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miércoles, 2 de enero de 2019

PRIMERA AUDIENCIA GENERAL DE 2019: PAPA FRANCISCO PROPONE VIVIR LAS BIENAVENTURANZAS


Primera Audiencia General de 2019: Papa Francisco propone vivir las Bienaventuranzas
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




El Santo Padre presidió la primera Audiencia General de 2019 en el Aula Pablo VI del Vaticano para continuar con las catequesis sobre la oración del Padre Nuestro, y recordó que en las Bienaventuranzas se encuentran los aspectos fundamentales del mensaje de Jesús.

Al comenzar su catequesis, el Papa deseó también un feliz año y aseguró que el Evangelio de Mateo coloca el texto del Padre Nuestro “en un punto estratégico, al centro del discurso de la montaña”, en donde Jesús entregó esta oración a “una gran muchedumbre de rostros anónimos”. Una asamblea grande y “heterogénea”, dijo.

En este discurso de la montaña, narrado en el capítulo 5 del Evangelio de San Mateo, “Jesús condensa los aspectos fundamentales de su mensaje” con las Bienaventuranzas, subrayó el Papa.

El Santo Padre explicó que “Jesús corona de felicidad a una serie de categorías de personas que en su tiempo -y también en el nuestro- no eran muy consideradas. Bienaventurados los pobres, los mansos, los misericordiosos, las personas humildes de corazón”. “Esta es la revolución del Evangelio”, indicó.


“Todas las personas capaces de amor, los operadores de paz que hasta entonces habían terminado al borde de la historia, son en cambio los constructores del Reino de Dios”, aseguró el Santo Padre quien añadió que es como si Jesús dijera “adelante ustedes que llevan el corazón el misterio de un Dios que ha revelado su omnipotencia en el amor y en el perdón”.

Por ello, el Papa subrayó que en ese pasaje “surge la novedad del Evangelio”. “La Ley no debe ser abolida sino que necesita una nueva interpretación, lo que lo conduce de nuevo a su sentido original. Si una persona tiene un corazón bueno, predispuesto al amor, entonces entiende que cada palabra de Dios debe encarnarse hasta sus últimas consecuencias”, dijo.

De este modo, el Santo Padre aseguró que “el amor no tiene límites: uno puede amar al cónyuge, al amigo e incluso al enemigo con una perspectiva completamente nueva” como Jesús mismo dijo: “ama a tus enemigos y ora por aquellos que te persiguen”.

“He aquí el gran secreto que está a la base de todo el discurso de la montaña: sean hijos de su Padre que está en los cielos” destacó el Papa quien añadió que “el cristiano no es uno que se compromete a ser más bueno de los otros, sino que sabe ser pecador como todos”.

En esta línea, el Pontífice explicó que Jesús enseñó la oración del Padre nuestro tomando distancia de dos grupos de su tiempo: los hipócritas y los paganos. Y alertó a los cristianos a vivir la fraternidad y a evitar los escándalos.


“Cuántas veces nosotros, vemos el escándalo de aquellas personas que van a la Iglesia, están todo el día allí o van todos los días, pero después viven odiando a los otros o hablando mal de la gente, esto es un escándalo. Mejor no ir a la Iglesia, vive así como ateo, pero si tú vas a la Iglesia vive como hijo, como hermano, y da un verdadero testimonio, no un anti-testimonio”, señaló.

Al finalizar, el Papa invitó a realizar la oración “desde el corazón, desde el interior”. “¡Qué bello pensar que nuestro Dios no necesita sacrificios para conquistar su favor!”, exclamó. “En la oración nos pide solo que tengamos abierto un canal de comunicación con Él para descubrirnos siempre sus hijos amadísimos. Y Él nos ama tanto”, concluyó.

Durante los saludos en diferentes idiomas, un grupo de artistas del Circo de Cuba presentaron un breve espectáculo con bailarines y malabaristas.

MARÍA, MADRE DE DIOS, 1 DE ENERO


Solemnidad de María, Madre de Dios
1 de Enero





Un nuevo año comienza y la Iglesia, cada 1 de enero, lo inicia celebrando la Solemnidad de “María, Madre de Dios” para pedir la protección de aquella que tuvo la dicha de concebir, dar a luz y criar al Salvador. Conoce aquí cómo es que surge este título en honor a la Virgen y lo que hicieron los primeros cristianos para defenderlo.

La Fiesta de “María, Madre de Dios” (Theotokos) es la más antigua que se conoce en Occidente. En las Catacumbas o antiquísimos subterráneos de Roma, donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Santa Misa, se encuentran pinturas con esta inscripción.

Según un antiguo testimonio escrito en el siglo III, los cristianos de Egipto se dirigían a María con la siguiente oración: "Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desoigas la oración de tus hijos necesitados; líbranos de todo peligro, oh siempre Virgen gloriosa y bendita" (Liturgia de las Horas).

En el Siglo IV el término Theotokos se usaba con frecuencia en Oriente y Occidente porque ya había entrado a formar parte del patrimonio de la fe de la Iglesia.

Sin embargo, en el siglo V, el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, afirmando: “¿Entonces Dios tiene una madre? Pues entonces no condenemos la mitología griega, que les atribuye una madre a los dioses”.

Nestorio había caído en un error debido a su dificultad para admitir la unidad de la persona de Cristo y su interpretación errónea de la distinción entre las dos naturalezas – divina y humana – presentes en Él.

Los obispos, por su parte, reunidos en el Concilio de Éfeso (año 431), afirmaron la subsistencia de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única persona del Hijo. A su vez declararon: "La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios".

Luego, acompañados por el pueblo y portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

San Juan Pablo II, en noviembre de 1996, reflexionó sobre las objeciones planteadas por Nestorio para que se comprenda mejor el título “María, Madre de Dios”.

“La expresión Theotokos, que literalmente significa ‘la que ha engendrado a Dios’, a primera vista puede resultar sorprendente, pues suscita la pregunta: ¿cómo es posible que una criatura humana engendre a Dios? La respuesta de la fe de la Iglesia es clara: la maternidad divina de María se refiere solo a la generación humana del Hijo de Dios y no a su generación divina”, dijo el Pontífice.

“El Hijo de Dios fue engendrado desde siempre por Dios Padre y es consustancial con él. Evidentemente, en esa generación eterna María no intervino para nada. Pero el Hijo de Dios, hace dos mil años, tomó nuestra naturaleza humana y entonces María lo concibió y lo dio a luz”, añadió.

Asimismo, señaló que la maternidad de María “no atañe a toda la Trinidad, sino únicamente a la segunda Persona, al Hijo, que, al encarnarse, tomó de ella la naturaleza humana”. Además, “una madre no es madre sólo del cuerpo o de la criatura física que sale de su seno, sino de la persona que engendra”, enfatizó San Juan Pablo II.

Para terminar, es importante recordar que María no es sólo Madre de Dios, sino también nuestra porque así lo quiso Jesucristo en la cruz. Por ello, al comenzar el nuevo año, pidámosle a María que nos ayude a ser cada vez más como su Hijo.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY MIÉRCOLES 2 DE ENERO 2019


Lecturas de hoy 2 de Enero. Feria de Navidad
Hoy, miércoles, 2 de enero de 2019



Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (2,22-28):

¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ése es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al Padre. En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre; y ésta es la promesa que él mismo nos hizo: la vida eterna. Os he escrito esto respecto a los que tratan de engañaros. Y en cuanto a vosotros, la unción que de él habéis recibido permanece en vosotros, y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas –y es verdadera y no mentirosa– según os enseñó, permanecéis en él. Y ahora, hijos, permaneced en él para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de él en su venida.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 97

R/. Los confines de la tierra han contemplado 
la victoria de nuestro Dios

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (1,19-28):

Éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?» 
Él confesó sin reservas: «Yo no soy el Mesías.» 
Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?» 
Él dijo: «No lo soy.» 
«¿Eres tú el Profeta?» 
Respondió: «No.» 
Y le dijeron: «¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?» 
Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías.» 
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?» 
Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.» 
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy miércoles, 2 de enero de 2019
Juan Lozano, cmf


Querido amigo/a:

“Por sus frutos los conoceréis”. Porque el fruto es el momento de la verdad, mientras que las palabras pueden quedarse en buenos propósitos. En el fruto es más difícil el engaño; es imposible que un árbol malo de buenos frutos. Si el fruto es bueno, lo es el árbol.

San Basilio Magno y San Gregorio Nacianceno, a los que recordamos hoy, dieron buenos frutos; San Gregorio formó el primer monasterio que hubo en Asia Menor, organizó la existencia de los religiosos y enunció los principios que se conservaron a través de los siglos y hasta el presente gobiernan la vida de los monjes en la Iglesia de oriente. San Basilio practicó la vida monástica propiamente dicha durante cinco años solamente, pero en la historia del monaquismo cristiano tiene tanta importancia como el propio San Benito.

Los malos frutos son los que nos muestra la Primera Carta de Juan en la primera lectura: llama ”anticristos” a los que no creen en Jesús como el Mesías, el Ungido enviado por Dios, que ha asumido en verdad nuestra carne humana. Y si no creen en Cristo, tampoco creen en Dios Padre. Y al revés, el que confiesa su fe en Cristo, cree también en el Padre y en la acción del Espíritu Santo en su vida.

Parece que, en esta comunidad, a la que Juan escribe algunos, abandonando la doctrina que habían recibido desde el principio, habían ofuscado su fe en Cristo, tanto con herejías doctrinales como con una practica descuidada en la vida. Juan quiere que sus lectores estén vigilantes y no se dejen seducir, por eso los corrige con esta carta de exhortación y ánimo.

Tampoco nosotros queremos dejarnos seducir por falsas doctrinas y engaños en este nuevo año. Queremos permanecer, un verbo que nos habla de fidelidad, de perseverancia, de mantenimiento de la verdadera fe, sin dejarnos engañar. Permanecer en la verdad del evangelio es permanecer en comunión con Cristo y con Dios Padre, ungidos y movidos por su Espíritu. Es lo que Juan el Bautista recuerda a los que acuden a preguntarle: “yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia.” Con Cristo queremos estar, a Él queremos conocer más y mejor, para servirle y amarle en todos los acontecimientos de este nuevo año recién comenzado.

Vuestro hermano en la fe:
Juan Lozano, cmf