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domingo, 1 de octubre de 2017

ORACIONES A SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS


Oración de Santa Teresita a la Virgen María
"Para que una hija
pueda a su madre querer,
es necesario que ésta
sepa llorar con ella,
que con ella comparta
sus penas y dolores.
¡Oh dulce Reina mía!,
cuántas y amargas lágrimas
lloraste en el destierro para ganar mi corazón,
¡oh Reina!
Meditando tu vida
tal como describe el Evangelio,
yo me atrevo a mirarte
y hasta a acercarme a ti.
No me cuesta creer que soy tu hija,
cuando veo que mueres,
cuando veo que sufres como yo".

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Oración de Santa Teresita del Niño Jesús por los sacerdotes


¡Oh Jesús!
Te ruego por tus fieles y fervorosos sacerdotes,
por tus sacerdotes tibios e infieles,
por tus sacerdotes que trabajan cerca o en lejanas misiones,
por tus sacerdotes que sufren tentación,
por tus sacerdotes que sufren soledad y desolación,
por tus jóvenes sacerdotes,
por tus sacerdotes ancianos,
por tus sacerdotes enfermos,
por tus sacerdotes agonizantes
por los que padecen en el purgatorio.

Pero sobre todo, te encomiendo a los sacerdotes
que me son más queridos,
al sacerdote que me bautizó,
al que me absolvió de mis pecados,
a los sacerdotes a cuyas Misas he asistido
y que me dieron tu Cuerpo y Sangre en la Sagrada Comunión,
a los sacerdotes que me enseñaron e instruyeron,
me alentaron y aconsejaron,
a todos los sacerdotes a quienes me liga
una deuda de gratitud, especialmente a...

¡Oh Jesús, guárdalos a todos junto a tu Corazón
y concédeles abundantes bendiciones
en el tiempo y en la eternidad! Amén.

PAPA FRANCISCO A SACERDOTES, CONSAGRADOS Y LAICOS: LA ORACIÓN ES NUESTRA FUERZA


El Papa Francisco a sacerdotes, consagrados y laicos: la oración es nuestra fuerza
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: L'Osservatore Romano
CESENA, 01 Oct. 17 / 02:45 am (ACI).- En un encuentro con sacerdotes, consagrados y laicos de la Diócesis de Cesena-Sarsina, Italia, el Papa Francisco destacó la importancia de la oración en la evangelización: “la oración es la fuerza de nuestra misión”, afirmó.

En este encuentro, que tuvo lugar en la Catedral de Cesena, el Santo Padre hizo hincapié en la necesidad de curar las llagas de Jesús “visibles en muchos hombres y mujeres que viven al margen de la sociedad: marcados por el sufrimiento, por el dolor, por el abandono, por la pobreza. Personas heridas por la dura prueba de la vida, que son humilladas, que se encuentran en la cárcel, en el hospital…”.

“Mirando con respeto y amor a las personas –afirmó el Papa– podemos hacer la revolución de la ternura”.

Francisco indicó que “curando con ternura estas llagas, con frecuencia no solo corporales, sino también espirituales, somos purificados y transformados en la misericordia de Dios. Juntos, pastores y fieles laicos, experimentamos la gracia de ser humildes y generosos portadores de la luz y de la fortaleza del Evangelios”.

El Obispo de Roma insistió en que para poder acercarse a los que sufren y curar su alma “es necesario reservar un adecuado espacio a la oración y a la meditación de la Palabra de Dios: la oración es la fuerza de nuestra misión, como recientemente nos ha mostrado Santa Teresa de Calcuta”.

“El encuentro constante con el Señor en la oración se vuelve indispensable tanto para los sacerdotes como para las personas consagradas, y para los trabajadores pastorales, llamados a salir de su parcela e ir hacia las periferias existenciales”.

Este encuentro en la Catedral de Cesena se produce en el contexto de la visita pastoral que el Santo Padre realiza este domingo 1 de octubre a las localidades italianas de Cesena y Bologna.

Tras un primer encuentro que mantuvo con los ciudadanos de Cesena en la Plaza del Pueblo, el Papa se trasladó a la Catedral para encontrarse con el clero, los consagrados, los laicos de los Consejos Pastorales, los miembros de la Curia y representantes de las Parroquias de la Diócesis.

A su llegada a la Catedral, un grupo de niños y jóvenes recibió al Santo Padre, posteriormente, antes de pronunciar su discurso, rezó brevemente ante el Santísimo Sacramento y saludó a un grupo de enfermos.

En su discurso ante los miembros del clero, de la curia diocesana, de los consagrados y de los laicos, Francisco subrayó que “la principal misión de los discípulos de Cristo es anunciar y testimoniar con alegría el Evangelio”.

Además, recordó que “la evangelización es más eficaz cuando actúa con unidad de acción y con colaboración sincera entre las diferentes realidades eclesiales y entre los diferentes sujetos pastorales que encuentran en el Obispo el punto de referencia y cohesión”.

“Mientras el empuje apostólico nos lleva a salir, sentimos la profunda necesidad de permanecer fuertemente unidos al centro de la fe y de la misión: el corazón de Cristo, lleno de misericordia y de amor”.

El Pontífice habló también de la importancia de la evangelización de los jóvenes, que están “entre aquellos que más necesitan experimentar el amor de Jesús”. Aseguró que “la Iglesia los tiene muy en cuenta, y es consciente de sus grandes recursos, de su tendencia al bien, a lo bello, a la libertad auténtica, a la justicia”.

Los jóvenes “tienen necesidad de recibir ayuda para descubrir los dones con los que el Señor los ha dotado, animados a no temer ante los grandes desafíos del momento presente. Por eso os animo a encontrarlos, a escucharlos, a caminar con ellos, para que puedan encontrar a Cristo y su liberador mensaje de amor”.

El Papa animó a los jóvenes a hablar con los ancianos, con los abuelos. “Los ancianos deben darnos a todos nosotros, especialmente a los jóvenes, la sabiduría de la vida. Ese diálogo hará milagros”.

Por otro lado, Francisco animó también a impulsar el trabajo con las familias, “es un trabajo que el Señor nos pide hacer de forma especial en este tiempo que es un tiempo difícil tanto para la familia como institución y célula base de la sociedad, como para las familias concretas, que soportan buena parte del peso de la crisis socio económica sin recibir a cambio un adecuado apoyo”.

El Santo Padre se dirigió a las familias y recordó a los padres la necesidad de dedicar tiempo a los hijos, “de perder su tiempo jugando con los hijos. Eso es importante”.

Por último, el Papa se dirigió de forma específica a los sacerdotes y les recordó que “se os ha confiado el ministerio del encuentro con Cristo. Ello presupone vuestro encuentro cotidiano con Él, vuestro ser con Él. Os deseo que descubráis continuamente, en las diversas etapas del camino personal y ministerial, la alegría de ser sacerdotes, de ser llamados por el Señor a seguirlo para llevar su palabra, su perdón, su amor, su gracia”.

Como en anteriores encuentros con el clero, consagrados y laicos, el Papa reconoció que en el caminar juntos del anuncio del Evangelio pueden surgir incomprensiones, “y cuando surjan incomprensiones, hablad entre vosotros, o hablad con el párroco para que os ayude. Pero nunca difundáis rumores ¡Nunca! Los rumores destruyen una comunidad. Los rumores son un acto terrorista”.

Animó a sacerdotes y consagrados a no perder la alegría, “tantas veces la gente encuentra sacerdotes tristes. Cuando encuentro un sacerdote triste pienso ‘¿y tú qué has desayunado? ¿Café o vinagre?’”.

La llamada del Señor “¡es una llamada que nunca deja de sorprendernos!”, concluyó.

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 1 OCTUBRE 2017


Lecturas de hoy Domingo 26º del Tiempo Ordinario - Ciclo A
1 de octubre


Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (18,25-28):

Así dice el Señor: «Comentáis: "No es justo el proceder del Señor". Escuchad, casa de Israel: ¿es injusto mi proceder?, ¿o no es vuestro proceder el que es injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá.»

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 24,4bc-5.6-7.8-9

R/. Recuerda, Señor, que tu misericordia es eterna

Señor, enséñame tus caminos, 
instrúyeme en tus sendas: 
haz que camine con lealtad; 
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador, 
y todo el día te estoy esperando. R/.

Recuerda, Señor, 
que tu ternura y tu misericordia son eternas; 
no te acuerdes de los pecados 
ni de las maldades de mi juventud; 
acuérdate de mí con misericordia, 
por tu bondad, Señor. R/.

El Señor es bueno y es recto, 
y enseña el camino a los pecadores; 
hace caminar a los humildes con rectitud, 
enseña su camino a los humildes. R/.

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Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,1-11):

Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir. No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás. Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús. Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios
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Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (21,28-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?» 
Contestaron: «El primero.» 
Jesús les dijo: «Os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia, y no le creísteis; en cambio, los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.»

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy domingo, 1 de octubre de 2017


Libres en el amor

      Después de unos domingos en los que las lecturas acentuaban el aspecto de la misericordia de Dios, de su acogida y perdón, pidiéndonos a nosotros hacer otro tanto, este domingo la lectura del Evangelio nos hace pensar en nuestra responsabilidad. La conocida parábola de los dos hijos, el que dice que no va y luego va y el que dice que va y luego no va, nos hace recordar un conocido proverbio: “Obras son amores que no buenas razones”. 

      Es que algunos piensan que la bondad, misericordia y amor de Dios son razones que justifican cualquier cosa que hagamos. Si Dios es así, se dicen, entonces da lo mismo que nos comportemos bien o mal, da lo mismo que trabajemos en la viña o que la dejemos abandonada. Los que así piensan no han salido todavía de una mentalidad ajustada a la ley. Los que viven bajo la ley, se ven forzados a cumplirla. La policía y los jueces se encargan de vigilar que todos cumplan la ley y de castigar a los que no la cumplen. Pero cuando el vigilante mira para otro lado, entonces los que viven bajo la ley se sienten libres. Piensan que pueden hacer lo que quieran. Y ordinariamente se dedican a hacer lo que está prohibido. No se piensa mucho qué es lo que se está haciendo. Lo más importante es el placer de quebrar la norma, de burlar al vigilante. La consideración de si lo que hacen en ese momento es bueno o malo no tiene ninguna importancia. Aunque a veces eso que hacen sea perjudicial para ellos mismos. 

      Jesús nos invita a dar un paso adelante. Los cristianos ya no estamos bajo la ley sino bajo el amor. Dios no es un vigilante atento a que cumplamos la ley sino un padre que nos acoge y nos empuja a tomar las riendas de nuestra vida. Lo que debemos hacer lo haremos por nuestra voluntad no por que alguien nos controle desde fuera. En el contexto del amor de Dios es donde nuestra libertad y nuestra responsabilidad cobran sentido. No hay nadie que mida y cuente nuestros fallos para castigarnos, pero sí hay alguien que con todo el cariño imaginable, Dios nuestro Padre, nos anima a que crezcamos y maduremos como personas. 

      En ese contexto se entienden las palabras finales del Evangelio. Dicen que los publicanos y las prostitutas nos adelantarán en el Reino de Dios. Porque ellos se han convertido. Ellos han entendido el amor de Dios, lo han acogido y han respondido con generosidad a su llamada. Ellos han empezado a vivir de acuerdo con la nueva justicia del Reino. Allí donde lo más importante es, como dice Pablo, tener “los sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús”.



Para la reflexión


      ¿Vivo bajo la ley o vivo bajo el amor? ¿Estoy todavía pensando en como hacer trampas a Dios? ¿He aprendido en mi vida y enseño a mis hijos a vivir de acuerdo con la ley del amor de Dios? ¿Trato de asumir mi responsabilidad y de cumplir con mi obligación aunque nadie me controle y vigile?

SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS, 1 DE OCTUBRE


Santa Teresita
 del Niño Jesús, Virgen.
Fiesta: 1ro de octubre.



La devoción a Santa Teresita del Niño Jesús se
ha esparcido de una manera impresionante a través de toda la Iglesia. Durante su corta vida, Teresita no sobresalió por encima de las otras monjas del convento de carmelitas en Lisieux.
pero inmedia tamente después de su muerte, muchos milagros y favores fueron concedidos a través de su intercesión. La santa cumplió la promesa de hacer caer una lluvia de rosas después de su muerte, es decir, una lluvia de beneficios hacia todos los que la invocan. "Lo  que me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento
de poder encender en amor de Dios una multitud de almas que le alabarán eternamente", decía Teresita. Su gran anhelo es que aquellos que la invocan amen a Dios con un amor abrasador.

Por medio de sus cartas, los testimonios de aquellos que la conocieron, y especialmente su autobiografía, "La Historia de un Alma", millones han llegado a conocer sus grandes dones y virtudes. Incontables peregrinos visitan el convento carmelita de Lisieux, donde, el 9 de abril de 1888, María Francisca Teresa Martín, la hija menor del relojero Luis Martín, se convirtió en la novicia más joven. Tenía sólo quince años. Estaban ya allí dos de sus hermanas: María,  La mayor, se había ido cuando Teresita tenía nueve años, y Paulina, que había cuidado de la familia después de morir su madre, entró cuando Teresita tenía catorce años. Impaciente por seguirlas, fue a Roma en una peregrinación con
su padre, y rompiendo la regla del silencio en presencia del Papa, le pidió permiso de entrar al Carmelo a los quince años. "Entrarás si es la voluntad de Dios", le contestó el Papa León XIII,
y Teresita terminó la peregrinación con el espíritu lleno de esperanza. Al terminar el año, el permiso que anteriormente la había sido negado, le fue concedido por el obispo y Teresita entró al Carmelo.

Teresa había sido la hija preferida de su padre;
era tan alegre, atractiva y amable, que los dos sufrieron intensamente cuando llegó el momento de la separación. Pero no le cabía la menor duda de que ésa era su vocación y desde el principio
se determinó a ser santa. Aunque la salud de Teresita era muy delicada, no deseó ninguna dispensa de la austera regla y no le fue dada ninguna. Sufría intensamente por el frío y por
el cansancio de cumplir con algunas de las penitencias físicas y exteriores que la Regla acostumbraba. "Soy un alma muy pequeña, que sólo puede ofrecer cosas muy pequeñas a Nuestro Señor," dijo en una ocasión, "pero quiero buscar un camino nuevo hacia el cielo, muy corto, muy recto, un pequeño sendero…Estamos en la era
de los inventos. Me gustaría encontrar un elevador para ascender hasta Jesús, pues soy demasiado pequeña para subir los empinados escalones de la perfección…".

"Lo que me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento de poder encender en amor de Dios una multitud de almas que le alabarán eternamente." Su gran anhelo es que aquellos que la invocan amen a Dios con un amor abrasador.

"La Florecita", como muchos la llaman, encontró su elevador, que la llevó velozmente por entre períodos oscuros de sufrimiento espiritual, por entre largas noches de dolor corporal, hacia arriba, siempre arriba, hasta que al fin estuvo segura en brazos de su amado Jesús. Antes de morir, terminó su autobiografía, L’Histoire d’un Alme (La Historia de un Alma), escrita a petición de su Superiora. Ha sido traducida a muchos diferentes idiomas, y está llena de belleza, sabiduría y valor, y por ella podemos saber algo de la santidad de Teresita, pues explica cómo hizo de sí misma un juguete de Cristo. Hiciera lo que hiciera, estaba segura de su amor.

La hermana Teresita de Lisieux murió el 30 de Septiembre de 1897. En junio de ese año había sido llevada a la enfermería del convento, padeciendo fuertes hemorragias, y no volvió a salir de allí. Tres de sus declaraciones, pronunciadas por ese tiempo, le han dado la vuelta al mundo y ningún comentario sobre la Florecita, por breve que fuera, estaría completo sin ellas: "Nunca he dado a Dios más que amor, y Él me pagará con amor. Después de mi muerte dejaré caer una lluvia de rosas." "Pasaré mi Cielo haciendo bien sobre la tierra." "Mi caminito es el camino de la infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta."

Casi inmediatamente después de su muerte, fueron tan numerosos 
los milagros obtenidos por su intercesión, que la Santa Sede dispensó los acostumbrados cincuenta años que normalmente deben transcurrir antes que se inicie el proceso de canonización. En 1922 fue solemnemente beatificada por el  Papa Pío XI, y dos años más tarde fue canonizada Teresa de Lisieux.

Como una de las principales obligaciones de las carmelitas es
pedir por las misiones, no es extraño que, en 1927, Santa Teresita fuera nombrada Patrona celestial de todas las Misiones Extranjeras, junto con San Francisco Javier. Dijo Teresita: "Quisiera ser misionera ahora y siempre y en todas las misiones."

Lo mismo para los católicos que  para los no católicos, Teresita sigue dejando caer su lluvia de rosas, y los que son suficientemente prudentes para recoger los preciosos pétalos, se encuentran atraídos irresistiblemente hacia Jesús.

(La mayor parte de esta pequeña biografía ha sido extraída de "Nuestra Herencia Católica" tomo III, publicada por La Prensa Católica, México, 1973)

"Mi caminito es el camino de una infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta."

La Iglesia reconoce la enseñanza profunda y valiosa del "caminito"
de Santa Teresita, lo cual conlleva el aceptar nuestras propias limitaciones, y el dar De todo corazón lo que tengamos, no importa lo pequeña que sea la ofrenda.