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jueves, 14 de septiembre de 2017

CONFESIÓN FRECUENTE


Confesión frecuente




No esperamos a estar cubiertos de barro e inmundicia para bañarnos, sino que nos bañamos regularmente. Así también debe suceder con la confesión con el sacerdote. No hay que esperar a cometer un pecado mortal para ir a confesarnos, sino que debemos confesarnos regularmente, al menos una vez por mes, confesando los pecados veniales, si es que, gracias a Dios, no cometimos pecados graves.

Porque en la confesión se reciben gracias y fuerza para seguir en el camino hacia la santidad, y este sacramento nos va curando las heridas del alma, las consecuencias que nos han dejado los pecados pasados ya perdonados.

A veces nos cuesta ir a confesarnos, porque esto requiere un acto de humillación al tener que decir las culpas y pecados al sacerdote. Pero justamente esto es lo importante, porque ya lo dice el Señor que quien se humilla, será ensalzado; y nosotros, humillándonos ante el representante del Señor, que es el sacerdote, recibimos no solo el perdón de los pecados, sino que somos colocados en un grado más elevado de santidad.

En cada confesión bien hecha, el Señor derrama su sangre preciosa sobre nuestras almas, y nos recubre con su misericordia infinita.

Debemos confesarnos de forma urgente si tenemos la desgracia de cometer un pecado mortal. Tenemos que hacer así: si por desgracia cometemos un pecado grave o mortal, al momento siguiente de haberlo cometido tenemos que hacer un acto de contrición con el firme propósito de ir a confesarnos con el sacerdote cuanto antes podamos.

El acto de contrición debe ser un pedir perdón a Dios porque le hemos causado dolor con nuestro pecado, porque con nuestro pecado lo hemos vuelto a crucificar. Entonces ya si morimos en ese estado, antes de confesarnos, igual nos salvaremos porque no estamos ya en pecado, pero siempre y cuando no dejemos de ir a confesarnos con el sacerdote cuanto antes.

Porque lo importante es no permanecer ni un momento en pecado mortal, pues si morimos en ese estado, nos condenamos para siempre en el Infierno.

Recordemos el dicho que dice: “Pecador no te acuestes nunca en pecado, no sea que despiertes ya condenado”.

Así que si tenemos la gran desgracia de cometer un pecado grave, inmediatamente hagamos un acto de contrición, es decir, pedir perdón a Dios porque nos duele haberle ofendido tanto, y tratemos de confesarnos cuanto antes con el sacerdote.

Busquemos un buen sacerdote para confesarnos, porque si bien todos los sacerdotes tienen el poder de perdonar los pecados, hoy lamentablemente hay muchos sacerdotes que no están en la buena doctrina y ya no consideran como pecados los que realmente siguen siendo pecados. Esta es una lamentable realidad, y sucede a veces que cuando uno se va a confesar de un pecado, por ejemplo de impureza, a veces se encuentra con que el sacerdote le dice que eso no es pecado. ¡Qué barbaridad! Esto es parte de la oscuridad que ha sembrado el demonio dentro de la Iglesia.

Así que sepamos que todos los sacerdotes perdonan los pecados, pero no todos nos pueden aconsejar bien. Busquemos un sacerdote santo y prudente para abrirle nuestro corazón.


© Sitio Santísima Virgen

ANTES DE LEER LA BIBLIA


Antes de leer la Biblia




Dios está vivo en su Palabra para iluminarte, consolarte, fortalecerte… Pero debes acercarte a ella con verdadera fe. Antes de leerla es adecuado que te pongas en la presencia del Señor con alguna oración que te ambiente en un clima de devoción y acogida cordial del don de Dios. Puede servirte la que sigue.

Dios, mi Padre bondadoso. Estoy rodeado de ruidos y voces. Estoy cansado de escuchar palabras sin verdad, sin el calor de la intimidad personal, sin la eficacia del amor comprometido. Tú, Señor, me hablas con una Palabra nueva. Por eso quiero escucharte. Porque tu Palabra me muestra la verdad, me revela la eficacia de tu amor, me ofrece la participación en tu misma vida. Señor, que tu Palabra se haga carne en mi vida. Te ofrezco un corazón pobre y abierto. Siembra en mí tu Palabra, que tu Espíritu la haga fecunda, como en el seno de María, la Santísima Virgen y Madre de Jesús. Y seré en el mundo el eco de tu voz, la proclamación de tu Evangelio. Amén.

La actitud de humilde escucha es decisiva para leer con provecho, pero es un don que debes pedirle al Señor con la confianza de un hijo. Y el libro sagrado te animará con promesas de vida sin fin, será para ti una escalera para subir al cielo, te ofrecerá normas simples de vida inocente y te descubrirá el amor entrañable de Dios por ti. Que sea tu alimento cotidiano.


* Enviado por el P. Natalio

AMAR AL ENEMIGO


Amar al enemigo
El amor al enemigo, es el signo del verdadero cristiano, es lo que debe distinguirlo de los demás. 


Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Homilías del Padre Nicolás Schwizer 




1. En el Evangelio de hoy, Jesús sigue enseñándonos sobre la nueva justicia. En ella se contrapone la ley judía a las exigencias cristianas. Hoy nos habla sobre el amor a los enemigos.

La ley judía exigía amar sólo al prójimo: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Significa amar al que está cerca, al que vive conmigo, al hermano, pariente, amigo.

En cambio, el judío no está obligado a amar al que se encuentra lejos de él - lejos interior o exteriormente. Sobre todo, no ha de amar al enemigo personal, al enemigo de su pueblo (p.ej. pueblos vecinos hostiles), al enemigo de Dios. Ésta es la ley judía.

2. Porque al cristiano se le exige mucho más que al judío. Jesús habla muy claro sobre ello, en el Evangelio de hoy: “Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnian”.

El amor al enemigo, es el signo del verdadero cristiano, es lo que debe distinguirlo de los demás. En eso tenemos que imitar a Dios-Padre: Él trata igual a buenos y malos, da sus dones a justos e injustos, no distingue entre santos y pecadores, porque todos son sus hijos queridos.

3. Parece que Jesús no conoce más que una ley, la ley del amor, y que saca de ella todas sus consecuencias, y hasta los últimos detalles. Este rigor del Señor, a algunos los entusiasma y a otros los llena de indignación.

Y a nosotros, ¿nos ha entusiasmado o nos ha indignado Jesús con sus exigencias? Esto sería, por lo menos, una señal de que las hemos entendido. Porque lo peor que podría sucedemos es escucharlas con unos oídos tan distraídos y tan habituados, que ni siquiera nos impresionaran.

Es grave escuchar la palabra de Dios y rechazarla. Pero, ¿qué decir de los que la aceptan, la aclaman litúrgicamente, y ni siquiera se dan cuenta de ella? Para los que no creen en Jesús, todavía queda una oportunidad: el futuro sigue abierto para ellos y pueden convertirse. Pero, ¿qué pasa con aquellos que se imaginan que creen y que, sin embargo, ni siquiera se les ocurre pensar que podrían y que deberían cambiar?

4. Las exigencias duras de Cristo son para nosotros palabras de salvación únicamente cuando empiezan por hacemos daño: ¡Amar a los enemigos, cuando resulta ya tan difícil amar realmente a los que nos aman! ¡Hacer el bien a los que nos odian, cuando nos cuesta ya tanto poner buena cara a los que nos hacen el bien!

¡Rezar por los que nos persiguen y calumnian, si apenas nos tomamos tiempo para rezar por los nuestros! En cuanto a presentar la otra mejilla y ofrecerle nuestra camisa al que ya nos ha quitado el saco, no será una exageración que ninguna persona con sentido común piensa practicar.

5. En una palabra: estos consejos del Señor atentan contra toda nuestra realidad humana. La ley de este mundo, después de más de 2000 años de cristianismo, sigue siendo el “ojo por ojo, diente por diente”. Parece que a la violencia sólo se puede responder con la violencia.

Pero la verdad es que así no se consigue nada. La espiral de la venganza, del odio y de la violencia se irá adelante indefinidamente. Hay que salir de este cerco. Hay que romper ese círculo vicioso de actos de violencia con un “hecho nuevo”. Hay que adoptar una actitud distinta de la del adversario.

6. Feliz el que sabe dar el primer paso para acercarse. Porque no hay nada mejor que, de repente, en un conflicto uno perdone al otro, abandone su posición, deje de devolver el golpe. No hay más que una salida: que uno de los dos tenga la idea prodigiosa de comenzar a amar al enemigo.

Cuando se recibe un bofetón en la mejilla y se devuelve otro, éste no es más que el eco del anterior. Pero si el que lo recibe no lo devuelve, sino que perdona, entonces hace aparecer sobre la tierra algo inesperado. Si tomamos a alguien su saco, podemos decir de antemano que nos negará la camisa. Pero si en lugar de negarla nos la da, entones quedaremos estupefactos, porque es una cosa totalmente nueva, imprevista.

Lo que se nos pide es hacer algo nuevo en nuestra vida, ser creadores en el amor, no dejarnos esclavizar por el pecado. Significa convertir el enemigo, el adversario en un hermano. Significa acercamos a él, hacerlo prójimo, amarlo como a sí mismo. Significa descubrir en el enemigo, como en cada hombre, a Jesucristo mismo.

7. Queridos hermanos, el cristianismo no es una religión fácil. Ser un cristiano auténtico exige sacrificio, heroísmo, renuncia al odio, al rencor y a la venganza...
Examinémonos, por eso:

• ¿Cuál es nuestra reacción a calumnias, ofensas e injusticias?
• ¿Reaccionamos con odio, rencor, venganza, resentimientos?
• ¿O logramos comprensión, aceptación, perdón y olvido? ¡Pensémoslo un momento!

¡Qué así sea!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.


Padre Nicolás Schwizer
Instituto de los Padres de Schoenstatt

PAPA FRANCISCO AFIRMA QUE LA CRUZ ES UN MISTERIO DE AMOR Y ADVIERTE TAMBIÉN DE 2 TENTACIONES


El Papa afirma que la Cruz es "un misterio de amor" y advierte también de 2 tentaciones
Por Álvaro de Juana
 Foto: L'Osservatore Romano






VATICANO, 14 Sep. 17 / 04:22 am (ACI).- Después de casi dos meses, el Papa Francisco celebró de nuevo la Misa matutina con algunos fieles en la capilla de la casa Santa Marta, donde él mismo vive, y dedicó la homilía a la Exaltación de la Cruz, fiesta que se celebra en este día.

Advirtió de 2 tentaciones espirituales que se dan ante la Cruz de Cristo: la de pensar en un Jesús sin cruz y hacer de él un “maestro espiritual” y la de una cruz sin Cristo, es decir, no tener esperanza en una especie de “masoquismo” espiritual.

Francisco señaló que la cruz es un “misterio de amor”. “Solamente con la contemplación se va adelante en este misterio de amor”, afirmó. “Jesús subió al cielo para llevarnos a todos nosotros a subir al cielo” y “este es el misterio de la cruz”.

Al comentar la lectura de San Pablo de la liturgia del día dijo: “Este es el descenso de Jesús, hasta lo más bajo, la humillación; se vació de sí mismo por amor, y por eso Dios lo exaltó y lo ha hecho subir. Solo si nosotros logramos entender este descenso hasta el final podemos entender la salvación que nos ofrece este misterio de amor”.

El Papa recordó que los gálatas habían caído en “una ilusión de un Cristo sin cruz o de una cruz sin Cristo”. “Estas son las dos tentaciones” a las que se refirió el Papa.

“Un Cristo sin cruz que no es el Señor: es un maestro, nada más. Es eso que, sin saberlo, quizás buscaba Nicodemo. Es una de las tentaciones. Sí, Jesús que es buen maestro, pero… sin cruz, Jesús. ¿Quién os ha ‘encantado’ con esta imagen?”. Esta es “la rabia” que muestra San Pablo. “Presentando a Jesucristo, pero no crucificado”, añadió.

La otra tentación “es la cruz sin Cristo, la angustia de permanecer abajo, rebajados, con el peso del pecado, sin esperanza. Es una especie de ‘masoquismo’ espiritual. Solo la cruz, pero sin esperanza, sin Cristo”.

Y la cruz sin Cristo sería “un misterio de tragedia”, como las paganas. “Pero la cruz es un misterio de amor, la cruz es fiel, la cruz es noble. Hoy podemos tomar cualquier minuto y que cada uno se haga una pregunta: el Cristo crucificado, ¿para mí es un misterio de amor?; ¿yo sigo a Jesús sin cruz, a un maestro espiritual que llena de consuelo, de consejos buenos?; ¿sigo la cruz sin Jesús, siempre lamentándome, con este ‘masoquismo’ del espíritu?; ¿me dejo llevar por este abajamiento, vaciamiento total y enalzamiento del Señor?”.

Lecturas comentadas por el Papa:

Segunda lectura

Filipenses 2:6-11


6 El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios.
7 Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre;
8 y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz.
9 Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre.
10 Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos,
11 y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre.

Evangelio

Juan 3:13-17

13 Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre,
15 para que todo el que crea tenga por él vida eterna.
16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 14 SEPTIEMBRE


Los cinco minutos de María
Setiembre 14




Las flores dejan su perfume en la habitación donde han estado algún tiempo; la divinidad estuvo encerrada nueve meses en el seno de María; ¿cómo no había de dejar allí algo divino?
María tenía algo de aquel encanto, de aquel atractivo irresistible de Jesucristo con el que arrastraba en pos de sí a las muchedumbres.
Con plenísima razón invoca la liturgia a María aclamándola: “Toda hermosa eres, María”
Virgen y Madre de Dios, yo me entrego como hijo tuyo y te pido que me protejas.


* P. Alfonso Milagro

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ, 14 SEPTIEMBRE 2017


Lecturas de hoy Exaltación de la Santa Cruz
14 septiembre 2017




Primera lectura
Lectura del libro de los Números (21,4b-9):

En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo.»
El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.»
Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: «Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.»
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 77,1-2.34-35.36-37.38

R/. No olvidéis las acciones del Señor

Escucha, pueblo mío, mi enseñanza,
inclina el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado. R/.

Cuando los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca,
el Dios Altísimo su redentor. R/.

Lo adulaban con sus bocas,
pero sus lenguas mentían:
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza. R/.

Él, en cambio, sentía lástima,
perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera,
y no despertaba todo su furor. R/.

Puede sustituirse por la siguiente lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios

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Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,13-17):

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»

Palabra del Señor

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Queridos hermanos:

Las cruces están despareciendo de muchos lugares públicos en nombre de la laicidad social. Si no colgamos símbolos de otras religiones ¿por qué habríamos de colgar cruces en las escuelas o en los juzgados, por ejemplo? Y, sin embargo, la cruz de Jesús no es el logotipo de una multinacional religiosa sino un símbolo universal de amor.

La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz no nos invita a acentuar nuestros rasgos de grupos, como si fuéramos unos fanáticos, sino a contemplar al Crucificado. Su trono no es un solio real del pasado ni tampoco un poder mediático del presente, sino su Cuerpo traspasado por amor.

Contemplar la cruz de Jesús significa adentrarse en la historia del sufrimiento de la humanidad. Por eso, los cristianos no somos fanáticos de la cruz como otros lo son de su raza, lengua, bandera, territorio, etc. Al contrario, por la Cruz de Jesús, entramos en esa "internacional del sufrimiento" que solo encuentra un punto de luz en su Cuerpo Resucitado. De esta comunidad de sufrientes no queda excluido ningún ser humano. Cualquiera puede adherirse a la cruz sin sentir que toca madera extrañaa. La cruz de Jesús está hecha con la madera de mi propia tiniebla.


*Ciudadredonda