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jueves, 26 de abril de 2018

EL CABALLO ESCONDIDO


El caballo escondido




Hay en nuestras vidas hábitos que nos esclavizan e impiden ser la obra maestra que a veces soñamos. Todo es posible con la ayuda del Señor, a pesar de que no sea fácil. Procede con paciencia pues “nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño” (Mark Twain).

Cuentan de un niño que un día entró en el taller de escultura de un vecino, y allí encontró un gran bloque de piedra. A los pocos meses volvió a entrar, y en el mismo sitio encontró la escultura de un caballo. Entonces le preguntó al escultor: — ¿Cómo sabías tú que dentro había un caballo? — Ésta es la especialidad del artista: encontrar el caballo (o lo que sea) que hay dentro. Ir quitando toda la piedra que sobra hasta encontrar el caballo.

Sin duda dentro de ti mismo hay una obra de arte que debes sacar a luz con persistente labor. Se trata de ir quitando lo que sobra, lo que impide ser un hombre cabal, un hijo de Dios tal como él lo soñó. “Si todos los años extirpáramos un solo vicio, pronto llegaríamos a ser hombres perfectos” (Kempis). El Señor te asiste, pon manos a la obra.



* Enviado por el P. Natalio

LA CLÍNICA JEAN MARCEL


La clínica Jean Marcel




En la clínica de un famoso cirujano cardiólogo, entra la secretaria al consultorio de éste y le anuncia que un viejito, muy pobre, deseaba consultarle, recomendado por un médico del hospital público. El cardiólogo le responde que lo atenderá, pero una vez que haya atendido a todos los clientes con órdenes médicas.

Después de dos largas horas de espera, el médico recibe al anciano y éste le explica la razón de su visita: “El médico del hospital público me ha enviado a Ud. porque únicamente un médico de su prestigio podría solucionar mi problema cardíaco y, en su clínica poseen equipos suficientes como para llevar a cabo esta operación.”

El médico ve los estudios y coincide con el colega del hospital. Le pregunta al viejito en que Clínica de Obra Social se haría operar. Y éste le contesta....... “Ahí está el problema, doctor. Yo no pertenezco a ninguna Obra Social y tampoco tengo dinero. Como verá, soy muy pobre y para peor, sin familia... Lo que le pido, sé que es mucho, pero tal vez... entre sus colegas y Ud. pudieran ayudarme...” El médico no lo dejó terminar la frase. Estaba indignado con su colega del hospital. Lo envió de regreso al paciente con una nota explicando que su “Clínica era privada y de mucho prestigio, por lo tanto no podía acceder a su pedido“. Que él había estudiado y trabajado mucho estos años para instalar su clínica y ganar el prestigio y los bienes que tenía.

Cuando el anciano se retiró el médico se percató que éste había olvidado una carpeta con unas poesías y una frase suelta que le llamó mucho la atención. La frase decía “El órgano del cuerpo que mejor habla, es el corazón” y firmaba Jean Marcel. Esa frase le gustó mucho al médico, pero lo que más le gustó fue el nombre del autor de la frase, Jean Marcel.

Le hizo recordar su niñez y juventud, pues, en la primaria, la maestra les leía sus hermosos cuentos infantiles. En la secundaria, la profesora de Literatura les enseñaba algunas de sus bellísimas poesías, y fue con una de ellas que al dedicarla a una de sus compañeras, se enamoró, y esta fue su primera novia. ”Como olvidarlo, si fue parte de lo mejor de su infancia y juventud”.

A la semana siguiente, al finalizar la jornada, la secretaria entró al consultorio con el periódico vespertino y compungida le dijo al médico, "¿Se enteró doctor? Hoy encontraron muerto a Jean Marcel en un banco de la plaza, tenía 88 años el pobre” El médico suspiró de pena y contestó “Hombres como él no deberían morir nunca, que Dios lo tenga en Paz, me hubiera gustado conocerlo”

“Pero... ¡Cómo! .... ¿Es que no lo recuerda?” le dice la secretaria, y mostrándole la fotografía del periódico, le dice, “era el pobre viejito que vino la semana pasada a consultarle. Era un conocido escritor, solitario y bohemio. No tenía parientes y...” 

El médico ya no la dejó terminar. Le pidió que se retirara y sentándose con los brazos cruzados sobre el escritorio lloró como nunca lo había hecho, como el niño que llevaba escondido en su alma. Largo tiempo estuvo solo y en el silencio de su consultorio.

Luego, mientras secaba las lágrimas de su escritorio, sacó delicadamente la imagen de Cristo que tenía debajo del cristal y, después de besarla, la guardó cuidadosamente en un cajón, mientras le decía: “Perdóname Señor, porque no soy digno de Ti, y menos soy digno de que me mires, porque además, todo lo que tengo te lo debo Ti. Tú me enviaste a un pobre que me habló con “la voz del corazón”, con tu voz... y yo NO lo escuché, solamente oí con el “oído del egoísmo”... mi vergüenza es muy grande... Perdóname Señor”

Con el correr de los años la “Clínica Jean Marcel”, como se denomina desde entonces, se hizo muy famosa. El cardiólogo habilitó un sector exclusivo para la atención de los pacientes sin órdenes médicas, y sin dinero, y es él quién personalmente, practica las operaciones que son necesarias.


Reflexión:
Cuantas veces nos habrá pasado lo mismo a nosotros. Que Dios nos ha hablado con “la voz del corazón” de alguno de nuestros hermanos y no lo hemos escuchado.... solo hemos sido egoístas...
Pidámosle a Dios que no nos suceda como a este pobre médico... que habiendo curado tantos corazones, pues no supo “escuchar al suyo propio...”

NUEVA WEB PARA CATACUMBAS DE SAN CALIXTO DE ROMA

Nueva Web para Catacumbas de San Calixto Roma
La Congregación Salesiana de Don Bosco tiene la Custodia.


Por: Redacción | Fuente: GaudiumPress 



El complejo de las Catacumbas de San Calixto es uno de los más antiguos, más amplios y más conservados de Roma. Se halla en la Vía Appia Antica y guarda importantes testimonios de la cristiandad, ya que allí fueron sepultados 16 pontífices, decenas de mártires y muchos cristianos. Debe su nombre al Diácono San Calixto que fue propuesto en el siglo III por el Papa Ceferino como administrador del cementerio de la Roma de entonces. Con el tiempo el lugar se convirtió en lo que probablemente fue la primera propiedad que tuvo la Iglesia.

Con el paso de los siglos, en el año 1930, la Santa Sede confió su cuidado a la Congregación Salesiana de Don Bosco, que recientemente presentó la nueva web de las Catacumbas de San Calixto.
La web, como destaca la agencia ANS de los Salesianos, "se coloca como instrumento de acceso a este magnífico patrimonio: noticias sobre la historia y el simbolismo de las catacumbas, la descripción de caminos y ambientes, referencias, inscripciones, anécdotas historiográficas, interpretaciones arqueológicas (...) Junto a las secciones de información práctica que necesitan los peregrinos".
Desde 1930 los salesianos son custodios de las Catacumbas de San Calixto.
La web, a la que se accede desde www.catacombe.roma.it, está disponible en seis idiomas: italiano, inglés, español, alemán, francés y polaco; dando importancia a la parte visual, con imágenes destacadas de las Catacumbas de San Calixto.
"El sitio se caracteriza por una fuerte impresión visual y se puede captar la atención con imágenes sorprendentes de todo el complejo", subraya al respecto ANS.
Dos son las secciones principales que contiene la nueva web: "Las Catacumbas de San Calixto", que a la vez agrupa las subsecciones de "Los Orígenes de las Catacumbas" y "Los Símbolos"; y la que lleva por título "Explora los Caminos", con las subsecciones "La cripta de los Papas", "La cripta de Santa Cecilia", "Los cubículos de los Sacramentos", "La zona llamada del Papa Milcíades" y "La región de San Cayo y Eusebio".
Entre las opciones que ofrece el site, está la posibilidad de gestionar las reservas para la visita de las Catacumbas, la cual se debe realizar para grupos de al menos 15 personas. Visitantes individuales no requieren de reserva previa.
Las visitas pueden incluir, además del recorrido por el complejo de las Catacumbas, la participación en la celebración Eucarística con horarios de misas a partir de las 9:00 a las 11:00, y de las 14:00 hasta las 15:30, todos los días, exceptuando el miércoles, cundo las Catacumbas no abren al público.
Los orígenes de las catacumbas se remontan a la primera mitad del siglo II cuando los cristianos enterraban a sus muertos bajo tierra. Muchas de ellas, que se ampliaron alrededor de los sepulcros familiares, comenzaron a ser reservadas por sus propietarios recién convertidos para otros hermanos en la fe.
Con el tiempo, por iniciativa de la propia Iglesia, cuando adquiere los terrenos, las catacumbas se amplían y se organizan con carácter comunitario, como es el caso de las Catacumbas de San Calixto.
Las Catacumbas funcionaron como cementerios hasta principios del siglo V, cuando los entierros pasan a realizarse en la superficie.

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 26 ABRIL 2018


Lecturas del Jueves de la 4ª semana de Pascua
 Hoy, jueves, 26 de abril de 2018




Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (2,1-10):

Yo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado. Me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. Hablamos, entre los perfectos, una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, que quedan desvanecidos, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido; pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman.» Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu. El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 118,99-100.101-102.103-104

R/. Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero

Soy más docto que todos mis maestros,
porque medito tus preceptos.
Soy más sagaz que los ancianos,
porque cumplo tus leyes. R/.

Aparto mi pie de toda senda mala,
para guardar tu palabra;
no me aparto de tus mandamientos,
porque tú me has instruido. R/.

¡Qué dulce al paladar tu promesa:
más que miel en la boca!
Considero tus decretos,
y odio el camino de la mentira. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,13-16):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo.»

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio del jueves, 26 de abril de 2018
Adrián de Prado, cmf



Queridos hermanos:

Si ayer festejábamos a san Marcos, evangelista, hoy lo hacemos con san Isidoro de Sevilla, obispo y doctor de la Iglesia. Otro santo de palabras, de la Palabra. Además de con Leandro, su hermano, que también fue santo y obispo de Sevilla, Isidoro compartió magisterio con san Ildefonso, que dijo de Él: «la facilidad de palabra era tan admirable en san Isidoro que las multitudes acudían de todas partes a escucharle y todos quedaban maravillados de su sabiduría y del gran bien que se obtenía al oír sus enseñanzas». También se dice de él que fue el primer lexicógrafo -valga el anacronismo- y un puente imprescindible entre la Edad Antigua y la Edad Media. Sin duda, Isidoro fue un sabio de este mundo... pero lo fue por escuchar la sabiduría que está más allá de este mundo.

Isidoro, como tantos otros santos, refleja la paradoja de la fe, que se vale de la elocuencia humana pero la trasciende por completo. Fijémonos si no en san Pablo, que no debía ser especialmente torpe en su predicación y, sin embargo, confiesa que ha renunciado a anunciar el misterio de Dios «con sublime elocuencia o sabiduría» porque la fe no se asienta sobre las fuerzas del hombre sino sobre el poder del Espíritu. Ahora bien, Pablo no deja de hablar de Dios y lo hace por doquier, casi siempre con discursos muy elaborados. En último término, ambas cosas son ciertas: por un lado, la Luz no procede de nosotros, sino del Señor que nos llama y nos capacita; por otro, «no se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos en la casa».

Somos más doctos que nuestros maestros –dice el salmo 118- cuando meditamos la Palabra del Señor, cuando reparamos en la voz callada del Calvario. Allí, delante de los labios apretados de Jesús, que reza por nosotros, tenemos únicamente la potestad y el principado de la sal: nuestra palabra –nuestra sabiduría- puede conservar el alimento del Señor y potenciar el sabor que el Evangelio tiene de suyo. Nada más... y nada menos. Cristo crucificó consigo todos los discursos vanos y falaces, y se convirtió con su Pascua en discurso de Vida eterna. Él ha querido –este es el milagro- que nosotros formemos parte de Su discurso imperecedero, que guardemos su Palabra y sazonemos con ella cada una de nuestras horas. Ninguno somos Pablo; tampoco Isidoro. Pero seremos más sagaces que todos los sabios si nos abrimos a su Luz, siquiera por un momento.

Feliz fiesta.

Vuestro hermano en la fe:
Adrián, cmf.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 26 ABRIL



LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
26 abril




Jesús ha de ser tu Modelo y tu Ejemplo; a él debes mirar, para que tu vida se parezca a la suya; has de copiar sus sentimientos y hacerlos tuyos, para ir adquiriendo semejanza con él.

Para alcanzar esa semejanza, deberás desprenderte de muchas cosas, que son tuyas y que no pueden ser de Jesús, de muchas formas de obrar, de reaccionar, de actitudes que tendrán mucho de humano, pero no tanto de evangélico, y por lo tanto muy poco de Jesús.

En la Comunión recibes a Jesús, te transformas en él; tus ojos son los ojos por los que ve Jesús, tus manos... tu lengua... tu memoria... tu corazón... no lo debes emplear sino en aquello y de la forma que Jesús los emplearía.

Él es el Maestro, el Modelo y tú debes aprender de él, imitarlo a él. En cada uno de tus actos debe aparecer el sello de Jesús.


P. Alfonso Milagro