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viernes, 29 de diciembre de 2017

SOLEMNIDAD DE LA SAGRADA FAMILIA, 31 DICIEMBRE


Solemnidad de la Sagrada Familia de Nazaret
31 diciembre




La Fiesta de la Sagrada Familia nos invita a acoger, vivir y proclamar la verdad y la belleza de la familia, según el plan de Dios. La Fiesta de la sagrada Familia, la cual nos lleva a la interiorizar la santa vivencia de aquella familia en donde se desarrolló el Hijo de Dios.

De ser el caso que la Fiesta caiga el día en que se celebra la Solemnidad de María Madre de Dios, la Fiesta de la Sagrada Familia se celebra el 30 de Diciembre

Tenemos que saber que la Sagrada familia es el modelo de virtudes de todas las familias. Así Dios lo quiso, nacer en el seno de una familia, formada por José María y Jesús, en donde el Hijo de Dios fue acogido con gozo, donde nació pobre y humilde, donde creció y se educó como hombre, obediente a Dios, a María y a José, en la cual se evocaban todas las mejores virtudes domésticas que deben reinar en el hogar de todas las familias del mundo.



Instauración de la Fiesta de la Sagrada Familia
La fiesta de la Sagrada Familia, es una fiesta de devoción. Se difundió entre el pueblo a partir del siglo XVII y varias congregaciones religiosas nacieron bajo esta advocación:

La fundación en parís de las Hijas de la sagrada familia data de 1874, coincidiendo con la época en que la devoción se convirtió en motivo del arte popular.

Uno de los países en los que se extendió de un modo especial fue Canadá, donde en 1863, en la ciudad de Montreal se fundó la asociación de la Sagrada Familia, y ese mismo año se celebró por primera vez la fiesta.

El Papa León XIII hace referencia a Canadá en su carta "Nemimen Fugit de 1892.

El 26 de octubre de 1921 la Sagrada Congregación para la Liturgia amplió la Fiesta de la Sagrada Familia a la Iglesia Universal y, a partir de la revisión del calendario litúrgico de 1969, se trasladó del primero domingo después de Epifanía al domingo de la octava de navidad. Si la navidad cae en domingo la fiesta se celebra el 30 de Diciembre.




¿Qué podemos aprender de la Sagrada Familia?
José es un modelo de obediencia total. Obedece sin quejarse. No dice una palabra. Sabemos poco de él, pero su rápida obediencia es fundamental para que se cumpla el plan de Dios. Ante los problemas familiares, José no se divorcia ni abandona su familia ni pone condiciones a su amor.

Debemos parecernos a Jesús. Cuando nace un niño, inmediatamente buscamos parecidos: "Tiene los ojos como los del padre". "Se parece a la madre". Estos parecidos son genéticamente transmitidos de generación en generación. San Pablo nos invita en la 2ª Lectura de hoy (Col 3, 12-21) a parecernos a Cristo por ser de la familia de Dios. Debemos reflejar la bondad y santidad de nuestro Padre Dios y de nuestro hermano Jesucristo. La gente que nos mira y observa debería decir: "Cómo se parecen a Jesús" Nos debemos parecer, no por nuestros ojos ni por la nariz, sino por nuestra mente y nuestro corazón, por nuestra manera de vivir y de amar, por nuestros valores. "Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada", nos recomienda hoy San Pablo.

A la familia se la define como "Escuela del amor", "Iglesia doméstica" y "Mini- iglesia". En la Iglesia celebramos los sacramentos pero en la familia celebramos los "sacramentales", esos pequeños ritos que nos recuerdan a Dios y lo hacen presente en nuestras actividades: rezar al comer, al ir a dormir, tener imágenes religiosas.

La familia es el lugar providencial donde somos formados como humanos y como cristianos. Nuestra familia es donde crecemos en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres.
¿A qué nos invita esta fiesta?
La Fiesta de la Sagrada Familia nos invita a acoger, vivir y proclamar la verdad y la belleza de la familia, según el plan de Dios.

La familia es una comunión íntima de vida y amor, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, abierto al don de la vida humana, y al amor para siempre.

Todas las familias del mundo en que vivimos hoy, deben siempre acudir al amparo y protección de la Sagrada Familia, para así aprender a vivir el amor y el sacrificio, conscientes de que la gracia del sacramento del matrimonio fortalece a los esposos para sacrificarse el uno por el otro, y ambos por los hijos.




Oración a la Sagrada Familia
Que la Sagrada Familia de Nazaret sea modelo y guía de todas las familias cristianas.

Que siguiendo los pasos de José y María, los padres puedan educar a sus hijos en la Fe y acercarlos al Amor de Dios y que, como Jesús, los hijos crezcan en sabiduría, obendiencia y entrega al Señor.

Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén

BALANCE DEL AÑO


Balance del año




Mi percepción a medida que envejezco es que no hay años malos. Hay años de fuertes aprendizajes y otros que son como un recreo, pero malos no son. Creo firmemente que la forma en que se debería evaluar un año tendría más que ver con cuánto fuimos capaces de amar, de perdonar, de reír, de aprender cosas nuevas, de haber desafiado nuestros egos y nuestros apegos.

Por eso, no debiéramos tenerle miedo al sufrimiento ni al tan temido fracaso, porque ambos son sólo instancias de aprendizaje.

Nos cuesta mucho entender que la vida y el cómo vivirla depende de nosotros, el cómo enganchamos con las cosas que no queremos, depende sólo del cultivo de la voluntad. Si no me gusta la vida que tengo, deberé desarrollar las estrategias para cambiarla, pero está en mi voluntad el poder hacerlo.

“Ser feliz es una decisión”, no nos olvidemos de eso. Entonces, con estos criterios me preguntaba qué tenía que hacer yo para poder construir un buen año porque todos estamos en el camino de aprender todos los días a ser mejores y de entender que a esta vida vinimos a tres cosas: 1) a aprender a amar; 2) a dejar huella; 3) a ser felices.

Crear calidez dentro de nuestras casas, hogares, y para eso tiene que haber olor a comida, cojines aplastados y hasta manchados, cierto desorden que acuse que ahí hay vida.

Nuestras casas independientes de los recursos se están volviendo demasiado perfectas que parece que nadie puede vivir adentro.

Tratemos de crecer en lo espiritual, cualquiera sea la visión de ello. La trascendencia y el darle sentido a lo que hacemos tienen que ver con la inteligencia espiritual. Tratemos de dosificar la tecnología y demos paso a la conversación, a los juegos “antiguos”, a los encuentros familiares, a los encuentros con amigos, dentro de casa. Valoremos la intimidad, el calor y el amor dentro de nuestras familias. Si logramos trabajar en estos puntos, y yo me comprometo a intentarlo, habremos decretado ser felices, lo cual no nos exime de los problemas, pero nos hace entender que la única diferencia entre alguien feliz o no, no tiene que ver con los problemas que tengamos sino que con la actitud con la cual enfrentemos lo que nos toca...

Dicen que las alegrías, cuando se comparten, se agrandan. Y que en cambio, con las penas pasa al revés. Se achican.

Tal vez lo que sucede, es que al compartir, lo que se dilata es el corazón. Y un corazón dilatado está mejor capacitado para gozar de las alegrías y mejor defendido para que las penas no nos lastimen por dentro.
© Mamerto Menapace – Monje benedictino