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jueves, 1 de agosto de 2019

ORACIONES PARA HOY JUEVES EUCARÍSTICO, MI VISITA A JESÚS SACRAMENTADO


MI VISITA A
JESÚS SACRAMENTADO



Actos de adoración:
Vengo, Jesús mío, a visitarte.

Te adoro en el sacramento de tu amor.

Te adoro en todos los Sagrarios del mundo.

Te adoro, sobre todo, en donde estás más abandonado y eres más ofendido.

Te ofrezco todos los actos de adoración que has recibido desde la institución de este Sacramento y recibirás hasta el fin de los siglos.

Te ofrezco principalmente las adoraciones de tu Santa Madre, de San Juan, tu discípulo amado, y de las almas más enamoradas de la Eucaristía.

Gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.

Ángel de mi Guarda, ve y visita en mi nombre todos los Sagrarios del mundo.

Di a Jesús cosas que yo no sé decirle, y pídele su bendición para mí.




Actos de fe:
Creo, Jesús mío, que eres el Hijo de Dios vivo que has venido a salvarnos.

Creo que estás presente en el augusto Sacramento del Altar.

Creo que estás, por mi amor, en el Sagrario noche y día.

Creo que has de permanecer con nosotros hasta que se acabe el mundo.

Creo que bendices a los que te visitan, y que atiendes los ruegos de tus adoradores.

Creo que eres el viático de los moribundos que te aman para llevarlos al cielo.

Creo en Ti, y creo por los que no creen. (Comunión espiritual).



Actos de esperanza:
Espero en Ti, Jesús mío, porque eres mi Dios y me has creado para el cielo.

Espero en Ti, porque eres mi Padre. Todo lo he recibido de tu bondad. Sólo lo malo es mío.

Espero en Ti, porque eres mi Redentor.

Espero en Ti, porque eres mi Hermano y me has comunicado tu filiación divina.

Espero en Ti, porque eres mi Abogado que me defiendes ante el Padre.

Espero en Ti, porque eres mi Intercesor constante en la Eucaristía.

Espero en Ti, porque has conquistado el cielo con tu Pasión y muerte.

Espero en Ti, porque reparas mis deudas.

Espero en Ti, porque eres el verdadero Tesoro de las almas.

Espero en Ti, porque eres tan bueno que me mandas que confíe en Ti bajo pena de condenación eterna.

Espero en Ti, porque siempre me atiendes, y me consuelas, y nunca has defraudado mi esperanza.

¡Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío!



Actos de caridad:
Te amo, Jesús mío, y te amo con todas las veras y como a nadie.

Porque Tú me has amado infinitamente.

Porque Tú me has amado desde la eternidad.

Porque Tú has muerto para salvarme.

Porque Tú no has podido amar más.

Porque Tú me has hecho participante de tu divinidad y quieres que lo sea de tu gloria.

Porque Tú te entregas del todo a mi en la Comunión.

Porque Tú me das en manjar tu Cuerpo y en bebida tu Sangre.

Porque Tú estás siempre por mi amor en la Santa Eucaristía.

Porque Tú me recibes siempre en audiencia sin hacerme esperar.

Porque Tú eres mi mayor Amigo.

Porque Tú me llenas de tus dones.

Porque Tú me tratas siempre muy bien, a pesar de mis pecados e ingratitudes.

Porque Tú me has enseñado que Dios es Padre que me ama mucho.

Porque Tú me has dado por Madre a tu misma Madre.

¡Dulce Corazón de Jesús, haz que te ame cada día más y más!

Dulce Corazón de Jesús, sé mi amor.

Te amo por los que no te aman.

Te amo por los que nunca piensan en Ti.

Te amo por los que no te visitan.

Te amo por los que te ofenden e injurian.

¡Que pena por esto!

Te amo y te digo con aquel tu siervo:
¡Oh Jesús, yo me entrego a Ti para unirme al amor eterno, inmenso e infinito que tienes a tu Padre celestial! ¡Oh Padre adorable! Te ofrezco el amor eterno, inmenso e infinito de tu amado Hijo Jesús, como mío que es. Te amo cuando tu Hijo te ama. (S. Juan Eudes).



Actos de contrición:
¡Jesús mío, misericordia!

Jesús mío; te pido perdón por los muchos pecados que he cometido durante mi vida.

Por los de mi niñez y adolescencia.

Por los de mi juventud.

Por los de mi edad adulta.

Por los que conozco y no conozco.

Por lo mucho que te he disgustado con ellos.

Por lo mal que me he portado contigo.

Siento mucho haberte ofendido.

¡Perdóname, perdóname, perdóname!

Perdóname según tu gran misericordia.

Perdóname por lo ingrato que he sido para Ti.

Perdóname y no quieras ya acordarte de mis pecados.

Perdóname y limpia mi alma de toda basura e infidelidad.

Perdóname y ten misericordia de este pobre pecador.

Perdóname, porque estoy muy arrepentido.

Perdóname, que quiero ser bueno en adelante con tu divina gracia.

Perdóname y aparta tu rostro de mis ingratitudes.

Perdóname, que me causan mucho miedo mis pecados.

Perdóname, porque me reconozco pecador y reo.

Perdóname, porque no obstante Tú sabes que te quiero mucho.

Jesús, sé para mí Jesús.

Madre mía, intercede por mí ante tu divino Hijo Jesús.

¡Dulce Corazón de María, sé mi salvación!



Actos de gratitud:
Oh Jesús, te doy rendidas gracias por los beneficios que me has dado.

Yo no sabré nunca contarlos sino en el cielo, y allí te los agradeceré eternamente.

Padre Celestial, te los agradezco por tu Santísimo Hijo Jesús.

Espíritu Santo que me inspiráis estos sentimientos, a Ti sea dado todo honor y toda gloria.

Jesús mío, te doy gracias sobre todo por haberme redimido.

Por haberme hecho cristiano mediante el Bautismo, cuyas promesas renuevo.

Por haberme dado por Madre a tu misma Madre.

Por haberme dado un grande amor a tan tierna Madre.

Por haberme dado por Protector a San José, tu Padre adoptivo.
Por haberme dado al Ángel de mi Guarda.

Por haberme conservado hasta ahora la vida para hacer penitencia.

Por tener estos deseos de amarte y de vivir y morir en tu gracia.



Actos de súplica:

Te ruego, Jesús mío, que no me dejes, porque me perderé.

Que persevere siempre en tu amor.

Que estés siempre conmigo, sobre todo cuando esté en peligro de pecar, y en la hora de mi muerte.

Que no permitas que jamás me aparte de Ti.

Que sepa padecer con resignación por Ti.

Que no me preocupe sino de amarte.

Que ame también a mis prójimos.

Que ame mucho a los pecadores.

Que ame mucho a los pobres y a los enfermos.

Que ame mucho a las almas del Purgatorio. Que saque muchas almas del Purgatorio con mis obras, que te las ofrezco a este fin.

Que ampares a tu Iglesia.

Al romano Pontífice, tu Vicario visible en la tierra.

A los Prelados y a los Sacerdotes.

A los Religiosos y Religiosas.

A los que mandan en tu nombre.

A los que gobiernan nuestra nación.

A nuestra querida patria.

A mis amados parientes y allegados.

Que pagues a mis bienhechores.

Que favorezcas a los que ruegan por mí.

Que bendigas a los que me miren con indiferencia y no me quieran.

Que trabaje mucho por Ti hasta la muerte.

Que me concedas una muerte santa.

Que diga al morir: ¡Jesús, Jesús, Jesús!

Que me lleves al cielo cuando muera.

Amén.



ORACIÓN FINAL
Jesús mío, échame tu bendición antes de salir, y que el recuerdo de esta visita, que acabo de hacerte, persevere en mi memoria y me anime amarte más y más. Haz que cuando vuelva a visitarte, vuelva más santo. Aquí te dejo mi corazón para que te adore constantemente y lo hagas más agradable a tus divinos ojos.

Adiós, adiós, Jesús mío.

QUIEN PIDE... RECIBE


Quien pide recibe




Jesús oraba muchas veces. Los buenos israelitas solían hacerlo tres veces al día. Por eso no era extraño para los apóstoles ver a Jesús que se ponía a orar. Lo que les impactaba no era el hecho de orar, sino la manera de orar: el darse cuenta que Jesús hablaba verdaderamente con otra persona, que era su Padre, y quizá muchas veces le escucharían las palabras tiernas que dirigía a su Padre celestial. Por eso una vez que terminó su oración, le dijeron: “Señor, enséñanos a orar”. Un motivo, por lo que se lo dijeron, era porque Juan Bautista había enseñado a orar a sus propios discípulos.

Jesús, como respuesta, les enseñó el Padrenuestro. Es muy posible que no fuese una oración en concreto enseñada una sola vez, sino que en diferentes momentos les fue enseñando cómo hablar con Dios y los deseos y peticiones más importantes. De esas enseñanzas, que solían ser parecidas, san Mateo nos presenta el “padrenuestro”, como lo conocemos, y san Lucas lo presenta un poquito más abreviado.

Lo primero que enseña Jesús es a llamar “Padre” a Dios. Con ello nos acercaba mucho más a la divinidad y nos mostraba lo principal de Dios, que es su amor. Si Dios es nuestro Padre (o Madre), tenemos que querer que así sea conocido por muchos. Ese es nuestro primer deseo, que es parecido al segundo: Que reine sobre nosotros. Quiere decir que se extienda más su reino de amor: que todos nos comportemos como hermanos y vivamos en la alegría de cumplir sus mandatos, pues es lo que nos dará la verdadera felicidad. Después pedimos lo necesario para nuestra vida. Hay que tener en cuenta que Jesús nos enseñó a pedir en comunidad, aunque uno rece solo. Por eso este alimento lo pedimos para todos, especialmente para los más necesitados. Luego le pedimos el perdón, que está supeditado a que lo tengamos entre nosotros. Y, como somos débiles, le pedimos no tener tantos peligros para caer en el mal.

Jesús nos dice que pidamos, porque Dios escucha nuestra oración. Sin embargo todos tenemos experiencias de muchas oraciones que creemos no han sido atendidas. Jesús nos dice que Dios atiende todas nuestras plegarias, porque está con nosotros, nos escucha y quiere nuestro bien. Lo malo es que a veces somos nosotros los que no sabemos lo que nos conviene y oramos mal. La oración, si la consideramos como unión con Dios, siempre es provechosa y puede ser constante, aunque ocupemos el tiempo en diversos menesteres. Pero cuando hablamos de la oración como petición, suele haber dos extremos defectuosos. Hay quienes piensan que no se debe orar sino trabajar más. Algunos sin fe piensan que la oración es pura fantasía o tienen una idea de Dios falsa, como si fuese un tirano. Para otros en cambio, que se pasan de vagos o perezosos, la oración debe llenar todo, de modo que Dios les solucione todos los problemas materiales. Otra cosa son los religiosos de vida contemplativa, que trabajan de verdad mucho...  La realidad es que ni Dios lo quiere hacer todo por sí mismo, ni nosotros podemos hacerlo todo por nosotros mismos. Es difícil el equilibrio.

Hoy Jesús nos enseña que muchas veces debemos acudir a Dios. Y nos cuenta una parábola para decirnos que debemos acudir a Dios con mucha confianza y muchas veces también con perseverancia. Nos cuenta lo que le sucede a uno que tiene una visita inesperada a media noche y debe cumplir con la ley de la hospitalidad. Va donde un amigo y no deja de pedir hasta que este amigo se levanta y le da lo que necesita. Y Jesús termina haciendo esta reflexión: Si este amigo termina dándole lo necesario, ¿Cómo no nos va a dar nuestro Padre celestial espíritu santo? Así dicen muchos autores que aquí se debe poner “espíritu santo” con minúscula, porque significa todo lo que es bueno para nuestra salvación, que es lo más importante para nosotros.

Algunas veces pediremos cosas necesarias materiales; pero lo importante es pedir lo más conveniente para nuestra salvación, que Dios sabe mejor que nosotros. De nuestra parte debemos poner mucha confianza y total entrega al amor de Dios Padre.


Padre Silverio Velasco

SÓLO ESCUCHA AL OPTIMISTA


Sólo escucha al optimista



Ser optimista es cultivar una visión serena de la vida que nos lleve a descubrir todo lo que hay de bueno, alegre y gratificante en medio de espinas y carencias. No pierdas el sentido de la proporción y más bien destaca todo lo positivo, porque son muchos los especializados en detectar todo lo sombrío y difícil de nuestro diario caminar.

No escuches a los mediocres que te dicen: ¡No se puede! No escuches a los cobardes que te dicen: ¡No te arriesgues! No escuches a los ociosos que te dicen: ¡No trabajes! Ni escuches al fracasado que te dice: ¡No lo intentes! Sólo escucha al optimista que te dice: ¡Avanza, tú puedes! Sólo escucha a los valientes que te dicen: ¡No te rindas! Escucha al inteligente que te invita a usar la mente. Escucha a los entusiastas que te animan. Escucha a los que conocen el camino de la victoria. Encontrarás el tesoro más grande que hay en la vida: la libertad verdadera. Eres un ser total, sin fronteras, sin límites... ¡Creado a imagen y semejanza de Dos!

“Los entusiastas son los triunfadores. Ellos tienen fortaleza, tienen tenacidad. El entusiasmo es la base de todo progreso. Con él se consigue crear. Sin él, todo son excusas”. El entusiasta tiene una gran confianza en Dios, que es también sana confianza en sí mismo, en los demás y en la vida. Sentimiento poderoso que disipa los fantasmas nefastos de los temores.



* Enviado por el P. Natalio

VATICANO ANUNCIA APERTURA DE SEMINARIO EN CHINA PARA EVANGELIZAR ASIA


Vaticano anuncia apertura de seminario en China para evangelizar Asia
Redacción ACI Prensa
Crédito: Daniel Ibáñez / ACI



La Congregación para la Evangelización de los Pueblos (Propaganda Fide) del Vaticano instituyó oficialmente el Seminario Redemptoris Mater para la evangelización en Asia, con sede en Macao, región autónoma de China continental, y confió su dirección al Camino Neocatecumenal.

El seminario o colegio fue instituido con un decreto firmado por el Cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación, el pasado 29 de junio tras una audiencia con el Papa Francisco.

El seminario abrirá en septiembre y sus primeros alumnos serán estudiantes de varios países del mundo.

Este nuevo seminario es “fruto de la creatividad apostólica que mira a la evangelización de ese continente y expresa el deseo de descentralización de la Congregación de Propaganda Fide”, dijo el Cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, en una entrevista concedida a la agencia vaticana Fides.

El Purpurado explicó que aunque el colegio estará en Macao, no dependerá del Obispo local, Mons. Stephen Lee Bun Sang, quien consultó con sus sacerdotes antes de confirmar la disponibilidad de la diócesis para acoger el nuevo seminario.

El nuevo colegio dependerá directamente de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.

Los sacerdotes que se formarán en el colegio serán diocesanos. Al respecto el Cardenal explicó que “no pertenecen a una fraternidad apostólica ni a un instituto religioso y al final de su viaje de formación, serán incardinados en las diversas diócesis de destino según las necesidades y peticiones de los obispos asiáticos”.

Esta iniciativa busca responder al llamado de San Juan Pablo II y del Papa Francisco para evangelizar Asia, contando con la colaboración del Camino Neocatecumenal que “ofreció su disponibilidad y puso a disposición de la Congregación de Propaganda Fide, que tiene la responsabilidad legal directa del Colegio, su larga experiencia en la formación de futuros sacerdotes para la misión en Asia”.

El Cardenal Filoni explicó que se eligió Macao como sede del nuevo seminario porque esta ciudad “ha representado históricamente la ‘puerta’ o el ‘puente’ para la misión de la Iglesia en Oriente. En los siglos pasados ha sido centro cultural y religioso como territorio gobernado por la corona portuguesa”.

“Misioneros extraordinarios como Matteo Ricci, Alessandro Valignano, Francisco Javier y muchos otros evangelizadores han pasado por esta ‘puerta’ para entrar en la misión en Asia. En 1576, recién erigida, la diócesis de Macao se extendió, al menos en papel y durante cierto tiempo, a China, Japón, el actual Vietnam y el archipiélago malayo, como se llamaba entonces”, explicó.


“Confiamos este trabajo a las manos de María, Madre del Redentor, y de San José, Custodio de la Sagrada Familia de Nazaret. Y pedimos la intercesión de los santos y mártires que dieron sus vidas por la propagación del Evangelio en Asia”, concluyó.

Macao es una de las dos regiones administrativas especiales que, junto con las 22 provincias, cinco regiones autónomas y cuatro municipios, conforman la República Popular China.

Macao fue administrada por el Imperio portugués y sus estados herederos desde mediados del siglo XVI hasta finales de 1999, cuando su soberanía se transfirió a China.

El nuevo seminario en Macao abrirá sus puertas un año después de la firma del Acuerdo provisional entre China y el Vaticano para el nombramiento de obispos; y en medio de las presiones de la Asociación Patriótica Católica China, dominada por el Partido Comunista, que asedia a los fieles católicos que quieren mantener su fidelidad a Roma.

INTENCIONES DE ORACIÓN AGOSTO 2019: EL PAPA FRANCISCO PIDE REZAR POR LAS FAMILIAS



VIDEO#08 intenciones de oración 2019: El Papa Francisco pide rezar por las familias
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa



Este jueves 1 fue publicado el octavo video con las intenciones de oración del Papa Francisco para el 2019, en el que pide rezar durante este mes de agosto por las familias para que sean “laboratorios de humanización”.

“Recemos para que las familias, gracias a una vida de oración y a una vida de amor, se vuelvan cada vez más laboratorios de humanización”, pide Francisco en el video elaborado por la Red Mundial de Oración del Papa (antes conocida como “Apostolado de la Oración”).

En esta línea, el Pontífice eligió para agosto 2019 una intención de oración “por la evangelización”. En el video, el Santo Padre pregunta: “¿Qué mundo queremos dejar para el futuro?” y anima a dejar un mundo “con familias”.


“Cuidemos las familias porque son verdaderas escuelas del mañana, son espacios de libertad, son centros de humanidad”, alentó el Papa quien invitó a reservar “un lugar destacado en ellas para la oración, personal y comunitaria”.

Por su parte, la Red Mundial de Oración del Papa destacó en un comunicado que el Santo Padre “apunta a rezar y a cuidar a las familias” que son las “verdaderas escuelas del mañana”.

Por ello, el ex Apostolado de la Oración señaló en una nota oficial que el Papa envía este mensaje como “una llamada para que las familias se vuelquen al diálogo, al compartir y a vivir experiencias juntos, a aprender a acogerse y perdonarse, ya que son ellas las que constituyen el primer lugar donde el ser humano aprende a amar”.

“Al mismo tiempo, sus palabras advierten sobre el peligro que representa un ‘individualismo exasperado que desvirtúa los vínculos familiares y acaba por considerar a cada componente de la familia como una isla’, con riesgos de que esto conlleve a crear dinámicas de intolerancia y agresividad”, advirtió la Red Mundial de Oración del Papa.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY JUEVES 1 DE AGOSTO DE 2019


Lecturas de hoy Jueves de la 17ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, jueves, 1 de agosto de 2019


Primera lectura
Lectura del libro del Éxodo (40,16-21.34-38):

En aquellos días, Moisés hizo todo ajustándose a lo que el Señor le había mandado. El día uno del mes primero del segundo año fue construido el santuario. Moisés construyó el santuario, colocó las basas, puso los tablones con sus trancas y plantó las columnas; montó la tienda sobre el santuario y puso la cubierta sobre la tienda; como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Colocó el documento de la alianza en el arca, sujetó al arca los varales y la cubrió con la placa. Después la metió en el santuario y colocó la cortina de modo que tapase el arca de la alianza; como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Entonces la nube cubrió la tienda del encuentro, y la gloria del Señor llenó el santuario. Moisés no pudo entrar en la tienda del encuentro, porque la nube se había posado sobre ella, y la gloria del Señor llenaba el santuario. Cuando la nube se alzaba del santuario, los israelitas levantaban el campamento, en todas las etapas. Pero, cuando la nube no se alzaba, los israelitas esperaban hasta que se alzase. De día la nube del Señor se posaba sobre el santuario, y de noche el fuego, en todas sus etapas, a la vista de toda la casa de Israel.

Palabra de Dios
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Salmo
Sal 83,3.4.5-6a.8a.11 

R/. ¡Qué deseables son tus moradas, 
Señor de los ejércitos!

Mi alma se consume 
y anhela los atrios del Señor, 
mi corazón y mi carne 
retozan por el Dios vivo. R/.

Hasta el gorrión ha encontrado una casa; 
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos: 
tus altares, Señor de los ejércitos, 
Rey mío y Dios mío. R/.

Dichosos los que viven en tu casa, 
alabándote siempre. 
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza; 
caminan de baluarte en baluarte. R/.

Vale más un día en tus atrios 
que mil en mi casa, 
y prefiero el umbral de la casa de Dios 
a vivir con los malvados. R/.

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,47-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»
Ellos les contestaron: «Sí.»
Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy jueves, 1 de agosto de 2019
CR


Queridos amigos:

Juzgar es, en muchas ocasiones, separar por medio de la negación: “Tomás no es músico” equivale a “Tomás no pertenece al conjunto de los músicos”. Pues bien, como recordábamos el martes, el juicio le corresponde solo a Dios. El evangelista lo presenta como tarea de los ángeles, que son a modo de delegados de Dios, y cuya mención es a veces una forma de aludir a Él a la vez que se omite por respeto su nombre. Solo Él sabe quién pertenece al “conjunto” de los suyos y quién no. Y –como ya indicábamos anteayer– hay que dejar que Él, al final de la historia, lleve a cabo ese juicio que es cometido suyo, y solo suyo; o que, en la parábola del juicio de las naciones, es obra del Hijo del hombre, que separa las ovejas de las cabras.

Nosotros, ahora, a la luz del evangelio, separemos las buenas opciones y las malas, ejercicio para el que podemos pedir el don del discernimiento; a la hora de actuar según lo discernido, pidamos amor y energía para llevar a cabo las buenas opciones; en todo, pidamos confianza para esperar que el Señor nos acoja en su amor recreador. Y oremos, en fin, con Ignacio de Loyola: «No permitas que nos separemos de ti. En la hora de nuestra muerte, llámanos, y mándanos ir a ti, para que con tus santos te alabemos. Amén».