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EL MAGNIFICAT - REFLEXIÓN



 El Magnificat

La Virgen expresa su inmensa alegría por todo lo que Dios ha hecho en su humilde esclava


Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer



Lucas 1, 46-56

En aquel tiempo, María dijo: Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a nuestros padres en favor de Abraham y su descendencia para siempre. María permaneció con Isabel unos tres meses, y se volvió a su casa.


Reflexión

El Evangelio de hoy nos presenta el gran cántico de la Sma. Virgen en su visita a la casa de Santa Isabel: el Magnificat. Expresa su inmensa alegría por todo lo que Dios ha hecho en su humilde esclava.

En el canto, en realidad, María dice pocas cosas nuevas. Casi todas sus frases encuentran numerosos paralelos en los salmos y en otros libros del Antiguo Testamento. Pero - como escribe un teólogo - si las palabras provienen en gran parte del antiguo testamento, la música pertenece ya a la nueva alianza. En las palabras de María estamos leyendo ya un anticipo de las bienaventuranzas y una visión de la salvación que rompe todos los moldes establecidos. En el canto, María dice cosas que deberían hacernos temblar.

El canto es como un espejo del alma de María. Es, sin duda, el mejor retrato de María que tenemos. Su canto es, a la vez, bello y sencillo. Sin alardes literarios, sin grandes imágenes poéticas, sin que en él se diga nada extraordinario. Y sin embargo, ¡qué impresionantes resultan sus palabras!

Es, ante todo, un estallido de alegría. Las cosas de Dios parten del gozo y terminan en el entusiasmo. Dios viene a llenar, no a vaciar. Pero ese gozo no es humano. Viene de Dios y en Dios termina. La alegría de María no es de este mundo. No se alegra de su maternidad humana, sino de ser la madre del Mesías, su Salvador (M. Thurian). No de tener un hijo, sino de que ese hijo sea Dios.

Por eso se sabe llena María, por eso se atreve a profetizar que todos los siglos la llamarán bienaventurada, porque ha sido mirada por Dios. Nunca entenderemos los occidentales lo que es para un oriental “ser mirado por Dios”. Para éste - aún hoy - la santidad la transmiten los santos por medio de su mirada. La mirada de un hombre de Dios es una bendición. ¡Cuánto más si el que mira es Dios!

La cuarta estrofa del himno de María resume su visión de la historia. Y se reduce a una sola idea: el reino de Dios, que su hijo trae, no tiene nada que ver con el reino de este mundo. Y ésta es la parte subversiva del himno que no podemos disimular: para María el signo visible de la venida del Reino de Dios es la humillación de los soberbios, la derrota de los potentados, la exaltación de los humildes y los pobres, el vaciamiento de los ricos.

Estas palabras no deben ser atenuadas: María anuncia lo que su Hijo predicará en las bienaventuranzas: que Él viene a traer un plan de Dios que deberá modificar las estructuras de este mundo de privilegio de los más fuertes y poderosos.

Los pobres y humildes de los que habla María son los que sólo cuentan con Dios en su corazón: los humildes, los que temen a Dios, los que se refugian en él, los que le buscan, los corazones quebrantados y las almas oprimidas. María no habla tanto de clases sociales, sino más bien de clases de almas. ¿Y quién podrá decir de sí mismo que es uno de esos pobres de Dios?

María no habla solamente de la pobreza material o de la pobreza espiritual. Habla de la suma de las dos. Y al mismo tiempo ofrece un programa de reforma de las injusticias de este mundo y de elevación de los ojos al cielo. Son dos partes esenciales de su Magnificat y del evangelio, dos partes inseparables.

María, en el Magnificat, no separa lo que Dios ha unido por medio de su Hijo: los problemas temporales de los celestiales. Su canto es, verdaderamente, un himno revolucionario, pero de una revolución integral. Por eso María puede predicar esa revolución con alegría.

Queridos hermanos, pienso que es necesario que también todos nosotros cantemos con ella, y como ella, atreviéndonos a decir toda la verdad de esa revolución que María anuncia. Esa revolución que hubiera hecho temblar a Herodes y Pilato, si la hubieran oído. Y que debería hacernos sangrar hoy a cuantos, de un modo o de otro, multiplicamos el mensaje de María.


¡Qué así sea!

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.


Padre Nicolás Schwizer

Instituto de los Padres de Schoenstatt

BENDICIÓN URBI ET ORBI DE NAVIDAD DEL PAPA FRANCISCO SERÁ SIN LA ASISTENCIA DE FIELES



 Bendición Urbi et Orbi de Navidad del Papa será sin la asistencia de fieles

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa


La oficina de prensa de la Santa Sede confirmó que debido a las nuevas restricciones en Italia por el COVID-19 el Papa Francisco impartirá la Bendición Urbi et Orbi del día de Navidad en forma privada y no ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.

El 25 de diciembre, Solemnidad de la Navidad del Señor, el Papa Francisco pronunciará el mensaje natalicio e impartirá la Bendición Urbi et Orbi en el aula de las bendiciones y no desde el balcón central de la fachada de la Basílica vaticana. Modo similar a la Pascua pasada.

Además, durante todo el periodo natalicio el Santo Padre rezará el Ángelus nuevamente desde la biblioteca del palacio apostólico del Vaticano y no desde el balcón ante las personas presentes en la plaza.

En esta línea, la comunicación vaticana informó que la fiesta de San Esteban, 26 de diciembre; el domingo 27 de diciembre; la Solemnidad de la Madre de Dios, 1 de enero de 2020; el domingo 3 de enero y la Solemnidad de la Epifanía, 6 de enero, el rezo del Ángelus se llevará a cabo desde la Biblioteca.

Todavía no se sabe si el 25 de diciembre, y los días siguientes, la plaza de San Pedro estará cerrada o si la oración del Santo Padre será transmitida en directo a través de las pantallas colocadas en la plaza.


Nuevas restricciones en Italia

Debido al aumento de contagios del COVID-19, a partir del próximo 24 de diciembre hasta el 6 de enero todo el territorio italiano tendrá mayores restricciones, por lo que la población no podrá viajar entre ciudades ni regiones y deberá permanecer en casa lo más posible. El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, informó a la población sobre estas nuevas medidas el pasado viernes 18 de diciembre.

Según las nuevas restricciones, los días festivos -Navidad y San Esteban, el 1 de enero y la Epifanía- se podrá ir a Misa regularmente en todo Italia, pero los obispos italianos sugirieron que será mejor llevar consigo un permiso de tránsito firmado.

El modelo de “autocertificación” es un documento previsto por las autoridades italianas que indica la causa del viaje y especifica el trayecto de la persona en caso de tener que salir de casa por razones de necesidad, como trabajo, cuestiones médicas, entre otros.

El Ministerio del Interior italiano subrayó en un comunicado que los lugares de culto a los que se puede asistir “deberán estar razonablemente identificados entre los más cercanos” al domicilio.

El 1 de diciembre la Secretaría General del Episcopado italiano se reunió en Consejo permanente y acordó, entre otros temas, que la Misa de Nochebuena podrá celebrarse alrededor de las 8:00 p.m., y no más tarde como se acostumbra en Italia, para que los fieles puedan volver a sus casas antes de las 10:00 p.m. y no rompan el toque de queda impuesto por las autoridades en todo el país.

Según el nuevo decreto – ley 172, todo el territorio italiano será “zona roja” en los días 24, 25, 26, 27, 31 de diciembre de 2020, y el 1, 2, 3, 5 y 6 de enero de 2021, y “zona naranja” los 28, 29 30 de diciembre de 2020 y el 4 de enero de 2021.

Durante los días que en Italia será “zona naranja” los fieles podrán ir libremente a cualquier lugar sagrado en la ciudad de residencia. Solo si la población no es mayor a cinco mil habitantes será posible salir a otras poblaciones a una distancia no mayor de 30 km. 

MEDITACIONES DE ADVIENTO - 22 DE DICIEMBRE




 Meditación delante del pesebre


El Señor vuelve a nacer y desde el pesebre nos llama a trabajar por su Reino. “Hallarán a un niño envuelto en pañales acostada en un pesebre”. El Dios de la Vida es el que nace pobre y sencillo en un pesebre de Palestina, una tierra sin mayor importancia para los tiempos del imperio romano.

Ese es nuestro Dios… el que también renace en cada Navidad, para despertar la esperanza y convocar a la conversión y el compromiso. En nuestros días muchas realidades están en pañales, principalmente la justicia y la dignidad. Por eso el mensaje de Navidad tiene una actualidad motivadora y comprometedora. Se trata de anunciar con nuestras vidas, nuestra palabra y nuestro ejemplo que hay una esperanza viva porque ¡Dios está con nosotros! La Biblia nos enseña que en los momentos más inesperados Dios sale al encuentro y cambia la vida, personal y social, porque él es un Dios de la Vida.

Que la Navidad nos encuentre haciendo algo, por pequeño que sea, para sembrar esperanza a nuestro alrededor.


* Enviado por el P. Natalio

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 22 DE DICIEMBRE DEL 2020 - ADVIENTO

 



 Lecturas de hoy 22 de Diciembre. Feria de Adviento

Hoy, martes, 22 de diciembre de 2020



Primera lectura

Lectura del primer libro de Samuel (1,24-28):

EN aquellos días, una vez que Ana hubo destetado a Samuel, lo subió consigo, junto con un novillo de tres años, unos cuarenta y cinco kilos de harina y un odre de vino. Lo llevó a la casa del Señor a Siló y el niño se quedó como siervo.

Inmolaron el novillo, y presentaron el niño a Elí. Ella le dijo:

«Perdón, por tu vida, mi Señor, yo soy aquella mujer que estuvo aquí en pie ante ti, implorando al Señor. Imploré este niño y el Señor me concedió cuanto le había mi pedido. Yo, a mi vez, lo cedo al Señor. Quede, pues, cedido al Señor de por vida».

Y se postraron allí ante el Señor.


Palabra de Dios



Salmo

1S 2,1.45.6-7.8abcd


R/. Mi corazón se regocija por el Señor, mi Salvador


V/. Mi corazón se regocija en el Señor,

mi poder se exalta por Dios.

Mi boca se ríe de mis enemigos,

porque gozo con tu salvación. R/.


V/. Se rompen los arcos de los valientes,

mientras los cobardes se ciñen de valor.

Los hartos se contratan por el pan,

mientras los hambrientos engordan;

la mujer estéril da a luz siete hijos,

mientras la madre de muchos queda baldía. R/.


V/. El Señor da la muerte y la vida,

hunde en el abismo y levanta;

da la pobreza y la riqueza,

humilla y enaltece. R/.


V/. Él levanta del polvo al desvalido,

alza de la basura al pobre,

para hacer que se siente entre príncipes

y que herede un trono de gloria. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Lucas (1,46-56):


EN aquel tiempo, María dijo:

«Proclama mi alma la grandeza del Señor,

“se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humildad de su esclava”.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:

“su nombre es santo,

y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.

Él hace proezas con su brazo:

dispersa a los soberbios de corazón,

“derriba del trono a los poderosos

y enaltece a los humildes,

a los hambrientos los colma de bienes

y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,

acordándose de la misericordia”

—como lo había prometido a “nuestros padres”—

en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».

María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.


Palabra del Señor





Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador»


Rev. D. Francesc PERARNAU i Cañellas

(Girona, España)

Hoy, el Evangelio de la Misa nos presenta a nuestra consideración el Magníficat, que María, llena de alegría, entonó en casa de su pariente Elisabet, madre de Juan el Bautista. Las palabras de María nos traen reminiscencias de otros cantos bíblicos que Ella conocía muy bien y que había recitado y contemplado en tantas ocasiones. Pero ahora, en sus labios, aquellas mismas palabras tienen un sentido mucho más profundo: el espíritu de la Madre de Dios se transparenta tras ellas y nos muestran la pureza de su corazón. Cada día, la Iglesia las hace suyas en la Liturgia de las Horas cuando, rezando las Vísperas, dirige hacia el cielo aquel mismo canto con que María se alegraba, bendecía y daba gracias a Dios por todas sus bondades.

María se ha beneficiado de la gracia más extraordinaria que nunca ninguna otra mujer ha recibido y recibirá: ha sido elegida por Dios, entre todas las mujeres de la historia, para ser la Madre de aquel Mesías Redentor que la Humanidad estaba esperando desde hacía siglos. Es el honor más alto nunca concedido a una persona humana, y Ella lo recibe con una total sencillez y humildad, dándose cuenta de que todo es gracia, regalo, y que Ella es nada ante la inmensidad del poder y de la grandeza de Dios, que ha obrado maravillas en Ella (cf. Lc 1,49). Una gran lección de humildad para todos nosotros, hijos de Adán y herederos de una naturaleza humana marcada profundamente por aquel pecado original del que, día tras día, arrastramos las consecuencias.


Estamos llegando ya al final del tiempo de Adviento, un tiempo de conversión y de purificación. Hoy es María quien nos enseña el mejor camino. Meditar la oración de nuestra Madre —queriendo hacerla nuestra— nos ayudará a ser más humildes. Santa María nos ayudará si se lo pedimos con confianza.