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martes, 3 de abril de 2018

BOLIVIA RENOVARÁ SU CONSAGRACIÓN A LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESÚS Y MARÍA


Bolivia renovará su consagración a los sagrados corazones de Jesús y María
Redacción ACI Prensa


El 15 de abril en una solemne Eucaristía en la ciudad de Cochabamba, Bolivia renovará su consagración al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.



Además será ocasión para celebrar el anuncio de la canonización de la Beata Nazaria Ignacia, la causa de beatificación de la laica y maestra de religión Virginia Blanco, y el V Congreso Americano Misionero que se realizará en Santa Cruz.

“Todo lo que puede surgir con nuestro país, lo bueno y lo malo, que esté en manos de ellos”, sostuvo el presidente del Consejo Nacional de Laicos de Bolivia, Richard Romero.

“No hay mejores manos y mejor instancia en la cual depositar nuestra confianza y nuestra vocación, nuestros miedos, temores y alegrías, sino a estos dos corazones que siempre están pendientes de nosotros y abiertos”, aseguró.

En entrevista con ACI Prensa, Romero explicó que la iniciativa parte hace tres años “en una asamblea de laicos donde se asume la decisión de ser claros frente a la situación social y política que se estaba viviendo”.

“En específico se discutía la posible reelección indefinida del Gobierno de Evo Morales”, recordó Romero, quien dijo que hasta ese entonces “los laicos no nos animabamos tanto a participar en política, pero los mensajes del Papa de cambiar la sociedad y de que es la hora de los laicos, provocó el sentimiento de que hay que tomar una posición clara y directa”.

Romero señaló que en estos tres años hubo distintas etapas en las que se debía hacer frente, entre ellas los ataques a la libertad en la educación religiosa o la amenaza del aborto en el nuevo sistema de Código Penal.

Uno de los hitos más importantes fue la defensa de la vida, en la que los laicos católicos emitieron comunicados y sacaron adelante exitosas movilizaciones. Según Romero, “ahí se empieza a visibilizar más nuestra identificación con la situación social que se vive”.

Todo este panorama hizo que los laicos convocaran a distintas instancias de oración por la unidad del país y el respeto a la democracia, como rosarios comunitarios en lugares públicos, Misas y jornadas de adoración.

Así es como “surge en nosotros la necesidad de renovar la consagración a los sagrados corazones de Jesús y María, para entregarle a ellos nuestra disponibilidad y afán de buscar el bien común”, explicó Romero.

Destacó que este deseo “surge extrañamente en diferentes jurisdicciones en simultáneo, entonces tuvimos una reunión todos los presidentes de los consejos de laicos y todos concordamos. Para mí la cosa estaba clara”.

De esta manera se hace la solicitud a los obispos y al poco tiempo recibieron la aprobación  con fecha 15 de abril a las 7:00 a.m. en la Catedral de Cochabamba, aprovechando el cierre de la sesión de la asamblea ordinaria.

El presidente del Consejo Nacional de Laicos destacó que en esta renovación “los corazones de Jesús y María estarán juntos por primera vez en Bolivia, ya que el 7 de agosto de 1925 el país se consagró al Sagrado Corazón de Jesús y 12 de octubre de 1948 al Inmaculado Corazón de María”.

Por lo tanto, “esta es la primera vez que se hace una renovación de ambos corazones y esperamos que se puedan mantener así juntos”.

Respecto a los preparativos, aseguró que en Cochabamba habrá jornadas de oración y otras actividades. Agregó que “es increíble cómo ha surgido gente que quiere a María y a Jesús y que esperaban con ansias algo así y quieren ayudar con flores, recuerdos y otras donaciones. Increíble todo el fervor y el amor que estamos descubriendo”.

Romero animó “a toda la Iglesia Católica en Bolivia a adherirse a esta fiesta mediante los distintos medios por los que se transmitirá, y también comprender lo que significa consagrarse al corazón de Jesús y María, buscar tal vez una consagración personal”.

Se trata, finalmente, de “colocarse en manos de ellos, darles nuestra vida y que vean ellos cómo la van a dirigir”, concluyó.

LA ALEGRÍA DE LA PASCUA DE RESURRECCIÓN


La alegría de Pascua
Dios ocupa en nuestras vidas el mismo lugar que la alegría.


Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Retiros y homilías del Padre Nicolás Schwizer 




1. Ser cristiano, es creer en la resurrección de Cristo. No somos cristianos por el hecho de creer en la cruz, en el sufrimiento y en la muerte. Somos cristianos porque creemos en la resurrección, en la liberación, en la vida y en la alegría.

En el fondo de nuestro corazón hemos de tener la seguridad de que toda prueba se transforma en gracia, toda tristeza en alegría, toda muerte en resurrección.

Si queremos, no habrá un solo instante de nuestra existencia que pueda librarse de la alegría esplendorosa de Pascua. El verdadero cristiano es incapaz de vivir al margen de la alegría. Por Cristo se ha visto introducido e instalado en la alegría, entregado a la alegría. En su vida no puede ya existir el fracaso; ni el pecado, ni el sufrimiento, ni la muerte son para él obstáculos insuperables. Todo es materia prima de redención, de resurrección, ya que en el centro mismo de su pecado, de sus sufrimientos y de su muerte le espera Jesucristo vencedor. Por eso los mayores sufrimientos y las mejores alegrías pueden coexistir, íntimamente unidos en el lecho de una misma vida.

2. Pero sentimos tantas tentaciones de resistir. Aceptar creer en la alegría es casi aceptar a renunciar a nosotros mismos, a nuestra experiencia, a nuestra desconfianza, a nuestras quejas. Y nuestra alegría es la medida de nuestro apego a Dios, a la confianza, a la esperanza, a la fe. Nuestra negativa a la dicha es nuestra negativa a Dios. Dios ocupa en nuestras vidas el mismo lugar que la alegría.

3. Los padres de la Iglesia decían que no hay más que un solo medio para curar la tristeza: dejar de amarla. Creer en Dios es creer que Él es capaz de hacernos felices, de darnos a conocer una vida que deseamos prolongar por toda la eternidad. Porque, para muchos de nosotros, la cuestión difícil no está en saber si tienen fe en la resurrección, sino en saber si sienten ganas de resucitar, no en esta pequeña vida nuestra, egoísta, dolorosa y ciega. Si esto hiciera, el prolongar indefinidamente esa vida, sería más un castigo que una recompensa.

4. Por eso, la fe en la resurrección no puede brotar más que de un amor verdadero. Cristo nos ha dado a conocer ese amor que no pasa: “La fe y la esperanza pasarán, pero la caridad vive para siempre”.
Nuestra fe, nuestra esperanza de resucitar para nosotros y para los demás, depende estrechamente de nuestra capacidad de resurrección, están a la medida de nuestra fuerza de amar.

5. Para que podamos experimentar una vida de amor y de fe, tenemos que morir a nuestras faltas, a nuestras tristezas y a nuestros resentimientos. No existe Pascua para nosotros, si no aceptamos morir en esa zona de nuestra propia alma en la que estamos demasiado vivos: en nuestras agitaciones, nuestros temores, nuestros interesases, nuestro egoísmo. Y si no aceptamos resucitar en esa zona en la que estamos demasiado muertos: resucitar a la paz, a la fe, a la esperanza, al amor y la alegría.

No existe Pascua sin una buena confesión: un morir a nosotros mismos, a nuestros caprichos que son nuestros pecados, para resucitar a la voluntad de Cristo, que es amor, esperanza, renovación, cariño.

No existe Pascua sin una comunión pascual: un salir de nuestras costumbres, de nuestro pan y nuestra vida, para saborear otro pan, otra vida, un pan de la sinceridad, de entrega a los demás, una vida de amor, de fe y de alegría.

Eso es la fiesta de Pascua: un cambio de vida, un pasar de esta vida nuestra a otra admirable, maravillosa, que será nuestra vida para siempre, en la casa del Padre celestial.

Preguntas para la reflexión

1. ¿En qué medida son un cristiano alegre?
2. Soy capaz de renunciar a mis caprichos por amor a Cristo?
3. ¿Cómo me imagino la resurrección?

LA LECCIÓN QUE SAN JUAN PABLO II DEJÓ A TODOS, SEGÚN SU EX SECRETARIO PERSONAL


La lección que San Juan Pablo II dejó a todos, según su ex secretario personal
Redacción ACI Prensa





El Arzobispo de Cracovia y exsecretario personal de San Juan Pablo II, Cardenal Dziwisz, compartió sus reflexiones sobre el legado del Papa polaco, que falleció un día como hoy, hace trece años.

En la Misa que presidió este 2 de abril en el Santuario de San Juan Pablo II en Cracovia, el Cardenal, que sirvió más de 40 años como secretario personal del Pontífice, resaltó que cada quien debe recorrer un camino de “amor y servicio”.

El Purpurado compartió luego una importante lección que dejó el recordado “Papa de la familia”. “Leyendo del libro de la vida de San Juan Pablo II, que todos nos sintamos inspirados por el deseo que él hizo realidad hasta el final: hacer un don de sí mismo para otros y al final de cuentas para Dios”, resaltó.

El Cardenal afirmó que Dios siempre fue el centro de la vida de Karol Wojtyla, y recordó que la actitud del santo “fue de respeto y disposición para el servicio. Juan Pablo II estaba convencido de que el camino de la Iglesia es el hombre y por eso siempre alentó a la Iglesia a servir a todos los hombres”.


“Él nos llamó a cuidar toda vida concebida e indefensa. Él motivó el cuidado pastoral sacrificial de los jóvenes y las familias, el cuidado por los enfermos, los discapacitados y los ancianos. Estos son solo algunos ejemplos que abarcó con su propio cuidado pastoral”.

El Arzobispo de Cracovia dijo además que al ver “el libro de la vida de Juan Pablo II” se puede conocer su gran amor por la Iglesia, “no solo por una Iglesia perfecta que no existe, sino por una Iglesia de gente débil y pecadora, gente que se está convirtiendo, volviendo a los caminos indicados en el Evangelio”.

El santo, continuó el Purpurado, “guió a la Iglesia hacia el tercer milenio de la fe cristiana. Nos alentó a mirar el rostro de Jesucristo, el único Salvador del mundo, y a avanzar en las profundidades de la fe, la esperanza y el amor, y así ser levadura del bien en un mundo turbulento”.

Sobre su importante acción en el ámbito internacional, el Cardenal dijo que San Juan Pablo II “se preocupó por el destino del mundo, viendo el bien y el mal en él. Vio egoísmo, tensiones y conflictos. Trató de llegar a todos, especialmente a los responsables por el destino de las naciones”.

Asimismo, destacó, “no hay duda de que contribuyó de modo decisivo a liberar a las naciones de Europa del Este y Central del yugo de un sistema totalitario”.


“Que el Señor resucitado nos fortalezca para proclamar la alegría de su Evangelio a todos quienes nos encontremos en la vida”, concluyó.

En el curso de extenso pontificado de más de 26 años, San Juan Pablo II hizo más de 102 viajes en todo el mundo y más de 140 en toda Italia.

Pronunció más de tres mil homilías y discursos, publicó 14 encíclicas, 14 exhortaciones apostólicas, 11 constituciones y 42 cartas apostólicas.

San Juan Pablo II murió el 2 de abril de 2005, exactamente a las 9:37 p.m.

QUÉ SIGNIFICAN LOS SÍMBOLOS GRABADOS EN EL CIRIO PASCUAL?


¿Qué significan los símbolos grabados en el Cirio Pascual?
Redacción ACI Prensa





Desde los primeros siglos del cristianismo el Cirio Pascual es uno de los elementos más expresivos de la Vigilia del Sábado Santo. Sin embargo, ¿conoce el significado de cada uno de los símbolos grabados en él?

Gracias a una infografía de Church Pop, podremos conocer los significados.


1. Luz

El Cirio Pascual representa a Cristo resucitado, “la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo” y que disipa la oscuridad (muerte).

2. Llama

Al principio, en la procesión de entrada de la Vigilia, la única luz es la del Cirio Pascual. Seguidamente con esa llama se enciende la pequeña vela que portan los feligreses, que significa la fe que todos recibimos y compartimos.

Mediante este acto, a los bautizados se les recuerda que deben ser portadores de la luz de Cristo, testigos de su amor, que como una llama enciende y calienta los corazones.

3. La Cruz

La cruz es siempre el símbolo central, es el camino que se debe tomar, al igual que Cristo, para llegar al Padre.

4. Clavos

Son cinco granos de incienso, frecuentemente de color rojo, que están incrustados en el cirio y simbolizan las cinco llagas de Jesús: los tres clavos que le atravesaron las manos y los pies, la lanza clavada al costado derecho del torso y las espinas sobre su cabeza.

5. Fuego

El fuego de la llama también representa una imagen viva de la Resurrección, del hombre que abandona el pecado y nace a una vida nueva. Mientras el cirio está encendido, el sacerdote puede decir palabras similares a: “La luz de Cristo, elevándose en Gloria, disipa las tinieblas de nuestros corazones y mentes”.


6. Alfa y Omega

Las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto griego, indican que la Pascua de Cristo, principio y fin del tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza siempre nueva en el año concreto en que vivimos.

7. Año

El año actual representa a Dios en el presente y como Amo y Señor de toda la eternidad.

8. Cordero

Cristo es representado mediante la figura de un cordero.

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 3 ABRIL 2018


Lecturas de hoy Martes de la Octava de Pascua
Hoy, martes, 3 de abril de 2018



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (2,36-41):

EL día de Pentecostés, decía Pedro a los judíos:
«Con toda seguridad conozca toda la casa de Israel que al mismo Jesús, a quien vosotros crucificasteis, Dios lo ha constituido Señor y Mesías».
Al oír esto, se les traspasó el corazón, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
«¿Qué tenemos que hacer, hermanos?».
Pedro les contestó:
«Convertíos y sea bautizado cada uno de vosotros en el nombre de Jesús, el Mesías, para perdón de vuestros pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa vale para vosotros y para vuestros hijos, y para los que están lejos, para cuantos llamare a sí el Señor Dios nuestro».
Con estas y otras muchas razones dio testimonio y los exhortaba diciendo:
«Salvaos de esta generación perversa».
Los que aceptaron sus palabras se bautizaron, y aquel día fueron agregadas unas tres mil personas.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 32,4-5.18-19.20.22

R/. La misericordia del Señor llena la tierra

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esteran su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R/.

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Secuencia
(Opcional)

Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,

los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia 
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.


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Lectura del santo evangelio según san Juan (20,11-18):

EN aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús.
Ellos le preguntan:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella contesta:
«Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto».
Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice:
«Mujer, ¿por qué lloras?».
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta:
«Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré».
Jesús le dice:
«¡María!».
Ella se vuelve y le dice.
«¡Rabbuní!», que significa: «¡Maestro!».
Jesús le dice:
«No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, ande, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”».
María la Magdalena fue y anunció a los discípulos:
«He visto al Señor y ha dicho esto».
Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy martes, 3 de abril de 2018
 José Luis Latorre, misionero claretiano


Queridos amigo. ¡ALELUYA. CRISTO HA RESSUCITADO. ALELUYA!

El libro de los Hechos nos sigue contando cómo el testimonio de Pedro toca los corazones y se inicia una larga cadena de conversiones. La primera pesca del “pescador de hombres” fue verdaderamente milagrosa: tres mil personas recibieron sus palabras y entraron en sus redes.

El Evangelio nos presenta a María que, una vez ha reconocido al “Rabboni”, es invitada por Jesús a anunciar a los otros discípulos el acontecimiento de la Resurrección-

Pedro, confirmada su fe en Jesús Resucitado, es movido por el Espíritu a anunciar el Mensaje. El mismo Espíritu que obra en él, actúa también en el corazón de los oyentes convirtiéndolos a la fe. María, después de este encuentro con el Resucitado, se convierte en el símbolo de la fe plena haciéndose misionera y evangelizadora de la Palabra de Jesús: “fue corriendo a donde estaban los discípulos y les anunció: he visto al Señor” (v. 18)

Para hablar de Jesús, primero es necesario encontrarse con Él. Ya lo dice San Juan en su primera carta: “Lo que hemos visto, oído y experimentado, os lo anunciamos”. Y es el Espíritu el que nos lleva al encuentro con Jesús. El Espíritu el que nos hace testigos y evangelizadores. Sin Él no somos ni podemos hacer nada; Él siempre nos precede, acompaña y da el incremento a nuestro trabajo misionero. El Espíritu está siempre presente y actuante aunque el Evangelio tenga dificultades para ser recibido por los hombres y los pueblos. El Espíritu siembra siempre por medio de los evangelizadores y sólo Él recoge los frutos a su tiempo. Al evangelizador le corresponde ser consciente de que es un instrumento del Espíritu y que debe hacer su trabajo lo mejor posible. Si el evangelizador vive una vida profunda de unión con Jesús, será mejor instrumento. El Papa Francisco habla en “La alegría del Evangelio” de “evangelizadores con Espíritu”.

Hoy se habla de Nueva Evangelización: una evangelización que incluye a todos los bautizados sin excepción. Ya no podemos decir “eso es cosa de curas, religiosos y religiosas”. Todo bautizado es evangelizador y ha sido ungido en el Bautismo para ser como Jesús “sacerdote, profeta y rey”. El Espíritu da a cada bautizado dones y carismas para el bien común, no para que cada uno se los guarde para sí. No dejemos dormir los dones recibidos, sino pongámoslos a trabajar. Todos somos importantes y nos necesitamos, como los miembros del cuerpo.