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lunes, 11 de febrero de 2019

EL LORO Y EL HORNERO


El loro y el hornero




Cuando comienzan las dificultades y reveses en tu vida, no pierdas el ánimo, porque hay dentro de ti fuerzas insospechadas. Entre todas sobresale una que debes valorar, entrenar y servirte de ella: la voluntad. El éxito comienza siempre con una voluntad decidida a permanecer firme en desalojar los defectos y mejorar los buenos hábitos.

Un loro, iba por todas partes, diciendo que su nido estaba deshecho sin compostura, y tan sucio que ya no se podía vivir en él. El hornero, extrañaba que pudiera uno hablar tan mal de su propio nido; y un día, le preguntó al loro por qué no trataba de componer el suyo.

—Si no tiene más remedio, amigo –le contestó el loro–; los loros somos así; luego de hacer algo, lo destruimos; nuestra raza es una raza despreciable.

—Haces mal, loro, en hablar así de tu hogar y de los tuyos –le dijo el hornero–; sería mejor, no ensuciar, ni destruir tu nido; pero todo mal tiene compostura, menos para el que se figura que no la tiene (Godofredo Daireaux)

Busca siempre la faz luminosa y positiva de todos los obstáculos y reveses que te presenten cada día. No olvides que puedes desarrollar la escondida sabiduría de convertir un menos en más, un fracaso en victoria y una cruz en resurrección y vida. 



* Enviado por el P. Natalio

COSAS DE MAMÁ


Cosas de mamá




“Si llegas a la oración y no consigues entrar en contacto con Dios, toma el Rosario y recita lentamente una o dos decenas; muy pronto verás el resultado. Sorprenderás a tu corazón en «flagrante delito» de oración y serás introducido, sin darte cuenta en el corazón de la Santísima Trinidad por la oración de María” (Jean Lafrance).

Se cuenta que san Pedro, muy preocupado al notar irregularidades en el cielo, se puso a investigar y encontró por donde se infiltraban algunos. Buscó al Señor y le dijo: —Mira, Jesús, hace unos días venía observando que hay algunos aquí que no recordaba haberles abierto las puertas a la felicidad eterna. Hice mis investigaciones y hallé el hueco por donde entran. Yo quisiera que lo vieras... Aceptó Jesús acompañarlo y vio que del hoyo descubierto colgaba hacia la tierra un inmenso rosario, por donde subían muchas almas. Alarmado, le dijo Pedro: — Creo, Señor, que debemos cerrar esa entrada. —No, no, — le respondió Jesús, — ¡Déjalo así!... Esas son cosas de mamá... 

“En el Rosario he hallado los atractivos más dulces, más suaves, más eficaces y más poderosos para unirme con Dios” (Santa Teresa de Jesús). “El Rosario es el instrumento con el cual se vence al demonio y se obtienen todas las gracias. Es la síntesis de nuestra fe, el sostén de nuestra esperanza, la expresión y crecimiento de nuestra caridad” (San Pío de Pietrelcina). Valoriza esta devoción alabada por los santos.




* Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO: OBEDECER A DIOS GENERA UN RESULTADO PRODIGIOSO


Papa Francisco: Obedecer a Dios genera un resultado prodigioso
Redacción ACI Prensa
Foto: Vatican Media



El Papa Francisco animó a los fieles cristianos a obedecer con confianza los preceptos de Dios, porque “genera un resultado prodigioso”.

El Santo Padre, durante el rezo del Ángelus que presidió desde el Palacio Apostólico del Vaticano este domingo 10 de febrero, reflexionó sobre el Evangelio del día, en el que se narra cómo Jesús y Pedro se conocen a orillas del lago de Galilea.

Pedro, cuyo nombre real era Simón, era un pescador que pasaba por un mal momento, pues no había tenido suerte en la pesca. Jesús se le acercó y le pidió su podía usar su barca para predicar a la multitud desde la orilla del lago.

 Sus palabras causaron gran impresión en Simón-Pedro, y cuando Jesús finalizó su predicación, se dirigió a él y le pidió que echara las redes al agua para pescar.


“En un primer momento, Simón responde con una objeción”, explicó el Papa, pues se habían estado toda la noche en el mar y no habían pescado nada. “Y, como experto pescador podría haber añadido: ‘Si no hemos pescado nada durante la noche, menos aún durante el día’”.

Sin embargo, “inspirado por la presencia de Jesús e iluminado por su Palabra, dice: ‘pero por tu palabra echaré las redes’. Es la respuesta de la fe, a la que también nosotros estamos llamados a dar; es la actitud de disponibilidad que el Señor nos pide a todos sus discípulos, sobre todo a los que tienen funciones de responsabilidad en la Iglesia”.

Esa obediencia confiada de Pedro “genera un resultado prodigioso: ‘pescó una cantidad enorme de peces’”.

“Se trata de una pesca milagrosa, signo del poder de la Palabra de Jesús: cuando nos ponemos con generosidad a su servicio, Él hace cosas grandes en nosotros”.

El Papa destacó que el modo en que el Señor actuó con Pedro “es como actúa con cada uno de nosotros: nos pide que lo acojamos sobre la barca de nuestra vida para partir con Él y pescar en un nuevo mar que se revela cargado de sorpresas”.

“Su invitación a salir a un mar abierto a la humanidad de nuestro tiempo, para dar testimonio de bondad y de misericordia, da un sentido nuevo a nuestra existencia, que a menudo está en riesgo de plegarse sobre sí misma”.

Afirmó Francisco que “en ocasiones podemos quedarnos sorprendidos y titubeantes ante la llamada que nos dirige el Maestro divino, y estamos tentados a rechazarla con motivo de nuestra insuficiencia”.


Explicó que eso es lo mismo que le pasó a Pedro cuando, en un primer momento después de recibir la sugerencia de Jesús de volver a echar las redes, se muestra titubeante y, sin embargo, después de la increíble pesca, le dice a Jesús: “Señor, aléjate de mí porque soy un pecador”.

“Es bella esta oración: ‘Señor, apártate de mí porque soy un pecador’”, destacó el Pontífice ante los fieles congregados en la Plaza de San Pedro. “Pero lo dice de rodillas ante aquel al que ya reconoce como ‘Señor’. Y Jesús le da ánimos diciendo: ‘No temas, de ahora en adelante serás pescador de hombres’, porque Dios, si nos fiamos de él, nos libera de nuestro pecado y nos sitúa ante un nuevo horizonte”.

En este sentido, “el milagro más grande realizado por Jesús ante Simón y los otros pescadores decepcionados y cansados, no es tanto la red llena como el haberlos ayudado a no caer víctimas de la decepción y del desánimo ante el fracaso”.

El Papa Francisco finalizó su enseñanza pidiendo a “la Virgen Santa, modelo de inmediata adhesión a la voluntad de Dios, que nos ayude a experimentar la fascinación de la llamada del Señor y nos ponga en disposición de colaborar con Él para difundir por todos sitios su palabra de salvación”.

CÓMO SÉ SI LO QUE SIENTO ES VERDADERO AMOR?


¿Cómo sé si lo que siento es verdadero amor?
El amor no es el arrebato ciego de los enamorados ni la idealización de los románticos


Por: Dora Tobar | Fuente: Por tu matrimonio 




El amor no es el arrebato ciego de los enamorados ni la idealización de los románticos. El amor es el deseo de buscar ante todo el bien de la otra persona.

Es muy fácil confundir el amor con los sentimientos de agrado y fascinación que una persona nos despierta y terminar así haciendo promesas y entregas de amor cuando aún no estamos listos.

Afortunadamente, varias ciencias modernas como la psicología y hasta la bio-química han salido hoy al paso de los enamorados para ayudarles a clarificar sus sentimientos. Con base en esos datos podemos por eso decir, desde ya, que el amor a primera vista no existe. Toda relación de pareja, por tratarse del encuentro entre dos personas, pasa por distintas etapas hasta llegar, algunas veces, al amor.

Identificar en qué etapa de la relación vas con tu pareja te ayudará a saber también qué tipo de opción les conviene más y cómo pueden orientar su relación hacia la conquista del amor verdadero.

Las etapas del amor:
La relación de pareja pasa por distintas etapas que se pueden identificar como el enamoramiento o atracción, la etapa romántica o del “Te quiero” y finalmente “El amor”.

El enamoramiento:
Es la etapa rosa y apasionante en que una pareja se siente fuertemente atraída y fascinada por otra la otra persona. Estas sensaciones son tan fuertes y placenteras que muchas parejas creen que este es el amor.

Sin embargo, la atracción que une a los enamorados no es más que el efecto de unas sustancias llamadas feromonas que, además de alterar nuestros sentidos y hacernos sentir gran goce y pasión ante el más mínimo contacto con la otra persona, nos hace creer que con nadie podríamos ser tan felices.

Es decir, el agrado físico es tan fuerte que la mente también queda como enceguecida o fascinada. Por eso los enamorados no ven los defectos de su pareja e incluso dudan que pueda tenerlos. Todo parece perfecto.

A esta falta de objetividad se suma el hecho que, los enamorados, si no mienten sobre ellos mismos, por lo menos esconden sus errores y exageran sus virtudes pues desean conquistar a todo precio la persona que les proporciona tan gratas sensaciones.

En conclusión, el enamoramiento es una fase donde prima el placer pero donde se carece de realismo pues no sabemos aún cómo es realmente la otra persona. De hecho, durante el enamoramiento, lo que amamos del otro no es lo que él o ella es, sino lo que sus caricias, detalles y compañía me producen cuando me toca, me habla o me invita.

Estas sensaciones son además pasajeras pues el efecto de las feromonas dura máximo 3 años. Si durante este tiempo la pareja no se ha dado la oportunidad de dialogar mucho y esforzarse por conocer la realidad del otro, en vez de quedarse engolosinada en encuentros llenos de caricias pero con poco contenido, la relación se acaba. Si además se tienen relaciones sexuales durante esta etapa, el efecto enceguecedor de las feromonas se duplicará creando una sensación ficticia de intimidad.

El enamoramiento no es la etapa para la entrega que supone la vida sexual y matrimonial.

Etapa Romántica o del “Te-Quiero”
En la etapa romántica la pareja empieza a compartir más y por tanto a conocerse mejor. Al ir entrando en el mundo de la otra persona, de sus gustos, de sus ideas, de sus características, de sus habilidades, etc., empiezan a aparecer las cosas que realmente nos atraen de la persona, y no sólo de su cuerpo. Se empieza a disfrutar de lo que la persona es, y no únicamente de lo que esa persona causa en mí.

Algunas de las característica que descubrimos en la pareja son reales. Podemos ya ver algunos defectos,  pero también puede haber todavía mucha fantasía o idealización (amo los sueños que el otro despierta en mi). Por eso es importante recordar que apenas se está comenzando el conocimiento de la otra persona.

Junto a la pasión de las feromonas, en la etapa romántica aparece la ternura. Ésta busca llegar a lo profundo de la otra persona para halagarla o hacerla sentir bien.

Con todo, la etapa romántica no es todavía el amor. Aún no conozco a la otra persona como para saber si estaría ya dispuesto(a) a entregarle las  llaves de mi casa o la clave secreta de mi cuenta bancaria. Y si eso es así, entonces es signo de que aún no estamos listos para una entrega total como la que supone la sexualidad o el matrimonio.

El Amor:
El amor no es el arrebato ciego y apasionado de los enamorados. Tampoco es la idealización rosa de los románticos. El amor es la unión estrecha, la confianza profunda y el deseo de buscar en todo el bien de la otra persona. Este sentimiento surge cuando se conoce a la pareja y se es feliz con lo que se sabe ella. Entonces nace el impulso confiado de dar todo de sí y de recibir todo lo que el otro es, para formar un “nosotros".

En otras palabras, en el amor la confianza y la generosidad son los elementos claves y se relacionan mutuamente: porque confiamos, deseamos entregar generosamente toda nuestra vida. Pero no se puede llegar a la confianza sin el conocimiento mutuo.

Por eso podemos decir que el amor se compone de cuatro elementos:

Conocimiento:
Y conocerse significa al menos que:
Sé de dónde vienes y a dónde vas.
Sé cómo reaccionas cansado, con rabia, bajo estrés, cuando estás contento.
Sé gran parte de tus defectos y cualidades.
 Sé tus valores y los comparto.
 Aunque no eres perfecto(a).

 Aceptación:
 Admiro lo que eres.
 Me gusta tu físico y tu manera de ser.
Entre todas las personas que pueden gustarme, te escojo a ti.
No espero que cambies para amarte. Aunque no cambies así te quiero.

 Confianza:
Sé que en ningún momento quieres hacerme daño.
Puedo confiarte mi salud, mi dinero, mi futuro porque sé que deseas cuidar de mi.
Deseo de entrega:

Verte feliz me satisface.
 Conozco tus aspiraciones y estoy dispuesto(a) a apoyarlas.
 Ofrezco todo de mi para que buscar tu bien tanto material, sexual como emocional.
 Estoy dispuesto (a) invertir todas mis energías en acompañarte, entenderte y servirte, aún cuando me implique renuncia y sacrificio.
Para quien es creyente es claro que no hay mejor definición de amor que la que Jesús nos dio: “No hay amor más grande que dar la vida por sus amigos” (Juan 15,13). Así, el amor deja de ser sólo un sentimiento y se convierte en la permanente acción de auto-donación o entrega por el bien del otro.

En una pareja no siempre los dos llegan juntos, o al mismo tiempo a desarrollar este tipo de amor. Si después de un periodo uno de los dos, o los dos, no avanzan hasta alcanzar este amor de entrega es porque no están listos para ser un matrimonio.

El amor debe ser alimentado permanentemente. Por eso, el hecho de que una pareja se case amándose, no implica que ya tiene su felicidad garantizada. Cada cual debe esforzarse por cuidar y avanzar en la entrega, la confianza, el mutuo conocimiento y la aceptación del otro.

Más sobre este tema en El compromiso y Qué estoy dispuesto a compartir. Lecturas Complementarias: M. Scott Peck, Nueva Psicología del Amor, MC Editorial, 1998.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 11 DE FEBRERO 2019


Lecturas de hoy Lunes de la 5ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, lunes, 11 de febrero de 2019



Primera lectura
Comienzo del libro del Génesis (1,1-19):

Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Dijo Dios:«Exista la luz». Y la luz existió.
Vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla. Llamó Dios a la luz «día» y a la tiniebla llamó «noche».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero. Y dijo Dios: «Exista un firmamento entre las aguas, que separe aguas de aguas». E hizo Dios el firmamento y separó las aguas de debajo del firmamento de las aguas de encima del firmamento. Y así fue. Llamó Dios al firmamento «cielo».
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo. Dijo Dios: «Júntense las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezca lo seco». Y así fue. Llamó Dios a lo seco «tierra», y a la masa de las aguas llamó «mar». Y vio Dios que era bueno.
Dijo Dios: «Cúbrase la tierra de verdor, de hierba verde que engendre semilla, y de árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra». Y así fue. La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno. 
Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero. Dijo Dios: «Existan lumbreras en el firmamento del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años, y sirvan de lumbreras en el firmamento del cielo, para iluminar sobre la tierra». Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche; y las estrellas. Dios las puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche y para separar la luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 103,1-2a.5-6.10.12.24.35c

R/. Goce el Señor con sus obras

Bendice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R/.

Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R/.

De los manantiales sacas los ríos,
para que fluyan entre los montes;
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto. R/.

Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor! R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,53-56):

En aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron. Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy lunes, 11 de febrero de 2019
 Severiano Blanco, cmf


Queridos hermanos:

Ningún paleontólogo actual aceptaría la descripción del origen del universo que nos parece encontrar hoy en el Génesis. El autor no sabía de big-bang, ni del enfriamiento de la corteza terrestre, ni del darwinismo; ni lo sabía ni le interesaba. Él solo entendía de una cosa: que Dios es el creador y el mundo es la criatura, y que Dios hace las cosas bien y para el bien. Esto se preocupó de saberlo y de que todos lo supiéramos. En el siglo XVI varios sabios (Copérnico, Képler, Galileo…) se devanaron los sesos estudiando los movimientos de los astros, con discusiones acaloradas, condenas por supuestas herejías, etc. Mezclaban lo que no se debe. No habían leído suficientemente a un sabio cristiano del Norte de África, Agustín de Hipona, que ya por el lejano siglo IV hacía un ingenioso juego de palabras: “la Biblia no enseña cómo va el cielo, sino cómo se va al cielo”.    

El autor del Génesis ha hecho un hermoso poema, lleno de paralelismos y también de segundas intenciones. Los tres primeros días toca separar: luz-tinieblas, aguas superiores-aguas inferiores, zona húmeda-zona seca; y los días siguientes toca decorar: la bóveda celeste con astros, los aires y las aguas con aves y peces, la tierra firme con vegetales y animales, y el hombre en el centro, como administrador de todo ello. Y el autor, con toda su secularidad, capta el sentido religioso de lo creado: la bóveda del cielo debe de imaginársela a semejanza de la del templo de Jerusalén; y la función de los astros es señalar las fiestas… (nótese que al sol y la luna no les da nombre, quizá porque había que luchar contra cultos astrales del paganismo circundantes…).  

El judaísmo y cristianismo son las religiones más seculares y al mismo tiempo las más sacralizantes. Veneran al universo por ser obra de Dios y amado por Dios; pero saben que solo Dios es Dios, y que lo demás pertenece al dominio humano: “el cielo pertenece al Señor, la tierra se la has dado a los hombres”, dice el Salmo 115. La fe es incompatible con fetichismos: ninguna criatura tiene poderes o propiedades divinas; hay que mirar con ojo crítico los renovados cultos a la “pacha mama” y movimientos semejantes.

Según el Génesis, Dios iba contemplando su creación y veía que era buena. A veces el cristianismo ha quedado “tocado” por las religiones o filosofías dualistas, que valoraban el espíritu y despreciaban la materia. Afortunadamente ya no se suele predicar sobre la “salvación de las almas”, sino de las personas. En el evangelio de hoy Jesús aparece “curando cuerpos”, o sea, personas; no “tenemos” cuerpo, “somos” cuerpo. Nuestra fe no es en la inmortalidad del alma, sino en la resurrección de la persona.

Dejamos para otro día los deberes de la ecología o cuidado del planeta. Recordemos hoy sencillamente que Dios creó todo para el bien, para la gloria. La esperanza cristiana cuenta con la glorificación de cuanto existe; es preciso que “esto corruptible se revista de incorruptibilidad y esto mortal de inmortalidad” (1Co 15,54). La creación entera suspira por la glorificación del ser humano, para “participar también ella de la libertad de los hijos de Dios” (Rom 8, 21).

Fijémonos hoy en Francisco de Asís y oigamos su canto a las criaturas. Él percibía la bondad y belleza de Dios en todo lo existente. Pongámonos gafas de poeta, es decir, de creyente, y miremos con esperanza agradecida cuanto nos rodea y a cuantos nos rodean.

Vuestro hermano, Severiano Blanco cmf

PUBLICAN LIBRO QUE NARRA MILAGROS OCURRIDOS EN SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LOURDES


Publican libro que narra milagros ocurridos en Santuario de la Virgen de Lourdes
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)



El periodista italiano Fabio Bolzetta publicó el libro “Milagros en Lourdes. La historia directa de quien ha sido curado”, que recoge ocho testimonios de personas que han recibido milagros aprobados en el santuario mariano de Lourdes.

En declaraciones a ACI Prensa, Fabio Bolzetta, que trabaja para el canal de televisión de la Conferencia Episcopal Italiana, describió la fascinación que ha experimentado al descubrir estos milagros actuales.

“La oportunidad única de encontrar, preguntar, dialogar con quienes han recibido la curación que la Iglesia ha reconocido como milagrosa” ha sido una de sus motivaciones para escribir este volumen, afirmó.


Bolzetta remarca que estos milagros son “signos de esperanza porque son signos de una presencia” y añade que estas historias han sido “enriquecidas por la documentación médica y por la narración de varios testigos”.

Asimismo, dijo que con la redacción del libro aprendió que “un milagro, para quien lo recibe, representa no solo la alegría de la curación sino también una gran responsabilidad que todos viven con espíritu de testimonio y reconocimiento” y agregó que cada historia es única, pero que “en todos ellos no ha faltado la fuerza de la oración”.

En esta línea, Fabio Bolzetta aseguró que Lourdes “es un lugar de oración que dona sobre todo la curación del alma, la conversión de los corazones, la reconciliación y la paz”.

Durante la presentación del libro en Roma el pasado 26 de noviembre, el autor del prefacio, el sacerdote Marco Pozza, explicó que “María actúa sobre todo en los lugares de la impreparación… de nuestra fragilidad”.

Uno de los testimonios de curación es de la religiosa Luigina Traverso, que explicó que para ella “la curación física es símbolo del recorrido de fe auténtico de todo cristiano: un camino accidentado, hecho de incredulidad, de duda, de fragilidad, pero que conduce a un abandono completo, del que la Virgen María dio pleno testimonio”.

HOY ES LA FIESTA DE NUESTRA SEÑORA DE LOURDES, 11 DE FEBRERO


Hoy es la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes
Redacción ACI Prensa





Cada 11 de febrero la Iglesia celebra la Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, quien en una de sus apariciones le dijo a Santa Bernardita: “No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo". Aquí el significado de sus apariciones, el mensaje que dejó y los milagros que se dieron con su intercesión.

Era el 11 de febrero de 1858, Bernardita, su hermana y otra niña iban al campo a buscar leña seca, cerca de una gruta. Para llegar ahí tenían que pasar por un arroyo. Bernardita no se atrevía a adentrarse porque el agua estaba muy fría. Se empezó a sacar los zapatos, cuando de pronto escuchó un ruido fuerte proveniente de la gruta.

Se acercó a ver lo que pasaba y ahí en ese lugar sucio y pedregoso se apareció la Virgen envuelta en una luz resplandeciente, con un traje blanco de un tejido desconocido, una cinta azul en la cintura, un largo velo blanco y dos rosas doradas brillantes que le cubrían la parte superior de los pies.

En sus manos, la Virgen tenía un largo rosario blanco y dorado. Entonces juntas empezaron a rezarlo. El domingo 14 de febrero, Bernardita en la gruta reza la primera decena del Rosario y María se aparece. La niña le tira agua bendita para asegurarse que no era una obra del enemigo. La Virgen sonríe, se persigna con el Rosario y lo rezan juntas.

El jueves 18 la Virgen le pide a Bernardita que regrese por quince días seguidos a la gruta. Ante la aceptación y promesa de la pequeña, María le promete hacerla dichosa en el otro mundo. Los rumores de las apariciones se empiezan a esparcir.

El 19 de febrero, Bernardita va con una vela bendecida y encendida. Es así que nace la costumbre de ir con velas para encenderlas ante la gruta. El 20 de febrero la Señora le enseña una oración personal a Bernardita.

El domingo 21, la niña ve que la Virgen estaba triste, le pregunta lo que le pasa y Nuestra Señora le contesta: “Rogad por los pecadores”. Para ese entonces las autoridades amenazaron a Bernardita con llevarla a la cárcel y todos se burlaban de ella.


El 22 la Virgen no se le apareció, pero la niña no perdía la esperanza de volverla a ver. El 23, diez mil personas fueron a ver lo que pasaba. La Virgen se le apareció a Bernardita y le pidió que les diga a los sacerdotes que eleven ahí un santuario, a donde se debe ir en procesión.

La niña va y le comenta al sacerdote, quien a cambio pide el nombre de la Señora y que florezca un rosal silvestre sobre el que se aparecía.

El 24 la pequeña le cuenta todo a la Virgen, quien sólo sonrió. Luego María la mandó a rogar por los pecadores y exclamó: “¡Penitencia, penitencia, penitencia!... ¡Ruega a Dios por los pecadores! ¡Besa la tierra en penitencia por los pecadores!” Bernardita así lo hizo y pedía a los espectadores que hicieran lo mismo.

El 25 de febrero la Virgen le ordena beber, lavarse los pies en la fuente y comer hierba. Bernardita, por indicación de María, escarbó en el fondo de la gruta y empezó a brotar agua.

El 26 se produce el primer milagro. El pobre obrero Bourriete, que tenía el ojo izquierdo mutilado, ora y se frota el ojo con el agua de la fuente. Luego empezó a gritar de alegría y fue recuperando la vista. El 27 la Virgen permanece en silencio, Bernardita bebe del agua del manantial y hace los gestos recurrentes de penitencia.

El 28 Bernardita va a la gruta, pero luego es llevada a casa el juez y amenazada de ir a cárcel. En la noche, Catalina Latapie moja su brazo dislocado y el brazo y la mano recuperan su agilidad, produciéndose un segundo milagro.

El martes 2 de marzo, Bernardita va de nuevo donde el párroco a recordarle el pedido de la Virgen.

El 3 de marzo la pequeña le pregunta de nuevo su nombre y la Virgen sonríe. Ese día, una madre en su desesperación lleva en brazos a su hijo que estaba medio muerto. Lo metió 15 minutos en el agua fría y al llegar a casa notó mejoría en la respiración del niño.

Al día siguiente, el niño estaba lleno de vida y completamente sano. Los médicos certificaron el milagro y lo llamaron de primer orden.

El 4 de marzo, al finalizar los quince días, la visión permanece silenciosa. El 25 de ese mes la Virgen se apareció a Bernardita, levantó los ojos hacia el cielo, juntó en signo de oración las manos que tenía abiertas y tendidas hacia el suelo y le dijo a Bernardita: “Soy la Inmaculada Concepción”.


La pequeña salió corriendo a decirle al párroco, quien se conmueve ante la revelación del nombre ya que cuatro años antes se había proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción.

El 7 de abril, Bernardita en la gruta y en éxtasis pone su mano sobre la llama de la vela encendida que había llevado y no se quema. Después de la aparición, su mano estaba ilesa y fue comprobado por un médico que presenció el hecho.

El 16 de julio se produjo la última aparición. Bernardita  sintió la misteriosa llamada y al llegar a la gruta se dio cuenta que estaba vallada y no se podía pasar. Se dirige entonces al otro lado, enfrente de la gruta, y vio a la Madre de Dios. ”Me pareció que estaba delante de la gruta, a la misma distancia que las otras veces, no veía más que a la Virgen. ¡Jamás la había visto tan bella!”, dijo Santa Bernardita.

Algunos consideran que la aparición de Nuestra Señora de Lourdes es un agradecimiento del cielo por el dogma de la Inmaculada Concepción y es exaltación a las virtudes de pobreza y humildad como la que tenía la pequeña Bernardita.

Asimismo afirman que es un llamado a aceptar la cruz para ser felices en la otra vida, la importancia de la oración, del Santo Rosario y la penitencia con una misericordia infinita por los pecadores y los enfermos.

El agua de la gruta ha sido analizada por químicos, quienes señalaron que es un agua virgen, pura, natural, sin propiedad térmica y en la que ninguna bacteria sobrevive. Para los cristianos esto es símbolo de la Inmaculada Concepción.



Historia


El 11 de febrero de 1858, en la villa francesa de Lourdes, a orilla del río Gave, Nuestra Madre, Santa María manifestó de manera directa y cercana su profundo amor hacia nosotros, apareciéndose ante una niña de 14 años, llamada Bernadette (Bernardita) Soubirous.

La historia de la aparición empieza cuando Bernardita, quien nació el 7 de enero de 1844, salió, junto a dos amigas, en búsqueda de leña en la Roca de Masabielle. Para ello, tenía que atravesar un pequeño río, pero como Bernardita sufría de asma, no podía meter los pies en agua fría, y las aguas de aquel riachuelo estaban muy heladas. Por eso ella se quedó a un lado del río, mientras las dos compañeras iban a buscar la leña.

Fue en ese momento, que Bernardita experimenta el encuentro con Nuestra Madre, experiencia que sellaría toda su vida, "sentí como un fuerte viento que me obligó a levantar la cabeza. Volví a mirar y vi que las ramas de espinas que rodeaban la gruta de la roca de Masabielle se estaban moviendo. En ese momento apareció en la gruta una bellísima Señora, tan hermosa, que cuando se le ha visto una vez, uno querría morirse con tal de lograr volverla a ver".

"Ella venía toda vestida de blanco, con un cinturón azul, un rosario entre sus dedos y una rosa dorada en cada pie. Me saludó inclinando la cabeza. Yo, creyendo que estaba soñando, me restregué los ojos; pero levantando la vista vi de nuevo a la hermosa Señora que me sonreía y me hacía señas de que me acercara. Pero yo no me atrevía. No es que tuviera miedo, porque cuando uno tiene miedo huye, y yo me hubiera quedado allí mirándola toda la vida. Entonces se me ocurrió rezar y saqué el rosario. Me arrodillé. Vi que la Señora se santiguaba al mismo tiempo que yo lo hacía. Mientras iba pasando las cuentas de la camándula Ella escuchaba las Avemarías sin decir nada, pero pasando también por sus manos las cuentas del rosario. Y cuando yo decía el Gloria al Padre, Ella lo decía también, inclinando un poco la cabeza. Terminando el rosario, me sonrió otra vez y retrocediendo hacia las sombras de la gruta, desapareció".

A los pocos días, la Virgen vuelve a aparecer ante Bernardita en la misma gruta. Sin embargo, al enterarse su madre se disgustó mucho creyendo que su hija estaba inventando cuentos -aunque la verdad es que Bernardita no decía mentiras-, al mismo tiempo algunos pensaban que se trataba de un alma del purgatorio, y a Bernardita le fue prohibido volver a la roca y a la gruta de Masabielle.

A pesar de la prohibición, muchos amigos de Bernardita le pedía que vuelva a la gruta; ante ello, su mamá le dijo que consultara con su padre. El señor Soubiruos, después de pensar y dudar, le permitió volver el 18 de febrero.

Esta vez, Bernardita fue acompañada por varias personas, que con rosarios y agua bendita esperaban aclarar y confirmar lo narrado. Al llegar todos los presentes comenzaron a rezar el rosario; es en ese momento que Nuestra Madre se aparece por tercera vez. Bernardita narra así esta aparición: "Cuando estábamos rezando el tercer misterio, la misma Señora vestida de blanco se hizo presente como la vez anterior. Yo exclamé: 'Ahí está'. Pero los demás no la veían. Entonces una vecina me acercó el agua bendita y yo lancé unas gotas de dicha agua hacia la visión. La Señora se sonrió e hizo la señal de la cruz. Yo le dije: 'Si vienes de parte de Dios, acércate'. Ella dio un paso hacia delante".

Luego, la Virgen le dijo a Bernadette: "Ven aquí durante quince días seguidos". La niña le prometió hacerlo y la Señora le expresó "Yo te prometo que serás muy feliz, no en este mundo, sino en el otro".

Luego de este intenso momento que cubrió a todos los presentes, la noticia de las apariciones se corrió por toda el pueblo, y muchos acudían a la gruta creyendo en el suceso, aunque otros se burlaban.

Entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858 hubo 18 apariciones. Éstas se caracterizaron por la sobriedad de las palabras de la Virgen, y por la aparición de una fuente de agua que brotó inesperadamente junto al lugar de las apariciones y que desde entonces es un lugar de referencia de innumerables milagros constatados por hombres de ciencia.


Los primeros milagros




26 de febrero

El agua milagrosa obró el primer milagro. El buen párroco de Lourdes había pedido una señal, y en vez de la muy pequeña que había pedido, la Virgen acababa de darle una muy grande, y no solo a él, sino a toda la población.

Había en Lourdes un pobre obrero de las canteras, llamado Bourriette, quien veinte años antes había tenido el ojo izquierdo severamente lastimado por la explosión de una mina. Era un hombre muy honrado y muy cristiano, quien mandó a la hija a buscarle agua a la nueva fuente y se puso a orar, aunque estaba un poco sucia, se froto el ojo con ella. Comenzó a gritar de alegría. Las tinieblas habían desaparecido, no le quedaba más que una ligera nubecilla, que fue desapareciendo al seguir lavándose.

Los médicos habían dicho que el jamás se curaría. Al examinarlo de nuevo no quedó más remedio que llamarle a lo sucedido por su nombre: milagro. Y lo más grande era que el milagro había dejado las cicatrices y las lesiones profundas de la herida, pero había devuelto aun así la vista.

Muchos milagros siguen sucediendo en Lourdes por lo que en el santuario hay siempre una multitud de enfermos.

4 de marzo

Siguiendo su costumbre, Bernardita, antes de dirigirse a la gruta, asistió a la Santa Misa. Al final de la aparición, tuvo una gran tristeza, la tristeza de la separación. ¿Volvería a ver a la Virgen?

La Virgen siempre generosa, no quiso que terminara el día sin una manifestación de su bondad: un gran milagro, un milagro maternal.

Un niño de dos años estaba ya agonizando, se llamaba Justino. Desde que nació tuvo una fiebre que iba poco a poco desmoronando su vida. Sus padres, ese día, lo creían muerto. La Madre en su desesperación lo tomó y lo llevó a la fuente. El niño no daba señales de vida. La madre lo metió 15 minutos en el agua que estaba muy fría. Al llegar a la casa, notó que se oía con normalidad la respiración del niño.

Al día siguiente, Justino se despertó con tez fresca y viva, sus ojos llenos de vida, pidiendo comida y sus piernas fortalecidas.

Este hecho conmocionó a toda la comarca y pronto a toda Francia y Europa; tres médicos de gran fama certificaron el milagro, llamándolo de primer orden.

EL MENSAJE DE LA VIRGEN DE LOURDES


El Mensaje de la Virgen de la Virgen de Lourdes



El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, puede resumirse en los siguientes puntos:

1.- Es un agradecimiento del cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes por Pio IX (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de esta virtud.

2.- Derramó innumerables gracias de sanaciones físicas y espirituales, para que nos convirtamos a Cristo en su Iglesia.

3.- Es una exaltación a la virtud de la pobreza y humildad, aceptadas cristianamente al escoger a Bernadette como instrumento de su mensaje.

4.- Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la cruz. "Yo también te prometo hacerte dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en el otro".

5.- En todas la apariciones vino con su Rosario: La importancia de rezarlo.

6.- Importancia de la oración, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello); también, un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y del cuidado de los enfermos.

7.- Importancia de la conversión y la confianza en Dios.