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martes, 11 de febrero de 2020

EL MILAGRO DE LOURDES QUE CONVIRTIÓ A UN PREMIO NOBEL


El milagro de Lourdes que convirtió a un Premio Nobel
ALEXIS CARREL




Él aceptó ir a Lourdes pensando que comprobaría personalmente la falsedad de los supuestos milagros – pero terminó presenciando uno de ellos


Desde la primera aparición de la santísima Virgen María a la niña francesa Bernadette Soubirous, el agua de la gruta de Lourdes ha sido fuente de curaciones milagrosas, tanto para quien ha visitado la gruta como para quien ha usado el agua en lugares distantes.
Desde la época de Bernadette, se han contado más de 7.000 curaciones milagrosas al Departamento Médico de Lourdes por peregrinos que han visitado el santuario. Este número no ha incluido los casos ocurridos fuera de Lourdes.


Había tantas curaciones supuestamente asociadas al agua y a la gruta de Lourdes que la Iglesia católica decidió crear el Departamento Médico de Lourdes, constituido y dirigido por médicos y científicos.

El objetivo del “Bureau”, como también es llamado, es evaluar los supuestos casos milagrosos y verificar, entre otros criterios, si la curación en cuestión fue casi instantánea, si la salud restablecida se mantuvo durante todo o el resto de la vida y si la curación es científicamente inexplicable.

El Bureau está constituido por 20 médicos y científicos. Sus informes están abiertos a cualquier médico o científico que quiera hacer su propia investigación particular o contestar cualquier caso específico reconocido como “milagroso”.



Uno de los casos más significativos registrados en Lourdes fue la curación de Marie Bailly, testimoniada por un médico entonces agnóstico, el Dr. Alexis Carrel. Él mismo terminó convirtiéndose a la fe católica después de estudiar la inexplicable curación que había presenciado.


El milagro de Marie Bailly
En 1902, un amigo médico del Dr. Carrel lo invitó para ayudar a cuidar de pacientes enfermos que eran transportados por tren de Lyon hasta Lourdes.

Carrel, en aquella época, no creía en los milagros, pero estuvo de acuerdo en ayudar por amistad y por el interés en descubrir las causas naturales que permitían curaciones tan rápidas como las que sucedían en Lourdes.

En el tren, encontró a una mujer llamada Marie Bailly, que padecía peritonitis tuberculosa aguda. Su abdomen estaba considerablemente distendido, con grandes masas duras.

Marie estaba solo parcialmente consciente. Carrel creía que ella moriría muy rápidamente después de llegar a Lourdes, o incluso antes. Otros médicos presentes en el tren estaban de acuerdo con ese diagnóstico.

El tren llegó a Lourdes, Marie fue llevada hasta la gruta, donde tres jarras de agua fueron derramadas sobre su abdomen distendido.

Tras el primer derramamiento, ella sintió un dolor penetrante, que disminuyó después del segundo. Después del tercer derramamiento de agua, ella experimentó lo que describió como una sensación agradable.

Su estómago empezó a aplanarse y su pulso volvió a la normalidad.

Carrel estaba de pie detrás de Marie, junto con otros médicos, tomando notas mientras el agua era derramada sobre su abdomen. Él escribió:

“El abdomen, enormemente distendido y muy duro, empezó a aplanarse. En 30 minutos [la protuberancia] había desaparecido completamente. No se observó ninguna descarga del cuerpo”.

Marie, poco después, se sentó en la cama, cenó (sin vomitar) y, al día siguiente, salió de la cama sola y se vistió. Se subió al tren, se sentó en una de las bancas duras y llegó a Lyon revitalizada.
Carrel siguió interesado en sus condiciones psicológicas y físicas y pidió que ella fuera monitoreada por un psiquiatra y un médico durante cuatro meses.

Después de ese tiempo, Marie se unió a las Hermanas de la Caridad para trabajar con los enfermos y los pobres en una vida bastante ardua. Falleció en 1937, a los 58 años.



La conversión de Carrel
Cuando Carrel fue testigo de ese evento increíblemente rápido y médicamente inexplicable, creyó haber visto lo que las personas llamaban milagro, pero era difícil, para él, apartarse del antiguo agnosticismo escéptico.

Además de eso, él no quería ser testigo, como médico, de un evento milagroso: Carrel sabía que, si el caso se volvía público, su carrera en la facultad de medicina de Lyon se arruinaría.

Pero la curación de Marie Bailly se mostraba tan evidentemente milagrosa, por haber sido tan rápida, tan completa y tan inexplicable, que terminaría volviéndose pública de cualquier forma en los medios de Francia y de todo el mundo.

Los periodistas llegaron a publicar que Carrel no consideraba que la curación hubiera sido un milagro, lo que lo forzó a escribir una respuesta pública.

En su manifestación, el doctor afirmó que un lado, compuesto por creyentes, había llegado demasiado rápido a la conclusión de que había sido un milagro, pero también declaró que el otro lado, compuesto por la comunidad médica, se había rehusado injustificadamente a reconocer hechos que parecían, de hecho (valga la redundancia), milagrosos.

Como Carrel temía, su defensa de la posibilidad de la curación milagrosa de Bailly causó el fin de su carrera en la Facultad de Medicina de Lyon.

Irónicamente, sin embargo, el efecto fue muy positivo para su futuro: se transfirió a la Universidad de Chicago y, después, a la Universidad Rockefeller. Gracias a su trabajo en anatomosis vascular, Carrel recibió nada menos que el Premio Nobel de Medicina de 1912.

Él, incluso, regresó muchas veces a Lourdes y, en una de las ocasiones, fue testigo de un segundo milagro: la curación instantánea de un niño ciego de 18 meses.

A pesar de esos dos milagros que vio con sus propios ojos, Carrel se resistió hasta el 1942 antes de finalmente conseguir afirmar conclusivamente la realidad de los milagros.

En ese año, anunció públicamente que creía en Dios, en la inmortalidad del alma y en las enseñanzas de la Iglesia católica.

Científicos y fe
Más cercano a nuestra época, otro médico premiado con el Nobel de Medicina afirmó:

“Muchos científicos cometen el error de rechazar lo que no entienden. No me gusta esa actitud. Con frecuencia cito la frase del astrofísico Carl Sagan: ‘La ausencia de prueba no es prueba de ausencia’ (…) En cuanto a los milagros de Lourdes que yo estudié, creo que realmente se trata de algo inexplicable (…) No logro entender esos milagros, pero reconozco que existen curaciones que no están previstas en el estado actual de la ciencia”.

Se trata del Dr. Luc Montagnier que, entre otras relevantes contribuciones a la ciencia, se volvió famoso por el descubrimiento del virus VIH.

Según él, es recomendable que los incrédulos, en lugar de promulgar sus propios dogmas de “intelectualidad superior” frente a aquello que no entienden, busquen conocer el asunto con más rigor científico y menos conclusiones precipitadas (y anticientíficas).

De hecho, son miles los informes de “curaciones inexplicables” que suceden todos los años en el santuario mariano de Lourdes, pero son poquísimas las curaciones consideradas efectivamente milagrosas por la Iglesia que, tal vez para sorpresa de muchos, adopta criterios rigurosos en su minuciosa evaluación científica de cada caso.

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Fuente: Aleteia 

LO QUE DEBES SABER SOBRE LA FAMOSA AGUA DE LOURDES


Lo que debes saber sobre la famosa agua de Lourdes
«¡Esta agua no podría hacer nada sin fe!».
Fuente: Aci Prensa



¿Sabías que de la gruta de Massabielle en el Santuario de Lourdes (Francia) brota agua con la que se han realizado muchos milagros?

El santuario ubicado en Francia describió hace un año en su sitio web todo lo que los peregrinos deben saber sobre esa agua; información que es necesaria recordar sobre todo a pocos días de que se celebre la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes y la 28° Jornada Mundial del Enfermo el próximo 11 de febrero.

Todo comenzó el jueves 25 de febrero de 1858 cuando la Virgen María le dijo a Santa Bernardita: "vaya a beber y lavarse en la fuente” lo que para el santuario se traduce en “una invitación para todos los peregrinos hasta el día de hoy”.

“El agua de Lourdes no debe confundirse con agua bendita. Es un agua normal, ligeramente calcárea y comparable a cualquier otra agua de manantiales cercanos” que no tiene virtud térmica o propiedad específica, sino que “es completamente independiente del río Gave de Pau y se conduce por unos canales hacia unos depósitos para alimentar los diferentes grifos y piscinas”, describió.

“Aparentemente el medio más frecuente de las curaciones es el empleo del agua de la fuente, ya sea en aplicación directa, tomándola o bañándose en ella. La Iglesia Católica especifica que Dios cura a través de los elementos naturales y los sacramentos, con la ayuda de la Virgen María y la oración de los cristianos”.

Al día de hoy, existen innumerables milagros que están vinculados al uso del agua luego de ocurridas las apariciones de la Virgen María desde el año 1858.

Santa Bernardita Soubirous dijo en una ocasión: "esta agua es considerada como un medicamento... pero tienes que guardar la fe y orar: ¡esta agua no podría hacer nada sin fe!".

HOY SE CELEBRA LA 28ª JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO, 11 DE FEBRERO


Hoy se celebra la 28ª Jornada Mundial del Enfermo
Redacción ACI Prensa
 Crédito: Daniel Ibañez / ACI Prensa.



Este 11 de febrero, fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, la Iglesia celebra la 28ª Jornada Mundial del Enfermo bajo el lema "Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré" (Mt 11,28)

En esta Jornada Mundial del Enfermo, el Papa Francisco recuerda que "Jesús dirige una invitación a los enfermos y a los oprimidos, a los pobres que sabe que dependen completamente de Dios y que, heridos por el peso de la prueba, necesitan ser curados" y a quien "siente angustia por su propia fragilida, dolor y debilidad, no impone leyes, sino que ofrece su misericoridia, es decir, su persona salvadora". 

"A causa de la enfermedad, estáis de modo particular entre quienes, "cansados y agobiados" atraen la mirada y el corazón de Jesús", precisa en el mensaje y destaca que será en Él en quien encuentren "la fuerza para frontar las inquietudes y las preguntas que surgen en vosotros, en esta "noche" del cuerpo y del espíritu". 

A los agentes sanitarios, el Papa Francisco les recuerda que "actúan con competencia haciendo sentir la presencia de Cristo, que ofrece consuelo y se hace cargo de la persona enferma curando sus heridas". 

También animó a los médicos y enfermeros a tener siempre presente en sus acciones "la dignidad y la vida de la persona, sin ceder a actos que lleven a la eutanasia, al suicidio asistido o a poner fin a la vida, ni siquiera cuando el estado de la enfermedad sea irreversible". 

"La vida debe ser acogida, tutelada, respetada y servida des que surge hasta que termina: lo requieren simultáneamente tanto la razón como la fe en Dios, autor de la vida", precisó en el mensaje y subrayó que en algunas ocasiones la objeción de conciencia es una "elección necesaria" para ser coherentes con el sí a la vida y a la persona. 

"Vuestra profesionalidad, animada por la caridad cristiana será el mejor servicio al verdadero derecho humano, el derecho a la vida. Aunque a veces no podáis curar al enfermo, sí que podési siempre cuidar de él con gestos y procedimientos que le den alivio y consuelo", apuntó. 

El Papa Francisco también recordó que en algunos conflictos el personal sanitario está en el punto de mira y que en algunas zonas, "el poder político pretende manipuar la asistencia médica a su favor", por eso subrayó que "atacar a aquellos que se dedican al servicio de los miembros del cuerpo social que sufren, no beneficia a nadie". 

Y también hizo un llamamiento "a las instituciones sanitarias y a los Gobiernos de todos los países del mundo" para que "no desatiendan la justicia social, considerando solamente el aspecto económico" y animó a que "se coopere para que todos tengan acceso a los cuidados adecuados". 


MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA XXVIII JORNADA MUNDIAL DEL ENFERMO

11 de febrero de 2020



«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados,
y yo os aliviaré» (Mt 11,28)



Queridos hermanos y hermanas:

1. Las palabras que pronuncia Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré» (Mt 11,28) indican el camino misterioso de la gracia que se revela a los sencillos y que ofrece alivio a quienes están cansados y fatigados. Estas palabras expresan la solidaridad del Hijo del hombre, Jesucristo, ante una humanidad afligida y que sufre. ¡Cuántas personas padecen en el cuerpo y en el espíritu! Jesús dice a todos que acudan a Él, «venid a mí», y les promete alivio y consuelo. «Cuando Jesús dice esto, tiene ante sus ojos a las personas que encuentra todos los días por los caminos de Galilea: mucha gente sencilla, pobres, enfermos, pecadores, marginados... del peso de la ley del sistema social opresivo... Esta gente lo ha seguido siempre para escuchar su palabra, ¡una palabra que daba esperanza!» (Ángelus, 6 julio 2014).

En la XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, Jesús dirige una invitación a los enfermos y a los oprimidos, a los pobres que saben que dependen completamente de Dios y que, heridos por el peso de la prueba, necesitan ser curados. Jesucristo, a quien siente angustia por su propia situación de fragilidad, dolor y debilidad, no impone leyes, sino que ofrece su misericordia, es decir, su persona salvadora. Jesús mira la humanidad herida. Tiene ojos que ven, que se dan cuenta, porque miran profundamente, no corren indiferentes, sino que se detienen y abrazan a todo el hombre, a cada hombre en su condición de salud, sin descartar a nadie, e invita a cada uno a entrar en su vida para experimentar la ternura.

2. ¿Por qué Jesucristo nutre estos sentimientos? Porque él mismo se hizo débil, vivió la experiencia humana del sufrimiento y recibió a su vez consuelo del Padre. Efectivamente, sólo quien vive en primera persona esta experiencia sabrá ser consuelo para otros. Las formas graves de sufrimiento son varias: enfermedades incurables y crónicas, patologías psíquicas, las que necesitan rehabilitación o cuidados paliativos, las diversas discapacidades, las enfermedades de la infancia y de la vejez… En estas circunstancias, a veces se percibe una carencia de humanidad y, por eso, resulta necesario personalizar el modo de acercarse al enfermo, añadiendo al curar el cuidar, para una recuperación humana integral. Durante la enfermedad, la persona siente que está comprometida no sólo su integridad física, sino también sus dimensiones relacionales, intelectiva, afectiva y espiritual; por eso, además de los tratamientos espera recibir apoyo, solicitud, atención… en definitiva, amor. Por otra parte, junto al enfermo hay una familia que sufre, y a su vez pide consuelo y cercanía.

3. Queridos hermanos y hermanas enfermos: A causa de la enfermedad, estáis de modo particular entre quienes, “cansados y agobiados”, atraen la mirada y el corazón de Jesús. De ahí viene la luz para vuestros momentos de oscuridad, la esperanza para vuestro desconsuelo. Jesús os invita a acudir a Él: «Venid». En Él, efectivamente, encontraréis la fuerza para afrontar las inquietudes y las preguntas que surgen en vosotros, en esta “noche” del cuerpo y del espíritu. Sí, Cristo no nos ha dado recetas, sino que con su pasión, muerte y resurrección nos libera de la opresión del mal.

En esta condición, ciertamente, necesitáis un lugar para restableceros. La Iglesia desea ser cada vez más —y lo mejor que pueda— la “posada” del Buen Samaritano que es Cristo (cf. Lc 10,34), es decir, la casa en la que podéis encontrar su gracia, que se expresa en la familiaridad, en la acogida y en el consuelo. En esta casa, podréis encontrar personas que, curadas por la misericordia de Dios en su fragilidad, sabrán ayudaros a llevar la cruz haciendo de las propias heridas claraboyas a través de las cuales se pueda mirar el horizonte más allá de la enfermedad, y recibir luz y aire puro para vuestra vida.

En esta tarea de procurar alivio a los hermanos enfermos se sitúa el servicio de los agentes sanitarios, médicos, enfermeros, personal sanitario y administrativo, auxiliares y voluntarios que actúan con competencia haciendo sentir la presencia de Cristo, que ofrece consuelo y se hace cargo de la persona enferma curando sus heridas. Sin embargo, ellos son también hombres y mujeres con sus fragilidades y sus enfermedades. Para ellos valen especialmente estas palabras: «Una vez recibido el alivio y el consuelo de Cristo, estamos llamados a su vez a convertirnos en descanso y consuelo para los hermanos, con actitud mansa y humilde, a imitación del Maestro» (Ángelus, 6 julio2014).

4. Queridos agentes sanitarios: Cada intervención de diagnóstico, preventiva, terapéutica, de investigación, cada tratamiento o rehabilitación se dirige a la persona enferma, donde el sustantivo “persona” siempre está antes del adjetivo “enferma”. Por lo tanto, que vuestra acción tenga constantemente presente la dignidad y la vida de la persona, sin ceder a actos que lleven a la eutanasia, al suicidio asistido o a poner fin a la vida, ni siquiera cuando el estado de la enfermedad sea irreversible.

En la experiencia del límite y del posible fracaso de la ciencia médica frente a casos clínicos cada vez más problemáticos y a diagnósticos infaustos, estáis llamados a abriros a la dimensión trascendente, que puede daros el sentido pleno de vuestra profesión. Recordemos que la vida es sagrada y pertenece a Dios, por lo tanto, es inviolable y no se puede disponer de ella (cf. Instr. Donum vitae, 5; Carta enc. Evangelium vitae, 29-53). La vida debe ser acogida, tutelada, respetada y servida desde que surge hasta que termina: lo requieren simultáneamente tanto la razón como la fe en Dios, autor de la vida. En ciertos casos, la objeción de conciencia es para vosotros una elección necesaria para ser coherentes con este “sí” a la vida y a la persona. En cualquier caso, vuestra profesionalidad, animada por la caridad cristiana, será el mejor servicio al verdadero derecho humano, el derecho a la vida. Aunque a veces no podáis curar al enfermo, sí que podéis siempre cuidar de él con gestos y procedimientos que le den alivio y consuelo.

Lamentablemente, en algunos contextos de guerra y de conflicto violento, el personal sanitario y los centros que se ocupan de dar acogida y asistencia a los enfermos están en el punto de mira. En algunas zonas, el poder político también pretende manipular la asistencia médica a su favor, limitando la justa autonomía de la profesión sanitaria. En realidad, atacar a aquellos que se dedican al servicio de los miembros del cuerpo social que sufren no beneficia a nadie.

5. En esta XXVIII Jornada Mundial del Enfermo, pienso en los numerosos hermanos y hermanas que, en todo el mundo, no tienen la posibilidad de acceder a los tratamientos, porque viven en la pobreza. Me dirijo, por lo tanto, a las instituciones sanitarias y a los Gobiernos de todos los países del mundo, a fin de que no desatiendan la justicia social, considerando solamente el aspecto económico. Deseo que, aunando los principios de solidaridad y subsidiariedad, se coopere para que todos tengan acceso a los cuidados adecuados para la salvaguardia y la recuperación de la salud. Agradezco de corazón a los voluntarios que se ponen al servicio de los enfermos, que suplen en muchos casos carencias estructurales y reflejan, con gestos de ternura y de cercanía, la imagen de Cristo Buen Samaritano.

Encomiendo a la Virgen María, Salud de los enfermos, a todas las personas que están llevando el peso de la enfermedad, así como a sus familias y a los agentes sanitarios. A todos, con afecto, les aseguro mi cercanía en la oración y les imparto de corazón la Bendición Apostólica.

Vaticano, 3 de enero de 2020

Memoria del Santísimo Nombre de Jesús

Francisco

BREVE HISTORIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES, 11 DE FEBRERO




HISTORIA DE LA VIRGEN DE LOURDES

El 11 de febrero de 1858, en la villa francesa de Lourdes, a orilla del río Gave, Nuestra Madre, Santa María manifestó de manera directa y cercana su profundo amor hacia nosotros, apareciéndose ante una niña de 14 años, llamada Bernadette (Bernardita) Soubirous.

La historia de la aparición empieza cuando Bernardita, quien nació el 7 de enero de 1844, salió, junto a dos amigas, en búsqueda de leña en la Roca de Masabielle. Para ello, tenía que atravesar un pequeño río, pero como Bernardita sufría de asma, no podía meter los pies en agua fría, y las aguas de aquel riachuelo estaban muy heladas. Por eso ella se quedó a un lado del río, mientras las dos compañeras iban a buscar la leña.

Fue en ese momento, que Bernardita experimenta el encuentro con Nuestra Madre, experiencia que sellaría toda su vida, "sentí como un fuerte viento que me obligó a levantar la cabeza. Volví a mirar y vi que las ramas de espinas que rodeaban la gruta de la roca de Masabielle se estaban moviendo. En ese momento apareció en la gruta una bellísima Señora, tan hermosa, que cuando se le ha visto una vez, uno querría morirse con tal de lograr volverla a ver".

"Ella venía toda vestida de blanco, con un cinturón azul, un rosario entre sus dedos y una rosa dorada en cada pie. Me saludó inclinando la cabeza. Yo, creyendo que estaba soñando, me restregué los ojos; pero levantando la vista vi de nuevo a la hermosa Señora que me sonreía y me hacía señas de que me acercara. Pero yo no me atrevía. No es que tuviera miedo, porque cuando uno tiene miedo huye, y yo me hubiera quedado allí mirándola toda la vida. Entonces se me ocurrió rezar y saqué el rosario. Me arrodillé. Vi que la Señora se santiguaba al mismo tiempo que yo lo hacía. Mientras iba pasando las cuentas de la camándula Ella escuchaba las Avemarías sin decir nada, pero pasando también por sus manos las cuentas del rosario. Y cuando yo decía el Gloria al Padre, Ella lo decía también, inclinando un poco la cabeza. Terminando el rosario, me sonrió otra vez y retrocediendo hacia las sombras de la gruta, desapareció".

A los pocos días, la Virgen vuelve a aparecer ante Bernardita en la misma gruta. Sin embargo, al enterarse su madre se disgustó mucho creyendo que su hija estaba inventando cuentos -aunque la verdad es que Bernardita no decía mentiras-, al mismo tiempo algunos pensaban que se trataba de un alma del purgatorio, y a Bernardita le fue prohibido volver a la roca y a la gruta de Masabielle.

A pesar de la prohibición, muchos amigos de Bernardita le pedía que vuelva a la gruta; ante ello, su mamá le dijo que consultara con su padre. El señor Soubiruos, después de pensar y dudar, le permitió volver el 18 de febrero.

Esta vez, Bernardita fue acompañada por varias personas, que con rosarios y agua bendita esperaban aclarar y confirmar lo narrado. Al llegar todos los presentes comenzaron a rezar el rosario; es en ese momento que Nuestra Madre se aparece por tercera vez. Bernardita narra así esta aparición: "Cuando estábamos rezando el tercer misterio, la misma Señora vestida de blanco se hizo presente como la vez anterior. Yo exclamé: 'Ahí está'. Pero los demás no la veían. Entonces una vecina me acercó el agua bendita y yo lancé unas gotas de dicha agua hacia la visión. La Señora se sonrió e hizo la señal de la cruz. Yo le dije: 'Si vienes de parte de Dios, acércate'. Ella dio un paso hacia delante".

Luego, la Virgen le dijo a Bernadette: "Ven aquí durante quince días seguidos". La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó "Yo te prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro".

Luego de este intenso momento que cubrió a todos los presentes, la noticia de las apariciones se corrió por toda el pueblo, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso, aunque otros se burlaban.


LAS APARICIONES


Entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858 hubo 18 apariciones. Éstas se caracterizaron por la sobriedad de las palabras de la Virgen, y por la aparición de una fuente de agua que brotó inesperadamente junto al lugar de las apariciones y que desde entonces es un lugar de referencia de innumerables milagros constatados por hombres de ciencia.

En la cuarta aparición, el domingo 21 de febrero, la Santísima Virgen lanzando una mirada de tristeza hacia la multitud, dijo a la niña vidente: "Es necesario rezar por los pecadores".

Luego, el 25 de febrero, la Santa Madre le dijo: "Vete a tomar agua de la fuente", la niña creyó que le pedía que vaya a tomar agua del río Gave, pero la Madre le señaló que escarbara en el suelo. Bernardita empezó a escarbar y la tierra se abrió y comenzó a brotar agua. Desde entonces aquel manantial ha manado agua sin cesar, un agua prodigiosa donde se han conseguido milagrosas curaciones de miles y miles de enfermos. Este manantial produce cien mil litros de agua al día continuamente desde aquella fecha hasta hoy.

Al día siguiente, la Virgen María subrayó: "Es necesario hacer penitencia", entonces Bernardita al momento empezó a realizar algunos actos de penitencia. Asimismo, la Virgen le dijo: "Rogarás por los pecadores...Besarás la tierra por la conversión de los pecadores". Como la Visión retrocedía, Bernardita la seguía de rodillas besando la tierra.

Más adelante, el 2 de marzo la Virgen le dice a Bernardita que les diga a los sacerdotes que Ella desea que construyan allí un templo y que vayan en procesión.

El 25 de marzo, al verla más amable que nunca, Bernardita le pregunta varias veces: Señora, ¿quiere decirme su nombre? La Virgen sonríe y al fin, ante la continua insistencia de la niña, eleva sus manos y sus ojos hacia el cielo y exclama: "Yo soy la Inmaculada Concepción".

En la aparición del día 5 de abril, la niña permanece en éxtasis, sin quemarse por la vela que se consume entre sus manos.

Finalmente, el 6 de julio, fiesta de la Virgen del Carmen, Nuestra Señora se apareció más hermosa y más sonriente que nunca he inclinado la cabeza en señal de despedida, desapareció. Ya nunca más la volvió a ver Bernardita en esta tierra. Hasta esa fecha la Virgen se apareció a Bernardita 18 veces, desde el 11 de febrero.

En 1876, se edificó allí la actual Basílica, uno de los lugares de peregrinación del mundo Católico. Bernadette fue canonizada por el Papa Pío XI el 8 de diciembre de 1933.

De esta manera, Lourdes se convirtió en uno de los lugares de mayor peregrinaje en el mundo, millones de personas acuden cada año y muchísimos enfermos han sido sanados en sus aguas milagrosas.

La fiesta de Nuestra Señora de Lourdes se celebra el día de su primera aparición, el 11 de febrero.

EL MENSAJE DE LA VIRGEN


El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, puede resumirse en los siguientes puntos:

1.- Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes por Pio IX (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.

2.- Derramó innumerables gracias de sanaciones físicas y espirituales, para que nos convirtamos a Cristo en su Iglesia.

3.- Es una exaltación a la virtud de la pobreza y humildad, aceptadas cristianamente al escoger a Bernadette como instrumento de su mensaje.

4.- Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la cruz. "Yo también te prometo hacerte dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en el otro".

5.- En todas la apariciones vino con su Rosario: La importancia de rezarlo.

6.- Importancia de la oración, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos.

7.- Importancia de la conversión y la confianza en Dios.

LOS PRIMEROS MILAGROS
26 de febrero


El agua milagrosa obró el primer milagro. El buen párroco de Lourdes había pedido una señal, y en vez de la muy pequeña que había pedido, la Virgen acababa de darle una muy grande, y no solo a él, sino a toda la población.

Había en Lourdes un pobre obrero de las canteras, llamado Bourriette, quien veinte años antes había tenido el ojo izquierdo severamente lastimado por la explosión de una mina. Era un hombre muy honrado y muy cristiano, quien mandó a la hija a buscarle agua a la nueva fuente y se puso a orar, aunque estaba un poco sucia, se froto el ojo con ella. Comenzó a gritar de alegría. Las tinieblas habían desaparecido, no le quedaba más que una ligera nubecilla, que fue desapareciendo al seguir lavándose.

Los médicos habían dicho que el jamás se curaría. Al examinarlo de nuevo no quedó más remedio que llamarle a lo sucedido por su nombre: milagro. Y lo más grande era que el milagro había dejado las cicatrices y las lesiones profundas de la herida, pero había devuelto aun así la vista.

Muchos milagros siguen sucediendo en Lourdes por lo que en el santuario hay siempre una multitud de enfermos.

4 de marzo

Siguiendo su costumbre, Bernardita, antes de dirigirse a la gruta, asistió a la Santa Misa. Al final de la aparición, tuvo una gran tristeza, la tristeza de la separación. ¿Volvería a ver a la Virgen?

La Virgen siempre generosa, no quiso que terminara el día sin una manifestación de su bondad: un gran milagro, un milagro maternal.

Un niño de dos años estaba ya agonizando, se llamaba Justino. Desde que nació tuvo una fiebre que iba poco a poco desmoronando su vida. Sus padres, ese día, lo creían muerto. La Madre en su desesperación lo tomó y lo llevó a la fuente. El niño no daba señales de vida. La madre lo metió 15 minutos en el agua que estaba muy fría. Al llegar a la casa, notó que se oía con normalidad la respiración del niño.

Al día siguiente, Justino se despertó con tez fresca y viva, sus ojos llenos de vida, pidiendo comida y sus piernas fortalecidas.

Este hecho conmocionó a toda la comarca y pronto a toda Francia y Europa; tres médicos de gran fama certificaron el milagro, llamándolo de primer orden.

LOS SIGNOS DE LOURDES


El Agua

El jueves 25 de febrero, la Señora dijo a Bernardita: "Vete a beber y a lavarte en la fuente". Aquero ("Aquello") me dijo que fuera a beber y a lavarme en la fuente. Al no ver nada, yo iba a beber en el Gave, pero ella me señaló con el dedo que fuera a la roca. Fui y encontré un poco de agua cenagosa tan escasa que apenas pude recoger en el cuenco de la mano. Yo la escupí por tres veces por lo sucia que estaba. A la cuarta vez ya pude beber

El Evangelio nos narra la escena siguiente: Jesús, cansado del camino, se sentó al lado de un pozo. Una mujer vino a sacar agua. Jesús le dijo: "El que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna." (Juan 4,14)
El agua de Lourdes es el signo de esta "agua viva" que ofrece Jesús. 

La Roca

Bernardita vio a la Virgen 18 veces en la Gruta de Massabielle. 

La Biblia nos dice que Dios es nuestra roca. Es la roca en que podemos apoyarnos.
«Dios mío, roca mía, refugio mío... ¿Qué roca hay fuera de nuestro Dios?... ¡Viva el Señor, bendita sea mi Roca!» (Salmo 17).

Las Velas

De día y de noche, en verano y en invierno, están ardiendo las velas delante de la Gruta. La vela representa la luz de la fe. 

Esta luz es Cristo.
«Yo soy la luz del mundo: el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.» (Juan 8,12).

Las multitudes

Son inmensas, de toda raza, lengua y nación. Aquellos poco peregrinos del comienzo son hay seis millones. En Lourdes se vive la Iglesia, reunión en la unidad de todos los hijos de Dios dispersos.

Los Enfermos

Son inmensas, de toda raza, lengua y nación. Aquellos poco peregrinos del comienzo son hay seis millones. En Lourdes se vive la Iglesia, reunión en la unidad de todos los hijos de Dios dispersos.

Información extraída de:


EL VATICANO CELEBRA 91 AÑOS DE LOS PACTOS LATERANENSES Y LA CREACIÓN DEL ESTADO VATICANO


El Vaticano celebra 91 años de los Pactos Lateranenses y la creación del Estado Vaticano
POR MIGUEL PÉREZ PICHEL | ACI Prensa
 Foto: ACI Prensa



Este martes 11 de febrero de 2020 se cumplen 91 años de la firma de los Pactos Lateranenses entre el Reino de Italia y la Santa Sede, que permitieron la creación del Estado de la Ciudad del Vaticano.

El 11 de febrero de 1929, en el Palacio de San Juan de Letrán, el Cardenal Pietro Gasparri, como representante del Papa Pío XI, y Benito Mussolini, entonces Presidente del Consejo de Ministros del rey Vittorio Emanuele III, firmaron el acuerdo por el que se reconocía la independencia, soberanía y fronteras del nuevo Estado Vaticano.

De esa manera, se ponía fin a la Cuestión Romana, el conflicto existente entre el Reino de Italia y la Iglesia Católica desde el año 1870, año en que el ejército del recién creado Reino de Italia conquistó la ciudad de Roma y extinguió los Estados Pontificios.


Tras la ocupación de la ciudad, los Pontífices se negaron a reconocer la legitimidad del Reino de Italia para incorporar los Estados Pontificios a la soberanía del nuevo Estado y, desde entonces, los Papas quedaron recluidos dentro de los muros vaticanos.

Esta situación terminó con la firma de los Pactos Lateranenses, que puso fin a 59 años de disputa. En virtud del acuerdo, Italia y la Santa Sede de reconocieron mutuamente.

Tras la caída del régimen fascista de Mussolini, la caída de la monarquía y la proclamación de la República Italiana al finalizar la Segunda Guerra Mundial, los Pactos Lateranenses se incorporaron a la Constitución de 1948 t quedaron, de ese modo, blindados.

Los Pactos Lateranenses reconocen la soberanía del Pontífice sobre un territorio independiente de 44 hectáreas, principalmente, la Basílica y Plaza de San Pedro, los Jardines y Museos Vaticanos, y todas las dependencias incluidas dentro de las murallas vaticanas.

Además, también se reconocen una serie de lugares extraterritoriales de soberanía vaticana, entre los que están las Basílicas Pontificias de San Juan de Letrán, Santa María Mayor y San Pablo Extramuros, o el Palacio y Villas Pontificias de Castel Gandolfo.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MARTES 11 DE FEBRERO DE 2020, NUESTRA SEÑORA DE LOURDES


Lecturas de hoy Martes de la 5ª Semana del Tiempo Ordinario
Hoy, martes, 11 de febrero de 2020


Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (8,22-23.27-30):

En aquellos días, Salomón, en pie ante el altar del Señor, en presencia de toda la asamblea de Israel, extendió las manos al cielo y dijo: «¡Señor, Dios de Israel! Ni arriba en el cielo ni abajo en la tierra hay un Dios como tú, fiel a la alianza con tus vasallos, si caminan de todo corazón en tu presencia. Aunque, ¿es posible que Dios habite en la tierra? Si no cabes en el cielo y lo más alto del cielo, ¡cuánto menos en este templo que he construido! Vuelve tu rostro a la oración y súplica de tu siervo Señor, Dios mío, escucha el clamor y la oración que te dirige hoy tu siervo. Día y noche estén tus ojos abiertos sobre este templo, sobre el sitio donde quisiste que residiera tu nombre. ¡Escucha la oración que tu siervo te dirige en este sitio! Escucha la súplica de tu siervo y de tu pueblo, Israel, cuando recen en este sitio; escucha tú, desde tu morada del cielo, y perdona.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 83,3.4.5.10.11

R/. ¡Qué deseables son tus moradas,
Señor de los ejércitos!

Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R/.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R/.

Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Fliate, oh Dios, en nuestro Escudo,
mira el rostro de tu Ungido. R/.

Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,1-13):

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos (los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas.)
Según eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?»
Él les contestó: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.»
Y añadió: «Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: "Honra a tu padre y a tu madre" y "el que maldiga a su padre o a su madre tiene pena de muerte"; en cambio, vosotros decís: Si uno le dice a su padre o a su madre: "Los bienes con que podría ayudarte los ofrezco al templo", ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os trasmitís; y como éstas hacéis muchas.»

Palabra del Señor


Comentario al Evangelio de hoy martes, 11 de febrero de 2020
Alejandro Carbajo Olea, cmf


Queridos hermanos, paz y bien.

“Ubi societas, ibi ius”, decían los latinos. Donde hay un grupo social, ahí hay normas. Y las normas, en el tiempo de Jesús, eran muchas y muy estrictas. Resultaba complicado cumplirlas todas. Incluso, muchas habían perdido el significado o sentido que tenían cuando se instauraron. Basta recordar, siquiera brevemente, el origen del “sabath”, del descanso del sábado, recuerdo y agradecimiento por la liberación de la esclavitud en Egipto, y que había acabado transformándose en una nueva esclavitud.

Jesús vino a dar sentido a todas las normas. No vino a derogarlas, sino a colmarlas de significado. Y eso se nota en algunos momentos de manera especial. Hoy y mañana va a discutir sobre algunas costumbres que se habían convertido en “excusas” para eludir los deberes que el sentido común y las relaciones familiares generan.

Claro que hay que lavarse las manos antes de comer. Sobre todo, en los tiempos del “coronavirus”. Y lavar los platos y los cubiertos. Claro que hay que ayudar a la Iglesia, los donativos son necesarios. Pero no se puede poner por encima de las obligaciones de los hijos con los padres, por ejemplo. Si se pierde de vista el significado profundo de la norma, o si la cumplimos con una finalidad espuria, entonces estamos faltando a la misma norma. No se puede jugar con las personas. Tenemos que hacer lo que tenemos que hacer, porque tenemos que hacerlo. No para que nos vean, no para que piensen que somos buenos, ni para aparentar. Hay que hacer las cosas, como se solía decir antes, “por el amor de Dios”, Y, entonces, todo irá bien.

Hoy celebramos la memoria de Nuestra Señora de Lourdes. Pinchando aquí  puedes leer algo de la historia de esta fiesta. Es el día de los enfermos; en las iglesias se suele impartir el sacramento de la Unción de Enfermos. Oremos por los que carecen de salud, y también por sus cuidadores. Que sientan cerca el consuelo del Señor, y que sumen sus dolores al sufrimiento de Cristo, para contribuir al crecimiento del Reino de Dios.

Vuestro hermano en la fe, Alejandro, C.M.F.

OFICIO DE LECTURA DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

Oficio de Lectura 
NUESTRA SEÑORA DE LOURDES 2020


En el año 1858 la Virgen María Inmaculada se apareció a Bernardita Soubirous, cerca de Lourdes (Francia), dentro de la cueva de Massabielle. Por medio de esta humilde jovencita, María llama a los pecadores a la conversión, suscitando un gran celo de oración y amor, principalmente como servicio a los enfermos y pobres.

El siguiente es el formulario que corresponde a oficio de lectura de la liturgia de las horas para NUESTRA SEÑORA DE LOURDES el día de hoy, martes, 11 de febrero de 2020. Otras celebraciones del día: MARTES V SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO .


Si el Oficio de lectura se reza antes de Laudes, se empieza con el Invitatorio, como se indica al comienzo. Pero si antes se ha rezado ya alguna otra Hora del Oficio, se comienza con la invocación mostrada en este formulario.

Cuando el Oficio de lectura forma parte de la celebración de una vigilia dominical o festiva prolongada (Principios y normas generales de la Liturgia de las Horas, núm. 73), antes del himno Te Deum se dicen los cánticos correspondientes y se proclama el evangelio propio de la vigilia dominical o festiva, tal como se indica en Vigilias.

Además de los himnos que aparecen aquí, pueden usarse, sobre todo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.

Si el Oficio de lectura se dice inmediatamente antes de otra Hora del Oficio, puede decirse como himno del Oficio de lectura el himno propio de esa otra Hora; luego, al final del Oficio de lectura, se omite la oración y la conclusión y se pasa directamente a la salmodia de la otra Hora, omitiendo su versículo introductorio y el Gloria al Padre, etc.

Cada día hay dos lecturas, la primera bíblica y la segunda hagiográfica, patrística o de escritores eclesiásticos.
Cuando el salmo 23 se ha dicho en el Invitatorio, aquí se dice el Salmo 94.


Invocación
V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno
Himno 1
Alabemos a Dios que, en su Palabra,
nos revela el designio salvador,
y digamos en súplica confiada:
«Renuévame por dentro, mi Señor.»
No cerremos el alma a su llamada
ni dejemos que arraigue el desamor;
aunque dura es la lucha, su palabra
será bálsamo suave en el dolor.
Caminemos los días de esta vida
como tiempo de Dios y de oración;
él es fiel a la alianza prometida:
«Si eres mi pueblo, yo seré tu Dios.»
Tú dijiste, Jesús, que eras camino
para llegar al Padre sin temor;
concédenos la gracia de tu Espíritu
que nos lleve al encuentro del Señor. Amén.

Salmodia
Antífona 1: María ha recibido la bendición del Señor y la misericordia de Dios, su salvador.

Salmo 23
ENTRADA SOLEMNE DE DIOS EN SU TEMPLO

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.
— ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
— El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
— Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.
¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.
— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, Dios de los ejércitos.
Él es el Rey de la gloria.

Antífona 2: El Altísimo consagra su morada.


Salmo 45
DIOS, REFUGIO Y FORTALEZA DE SU PUEBLO

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.
Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.
Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:
el Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.
Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios lo socorre al despuntar la aurora.
Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra.
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.
Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:
Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.
"Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos,
más alto que la tierra".
El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Antífona 3: ¡Qué pregón tan glorioso para ti, Virgen María!

Salmo 86
HIMNO A JERUSALÉN, MADRE DE TODOS LOS PUEBLOS

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
"Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí".
Se dirá de Sión: "uno por uno
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado".
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
"Éste ha nacido allí".
Y cantarán mientras danzan:
"todas mis fuerzas están en ti"

Versículo
V. Dichosos los que escuchan la palabra de Dios.
R. Y la cumplen.

Lecturas
Primera Lectura
Del primer libro de las Crónicas 17, 1-15

ORÁCULO DEL PROFETA NATÁN

En aquellos días, morando ya David en su casa, dijo a Natán, profeta: «Mira, yo habito en una casa de cedro, mientras el arca de la alianza del Señor está bajo pieles.» Respondió Natán a David: «Haz todo cuanto tienes en tu corazón, porque Dios está contigo.» Pero aquella misma noche vino la palabra de Dios a Natán en estos términos: «Vete y di a mi siervo David: Así dice el Señor: No serás tú quien me edifique Casa para que habite yo en ella. Pues no he habitado en casa alguna desde el día en que hice subir a los israelitas hasta el día de hoy; sino que he andado de tienda en tienda y de morada en morada. En todo el tiempo que he ido de un lado para otro con todo Israel, ¿he dicho acaso a alguno de los Jueces de Israel, a los que mandé me apacentaran a mi pueblo: Por qué no me edificáis una Casa de cedro? Di, pues, ahora esto a mi siervo David: Así habla el Señor de los ejércitos: Yo te he tomado del pastizal, de detrás del rebaño, para que seas caudillo de mi pueblo Israel. He estado contigo donde quiera que has ido, he eliminado a todos tus enemigos de delante de ti y voy a hacerte un nombre grande como el nombre de los grandes de la tierra. Fijaré un lugar a mi pueblo Israel, y lo plantaré allí para que more en él; no será ya perturbado, y los malhechores no seguirán oprimiéndole como al principio, y como en los días en que instituí Jueces sobre mi pueblo Israel. Someteré a todos tus enemigos. El Señor te anuncia que te edificará una casa. Cuando se cumplan tus días para ir con tus padres, afirmaré después de ti la descendencia que saldrá de tus entrañas y consolidaré su reino. Él me edificará una casa y
yo afirmaré su trono para siempre. Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo, y no apartaré de él mi amor, como le aparté de aquel que fue antes de ti. Yo le estableceré en mi casa y en mi reino para siempre, y su trono estará firme eternamente.» Conforme a todas estas palabras, y conforme a toda esta visión, habló Natán a David.

Responsorio Breve
R. Bienaventurada eres, Virgen María, por haber llevado al Señor, creador del mundo. * Engendraste al que te hizo, y permaneces virgen para siempre.

V. Alégrate, María, llena de gracia; el Señor está contigo.

R. Engendraste al que te hizo, y permaneces virgen para siempre.


Segunda Lectura
De una carta de santa María Bernarda Soubirous, virgen
(Carta al padre Gondrand, año 1861: cf. A. Ravier, Les ècrits de sainte Bernadette Soubirous, París 1961, pp. 53-59)

LA SEÑORA ME HABLÓ

Cierto día fui a la orilla del río Gave a recoger leña con otras dos niñas. En seguida oícomo un ruido. Miré a la pradera; pero los árboles no se movían. Alcé entonces la cabeza hacia la gruta y vi a una mujer vestida de blanco, con un cinturón azul celeste y sobre
cada uno de sus pies una rosa amarilla, del mismo color que las cuentas de su rosario. Creyendo engañarme, me restregué los ojos. Metí la mano en el bolsillo para buscar mi rosario. Quise hacer la señal de la cruz, pero fui incapaz de llevar la mano a la frente.
Cuando la Señora hizo la señal de la cruz, lo intenté yo también y, aunque me temblaba la mano, conseguí hacerla. Comencé a rezar el rosario, mientras la Señora iba desgranando sus cuentas, aunque sin despegar los labios. Al acabar el rosario, la visión se desvaneció.
Pregunté entonces a las dos niñas si habían visto algo. Ellas lo negaron y me preguntaron si es que tenía que hacerles algún descubrimiento. Les dije que había visto a una mujer vestida de blanco, pero que no sabía de quién se trataba. Les pedí que no lo
contaran. Ellas me recomendaron que no volviese más por allí, a lo que me opuse. El Domingo volví, pues sentía internamente que me impulsaban... Aquella Señora no me habló hasta la tercera vez, y me preguntó si querría ir durante quince días. Le dije que sí, y ella añadió que debía avisar a los sacerdotes para que edificaran allí una capilla. Luego me ordenó que bebiera de la fuente. Como no veía ninguna fuente, me fui hacia el río Gave, pero ella me indicó que no hablaba de ese río, y señaló con el dedo la fuente. Me acerqué, y no había más que un poco de agua entre el barro. Metí la mano, y apenas podía sacar nada, por lo que comencé a escarbar y al final pude sacar algo de agua; por tres veces la arrojé y a la cuarta pude beber. Después desapareció la visión y yo me marché.
Volví a ir allí durante quince días. La Señora se me apareció como de costumbre, menos un Lunes y un Viernes. Siempre me decía que advirtiera a los sacerdotes que debían edificarle una capilla, me mandaba lavarme en la fuente y rogar por la conversión de los pecadores. Le pregunté varias veces quién era, a lo que me respondía con una leve sonrisa. Por fin, levantando los brazos y los ojos al cielo, me dijo: «Yo soy la Inmaculada Concepción.» En aquellos días me reveló también tres secretos, prohibiéndome absolutamente que los comunicase a nadie; lo que he cumplido fielmente hasta ahora.


Lc 1, 46. 49. 48
R. Proclama mi alma la grandeza del Señor, * porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.
V. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones.
R. Porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo.

Oración
Oremos:

Dios de misericordia, remedia con el amparo del cielo nuestro desvalimiento, para que, cuantos celebramos la memoria de la inmaculada Virgen María, Madre de Dios, podamos, por su intercesión, vernos libres de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

Conclusión
Después de la oración conclusiva, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade:

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.