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NECESIDAD DEL CULTO A MARÍA


Necesidad del Culto a María.


14. Confieso con toda la iglesia que siendo María una simple creatura salida de las manos del Altísimo, comparada con tan infinita Majestad es menos que un átomo, o, mejor, es nada, porque sólo El es EL QUE ES. Por consiguiente, este gran señor siempre independiente y suficiente a Sí mismo, no tiene ni ha tenido absoluta necesidad de la Santísima. Virgen para realizar su voluntad y manifestar su gloria. Le basta querer para hacerlo todo. 

15. Afirmo, sin embargo, que dadas las cosas como son habiendo querido Dios comenzar y acabar sus mayores obras por medio de la Santísima. Virgen desde que la formó, es de creer que no cambiará jamás de proceder: es Dios y no cambia ni en sus sentimientos ni en su manera de obrar.


Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen. 
San Luis María Grignion de Montfort

LA FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR


Presentación del Señor
2 de Febrero



Es una fiesta principalmente del Señor. Por eso, al ser en domingo, se antepone a la liturgia dominical.

Jesús es presentado o se presenta y se ofrece, como cuando al entrar en el mundo se ofrecía: “Heme aquí que vengo a hacer tu voluntad”, un ofrecimiento que será continuo hasta llegar a la cruz. Pero también es fiesta de María: Ella es la que presenta a Jesús y se ofrece con su Hijo. Al ponerlo en las manos de Simeón, podemos decir que lo está presentando a todo el mundo. También quiere realizar algo que ordena la Ley. Se trataba de la Purificación de las madres a los 40 días de nacer el hijo. Por ello debían dar una ofrenda. Ellos como eran pobres, dieron dos tórtolas o pichones. Con ello el evangelista presenta a José y María como cumplidores de la Ley, personas religiosas y justas. Había también otra ofrenda, que era de cinco monedas de plata, como rescate del primogénito. Quizá san Lucas no lo menciona, para que quede más claro que aquel niño no les pertenece, sino que es propiedad de Dios.

Esta fiesta era muy antigua en Jerusalén, de la cual ya se habla por el año 350. Lo de la procesión de las candelas fue más tarde. Después, esta procesión de candelas quedó como algo propio de la liturgia, hasta llamarse la fiesta de la Candelaria. Es a Cristo, como luz del mundo, a quien queremos celebrar. Jesús es la luz del mundo y para el mundo, es revelación de Dios para todos los pueblos de la tierra. En aquel momento los ancianos Simeón y Ana son como los representantes de las esperanzas y anhelos de la raza humana. Simeón ve realizada su vida y dice que “ya puede irse en paz”. De hecho, en Jesús se cumplen todos los anhelos humanos. Podrá tener uno todos los adelantos materiales; pero su plena realización como persona humana y sobrenatural, en sus alegrías y tristezas, en sus relaciones con los demás y en su posibilidad de llegar a Dios, será sólo por medio de Jesucristo. Los grandes éxitos o fracasos no son por cambios políticos o sociales, sino por el cambio en el corazón.

Las palabras de Simeón para María son como una nueva anunciación, la de la misión universal. Así lo dice Juan Pablo II en la “Redemptoris Mater”: “El anuncio de Simeón parece como un segundo anuncio a María, dado que le indica la concreta dimensión histórica en la cual el Hijo cumplirá su misión, es decir, en la incomprensión y en el dolor” (nº 16). La misión de Jesús no será fácil, irá acompañada de conflicto y persecución. Por eso, hay quienes dicen que este misterio es más bien doloroso que gozoso. Comienza el misterio del sufrimiento de María, que tendrá su culminación al pie de la cruz. En verdad que una espada atravesaría su alma.

Esta fiesta nos debe estimular a realizar cada vez más una de las más hermosas oraciones y actitudes ante Dios: la de presentarnos y ofrecernos ante Él. Decía san Pablo: “Os ruego, hermanos, que ofrezcáis vuestros cuerpos, como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; éste es el culto que debéis ofrecer” (Rom 12, 1). Hay que saber ofrecer a Dios, desde la mañana a la noche, nuestros pensamientos, afectos, deseos, planes, fracasos, alegrías y tristezas, todo nuestro ser y poseer. Esta es la ofrenda que agrada a Dios. Y para presentarnos ante Dios, estemos presentables. Claro que sabemos que cuanto más humildemente nos presentemos, Él, Padre lleno de misericordia, nos irá haciendo más presentables, limpiando nuestra alma.

Jesús es nuestra Luz. Decía san Sofronio, patriarca de Jerusalén, por el año 635: “Por eso vamos en procesión con velas en nuestras manos y nos apresuramos llevando luces; queremos demostrar que la Luz ha brillado sobre nosotros y queremos significar la gloria que debe venirnos a través de Él. Por eso corramos juntos al encuentro con Dios”. En verdad somos peregrinos en esta vida; pero caminamos guiados por la luz de Cristo y sostenidos por la esperanza de encontrar finalmente al Señor de la gloria en su Reino eterno. Que así se lo pidamos a Dios en esta fiesta.
Padre Silverio Velasco

RESCATE HEROICO


Rescate heroico



La oración humilde y confiada es el poder que Dios pone en tus manos para que, como un niño sencillo, le pidas lo que necesites. Pero no debes suplicarle con desesperanza, ni con una oración agitada, como si quisieras exigirle el cumplimiento de tus deseos. A Dios hay que dejarle ser Dios y actuar con plena libertad. Él te ama, y sabe lo que más te conviene.

En la guerra de Corea, un soldado quedó gravemente herido a diez metros de una cueva donde se ocultaban sus compañeros. El fuego era tan intenso que resultaba arriesgado recoger al herido: significaba muerte segura. Desde la cueva escuchaban los gritos de socorro del caído. Un soldado que había mirado con frecuencia su reloj, salió de repente, arrastrándose hasta el compañero. Lo agarró y con suma lentitud lo arrastró hasta la cueva, mientras el ataque era intenso a su alrededor. Y, ¡cosa extraña!, ambos llegaron sin ser tocados por bala alguna. Al preguntar al héroe por qué esperó tanto para rescatar al herido, respondió: "Sabía que mi madre a esa hora todos los días estaría orando por mí”.

“Descarguen en el Señor sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes”. En la Biblia, encontrarás esta exhortación y otras semejantes. Te ayudarán a fortalecer la confianza en Dios. Él te ofrece refugio “a la sombra de sus alas mientras vienen calamidades” de cualquier clase y magnitud. “No temas, contigo estoy. Yo te amo”,  te asegura Dios.



* Enviado por el P. Natalio

ESTE ES EL CONSEJO DEL PAPA FRANCISCO PARA VENCER LA SOLEDAD


Este es el consejo del Papa Francisco para vencer la soledad
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa


“La soledad se vence no encerrándose en uno mismo, sino invocando al Señor”. Así lo afirmó el Papa Francisco este lunes 3 de febrero en un mensaje difundido por medio de la red social Twitter, en la que también subrayó en que “el Señor escucha el grito del está solo”.


Papa Francisco
@Pontifex_es
La soledad se vence no encerrándose en uno mismo sino invocando al Señor, porque el Señor escucha el grito del que está solo.


No es la primera vez que el Santo Padre reflexiona sobre la soledad y sus efectos negativos para la persona. En una audiencia concedida el pasado 16 de marzo de 2019 en el Vaticano a los miembros de la Confederación Italiana de Cooperativas, Francisco insistió en que “cuando el hombre se siente solo, experimenta el infierno”.

“Cuando, por otro lado, siente que no está siendo abandonado, entonces puede enfrentarse a todo tipo de dificultades y fatigas. Nuestro mundo está enfermo de soledad”, afirmó. Y como remedio, en aquella ocasión propuso la cooperación.

También durante una homilía pronunciada durante una de las Misas que cada día celebra en la Casa Santa Marta, el Papa recordó que también Jesús experimentó una inmensa soledad en su decisión de aceptar la muerte de Cruz como voluntad del Padre.

“Jesús estaba solo. Nadie le acompañó en esta decisión porque nadie comprendía el misterio de Jesús. Jesús estuvo solo en el camino hacia Jerusalén hasta el fin. Pensemos en el abandono de sus discípulos, en la traición de Pedro… Estaba solo. El Evangelio nos dice que únicamente le consuela un ángel del cielo en el Huerto de los Olivos. Únicamente tenía esa compañía. Por lo demás, estaba solo”.

En otra ocasión, durante la Misa de inauguración del Sínodo de los Obispos sobre la familia el 4 de octubre de 2015, el Pontífice afirmó que la soledad “es el drama que aún aflige a muchos hombres y mujeres”.

ORACIONES PARA EL PRIMER VIERNES DEL MES DE FEBRERO, SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


 PRIMER VIERNES DEL MES DE FEBRERO 
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS




BREVE CONSIDERACIÓN.- Jesús habla a su sierva Margarita María de Alacoque:"Es tanta mi satisfacción al contemplar tu corazón, hija mía, que quisiera ponerme en su lugar y servirte Yo mismo de corazón.... Te irás, pues, sin corazón; el tuyo no saldrá jamás de aquí. Lo he de llenar con un báslsamo precioso, que alimentará el fuego del amor. Y todo cuanto sufras por mi causa, ponlo en mi Sagrado Corazón, a fin de que, por mi gracia, sirva de aceite de esa lámpara, y seas eternamente consumida, de esta suerte, por mi amor"





ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS 

Yo te suplico, Jesús mío, que no  me hagas conforme a la vida (la cual, según nuestros sentidos, es vida de muerte) que llevas en el Santísimo Sacramento, donde te haces obediente hasta el aniquilamiento a la sola voz del Sacerdote. Haz, Salvador mío, que en honra de tu obediencia y anonadamiento, sea yo también humilde y obediente por amor y para gloria de tu Sagrado Corazón.

Por Ti, Jesús, sacrifico mi libertad y mi propia voluntad a la tuya, y esto sin reservas. Detesto de todo corazón y renuncio  los respetos, repugnancias y desabrimientos que me sugiera  el amor prohibido, en cuanto me sea mandado o prohibido.

Este es el contrato que mi corazón hace con el tuyo,  !Oh Divino Jesús!, de obrar en todo por amor y con humildad, pues quiero vivir y morir en este ejercicio de amor perfecto. Suplícote que te hagas dueño de mi corazón y de cuanto pueda darte gloria en mí, en el tiempo y en la eternidad. Amén.

(Santa Margarita María de Alacoque.)


SEGUNDA PROMESA:
"Les daré mucha paz en sus familias"


(Recitemos las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús en gratitud a la promesa y para que se cumpla en nosotros...)

Bendigamos a Jesús por esta preciosa promesa, y  pidámosle la cumpla con todos sus apóstoles, recitando las Letanías del Sagrado Corazón de Jesús.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.

V: Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Hijo, Redentor del mundo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Trinidad Santa, un solo Dios,

R: ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
R: Ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el
seno de la Virgen María, R/.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al
Verbo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros
de la sabiduría y la ciencia, R/.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud
de la divinidad, R/.
Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus
complacencias, R/.
Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
y esperan, R/.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: óyenos, Señor.
V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: ten piedad y misericordia de nosotros.
V: Jesús, manso y humilde de corazón,
R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
V: Sagrado Corazón de Jesús,
R: en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,
R: salvad el alma mía.

V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,
R: salvad almas y salvad el alma mía.


UNA PALABRA DE MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE A SUS HERMANOS ASOCIADOS: "Así como Jesús está celoso de vuestro corazón, estadlo también vosotros del suyo ternísimo, amándole, como a nadie, en la tierra; y para probárselo, no perdaís jamás una sola Comunión, lo que regocijará grandemente al Amado, entristeciendo y confundiendo mucho al enemigo"

(UN PADRE NUESTRO Y AVEMARÍA POR LOS AGONIZANTES Y PECADORES)




ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén


Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)

Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY LUNES 3 DE FEBRERO DE 2020


Lecturas de hoy Lunes de la 4ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 3 de febrero de 2020



Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (15,13-14.30;16,5-13a):

En aquellos días, uno llevó esta noticia a David: «Los israelitas se han puesto de parte de Absalón.»
Entonces David dijo a los cortesanos que estaban con él en Jerusalén: «¡Ea, huyamos! Que, si se presenta Absalón, no nos dejará escapar. Salgamos a toda prisa, no sea que él se adelante, nos alcance y precipite la ruina sobre nosotros, y pase a cuchillo la población.»
David subió la cuesta de los Olivos; la subió llorando, la cabeza cubierta y los pies descalzos. Y todos sus compañeros llevaban cubierta la cabeza, y subían llorando. Al llegar el rey David a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá, insultándolo según venía.
Y empezó a tirar piedras a David y a sus cortesanos –toda la gente y los militares iban a derecha e izquierda del rey–, y le maldecía: «¡Vete, vete, asesino, canalla! El Señor te paga la matanza de la familia de Saúl, cuyo trono has usurpado. El Señor ha entregado el reino a tu hijo Absalón, mientras tú has caído en desgracia, porque eres un asesino.»
Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey: «Ese perro muerto ¿se pone a maldecir a mi señor? iDéjame ir allá, y le corto la cabeza!»
Pero el rey dijo: «¡No os metáis en mis asuntos, hijos de Seruyá! Déjale que maldiga, que, si el Señor le ha mandado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?»
Luego dijo David a Abisay y a todos sus cortesanos: «Ya veis. Un hijo mío, salido de mis entrañas, intenta matarme, ¡y os extraña ese benjaminita! Dejadlo que me maldiga, porque se lo ha mandado el Señor. Quizá el Señor se fije en mi humillación y me pague con bendiciones estas maldiciones de hoy.»
David y los suyos siguieron su camino.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 3,2-3.4-5.6-7

R/. Levántate, Señor, sálvame

Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
«Ya no lo protege Dios.» R/.

Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito, invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo. R/.

Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (5,1-20):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre, poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras.
Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello: «¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes.»
Porque Jesús le estaba diciendo: «Espíritu inmundo, sal de este hombre.»
Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?»
Él respondió: «Me llamo Legión, porque somos muchos.»
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca. Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte.
Los espíritus le rogaron: «Déjanos ir y meternos en los cerdos.»
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país. Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: «Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia.»
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 3 de febrero de 2020
Carlos Latorre, cmf


Queridos amigos:

Tenemos delante un texto del evangelio difícil de entender, pero hay detalles a tener en cuenta. Jesús y sus discípulos están en los alrededores del lago de Genesaret, y consiguen desembarcar en territorio pagano para depositar también allí la semilla liberadora del reino de Dios, que quiere llegar a todos los pueblos y naciones.

El encuentro inmediato con un endemoniado furioso e indómito, cuya morada estaba entre las tumbas, revela la situación del mundo al que Jesús ahora se enfrenta. Es un mundo perdido y bajo el signo de la muerte. Es además un mundo impuro, como sugiere la presencia de una piara de cerdos, considerados animales impuros por los judíos. ¿Podrá hacer algo Jesús?

La situación es difícil, pero el poder del Hijo de Dios supera infinitamente al poder de las fuerzas del mal. Dice el texto del evangelio de hoy: “ Los espíritus le rogaron: «Déjanos ir y meternos en los cerdos.» Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos”, que se precipitaron en el abismo del mar. El hombre quedó curado, recobró la paz interior y su dignidad como ser humano.

Esta liberación realizada por Jesús suscita el estupor no sólo de los presentes, sino también de nosotros que leemos hoy este acontecimiento. Y lo más importante es que este hombre tan extraño se encuentra con un Jesús lleno de poder y de amor. No se nos dice cómo se llamaba este enfermo, porque de alguna forma él representa a tantas personas que en su vida también se pueden sentir sometidos a poderes extraños que arruinan su vida.

El Papa Francisco comentando este caso recordaba que: “Todos nosotros hemos tenido en nuestra vida algún encuentro con Jesús, un encuentro verdadero en el que yo sentía que Jesús me miraba. No es una experiencia sólo para santos. Y si no recordamos, será bonito hacer un poco de memoria y pedir al Señor que nos dé la memoria, porque Él se acuerda, Él recuerda el encuentro ”.

Los evangelios nos presentan experiencias que cambiaron la vida de muchas personas: la samaritana, Natanael, Andrés y Pedro, el leproso, la mujer enferma desde hacía dieciocho años…

El Señor nos busca hoy también para tener un encuentro con cada uno de nosotros. Quizá lo olvidamos, perdemos la memoria hasta el punto de preguntarnos: "Pero ¿cuándo yo me encontré con Jesús o cuándo Jesús me sanó?". Cuánto tengo que agradecer al Señor por no haberse olvidado de mí. De bien nacidos es ser agradecidos. Gracias, Señor Jesús, porque tú siempre me ayudas, son las palabras que cada día tenemos que repetir.

Vuestro hermano en la fe.

Carlos Latorre