace tres afirmaciones capitales, como son: que se ha de comer la carne del Hijo del hombre y beber su sangre; que si no se comulga no se puede tener vida; y que esta vida es la vida eterna y es la condición para la resurrección (cf. Jn 6,53.58). No hay nada en el Evangelio tan claro, tan rotundo y tan definitivo como estas afirmaciones de Jesús.

No siempre los católicos estamos a la altura de lo que merece la Eucaristía: a veces se pretende “vivir” sin las condiciones de vida señaladas por Jesús y, sin embargo, como ha escrito San Juan Pablo II, «la Eucaristía es un don demasiado grande para admitir ambigüedades y reducciones».

“Comer para vivir”: comer la carne del Hijo del hombre para vivir como el Hijo del hombre. Este comer se llama “comunión”. Es un “comer”, y decimos “comer” para que quede clara la necesidad de la asimilación, de la identificación con Jesús. Se comulga para mantener la unión: para pensar como Él, para hablar como Él, para amar como Él. A los cristianos nos hacía falta la encíclica eucarística de Juan Pablo II, La Iglesia vive de la Eucaristía. Es una encíclica apasionada: es “fuego” porque la Eucaristía es ardiente.

«Vivamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer» (Lc 22,15), decía Jesús al atardecer del Jueves Santo. Hemos de recuperar el fervor eucarístico. Ninguna otra religión tiene una iniciativa semejante. Es Dios que baja hasta el corazón del hombre para establecer ahí una relación misteriosa de amor. Y desde ahí se construye la Iglesia y se toma parte en el dinamismo apostólico y eclesial de la Eucaristía.

Estamos tocando la entraña misma del misterio, como Tomás, que palpaba las heridas de Cristo resucitado. Los cristianos tendremos que revisar nuestra fidelidad al hecho eucarístico, tal como Cristo lo ha revelado y la Iglesia nos lo propone. Y tenemos que volver a vivir la “ternura” hacia la Eucaristía: genuflexiones pausadas y bien hechas, incremento del número de comuniones espirituales... Y, a partir de la Eucaristía, los hombres nos aparecerán sagrados, tal como son. Y les serviremos con una renovada ternura.

PAPA FRANCISCO: LA PANDEMIA NOS ENSEÑÓ QUE TENEMOS MEDIOS PARA FRENAR CAMBIO CLIMÁTICO



Papa Francisco: La pandemia nos enseñó que tenemos medios para frenar cambio climático

POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa



Con motivo de la Jornada Mundial de la Tierra, que se celebra este jueves 22 de abril, el Papa Francisco afirmó en un video mensaje que la pandemia de coronavirus ha demostrado “sí tenemos los medios para enfrentar el desafío” del cambio climático”.

En el video, insistió también en que “las interacciones humanas con la biodiversidad de Dios (que Dios nos ha dado) deben hacerse con el máximo cuidado y con respeto: cuidar la biodiversidad, cuidar la naturaleza”.

Una lección que, según subrayó, “en esta pandemia lo hemos aprendido mucho más”.

El Santo Padre explicó que la pandemia de coronavirus “nos ha demostrado qué ocurre cuando el mundo se para, hace una pausa, aunque sea de unos pocos meses”, y “también nos enseña más sobre lo que necesitamos hacer para crear un planeta justo, equitativo, ambientalmente seguro”.

“La pandemia del Covid nos ha enseñado esta interdependencia, este compartir el planeta”, afirmó. “Y ambas catástrofes globales, Covid y el clima, demuestran que no tenemos tiempo para esperar”.

Insistió en que “el tiempo nos apremia y que, como lo ha demostrado la Covid-19, sí tenemos los medios para enfrentar el desafío. Tenemos los medios. Es el momento de actuar, estamos en el límite”.

El Papa Francisco quiso ilustrar su mensaje con “un dicho viejo, español: ‘Dios perdona siempre, los hombres perdonamos de vez en cuando, la naturaleza no perdona más’”.

Aseguró que “cuando se gatilla esta destrucción de la naturaleza es muy difícil frenarla, pero todavía estamos a tiempo”.

“La adversidad que estamos viviendo con la pandemia, y que ya en el cambio climático la sentimos, nos ha de impulsar, nos tiene que impulsar a la innovación, a la invención, a buscar caminos nuevos. De una crisis no se sale igual, salimos mejores o peores. Este es el desafío, y si no salimos mejores vamos por un camino de autodestrucción”, hizo hincapié.

Al final de su mensaje de video, el Papa llamó a los líderes del mundo a actuar con valentía, con justicia “y que siempre digan la verdad a la gente, para que la gente sepa cómo protegerse de la destrucción del planeta, cómo proteger al planeta de la destrucción que muchas veces nosotros gatillamos”.