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jueves, 23 de abril de 2020

MI AMIGO



Mi amigo
Autor: Aida Bornik


Mi amigo es un puerto donde pasar tormentas.

Un oasis verde en mitad de mis desiertos.

Mi amigo es un valle repleto de flores donde yo busco el color y el aroma de la vida.

Mi amigo es a veces un silencio inexplicable que debo aprender a respetar.

Mi amigo es una cumbre desde donde puedo mirar sin caerme.

Mi amigo es el pozo mullido donde caigo sin golpearme.

No pueden impedir que uno sufra; no pueden reemplazar a la madre ni al padre; no pueden confundirse ni con el amante ni con el hijo, no evitan que uno cometa errores; no impiden que el amor duela,  ni aseguran que el amor ame...

Los amigos solamente hacen que el espejo nos devuelva la imagen de alguien capaz de ser amado.

Los amigos solamente hacen que la vida valga la pena ser vivida.

BELLEZA EN EL CORAZÓN


Belleza en el corazón



Una mujer preguntó a un filósofo: "¿Puede una mujer hacer feliz a un hombre?". "Puede intentarlo", dijo el filósofo, "pero para ello debe tener una serie de cualidades". 

"Dígame si las cualidades que yo creo son las que se necesitan y deme una puntuación a cada una de ellas". 
"Veamos" 
"Belleza física" "0"
"Simpatía" "0"
"Hermosura" "0"
"Belleza de corazón" "1"

"Pero doctor, la puntuación es 0001, tan baja que con ello y a pesar de esas buenas cualidades, una mujer no va a conseguir hacer feliz a un hombre", dijo la mujer.

"Efectivamente, pero si damos la vuelta a las cualidades y empezamos por la Belleza en el Corazón, obtendremos 1 y si además es guapa, simpática y hermosa, obtendremos una puntuación de 1000; pero fíjese que la belleza, la simpatía y la hermosura no tienen ningún valor si van delante de la Belleza en el Corazón".

¿POR QUÉ DECIMOS AMÉN?


¿Por qué decimos Amén?
¿Tienes idea de cuántas veces lo has dicho?... pero.. ¿Sabes en realidad qué significa?


Por: Daniel Alberto Robles Macías | Fuente: ConMasGracia.org




¿Cuántas veces hemos pronunciado la palabra “amen” después de alguna oración? La mayoría la aprendimos al mismo tiempo que aprendimos a rezar. Es una palabra muy corta, pero que está cargada de mucho significado. Lástima que muchos de nosotros ya la repetimos sin darle mayor importancia o hasta lo hacemos por rutina.


Esta palabra deriva de “aman”, que en hebreo y en arameo significa “hacer estable” o “consolidar”, es decir, es estar seguro.

Decir amén es expresar seguridad y confianza ante algo que se cree. De hecho, la palabra pertenece a la misma raíz que la palabra “creer”. Por lo tanto, nosotros al decir “amén” después de alguna oración, afirmamos que creemos y que deseamos que dichas palabras se cumplan.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos reafirma: Creer es decir “Amén” a las palabras, a las promesas, a los mandamientos de Dios, es fiarse totalmente de Él, que es el Amén de amor infinito y de perfecta fidelidad (1064). Como ejemplo tenemos lo que sucede en la Eucaristía, ya que antes de recibirla, el Sacerdote alza la hostia consagrada y nos dice “El Cuerpo de Cristo” y nosotros asentamos con un “Amén”, es decir, lo creo y lo acepto en mi vida.


Jesús mismo lo llegó a profesar muchas veces, antes de cada enseñanza al decir “En verdad, en verdad os digo” (Jn 5, 19) y esto para demostrar que hablaba con autoridad y con verdad. Con esto, es como si él mismo nos dijera “créeme que es verdad lo que te estoy diciendo”.

El uso de esta palabra lo podemos ver, incluso, desde el Antiguo Testamento y hasta las primeras comunidades cristianas. El Profeta Isaías se refiere a Dios como el Dios del Amén, es decir, el Dios fiel, el Dios de la verdad: “Quien desee ser bendecido en la tierra, deseará serlo en el Dios del Amén” (Is 65, 16).

Por lo tanto, cada que decimos “amén” debemos darnos cuenta de lo que decimos. Al repetirla hacemos un compromiso con Dios, pues le reafirmamos nuestro “sí”, confírmanos que creemos en Él, en su palabra y, por lo tanto, que queremos ser siempre fieles aún a pesar de nuestras dificultades.

Pero este compromiso no lo podremos cumplir por nuestras propias fuerzas, sino que es Dios mismo quien nos ayuda por medio de su Hijo Jesucristo. Así lo afirma el emérito Papa Benedicto XVI: En nuestra oración estamos llamados a decir “sí” a Dios, a responder con este “amén” de la adhesión, de la fidelidad a Él a lo largo de toda nuestra vida. Esta fidelidad nunca la podemos conquistar con nuestras fuerzas; no es únicamente fruto de nuestro esfuerzo diario; proviene de Dios y está fundada en el “sí” de Cristo, que afirma: mi alimento es hacer la voluntad del Padre (cf. Jn 4, 34).

Este “sí” a Dios debe ser una tarea de todos los días, puesto que sólo así nos mantendremos firmes y unidos con Él. De esta manera sentiremos el consuelo de su amor y su compañía. Dios no se cansa de nosotros, no pierde la paciencia ni se enoja cada que nosotros no le hacemos caso, al contrario, Él sale a nuestro encuentro, da el primer paso para demostrarnos que su fidelidad es eterna.

Busquemos encontrarnos con el Señor que está vivo y que espera por nosotros. La oración es ese “sí” al diálogo con Aquél que nos ama y que busca dar consuelo en medio de las tempestades de nuestra vida y hacernos vivir unidos sólo a Él.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY JUEVES 23 DE ABRIL DE 2020


Lecturas de hoy Jueves de la 2ª semana de Pascua
Hoy, jueves, 23 de abril de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (5,27-33):

EN aquellos días, los apóstoles fueron conducidos a comparecer ante el Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó, diciendo:
«¿No os habíamos ordenado formalmente no enseñar en ese Nombre? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre».
Pedro y los apóstoles replicaron:
«Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. Dios lo ha exaltado con su diestra, haciéndolo jefe y salvador, para otorgar a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que lo obedecen».
Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 33,2.9.17-18.19-20

R/. Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.

El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.

El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
Aunque el justo sufra muchos males,
de todos lo libra el Señor. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,31-36):

EL que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy jueves, 23 de abril de 2020
Eguione Nogeira, Misionero Claretiano



¡Queridos hermanos!

El Evangelio de Juan repite incansablemente que Jesús es el enviado del Padre para dar testimonio de Él: “No vine por mi cuenta, sino que él me envió” (Jn 8,42). En su libro Teología de la Revelación, René Latourelle, presenta a Jesús como testigo por excelencia: “Manifiesta lo que ha visto y oído en el seno del Padre, y nos invita a la obediencia de la fe. Forma un grupo de testigos, los apóstoles. Éstos dan testimonio de la vida y de la enseñanza de Cristo. Invitan a todos los hombres a creer lo que ellos vieron, oyeron y experimentaron del Verbo de vida”. El testimonio, según Latourelle, une las almas entre sí a través de la historia. Así mismo, el testimonio vincula también el tiempo con la eternidad.

El cristianismo es la religión del testimonio, porque asegura la comunicación interpersonal y revela el misterio de la persona de Cristo. Por eso, los discípulos, en continuidad a la enseñanza de Jesús, son testigos de que el Padre ha resucitado su Hijo Jesús de los muertos y lo constituyó Salvador del mundo. En este sentido, podemos decir que nuestra religión es fundamentalmente una profesión de fe en Jesús resucitado y en su mensaje.

Como hemos visto en los Hechos de los Apóstoles, los primeros discípulos de Jesús no temen en anunciar las enseñanzas de Jesús y a denunciar los que hicieron alianzas con un sistema de muerte. Por eso, los apóstoles fueron llevados a juicio, interrogados y presos por el sumo sacerdote. Y no dudaran en responsabilizar incluso al sumo sacerdote: “hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero” (Hch 5,29-30).

¡Qué distinto es la actitud de los apóstoles después de la resurrección de Jesús! Son hombres libres, hablan con firmeza, testimonian la fe con mucha vitalidad. Así debe ser los discípulos de Jesús, renacidos de lo alto. No debemos intimidarnos con las cosas del mundo, sino testimoniar con nuestra vida lo que Cristo resucitado hizo en nosotros. Dar testimonio no es sólo narrar, sino hacer vida con las palabras que decimos, pues el testimonio compromete al testigo. Nuestra palabra debe tener la fuerza suficiente para substituir la experiencia para el que no ha visto. Esta fuerza no es otra que el Espíritu Santo, que “Dios da a los que lo obedecen”.

Vuestro hermano en la fe,
Eguione Nogueira, cmf

CON SUS PROPIAS MANOS, SACERDOTES LIMPIAN 5 MIL POLLO PARA DONAR A LOS MÁS NECESITADOS

Con sus propias manos, sacerdotes limpian 5 mil pollos para donar a los más necesitados
POR HARUMI SUZUKI | ACI Prensa






Casi 30 sacerdotes de la Diócesis de Lurín (Perú) se unieron para limpiar y pelar cinco mil pollos para las familias más pobres de Lima Sur y que no pueden trabajar debido a la cuarentena decretada por el Gobierno para evitar el avance del coronavirus.

Según el Ministerio de Salud, Perú tiene más de 19 mil casos confirmados de COVID-19 y 530 fallecidos por la enfermedad.

El Gobierno, para luchar contra la expansión del virus, declaró el 15 de marzo cuarentena en todo el país y la inmovilización total los días domingos. Estas medidas, junto al toque de queda, están vigentes hasta el domingo 26 de abril, pero se pueden extender por más días.

En su cuenta de Facebook, el secretario general de Cáritas Lurín y director de la Asociación de las Bienaventuranzas, P. Omar Sánchez Portillo, relató que una avícola les donó pollos vivos para ser entregados a los más necesitados.

Sin embargo, los voluntarios que apoyan al sacerdote no se iban a dar abasto para preparar la cuantiosa donación de cinco mil pollos, por lo que el P. Sánchez decidió convocar a los sacerdotes de la Diócesis.

La convocatoria fue respondida y cerca de 30 sacerdotes se presentaron a trabajar todo el día “pelando pollos, limpiándolos y preparándolos”, con la única motivación de dar de comer a las personas que pasan hambre.

“Me siento orgulloso de pertenecer a una Diócesis tan activa, tan viva, tan llena de Dios y de ser parte de un presbiterio lleno de santidad e ilusión por nuestro ministerio sacerdotal”, indicó.

En declaraciones a ACI Prensa, el P. Sánchez señaló que en la Diócesis de Lurín, que comprende “55 parroquias desde San Juan de Miraflores hasta Pucusana”, hay mucha gente pobre que no tienen ni agua ni luz para sobrevivir.

El sacerdote subrayó que probablemente el 60% de la población vive en extrema pobreza y, lamentablemente Lima Sur, donde se ubica su diócesis, tiene el tercer y cuarto distrito con más contagiados por el coronavirus.

Además, señaló que la mayoría de peruanos no tienen capacidad y cultura de ahorro, lo que, junto a la cuarentena, que obliga a esta población vulnerable a quedarse sin una manera de llevar dinero a casa, crean una situación muy delicada.

“Muchos han perdido el trabajo, muchos se han quedado en la calle, muchos son trabajadores eventuales, muchos son los que ganan día a día su alimento”, indicó.

A nivel de Iglesia señaló que los sacerdotes, a pesar de tener los templos cerrados, están actuando a través de la celebración de Misas privadas, la unción de los enfermos y la entrega de canastas de alimentos a los necesitados. “Porque una fe sin obras es una fe muerta”, resaltó.

El sacerdote indicó que hasta el momento han repartido 75 mil canastas en todo Lima Sur y en provincias que lo necesiten, como Huancavelica, Tarma, Chuquibambilla y Cañete.

Sin embargo, la cantidad de necesitados es grande, y a pesar de la solidaridad entre los mismos pobladores, que comparten con sus vecinos lo poco que tienen, de extenderse la cuarentena necesitarían intensificar la campaña “Compartir tu Pan con el Hambriento”, para poder abastecerse con alimentos, “que es la necesidad en este momento más apremiante y más urgente”.

“Todos los días en las parroquias hay personas que buscan, que tocan las puertas, que no han recibido (alimentos), o lo que ha recibido no es suficiente o ya se le acabó”, agregó.

El P. Sánchez pidió a las personas de buen corazón que apoyen a la Asociación de las Bienaventuranzas, la cual con 15 soles (tres dólares aproximadamente) puede dar una canasta básica a una familia en necesidad.

Las donaciones se pueden hacer a nivel nacional a través de los bancos BCP, BBVA y Scotiabank, o por la Fundación Telefónica; y a nivel internacional por GoFundMe y PayPal.

Para donar a la Asociación de las Bienaventuranzas ingrese  AQUÍ.


EL PAPA FRANCISCO INVITA A CREER EN LA ORACIÓN DE JESÚS QUE CONVIRTIÓ A PEDRO EN UN APÓSTOL VALIENTE


El Papa invita a creer en la oración de Jesús que convirtió a Pedro en un apóstol valiente
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



En la Misa celebrada en Casa Santa Marta este jueves 23 de abril, el Papa Francisco explicó cómo pudo San Pedro pasar de ser un hombre cobarde que renegó de Jesús por miedo a la cárcel, a un apóstol valiente capaz de enfrentarse al Sanedrín.

La clave, explicó el Santo Padre, es la oración de Jesús. Jesús rezó por Pedro para que no perdiera la fe.

En la Primera Lectura de este jueves, del Libro de los Hechos de los Apóstoles, se narra el interrogatorio al que los miembros del Sanedrín someten a Pedro y los apóstoles. El Sumo Sacerdote les dijo: “Os prohibimos severamente enseñar en ese nombre”, es decir, en el nombre de Jesús, “y sin embargo vosotros habéis llenado Jerusalén con vuestra doctrina y queréis hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre”.

Pero Pedro respondió con contundencia: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros disteis muerte colgándole de un madero”.

Ante esta valiente reacción de Pedro, el Papa se preguntó: “Pero, ¿este es el Pedro que había renegado de Jesús? ¿Aquel Pedro que tenía tanto miedo? ¿Aquel Pedro que era un cobarde? ¿Cómo ha llegado ahí?”.


“¿Cuál fue el camino de Pedro para llegar a este punto, a esta valentía, a esta franqueza para exponerse?”. Porque Pedro no siempre había sido así. Pedro “era un hombre entusiasta, un hombre que amaba con fuerza, también un hombre temeroso, un hombre que estaba abierto a Dios, hasta el punto de que Dios le revela que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios”.

Sin embargo, “poco después, inmediatamente después, se deja caer en la tentación de decir a Jesús: ‘No, Señor, por ese camino no. Vamos por otro’: la redención sin Cruz. Y Jesús le llama ‘Satanás’”.

Pedro era un hombre “que pasaba de la tentación a la gracia, era capaz de arrodillarse ante Jesús y decir: ‘Aléjate de mí que soy un pecador’, y luego tratar de sobrevivir sin ser visto y que para no terminar en la cárcel reniega de Jesús”.

Pedro era “inestable, era muy generosos y también muy débil. ¿Cuál era el secreto? ¿Cuál era la fuerza que encontró Pedro para llegar hasta aquí?”.

Para explicarlo, el Pontífice recordó cómo “antes de la Pasión, Jesús dice a los apóstoles: ‘Satanás os ha buscado para moleros como al grano’. Es el momento de las tentaciones: ‘Seréis así, como el grano’. Y a Pedro le dice: ‘Yo rezaré por ti, para que tu fe no disminuya’”.

“Y este es el secreto de Pedro: la oración de Jesús. Jesús reza por Pedro, para que su fe no disminuya y pueda confirmar en la fe a los hermanos. Jesús reza por Pedro”.

Francisco aseguró que al igual que rezó por Pedro, Jesús “reza por nosotros; reza delante del Padre. Nosotros estamos acostumbrados a rezar a Jesús para que nos dé esta gracia o aquella otra, pero no estamos acostumbrados a contemplar a Jesús que hace ver al Padre las heridas; a Jesús el intercesor; a Jesús que reza por nosotros”.

“Y Pedro fue capaz de hacer todo este camino de cobarde a valiente con el don del Espíritu Santo y gracias a la oración de Jesús”.

El Papa invitó a pensar en ese camino de Pedro gracias a la oración del Señor. “Dirijámonos a Jesús, agradeciéndole que rece por nosotros. Jesús reza por cada uno de nosotros. Jesús es el intercesor. Jesús quiso llevar consigo las heridas para mostrárselas al Padre”.

“Es el precio de nuestra salvación. Debemos tener más confianza, más que en nuestras oraciones, en la oración de Jesús”, concluyó su homilía el Papa Francisco.

Lectura comentada por el Papa Francisco:

Hechos 5:27-33
27 Les trajeron, pues, y les presentaron en el Sanedrín. El Sumo Sacerdote les interrogó
28 y les dijo: «Os prohibimos severamente enseñar en ese nombre, y sin embargo vosotros habéis llenado Jerusalén con vuestra doctrina y queréis hacer recaer sobre nosotros la sangre de ese hombre.»
29 Pedro y los apóstoles contestarón: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.
30 El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros disteis muerte colgándole de un madero.
31 A éste le ha exaltado Dios con su diestra como Jefe y Salvador, para conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados.
32 Nosotros somos testigos de estas cosas, y también el Espíritu Santo que ha dado Dios a los que le obedecen.»
33 Ellos, al oír esto, se consumían de rabia y trataban de matarlos.