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viernes, 4 de mayo de 2018

LA DEVOCIÓN DE LOS NUEVE PRIMERO VIERNES, SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


DEVOCIÓN DE LOS 
NUEVE PRIMEROS VIERNES DE MES



Promesas de Jesucristo a Santa Margarita María, a favor de las personas devotas de su Sagrado Corazón.


1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado.

2. Pondré paz en sus familias.

3. Les consolaré en todas sus penas.

4. Seré su refugio seguro durante su vida y sobre todo en la muerte.

5. Derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas.

6. Los pecadores encontrarán en mi Corazón un manantial y el océano de la misericordia.

7. Las almas tibias se volverán fervorosas.

8. Las almas fervorosas llegarán rápidamente a una gran perfección.

9. Bendeciré las casas en las cuales sea expuesta y honrada la imagen de mi sagrado Corazón.

10. Daré a los sacerdotes el talento necesario para ablandar los corazones más endurecidos.

11. El nombre de las personas que propaguen esta devoción quedará escrito en mi Corazón y jamás se borrará.

12. Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.



DEVOCIÓN DE LOS
 NUEVE PRIMEROS VIERNES DE MES


Consiste en comulgar el primer viernes de cada mes durante nueve meses seguidos. Esfuérzate en no interrumpirlos. Si por alguna causa has dejado de comulgar un solo primer Viernes, has de empezar otra vez.

Si uno comulgase en pecado mortal en un primer Viernes, haría una injuria al sagrado Corazón de Jesús, cometería un grave sacrilegio y no alcanzaría la gracia prometida por Dios, teniendo que empezar otra vez la serie de los nueve primeros Viernes.

¿Qué promete Jesús a los que comulguen los nueve primeros viernes? Les promete que morirán en gracia y no en pecado; que no morirán sin recibir los Sacramentos; que no se condenarán, sino que se salvarán.


Explicación de este dibujo:

En el centro está el Sagrado Corazón de Jesús. Alrededor se ven nueve corazones, que representan los Nueve Primeros Viernes, señalados del uno al nueve. Dentro de estos pequeños corazones hay una crucecita. Cuando hayas comulgado el primer viernes de la serie, harás una cruz con un lápiz sobre la crucecita del núm. 1; el segundo mes, otra cruz sobre el núm. 2. Y así en los demás meses.

Al terminar la serie de los Nueve Primeros Viernes, pintarás con lápiz de color muy suave uno de los corazoncitos que hay dentro del Corazón de Jesús, y borrarás las nueve cruces de los corazones. Cuando termines otra serie de Nueve Primeros Viernes, pintarás otro corazoncito de dentro del Corazón de Jesús, con lápiz de color muy suave y diferente del primero. De esta manera serán tantas las series de Primeros Viernes cuantos sean estos corazoncitos pintados. Y será esto un recuerdo para toda tu vida, y en la hora de tu muerte, los podrás presentar al Corazón de Jesús.

En cada uno de estos días podrás hacer con toda devoción y fervor el siguiente ofrecimiento:



Ofrecimiento de la Sagrada Comunión


Corazón de Jesús, que habéis hecho tan grandes promesas a cuantos comulguen Nueve Primeros Viernes de Mes seguidos, os ofrezco hoy la Comunión de este Primer Viernes, que es el... (1) de los que dedico a gloria y honor vuestro, a fin de que cumpláis en mí la gran Promesa de morir en vuestra gracia y amistad. Amén.

Ahora puedes hacer una de las breves meditaciones sobre la vida de Jesús en su Casa de Nazaret, y que encontrarás a continuación.

Para que el Corazón de Jesús nos conceda las gracias que le pedimos, rezaremos las siguientes deprecaciones y padrenuestros, en memoria de las tres Insignias, Cruz, Corona de espinas y Herida de la lanza, con que se apareció a Santa Margarita de Alacoque:

Por la Cruz que se levanta sobre vuestro Corazón, concededme, Jesús mío, de mis pecados perdón. Padre nuestro...

Por la Corona de espinas, que os lastima el Corazón, concededme, Jesús mío, que piense en vuestra Pasión. Padre nuestro.

Por esa sangrienta Herida, que os traspasa el Corazón, concededme, Jesús mío, de mi alma la salvación. Padre nuestro...

(1) Aquí dirás si es el primero, segundo, tercero, ete.



Consideraciones Para los primeros viernes


PRIMER VIERNES. ¿Dónde vivía Jesús? Jesús, Dios y Hombre verdadero, vivía en un pueblecito llamado Nazaret, tenía sus casas escalonadas en la montaña y edificadas con piedra blanca. Las casas eran de forma cuadrangular y con la escalera en su parte exterior. Sus calles, pendientes y mal conservadas, y en su parte más baja se levantaba una casita, que servía de taller a un pobre carpintero. Nada en ella de muebles ricos y lujosos, sino todo pobre, aunque limpio, aseado y en buen orden. Jesús, que podía disponer de todos los palacios del mundo, vive en aquella humilde casita. ¿Qué te parece? ¡Qué simpático se hace el Rey de los cielos habitando en Nazaret! Procura ser humilde y sencillo como Él.



SEGUNDO VIERNES. ¿Como vivía Jesús? Él era Amo y Señor de cielos y tierra, y quiso vivir pobre y necesitado de todo. Vivía en una casa pobre y vivía pobremente. Dice San Buenaventura que algunas veces le faltó a la Sagrada Familia aun lo más necesario para la vida. Jesús no hacía caso de las cosas de la tierra. Su Corazón estaba en las cosas del Cielo. Con esto quiso enseñarnos que hemos de pensar en la vida eterna que nos espera para después de la muerte. ¿Por qué tú piensas tanto en las cosas de este mundo, que se han de acabar un día, y no piensas más en el Cielo, que durará siempre?




TERCER VIERNES. ¿Cómo crecía Jesús? Jesús iba creciendo en edad y gracia delante de Dios y de los hombres. No que fuese después más santo y bueno de lo que era antes, porque fue siempre santísimo y perfectísimo, sino que cada día daba más muestras de la santidad que poseía, y cada día se veía más la bondad y Perfecciones de su Divino Corazón.

Tú, así como creces en edad, has de crecer también en bondad y santidad, y cada día, no sólo has de parecer mejor, sino que en realidad has de serlo. ¡Qué lástima de ver a ciertos jovencitos que son cada día peores y que con los años van aumentando los pecados que cometen! No seas tú de ese número y procura imitar a Jesús. Ámale más cada día y piensa cómo se portaría Él cuando tenía tu misma edad.




CUARTO VIERNES. ¿Cómo Oraba Jesús? Mírale en su casita de Nazaret en medio de María y de José, unas veces de rodillas con su cabeza dulcemente inclinada sobre su Corazón, otras veces de pie, con las manos levantadas, como entonces se acostumbraba. Está orando. Tiene sus ojos modestamente bajos o levantados al Cielo. Su cuerpo está en la tierra; pero su espíritu se ocupa solamente en las cosas celestiales. ¡Aquélla sí que es oración que hemos de procurar imitar! Nosotros ¿cómo oramos? ¿Cómo te encomiendas a Dios, tú que esto lees? ¿Rezas bien? ¿Se reza en tu casa? Así como coméis juntos, ¿oráis también juntos?




QUINTO VIERNES. ¿Cómo obedecía Jesús? Jesús era Dios y no tenía obligación de obedecer a nadie. Era mucho más que María y que José. A Él debían obedecer todos, incluso sus padres. Sin embargo obedecía con prontitud y alegremente, sin murmuración, sin réplica.

Tú has de obedecer a tus padres y superiores, porque Dios te lo manda. Has de obedecer en las cosas del orden doméstico, cuando te mandan ejecutar algún trabajo, cuando te prohiben ir a ciertos lugares o juntarte con malas compañías. Y has de obedecer, aunque te repugne lo mandado, sin mostrar mala cara ni dar ningún disgusto, a no ser que se te mandase alguna cosa contra la Ley de Dios, El que es obediente, se hace amable a todos.




SEXTO VIERNES. ¿Cómo trabajaba Jesús? Sí, Jesús también trabajaba y quiso ganarse el sustento con el trabajo de sus manos. Él ayudaba a su Madre en los quehaceres domésticos, y a José en el oficio de carpintero. Aquel mismo que con sus omnipotentes manos había creado el cielo y la tierra trabajaba humildemente en un pobre taller. ¡Qué humildad la suya!

Tú debes también trabajar en las ocupaciones que te hayan enseñado, sea en casa de tus padres, sea en el taller u oficina en que te encuentres empleado, o en el Colegio. Academía o Instituto a cuyas clases asistes. Aprovecha el trabajo de tu primera juventud no pierdas el tiempo en bagatelas o en excesivos juegos.




SÉPTIMO VIERNES. ¿Cómo hablaba Jesús? ¡Qué gusto debía dar el oir a Jesús cuando hablaba! ¡Con qué amabilidad preguntaba y respondía a sus padres! Sus palabras caerían como regalada miel sobre los Corazones de María y de José. En aquella familia nunca se oían palabras torpes o malas, amargas o picantes, sino que todas eran llenas de inefable amor y caridad. ¡Qué consuelo el de aquellos padres con un Hijo de tales prendasl ¡Qué benevolencia y cariño respiraban sus palabras, salidas de aquel Corazón, que era todo amor y caridad!

Y tú ¿cómo hablas? ¿Hablas con orgullo, o hablas de cosas inconvenientes o abiertamente malas o peligrosas? ¿En qué, cómo y cuándo debes enmendarte? Reflexiónalo bien.





OCTAVO VIERNES. ¿Cómo se portaba Jesús con las gentes? Jesús era poco amigo de salir de casa; allí se encontraba bien con María y con Josté; pero salía cuando era necesario o conveniente y se portaba con exquisita corrección, cortesía y caridad con todos. A todos daba excelentes ejemplos de piedad, procurando encaminarlos por el camino del Cielo. Era el más fiel amigo, el ciudadano más ejemplar, el modelo de todos, de los pequeños y de los mayores. Nunca se le veía en lugares de diversiones mundanas.

Y tú, ¿a dónde vas? ¿Por qué eres tan amigo de verlo todo, de oirlo todo? Quizá vas a ciertos sitios no buenos, adonde Jesús no podría acompañarte. ¿Lees cosas malas?




NOVENO VIERNES. ¿Cuándo iba al templo Jesús? En la Sagrada Familia se guardaban las buenas costumbres de los israelitas. Por la mañana rezaban las oraciones mandadas. Los lunes y jueves acudían por devoción a la Sinagoga para oír la Sagrada Escritura. Todos los Sábados (que era para ellos lo que es ahora para nosotros el domingo) no faltaban a la Sinagoga a rezar y cumplir lo que decía la Ley. Cada año, aun los que estaban lejos de Jerusalén, habían de ir tres veces al templo, porque no había más que uno en el cual se adorase al verdadero Dios.

La Sagrada Familia vivía en Nazaret, que distaba más de cien kilómetros ciudad, y ningún año faltaba a las solemnidades prescritas. En una de esas idas al templo, Jesús, que tenía ya doce años, que sin decirlo a sus Padres, porque esta era la voluntad de su Padre Celestial. Allí Jesús oraba, leía, cantaba salmos, alababa a Dios. Allí el presidente explicaba la Sagrada Escritura y preguntó, como solía hacerse, si alguno de los oyentes deseaba hablar o hacer al pregunta. Jesús se levantó modestamente y comenzó a explicar los pasajes de la Escritura que hablaban de Él, que era el Mesías o Salvador que había de venir al mundo. Todos quedaron admirados al ver la sa Jesús, que sabía más que todos ellos. Imita a Jesús, y acude al templo en los días que nos manda la santa Iglesia.

EL MECÁNICO DEL ALMA


El mecánico del alma




Una vez iba un hombre por una larga y muy solitaria carretera cuando de pronto su auto comenzó a detenerse hasta quedar estático. El hombre se bajó, lo revisó, trató de averiguar qué era lo que tenía, pensaba que pronto podría encontrar el desperfecto que tenía su auto, pues hacía muchos años que lo conducía, sin embargo, después de mucho rato se dio cuenta que no encontraba la falla del motor.

En ese momento apareció otro auto, del cual bajó un señor a ofrecerle ayuda.  El dueño del primer auto dijo:
- Mire, este es mi auto de toda la vida, lo conozco como la palma de mi mano, no creo que usted sin ser el dueño pueda hacer algo.

El otro hombre insistió con cierta sonrisa, hasta que finalmente el propietario del vehículo dijo:
- Está bien, haga el intento, pero no creo que pueda hacer algo, pues este auto es mío.

El segundo hombre echó manos a la obra y en pocos minutos encontró el daño que tenía el auto y lo pudo arrancar.

El primer hombre quedó atónito y preguntó:
- ¿Cómo pudiste arreglar el fallo si el auto es mío?

El segundo hombre contestó:
- Verás, mi nombre es Félix Wankel...  Yo inventé el motor rotativo que usa tu auto.

Cuántas veces decimos: Esta es mi vida, este es mi destino, esta es mi casa, déjenme a mí solo, yo puedo resolver el problema.

Al enfrentarnos a los problemas y a los días difíciles creemos que, YO puedo resolver el problema. 

Al enfrentarnos a los problemas y a los días difíciles creemos que nadie nos podrá ayudar, pero te voy a hacer unas preguntas:
¿Quién hizo la vida?  ¿Quién hizo el tiempo?  ¿Quién creó la familia?

Sólo aquel que es el autor de la vida, puede ayudarte cuando te quedes tirado en la carretera de la vida.  Si necesitas un mecánico aquí están sus datos:

Nombre: Dios.

Dirección: El cielo.

Horarios: 24 horas al día, 365 días del año, por toda una eternidad.
Garantía: De por vida.

Teléfono: No es necesario, basta con que ores con fe.

Lo más importante... Su línea nunca está ocupada.

LA BOLSA DE PAPAS


La bolsa de papas



Los pensamientos y sentimientos negativos turban el cielo tranquilo del corazón. Entre ellos se destaca por su capacidad destructiva el odio que se niega a perdonar y olvidar. “Señor, tú que eres puro amor, tú que perdonabas a los que te crucificaban, quita de mi interior todo el veneno de los recuerdos que me llenan de rencor y de tristeza. Derrama en mi interior el deseo de perdonar y la gracia del perdón”.

Una profesora nos hizo llevar una bolsa de plástico y una bolsa de papas. Por cada persona que no perdonábamos, debíamos elegir una papa, escribir en ella el nombre y fecha y ponerla en la bolsa de plástico. Nos dijo que lleváramos con nosotros a todos lados esta bolsa con las papas fechadas durante una semana. Esta molestia nos hizo tomar conciencia del peso espiritual que llevábamos. Naturalmente, las papas se iban pudriendo y olían muy mal. ¡Éste fue el exacto símbolo del precio que pagamos por mantener nuestros rencores y resentimientos! Con frecuencia pensamos que el perdón es un regalo hecho a otra persona y, aunque eso es verdad, también es el mejor obsequio y satisfacción que podemos darnos a nosotros mismos.

Vivir la caridad cristiana no es fácil. En verdad está por encima de nuestra capacidad humana. Por eso es indispensable suplicar con humildad y constancia al Señor el don de la santa paciencia para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos, retraimientos, susceptibilidades… Pero cuando el amor de Dios nos invade podemos “perdonar, soportar y esperar sin límites”.


* Enviado por el P. Natalio

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 4 MAYO 2018


Lecturas de hoy Viernes de la 5ª semana de Pascua
Hoy, viernes, 4 de mayo de 2018



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,22-31):

EN aquellos días, los apóstoles y los presbíteros con toda la Iglesia acordaron elegir algunos de ellos para mandarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Eligieron a Judas, llamado Barsabá, y a Silas, miembros eminentes entre los hermanos, y enviaron por medio de ellos esta carta:
«Los apóstoles y los presbíteros hermanos saludan a los hermanos de Antioquía, Siria y Cilicia provenientes de la gentilidad. Habiéndonos enterado de que algunos de aquí, sin encargo nuestro, os han alborotado con sus palabras, desconcertando vuestros ánimos, hemos decidido, por unanimidad, elegir a algunos y enviároslos con nuestros queridos Bernabé y Pablo, hombres que han entregado su vida al nombre de nuestro Señor Jesucristo. Os mandamos, pues, a Silas y a Judas, que os referirán de palabra lo que sigue: Hemos decidido, el Espíritu Santo y nosotros, no imponeros más cargas que las indispensables: que os abstengáis de carne sacrificada a los ídolos, de sangre, de animales estrangulados y de uniones ilegítimas. Haréis bien en apartaros de todo esto. Saludos».
Los despidieron, y ellos bajaron a Antioquía, donde reunieron a la comunidad y entregaron la carta. Al leerla, se alegraron mucho por aquellas palabras alentadoras.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 56,8-9.10-12

R/. Te daré gracias ante los pueblos, Señor

Mi corazón está firme, Dios mío,
mi corazón está firme.
Voy a cantar y a tocar:
despierta, gloria mía;
despertad, cítara y arpa;
despertaré a la aurora. R/.

Te daré gracias ante los pueblos, Señor;
tocaré para ti ante las naciones:
por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza las nubes.
Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria. R/.



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,12-17):


EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Este es mí mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».

Palabra del Señor




«Éste es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado»


Rev. D. Carles ELÍAS i Cao 
(Barcelona, España)

Hoy, el Señor nos invita al amor fraterno: «Que os améis los unos a los otros como yo os he amado» (Jn 15,12), es decir, como me habéis visto hacer a mí y como todavía me veréis hacer. Jesús te habla como a un amigo, pues te ha dicho que el Padre te llama, que quiere que seas apóstol, y que te destina a dar fruto, un fruto que se manifiesta en el amor. San Juan Crisóstomo afirma: «Si el amor estuviera esparcido por todas partes, nacería de él una infinidad de bienes».

Amar es dar la vida. Lo saben los esposos que, porque se aman, hacen una donación recíproca de su vida y asumen la responsabilidad de ser padres, aceptando también la abnegación y el sacrificio de su tiempo y de su ser a favor de aquellos que han de cuidar, proteger, educar y formar como personas. Lo saben los misioneros que dan su vida por el Evangelio, con un mismo espíritu cristiano de sacrificio y de abnegación. Y lo saben religiosos, sacerdotes y obispos, lo sabe todo discípulo de Jesús que se compromete con el Salvador.

Jesús te ha dicho un poco antes cuál es el requisito del amor, de dar fruto: «si el grano de trigo no cae en tierra y muere queda él solo; pero si muere da mucho fruto» (Jn 12,24). Jesús te invita a perder tu vida, a que se la entregues a Él sin miedo, a morir a ti mismo para poder amar a tu hermano con el amor de Cristo, con amor sobrenatural. Jesús te invita a llegar a un amor operante, bienhechor y concreto; así lo entendió el apóstol Santiago cuando dijo: «Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: ‘Id en paz, calentaos y hartaos’, pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta» (2,15-17).

PAPA FRANCISCO A OBISPOS: VIGILANTES DISPUESTOS A DAR LA VIDA POR EL PUEBLO DE DIOS


El Papa pide Obispos vigilantes dispuestos a dar la vida por el pueblo de Dios
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




A partir de la Primera Lectura del día, del Libro de los Hechos de los Apóstoles, en el que se narran los problemas que padecía la comunidad cristiana de Antioquía, el Papa Francisco reflexionó en la homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta este viernes 4 de mayo sobre la importancia del Obispo en la vida de la Iglesia particular.

En la Lectura se narra cómo al ser conocedores del desaliento de la comunidad de Antioquía por la acción de determinadas personas que trataban de reconocerse como poseedores de la ortodoxia, los apóstoles enviaron una carta en la que aclaraban la doctrina. El fragmento del Libro de los Hechos de los Apóstoles finaliza señalando que los cristianos de Antioquía leyeron la carta “y se gozaron al recibir aquel aliento”.

De esta manera, “los apóstoles, los Obispos de hoy, confirman al pueblo en la fe”, señaló el Santo Padre. “El Obispo es el que supervisa, el que vigila. Es el centinela que hace guardia para defender al rebaño de los lobos que acechan”.

“Hacer guardia significa implicarse en la vida del rebaño. Jesús distingue bien al verdadero pastor del rutinario, de aquel que se mueve por el sueldo y que no le interesa si viene el lobo y se come a una. No le interesa”.

Por el contrario, continuó el Papa, “el verdadero pastor que vigila, que se implica en la vida del rebaño no sólo defiende a todas las ovejas, sino que defiende a cada una, confirma a cada una, y si una se va, o se pierde, va a buscarla y la devuelve al redil. Está tan implicado que no permite que se pierda ninguna”.

Francisco subrayó que Jesús concibió la figura del Obispo como un pastor cercano que conoce el nombre de cada una de sus ovejas.

“Cuántas veces hemos escuchado decir: ‘¡Este Obispo! Sí, es bueno, pero no se preocupa mucho por nosotros, siempre está ocupado’. O también: ‘Este Obispo se involucra en negocios, es un poco negociante, y eso no es bueno’. O ‘este Obispo siempre con la maleta en mano, siempre de viaje por todos lados’”.

La conclusión del Papa fue que “el Pueblo de Dios sabe cuándo el pastor es pastor, cuándo el pastor es cercano, cuando el pastor sabe hacer guardia y dar la vida por ellos. La cercanía”.

El Pontífice finalizó su homilía pidiendo al Señor “que nos conceda siempre buenos pastores, que no falte en la Iglesia la protección de los pastores: no podemos ir adelante sin ellos. Que sean hombres así, trabajadores, de oración, cercanos, cercanos al pueblo de Dios. Digámoslo en una palabra: hombres que sepan hacer guardia”.

Lectura comentada por el Papa Francisco:

Hechos 15:22-31

22 Entonces decidieron los apóstoles y presbíteros, de acuerdo con toda la Iglesia, elegir de entre ellos algunos hombres y enviarles a Antioquía con Pablo y Bernabé; y estos fueron Judas, llamado Barsabás, y Silas, que eran dirigentes entre los hermanos.

23 Por su medio les enviaron esta carta: «Los apóstoles y los presbíteros hermanos, saludan a los hermanos venidos de la gentilidad que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia.

24 Habiendo sabido que algunos de entre nosotros, sin mandato nuestro, os han perturbado con sus palabras, trastornando vuestros ánimos,

25 hemos decidido de común acuerdo elegir algunos hombres y enviarlos donde vosotros, juntamente con nuestros queridos Bernabé y Pablo,

26 que son hombres que han entregado su vida a la causa de nuestro Señor Jesucristo.

27 Enviamos, pues, a Judas y Silas, quienes os expondrán esto mismo de viva voz:

28 Que hemos decidido el Espíritu Santo y nosotros no imponeros más cargas que éstas indispensables:

29 abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de la sangre, de los animales estrangulados y de la impureza. Haréis bien en guardaros de estas cosas. Adiós.»

30 Ellos, después de despedirse, bajaron a Antioquía, reunieron la asamblea y entregaron la carta.

31 La leyeron y se gozaron al recibir aquel aliento.

MAYO, MES DE MARÍA: DÍA 4


Cuarto día: Explicación de las letanías



Kyrye eleison

¡Señor ten piedad de nosotros! La Iglesia, poniendo esas palabras al comienzo de las letanías quiere hacernos recordar que es necesario, antes de la oración, buscar en el seno de la misericordia de Dios la gracia y los auxilios que puedan hacerla agradable y saludable para nosotros. Se dirige en primer lugar a Dios Padre, que siendo el Padre de las misericordias y el Dios de toda consolación, está siempre listo a concedernos una renovación de sus grandes misericordias, cuando se la pedimos con las disposiciones que exige de nosotros.

Christe eleison

¡Cristo, ten misericordia de nosotros!  Para convencernos de la benéfica misericordia de Jesucristo, abramos el Evangelio que refiere los prodigios de su misericordia y sigamos la secuencia. Cuántos efectos misericordiosos no han experimentado los hombres en el tiempo que ha vivido entre ellos, No veremos a nadie que haya implorado sobre el cuál no se haya detenido. Tendió la mano auxiliadora a todos los desventurados, devolviendo la vista a los ciegos, el oído a los sordos, la palabra a los mudos y la vida a los muertos; cuantos se dirigieron a él lo hicieron exclamando: ¡Jesucristo, ten misericordia de nosotros!

Kyrye eleison

¡Señor ten piedad de nosotros! Al Espíritu Santo, a ese Dios de amor y de caridad, que gusta comunicarse con las almas fervientes hay que dirigir, sin cesar, votos ardientes y sinceros en nuestras necesidades y, sobre todo en el estado de pecado. Es él quien va delante del pecador por su misericordia. Es Aquél que habiéndole prevenido, lo llama; que habiéndolo llamado lo justifica y que, habiéndolo justificado, lo conduce por los senderos de la justicia, y así, elevado a la perfección por el don de la perseverancia, para darle la corona de la gloria. Tales son los grados de la gracia del Espíritu Santo para aquellos que, en la efusión de un corazón destinado a recibir sus divinas influencias, le piden, por el fervor de sus oraciones, la pureza de sus deseos y la solicitud de su divino amor

Ejemplo

Santa Matilde, leyendo un día esas divinas palabras del Salvador mostrando a la Santísima Virgen: Mujer he ahí a tu Hijo, se sintió inspirada de pedir al Hijo de Dios que la hiciera partícipe de la gracias concedida a san Juan, para que esas palabras que fueron pronunciadas en el Calvario, pudieran ser dichas nuevamente, en su favor, a la Santísima Virgen: Mujer he ahí a tu hijo. No terminó de decir su oración y ya sentía su efecto; escuchó la adorable voz del Salvador recomendara especialmente a los cuidados de su Santísima Madre, en consideración a la Sangre que había derramado por el alma de esta hija, que era su esposa por los santos compromisos que había asumido con Él. Mechtilde. Colmada de dicha y de confianza delante de tal recomendación, fue movida a hacer el mismo pedido a favor de aquellos de aquellos que lo solicitaran: y el divino Salvador se dignó hacerle entender que no rechazaría nunca a quien se lo pidiera con fervor. Pidámosle, pues, que quiera entregarnos a María como sus hijos, eligiéndola nosotros mismos como nuestra Madre.

No olvidemos nunca que la Santísima Virgen es nuestra mediadora delante de Dios. Recurramos a menudo a su poderosa intercesión.


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 4 MAYO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
4 mayo




Ser enviado por Jesucristo a cualquier ambiente para evangelizarlo: nada más hermoso, aunque también nada más exigente, ya que esto interesa y atrapa a toda la persona y para toda la vida.

Quien siembre Evangelio, produce fruto, aunque sean otros los que lo recojan. La tarea del apóstol es sembrar con la única preocupación de sembrar buena semilla.


P. Alfonso Milagro