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jueves, 12 de julio de 2018

ORACIÓN DE LA NOCHE


Oración de la noche

¡Infinitamente seas alabado, mi Jesús Sacramentado!

Amor de los amores, vengo ante Ti, a presentarte todas las intenciones de quienes me han pedido oración; te las entrego, Tú las conoces mejor que nadie. Sana al enfermo, consuela al triste, bendice los matrimonios en crisis y ayuda a todo el que lo necesite. Ten Misericordia especialmente de quienes viven lejos de Ti, y no conocen el gozo de vivir sabiendo que les amas inmensamente. A Ti Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.
Virgen María, intercede por nosotros.
*-Padre Sam*
*www.padresam.com*

EL ÁRBOL Y EL CAMPESINO

El árbol y el campesino



El mal ha entrado en el mundo por la puerta del egoísmo humano, que es negación del amor y búsqueda desenfrenada del propio bienestar. Cada día puedes empezar a ser generoso en pequeños gestos. Con la práctica se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría de dar y comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das.

En el campo de un labriego había un árbol que no servía más que de refugio a los gorriones y a las chicharras ruidosas. El labrador, viendo su inutilidad, se dispuso a talarlo y descargó contra él su hacha. Los gorriones y las chicharras le rogaron que no lo quitara porque era su albergue y en él podrían seguir cantando y agradándole a él mismo. Mas sin hacerles caso, le asestó un segundo golpe, luego un tercero. Rajado el árbol, vio un panal de abejas y probó y gustó su miel, con lo que guardó el hacha, apreciando y cuidando desde entonces al árbol con gran esmero (Esopo).

Antes de buscar el beneficio personal, pregúntate, ¿qué puedo compartir hoy? En lugar de querer poseer empezarás a donar, guiado por el deseo de ayudar a satisfacer las necesidades de los otros. Cada uno tiene algo para compartir. Dinero, talento, tiempo o una simple oración. La generosidad nos pone en sintonía con nuestra semejanza divina. Ánimo, inténtalo.



* Enviado por el P. Natalio

GUSTEN Y VEAN...


Gusten y vean




Dios, tu Padre, lleno de ternura, te dice hoy: “Quizás tú no me conozcas, pero yo conozco todo sobre ti, (Sal. 139, 1) Yo sé cuándo te sientas y cuando te levantas, (Sal. 139, 2). Todos tus caminos me son conocidos (Sal. 139, 3). Hasta los cabellos de tu cabeza están contados, (Mt. 10, 29-30). Porque tú has sido hecho a mi imagen, (Gn. 1, 27). En mí tú vives, te mueves y existes, (Hech. 17, 28)”. Un responsorio para contemplar la bondad del Señor que te ama.

- Gusten y vean qué bueno es el Señor.
- Gusten y vean qué bueno es el Señor.

- Dichosos los que en él se refugian.
- Qué bueno es el Señor.

- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
- Gusten y vean qué bueno es el Señor.

Sigue hablándote el Dios de la ternura: “Te conocí aún antes de que fueras concebido, (Jr. 1,4-5). Yo te escogí cuando proyecté la creación, (Ef. 1, 11-12). Tú has sido creado de forma maravillosa, (Sal. 139, 14). Yo no estoy enojado y distante, soy la manifestación perfecta del amor, (1 Jn. 3, 1). Cada dádiva que tú recibes viene de mis manos, (Sant. 1, 17)”. 




* Enviado por el P. Natalio

EL GOL MÁS IMPORTANTE

El gol más importante  




Miguel era un muchacho a quien le gustaba mucho el fútbol. De hecho, pertenecía a un club muy popular en su barrio. Siempre que su equipo jugaba se veía al padre de Miguel en las tribunas, alentando al equipo de su hijo.

Sin embargo, había un detalle: el entrenador nunca consideraba a Miguel como titular y las pocas veces que lo hacía saltar al campo, él jugaba con desgana y mal. A pesar de eso, Miguel siempre iba acompañado de su padre a los partidos y siempre se veía a su padre como el más entusiasta de los hinchas.

Sucedió que un día antes del partido más importante de esa temporada, el padre de Miguel cayó enfermo y no pudo asistir. El día del encuentro, ya en los vestuarios y mientras los jugadores se preparaban para el partido, el entrenador recibió una llamada. La noticia recibida le puso un rostro de consternación. Al terminar, se dirigió hacia Miguel lentamente. Necesito hablar contigo un momento, le dijo.

Miguel, la llamada que acabo de recibir era de la clínica donde está internado tu padre. Hace una hora entró en coma cerebral y me acaban de decir que ha muerto en brazos de tu madre. Al escuchar esto Miguel se puso a llorar desconsoladamente.

-Tienes que ser fuerte muchacho, le decía el entrenador.

De pronto, retirando las manos del rostro, con voz serena y lágrimas en los ojos, pero con una gran determinación, Miguel le dijo al entrenador:

-Quiero jugar este partido. Quiero que me deje jugar, aunque sea unos minutos.

Sorprendido, el entrenador no podía creer que después de darle una noticia tan terrible, el muchacho tuviese ánimos para jugar. Lo pensó por un momento, y diciendo para sus adentros que jugando unos minutos no afectaría al rendimiento del equipo, le pidió que se cambiara, que jugaría desde el principio, al menos el primer tiempo.

Esa tarde Miguel no falló un pase. Fue una muralla infranqueable. Tan bien jugó que el entrenador lo mantuvo en el campo todo el partido. Incluso el gol que le dio la victoria a su equipo fue obra de Miguel.

Las tribunas enloquecieron coreando su nombre. Fue sin duda, el partido de su vida. Al final del encuentro, y ya cuando todos los jugadores se habían retirado a celebrar el triunfo, el entrenador encontró a Miguel parado en la cancha mirando hacia la tribuna en donde tantas veces se había sentado su padre para animar a su equipo. Al acercársele, notó que el muchacho aunque con lágrimas en los ojos, miraba hacia la tribuna fijamente.

-Miguel, quisiera tener las palabras exactas con las cuales poder reconfortarte en estos momentos. Sé la estrecha relación que tenías con tu padre y creo saber cuánto te ha afectado. Hoy has jugado como nunca te he visto jugar. Y aunque quizás no sea apropiado preguntarte ahora, me gustaría saber por qué quisiste jugar esta tarde, Miguel.

Miguel miró al entrenador y le dijo:

-Mire, muchas veces usted vio a mi padre sentado en la tribuna ¿verdad?

-Sí, siempre venía para animar al equipo aunque supiera que tú no ibas a jugar.

-No señor -le interrumpió Miguel- Mi padre no sabía que yo no jugaba. Mi padre era ciego, señor.

Unas lágrimas recorrieron nuevamente el rostro del muchacho.

-Por eso cuando me tocaba jugar, yo no jugaba bien porque sabía que él, a pesar de estar en la tribuna, no me veía. Yo siempre al final de los partidos le decía que había hecho tal o cual jugada y notaba como se le iluminaba el rostro de satisfacción. Sin embargo, esta tarde yo sí sabía que él me estaba mirando desde el cielo, por eso, yo me esforcé mucho para que el me viera jugar bien. Gracias señor, gracias por haber permitido que mi padre me viera jugar al fútbol por primera vez...

En ese momento, el muchacho se abrazó fuertemente al entrenador, desahogaron su pena y su dolor. Desde ese día, Miguel no dejó nunca de jugar un partido y siempre que convertía un gol, se acercaba a la tribuna donde se sentaba su padre, mirando y levantando las manos hacia el cielo.

Mira hoy a tu hijo si lo tienes o cuando lo tengas, y nunca dejes de mirarlo. Más que con los ojos, míralo con el corazón.

En el juego de la vida, tú siempre eres titular. Trata siempre de jugar muy bien y jugar limpio en todas las cuestiones de la vida, porque tanto tu Madre Celestial, la Virgen María, como Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo te están viendo y amando de corazón. ¡No les defraudes jugando a ser una persona mediocre y desganada!



© Web católico de Javier

MÁS DE 60,000 MONAGUILLOS INUNDARÁN ROMA Y SE REUNIRÁN CON EL PAPA FRANCISCO


Más de 60.000 monaguillos “inundarán” Roma y se reunirán con el Papa Francisco
Redacción ACI Prensa
 Foto: Coetus Internationalis Ministrantium




Un año más, del 30 de julio al 3 de agosto, llegarán a Roma unos 60.000 monaguillos de Italia, Portugal, Alemania, Suiza, Serbia o Ucrania, entre otros países, con motivo de su peregrinación anual y tendrán un encuentro con el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro.

La peregrinación, que se desarrolla cada cinco años, se desarrolla esta vez bajo el lema “Buscad la paz y perseguidla” y está organizada por el Coetus Internationalis Ministrantium (CIM), organismo internacional que agrupa las diversas realidades nacionales y diocesanas de Acólitos y Monaguillos de Europa.

Los más numerosos –unos 50.000– llegarán desde Alemania y durante su estancia en Roma participarán en visitas guiadas sobre temas de historia, cultura y espiritualidad, y excursiones culturales y religiosas.

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 12 JULIO 2018


Lecturas de hoy Jueves de la 14ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, jueves, 12 de julio de 2018



Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas (11,1-4.8c-9):

Así dice el Señor: «Cuando Israel era joven, lo amé, desde Egipto llamé a mi hijo. Cuando lo llamaba, él se alejaba, sacrificaba a los Baales, ofrecía incienso a los ídolos. Yo enseñé a andar a Efraín, lo alzaba en brazos; y él no comprendía que yo lo curaba. Con cuerdas humanas, con correas de amor lo atraía; era para ellos como el que levanta el yugo de la cerviz, me inclinaba y le daba de comer. Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín; que soy Dios, y no hombre; santo en medio de ti, y no enemigo a la puerta.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 79

R/. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve

Pastor de Israel, escucha,
tú que te sientas sobre querubines, resplandece;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.

Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó,
y que tú hiciste vigorosa. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,7-15):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy jueves, 12 de julio de 2018
 CR


Queridos amigos:

El pasaje está lleno de guiños a la cultura judía, a su sentido de la hospitalidad, al anuncio del Reino a través de curaciones, al concepto que entonces se tenía (y al uso que se hacía) del castigo “en el día del juicio”…

Pero, sobre todo, nos recuerda que evangelizar, ser portadores de la Buena Noticia, no es algo complicado, reservado sólo a los teólogos, a los ministros ordenados de la Iglesia o a los catequistas experimentados.

Evangelizar es llevar la paz, acoger y ser acogido. Evangelizar es saludar por las mañanas con un “buenos días” sincero. Evangelizar es sonreír de vez en cuando y no tener siempre cara de circunstancias. Evangelizar es preguntar por la familia, interesarse por las preocupaciones del otro. Evangelizar es levantar la vista del teclado o la pantalla del ordenador cuando alguien se dirige a ti, y mirarle a la cara. Evangelizar es ceder el paso, el asiento o la preferencia por delicadeza, por cariño. Evangelizar es tener un gesto cariñoso en el momento oportuno. Evangelizar es escuchar con paciencia. Evangelizar es hablar sin ser pesado, sin poner “mis” cosas como centro de la conversación. Evangelizar es conducir con prudencia, atento a los otros (vehículos o peatones) para facilitarles el paso. Evangelizar es ser servicial, hacer pequeños favores con alegría y soltura. Evangelizar…

Porque recibimos gratis el Evangelio, el Amor de Dios. Y es justo (y, si somos sinceros, inevitable) darlo gratis. En el amar está incluido el premio, la satisfacción de hacer felices a otros, aunque sea en pequeñas cosas.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 12 JULIO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
12 julio



Fue deseo de Jesús de dejarnos el modelo de nuestra oración, de suerte para dirigirnos a Dios ya no debemos buscar o inventar términos, ni frases, imágenes o ideas.

Él mismo nos enseña a decir:

Padre nuestro: no precisamente mío o tuyo, sino de todos. De Cristo en primer lugar y de todos los hombres, que somos hijos de Dios por Cristo, con Cristo y en Cristo.

Llamar a Dios Padre ya no es para nosotros una osadía, un atrevimiento; es más bien la expresión de los sentimientos filiales que hacia él sentimos y esta postura filial nos ha enseñado el mismo Jesús.

El Padrenuestro es la oración cristiana por excelencia, es la más íntima resonancia de la paternidad de Dios en el fondo de nuestra alma.


P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 11 JULIO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
11 julio



Es tan trascendental vivir nuestro amor a Dios en el prójimo, que nuestro encuentro definitivo con el Señor se realizará según cómo hayan sido nuestras relaciones personales con cada uno de nuestros hermanos.

El amor no se afirma, no se proclama, no se publicita: el amor se vive y la única a manera de vivir el amor es amando.

Pero el Señor nos detalla que debemos amar precisamente a los que más necesitan de nuestro amor; los más necesitados, los pobres, los enfermos, los ancianos, los desamparados.



P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 10 JULIO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
10 julio




Jesús nos ha llamado a amarnos los unos a los otros y el cumplimiento de este mandamiento distingue al cristiano del que no lo es. En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: een el amor que se tengan los unos a los otros (Jn 13,35).

El amor a Dios se ha de vivir y se ha de expresar en el amor al prójimo. El amor al prójimo no puede limitarse a ser meramente antropológico, es decir: amar al hombre por el hombre, sino que en el cristiano ha de ser teológico, en cuanto el cristiano reconoce a Dios en su prójimo y ama a Dios en el prójimo.

Por eso, lo que hagamos a alguno de nuestros hermanos, en último término, es a Dios a quien se lo hacemos; todo el secreto del cristianismo consiste en saber descubrir a Dios, que está en los seres de la naturaleza, pero muy en particular y de un modo muy paternal en sus hijos que sufren.


P. Alfonso Milagro